Hoy, a tres domingos de cumplir cinco años de publicaciones ininterrumpidas desde el 21 de abril de 2019, Toni Roberto, quien debía escribir solamente sobre la segunda parte de los recuerdos desde la plaza Dr. Francia, nos cuenta de su dispersión que se acentúa ante la partida de dos personas muy queridas, el popularmente conocido como Dr. Mime y el destacado abogado Marcelino Gauto Bejarano, a quienes convoca imaginariamente en el silencio de aquella plaza del oeste de Asunción.

  • Por Toni Roberto

Son las 10:20 de la mañana del jueves. Llueve y el paisaje me recuerda el día en que el maes­tro Lívio Abramo me pidió ir a dibujar una mañana de llu­via a la plaza frente a la vieja costanera de Asunción allá por 1990. La lluvia es intensa y por enésima vez creo que no voy a cumplir aquello de hacer la segunda parte de un tema sin mis dispersiones, denominadas clínicamente trastorno por déficit de aten­ción e hiperactividad, cuyas siglas son TDAH.

Miguel Ángel Velázquez Blanco (Dr. Mime). Anuario del Colegio Cristo Rey. Asunción, 1988

La fantasía, la imaginación, aquellas que nunca debemos perder, me llevan de nuevo a la plaza Dr. Francia a seguir con el recorrido por aquel barrio asunceno, pero algu­nas partidas me llevan de nuevo a recordar a aquellos que ya están en otro plano. Me dicen que esto a veces parece una página de exequias, pero la vida es así. Unos nacen, otros parten y en cinco años de publicaciones ininterrum­pidas se dieron todo tipo de situaciones en el momento de escribir para el fin de semana.

Los recuerdos se entrecruzan entre las instantáneas que me facilitara José Luis Ardissone sobre un testimonio fotográ­fico de la vida de barrio en la plaza Dr. Francia en los años 30, las historias de Rosa Laco­nich, los recuerdos de Karina Albera Delfino y los de su abuela que cuentan la histo­ria del señor apodado Negro, que era mecánico dental.

José Luis y Pastora Nunes, con los niños María Stella y Reinita Ardissone. Plaza Dr. Francia. Asunción c.1937

Trabajaba a puertas abiertas, casi en la calle, con camisilla, para al mismo tiempo ente­rarse de todo lo que pasaba en el barrio. Sigue contando sus historias Albera Delfino: “Fui cortejo de casamiento del hermano del kiosquero José, de La Chaqueña; tener cor­tejo era un requisito y como era la vecinita rubita no se le ocurrió mejor idea que pedir prestada la nena para que lleve los anillos”.

Todos estos recuerdos fue­ron saliendo después de la primera parte de la publica­ción “Desde la plaza Dr. Fran­cia”, como los que nos cuenta José Luis Ardissone. “Casa Rosada fue fundada por mi abuelo Victorino Nunes en 1917″, nos dice y nos acerca dos fotos antiguas del barrio. “En la primera están mi padre y mi madre, con mi prima María Stella y tía Reinita Ardissone de Bradshaw. En la segunda mis padres en 1937; mi madre vivía al lado de Casa Rosada cuando se casó con mi padre en 1939 en la iglesia de María Auxiliadora de los padres salesianos.

José Luis Ardissone y Pastora Nunes. Plaza Dr. Francia. Asunción,1937

EL DR. MIME Y EL DR. GAUTO

Sigue lloviendo y en medio del rescate de estos recuerdos aparece Mime en mi memo­ria. Es que fue muy reciente su partida, en plena Semana Santa. Miguel Ángel Velázquez Blanco, más conocido como Dr. Mime, aquel mozalbete en otras épocas, educado en el Cristo Rey, de la promoción 1988, que antes que nada tenía el don de la comunicación.

Vivía explicando temas médi­cos con la sencillez de un ver­dadero facilitador, neurólogo de profesión, comunicador de alma y escritor, siempre le recordaba que hacían falta más profesionales médicos como él, que bajaran a tierra sus conocimientos como lo hacían otros doctores, como Miguel Aguilar, quien era conocido popularmente como Ave María Purísima por aque­llo de saludar siempre con esas palabras en las frecuen­tes entrevistas en los medios.

Club Martín Pescador. Barrio Dr. Francia. Asunción 2024.

Al terminar de escribir para este domingo, a solo dos semanas de cumplirse cinco años de publicación inte­rrumpida y con la seria idea de descansar por unos meses, me quedaba ir a despedir a un destacado antiguo vecino de la calle Alberdi, el leguleyo Marcelino Gauto Bejarano, gran aportador de datos de estas páginas, quien hasta hoy residía en el número 1080 de aquella antigua arteria asuncena. Con su partida se va apagando la memoria de la vieja calle del Atajo, deno­minada luego acertadamente Juan Bautista Alberdi.

Qué no daría hoy por sen­tarme en aquel banco de los años treinta de la plaza Dr. Francia, con el Dr. Gauto y Mime, bajo el amparo de añejo yvapovõ, en aquella antigua manzana del “oeste de la Asunción”, como la bau­tizara la investigadora de la zona Patricia Ygarza Cuquejo.

El Supremo observando su plaza. Asunción, 2024

Pero no, hoy me resta la posibilidad de volver solo a ese enclave asunceno con la espesura de su arboleda, la glorieta y la atenta mirada del busto de El Supremo e invo­car la presencia de los dos por tan solo un momento, tal vez en compañía del psiquiatra placero Agus Barúa Caffa­rena e invocarle al Dr. Freud para que nos traiga alguna noticia de Mime y del profe­sor Gauto, que viajaron sin el permiso de los que hoy llora­mos sus ausencias.

Plaza Dr. Francia. Asunción c. 1930. “Arquitectura del paisaje”. Carlos Zárate. Asunción, 2023

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