Soledad Acosta, Hedy Penner y Malvina Segovia - Fotos: Archivo/AFP

Los lingüistas que han estudiado el castellano hablado en Paraguay sostienen que uno de los rasgos lingüísticos más notorios es el uso de marcadores discursivos en, o del, guaraní, un tema que es abordado por las autoras de este artículo.

Los marcadores discursivos, también llamados palabras o partículas discursivas, operadores pragmáticos, entre otras denominaciones, son elementos que insertan el enunciado en un contexto comunicativo concreto, que se relaciona con las intenciones y las actitudes del hablante. Son extensiones de otras palabras o sintagmas que sufrieron un proceso de desemantización. Esto es, perdieron el significado léxico y pasaron a aportar valores expresivos o intensificadores desde el punto de vista afectivo.

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En diversos actos del habla, los hablantes recurren a palabras que han sido vaciadas de contenido semántico y solo añaden valores expresivos al enunciado. Estas expresiones aparecen frecuentemente en el habla de los hispanohablantes, no solo en el Paraguay, sino en cualquiera de las variedades hispánicas. La diferencia con otras áreas es que en el Paraguay no solo se emplean formas patrimoniales del español, sino también morfemas del guaraní.

ANÁLISIS LINGÜÍSTICOS

El filólogo español Germán de Granda sostiene que el español del Paraguay ha integrado en su sistema verbal la práctica totalidad de los morfemas guaraníes indicadores de actitud o valoración psicológica (comúnmente denominados, en la gramática de este código comunicativo, sufijos modales) y también algunos otros morfemas verbales de diversa función.

El hecho de que los hablantes incorporen en el castellano tal cantidad de marcadores discursivos, como si esta lengua no los tuviera, resulta efectivamente sorprendente y explicar este fenómeno representa un desafío para la teoría sociolingüística.

Veamos algunas formas que son descritas como calcos y como equivalentes léxicos: a) un poco (mi)

“Muchacho, vení un poco que te llama el patrón” , “Prestáme un poco esa revista”, b) sí (katu) “Vení sí, que te estoy esperando”; c) luego (voi) “Le dije luego para no ir allá”.

El elemento pragmático “un poco” suaviza el mandato. Además de esta función, los marcadores pueden adquirir el significado de súplica, conmiseración o el objetivo de captar la benevolencia del interlocutor.

Granda sostiene que los marcadores documentados son observables tanto en hablantes bilingües como monolingües en castellano, en todos los estratos socioeconómicos, aunque en los estratos más bajos “se constata un uso más amplio, extenso y frecuente de los morfemas de origen guaraní en el castellano coloquial” debido a la mayor influencia entre el guaraní y el español. En los estratos socioeconómicos más altos, se emplearían solo algunos de los préstamos morfológicos (los más frecuentes “ko”, “piko”, “niko”, “na”) y en situaciones de informalidad. Germán de Granda enfoca el fenómeno desde el punto de vista sistémico del castellano, por lo cual postula un contínuum que le permite ubicar en uno de los extremos los hechos lingüísticos propios de la competencia de hablantes poseedores de un castellano “profundamente influido por el guaraní” o con una “máxima interferencia castellano-guaraní”, y, en el otro extremo, los hechos lingüísticos coincidentes con la “norma culta rioplatense”, según sus propias palabras.

En sus primeras contribuciones, considera los marcadores del discurso procedentes del guaraní en el castellano paraguayo como préstamos no asimilados, pues han sido incorporados a la lengua con su forma, contenido y función de origen. En su última contribución, los analiza bajo el concepto de interferencia sintáctica, esto es, como formas agramaticales en la lengua receptora. Estos marcadores discursivos serían agramaticales, ya que son elementos exógenos en la estructura del español estándar, dado que originan esquemas inexistentes en el castellano.

Con el estudio de los préstamos morfológicos, demuestra Germán de Granda, siguiendo a Uriel Weinreich, que, por un lado, el análisis de fenómenos en situaciones de bilingüismo es siempre productivo para la teoría de las lenguas en contacto. Y, por otro lado, confirma que los préstamos morfológicos son proclives a producirse cuando el morfema posee un contenido semántico afectivo, o cuando son morfemas libres, o bien cuando desempeñan una función unívoca, entre otros factores.

