Los montes islas, monumentos naturales y los pilares pétreos de Amambay; la cumbre del Tres Kandu, el valle y el lago de Ypacaraí, el cerro Arco de Tobatí, las cavernas de Vallemí, los badlands de Ypané, el cerro Lambaré y su línea de volcanes apagados. Todos estos sitios y muchos más tienen una huella geológica digna de ser conocida. Este es el postulado de este tipo de visitas que promueve un grupo de geólogos del país.

“En la facultad se ofrece el servi­cio según soli­citud”, cuenta Moisés Gadea, geólogo e impulsor de esta manera especial de visitar luga­res que se viene consolidando en el mundo.

Profesor en la Facultad de Ciencias Exactas y Natura­les (Facen) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), junto con su colega Pedro Benítez relevaron más de 100 lugares en el país que pueden visitarse buscando rastros geológicos que nos remontan a tiempos en que un gigantesco mar cubría el Chaco o recién habían emergido las montañas basálticas que enmarcan las tierras coloradas de la región Occidental.

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“En el país estamos haciendo se podría hablar de un ‘geotu­rismo artesanal’ o un ‘proto­geoturismo’, porque para poder ejercerlo con propiedad hace falta infraestructura y un con­junto de condiciones que deben existir para que sea posible: accesos, restaurantes, señali­zaciones, hoteles y lugares de hospedaje, etc.”, sostiene.

“Los fósiles marinos del Llan­doveriano en la formación Vargas Peña tal vez sean hasta este tiempo uno de los yacimientos fosilíferos más importantes del país. Sin embargo, muchos de esos registros paleontológi­cos tan valiosos son malogra­dos por las actividades lucra­tivas realizadas en ese lugar”, advierte.

“Los fósiles encontrados en ese sitio testimonian de manera elocuente la presencia marina en tiempos remotos del Para­guay y el devenir evolutivo de la tierra en su tramo temporal expresado en millones de años. El objetivo con esta propuesta es evitar la continua depreda­ción del lugar para convertirlo en geopatrimonio nacional”, sugiere.

–¿Podría explicarnos en primer lugar qué es el geo­turismo?

–Es una vertiente del turismo alternativo, definido den­tro del contexto del turismo natural que engloba el eco­turismo y turismo ambien­tal. Este tipo de turismo con­templa la recreación pasiva, la admiración, la valoración y aprendizaje con relación a los rasgos geológicos y geo­morfológicos que integran el patrimonio natural del país. Estos rasgos pueden ser rocas con formas llamativas, rocas con formas de pilares, paisajes apreciados desde cumbres de cerros, fósiles, abismos, volca­nes, cordilleras, fallas geológi­cas, etc. El término geoturismo ha cobrado vigencia desde la década de 1990, aunque exis­ten antecedentes de estas acti­vidades ya en el siglo XVII.

El geólogo y docente Moisés Gadea

POTENCIAL

–¿Qué posibilidades ves que tiene el geoturismo en nues­tro país y por qué?

–El geopatrimonio en el Para­guay es muy amplio y variado, por lo cual existe un gran potencial para las activida­des del geoturismo. Para el desarrollo de esta industria se requiere estructura, orga­nización y facilidades, de tal forma que los turistas consi­gan visitar los lugares sin difi­cultades y que el aprendizaje sea máximo. En ese sentido, se tienen en cuenta los accesos, hospedajes y personas espe­cializadas como guía.

–¿Cómo se practica el geotu­rismo?, ¿se necesita un guía especial o solo la referencia geológica para comenzar a indagar?

–Se requiere de un geólogo o profesor de ciencias natu­rales para la ejecución de un proyecto de geoturismo. Se necesita un presentador que conozca sobre las geoformas para que explique acerca de su naturaleza y origen.

–Vimos un relevamiento de más de 100 geositios en el país. ¿Qué debería hacerse para alentar las visitas a estas referencias?

–En primer término, consi­derar el geositio y determinar sus características geológicas o geomorfológicas. Luego, con­siderar la factibilidad de explo­tación desde el sector del geo­turismo. Proteger por ley el geositio y declararlo geopatri­monio del país ante eventuales ocupaciones ilegales, vandalis­mos o destrucción. Posterior a ello, desarrollar la infraestruc­tura necesaria para las prácti­cas de geoturismo.

–En la serie de recomenda­ciones que se hacen impre­siona la del cerro Morotî en Tava’i, Caazapá, donde el agua parece tallar el inte­rior. ¿Qué otros lugares recomendarías?