PRÉSTAMOS INTEGRADOS

El trabajo de las investigadoras paraguayas Natalia Krivoshein de Canese y Grazziela Corvalán “El español del Paraguay en contacto con el guaraní”, publicado en 1987, contribuye a sistematizar los marcadores del discurso presentes en el castellano paraguayo, puesto que consideran estos elementos en un solo apartado titulado “Palabras pragmáticas e interjecciones”.

Las autoras dividen los marcadores discursivos en palabras pragmáticas propiamente dichas y en interjecciones. A efectos de exponer su análisis, presentan un esquema triádico en el cual las autoras contrastan el guaraní paraguayo (GP) con el español paraguayo estándar (EPE) y el español paraguayo coloquial (EPC).

Krivoshein de Canese y Corvalán atestiguan un total de veintiún marcadores del discurso, descritos como préstamos o calcos. Entre los préstamos observamos las siguientes formas: katu (catú)

“Apurate katu”; (py) “Andate-py”; (voi) “Se fue hasta el jefe voi a protestar”; (mba’e)

“¿Un cafecito? Y bueno, mba’e”; néike (néique) “Néike lo muchacho”; (nápy) “Nápy chera’a, vestite y vamos a la fiesta”; cháke/háke (chaque) “Cháke, mi hijo, no te vayas a caer”; guépa (güepa) “¡Guépa nde bárbaro, qué macana hiciste!”: nanga (nangá) “¿Querés ir al mercado conmigo? Nanga, masiado lejo ko e”: nambre (nambré) “Nambre, no quiero hablar más contigo”; (e’a) “E’a, ña Filo, cómo pa te va”; (nde) “¡Nde! Había sido que se escapó de la casa”.

Estos préstamos atestiguados por las autoras estarían integrados en el castellano paraguayo, como lo indica la manera de escribirlos.

Por su función pragmática, los siguientes marcadores registrados por Krivoshein de Canese y Corvalán son observados como aseverativos: “katu”, “py”, “voi”. Acerca de la forma “py”, explican las autoras que, en un primer tiempo, el guaraní tomó “pues” como préstamo, pero asimilándolo a su fonología. Más adelante, la forma “py” pasó al español de Paraguay, con el mismo valor pragmático, como revelan los siguientes ejemplos entregados en tres versiones. Guaraní paraguayo, español paraguayo coloquial, español paraguayo estándar: “Terehópy”, “Andate py”, “Vaya pues”.

Constituye, por lo tanto, un préstamo de ida y vuelta o préstamo revertido. En cuanto al elemento pragmático “mba’e”, las autoras señalan que da una idea de indecisión o imprecisión.

Contrariamente a las palabras pragmáticas propiamente dichas, las interjecciones con valores pragmáticos son clasificadas formalmente en seis grupos en función a su valor pragmático en el enunciado. Así, “néike” y “nápy” serían exhortativos; “cháke/háke” y “guépa” indicarían “amenaza o advertencia de peligro o error”. Las formas “nanga” y “nambre” expresan rechazo; mientras que “e’a”, “nde”, “nde sy” aportan el significado de sorpresa a lo expresado en la oración. El marcador discursivo “áina” transmite la idea de dolor y “héro” manifiesta “contrariedad o indignación”.

Las autoras añaden que la forma “nápy” procedería “probablemente de na (sufijo de modo rogativo) y py (deformación de pues)”. Algo similar sucede con la forma “nanga”, que estaría formada por “no del español y anga del guaraní”, probablemente préstamo del guaraní, aunque no lo expliciten.

Otras formas son definidas por las autoras como “deformaciones” de expresiones propias del español estándar. Así, “guépa” es considerada como “una deformación de la interjección española epa” (KC&C 1987: 46), el marcador discursivo “nambre” sería una “deformación de no, hombre” y “héro”, a su vez considerado como una deformación, en este caso del “pero” del español. Con el término deformación parecen querer designar procesos de asimilación fonológica al guaraní.