–Los montes islas, monu­mentos naturales y los pila­res pétreos de Amambay. La cumbre máxima del país, el cerro Tres Kandu sobre la cor­dillera del Ybytyruzú; el valle y el lago de Ypacaraí, el cerro Arco de Tobatí, las cavernas de Vallemí, los badlands de Ypané, el cerro Lambaré. La lista es muy amplia.

Cerro Akangue, Bella Vista Norte, departamento de Amambay

PLANIFICACIÓN

–Hay conciencia en los municipios, gobernacio­nes, en el Congreso sobre las posibilidades del geo­turismo. ¿Qué avances vas notando?

–Es muy reciente en nuestro país la noción del geoturismo y el conocimiento es muy pobre, a diferencia de otros países, por lo cual no se practica como tal en nuestro país. El primer paso hacia el desarrollo del geotu­rismo sería el conocimiento de los recursos geológicos y geomorfológicos nacionales para posteriormente planificar una explotación sustentable y que este tipo de turismo se acople a los consabidos a nivel país.

–¿Qué cosas nos cuentan los geositios? ¿Cuál señalarías como uno imperdible en el país?

–Son lugares que se desta­can por su calidad estética, lo paisajístico, lo llamativo, su imponencia, lo exótico y su valor científico con rela­ción a su naturaleza y origen. Un geositio que tuvo difu­sión reciente sería el cañón de ranura en Tava’i, Caazapá. Así también, el refugio de Camba Jhopo en Vallemí, a orillas del río Paraguay.

–Supimos que se llegó a postular al cerro Kõi para integrar la lista de los Geo­parques Mundiales de la Unesco. ¿En qué quedó aquello? ¿Podría haber otro sitio postulado?

–Se trata del Proyecto de Geo­parque Ñandeyvytykuera, emprendido por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen), la Secretaría Nacio­nal de Turismo (Senatur), la Gobernación de Central y la sociedad civil organizada de los municipios de Areguá y San Bernardino, con la intención de proyectar un geoparque a nivel nacional con miras a for­mar parte de la Red Mundial de Geoparques de la Organi­zación de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Las ges­tiones para alcanzar tal obje­tivo siguen vigentes.

Cerro Vera, Acahay, departamento de Paraguarí

SOBRE EL FACILITADOR

Moisés Gadea es profesor esca­lafonado del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Natura­les (Facen) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Es investigador categori­zado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Cona­cyt) - PRONII 1, y propietario y operador del sitio web www.geologiadelparaguay.com.py.

UN VIAJE ESPECIAL

Dice el texto “Geoturismo en el Paraguay: estado actual”, de Moisés Gadea y Pedro Benítez: “Los paisajes de interés para el geoturismo incluyen cordilleras, valles de rift, grandes escarpes, volcanes, paisajes kársticos y ambientes áridos. Dentro de estos paisajes pueden existir formas de terrenos característicos o un conjunto de formas de terrenos. Por ejemplo, en una cordillera particular pueden existir aspectos geomórficos fluviales y glacia­les. Más aún, en una jerarquía de aspectos de interés geoturís­tico puede ser identificado en un paisaje: estos pueden ser desde terrenos individuales a materiales geológicos que van desde rocas, sedimentos y fósiles.

Diversidad de paisajes y materiales geológicos en asociación con el conjunto de conocimientos relacionados con la historia de la Tierra y los procesos geológicos proveen para el inmenso alcance del geoturismo. El geoturismo ocurre en el ambiente natural. Por lo tanto, puede ser considerado como parte del área del turismo natural y ecoturismo, pero se trata de una forma especializada del turismo en el cual el foco de atención es el geositio.

El interés en el geoturismo ocurre en todo el mundo. Los ambien­tes abióticos de la tierra siempre atrajeron a los visitantes, pero solo en los años recientes, con el advenimiento de la conciencia del medioambiente global combinado con la era de viajes masi­vos, las atracciones geológicas han sido mejor conocidas.

En asociación con estas visitas, pueden existir recorridos regula­res, actividades específicas e incluso el desarrollo de instalacio­nes de hospedajes. Agregando a esto, podrían existir formas de planificación y manejo de geositios.

Entonces, postulamos que el geoturismo es un subsector dis­tinto en el área del turismo natural.

Visitas a geositios pueden manifestarse en formas de recorri­dos en bus, viajes en canoa, vuelos escénicos, conducción auto­guiada en vehículo, rutas de senderismo, y auspicio de lugares de interés. Los sitios seleccionados y desarrollados para geoturismo pueden contar con instalaciones e infraestructura para visitan­tes (Newsome, 2006)”, expone.

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