FORMAS INTEGRADAS A LA NORMA LOCAL

La lingüista española Azucena Palacios Alcaine también se interesó por la situación sociolingüística del país, donde la convivencia del castellano con el guaraní a lo largo de los siglos ha generado cambios en la estructura del español hablado en esta área geográfica.

Palacios Alcaine analiza diversos fenómenos de influencia, de préstamos gramaticales, estableciendo una comparación entre el español de la zona andina y el del Paraguay.

Los hechos lingüísticos del castellano paraguayo examinados fueron extraídos de textos científicos y literarios, y otros fueron obtenidos en grabaciones directas durante su trabajo de campo en Asunción, realizado en 1987. Esta autora es la primera en constituir su corpus a partir de material audiograbado.

Entre los fenómenos de influencia que describe Palacios Alcaine se atestiguan ocho marcadores discursivos bajo la denominación de “atenuadores o validadores modales”, entendidos como transferencias léxicas o equivalentes léxicos. En el grupo de las transferencias léxicas tenemos: a) (piko) “¿De dónde piko vienes?”; b) (voi) “No ve ni oye nada voi”.

Cada uno de estos morfemas cumple una función matizadora en la enunciación. Así, “piko” “es un morfema interrogativo que indica sorpresa o incredulidad”, mientras que “voi” posee valor asertivo.

La lingüista precisa que, si bien la expresión “dice que” es frecuente y normal en el español estándar, el orden en que se presenta en una frase producida por un hablante de la variedad de español propia de Paraguay es diferente, como lo revelan sus muestras reproducidas aquí: guaraní (Ovy’a ndaje hasymante ramo jepe); castellano paraguayo (Está feliz, dicen que, aunque esté enfermo a menudo); español estándar (Dicen que está feliz, aunque esté enfermo a menudo).

ORDEN SINTÁCTICO

Estos ejemplos muestran que, en castellano paraguayo, el marcador “dice que” conserva el orden sintáctico del guaraní, esto es, va pospuesto al elemento modificado, con lo cual mantiene el valor que posee el marcador “ndaje” en el guaraní. Por tanto, considera que “dice que” es una traducción literal de los indicadores modales “ndaje/je”.

El marcador “un poco”, correlato de “mi”, equivale a “por favor”, amortigua el imperativo; mientras que “sí”, equivalente léxico de “katu”, intensifica el mandato. La forma “por nada”, equivalente al “rei” del guaraní, es observada como un “morfema de modo frustrativo”, por lo cual implicaría que la acción no se ha efectuado o que no se ha conseguido lo que se deseaba.

Palacios Alcaine considera que los fenómenos de influencia, productos del intenso y prolongado contacto del guaraní y del español, no son exclusivos del habla popular, sino que han marcado el estándar, incluso de los estratos altos. Es significativo este análisis sociolingüístico, ya que es el primero en considerar que el castellano paraguayo se instituyó en norma estándar por el hecho de que las variantes locales introducidas por influencia del guaraní gozan de prestigio.

Esta visión contrasta, por ejemplo, con la de Krivoshein de Canese y Corvalán, quienes estiman que la variedad de español interferida por el guaraní, designada como español paraguayo coloquial, por ser propia de ámbitos informales, no adquiere estatus de estándar; en contraposición al denominado español paraguayo estándar, que es una variedad utilizada en situaciones de formalidad.

En su comparación del ordenamiento linear en las dos lenguas, Palacios Alcaine puede demostrar que los marcadores del discurso descritos solo son posibles en el castellano paraguayo como consecuencia de la influencia del guaraní, pues son anómalos en la estructura del español, por lo cual, como aseverara Granda, son casos de interferencia del guaraní en el castellano paraguayo.

Pese a ser esquemas exógenos, Palacios Alcaine sostiene que “el español paraguayo ha integrado en su estructura gramatical numerosos morfemas verbales guaraníes”, ya que son formas socialmente prestigiadas, a pesar de ser estructuras ajenas al sistema lingüístico del español. Es decir, lo extralingüístico tiene mayor incidencia que lo lingüístico en cuanto a la aceptación de los usos. No obstante, en una contribución posterior sobre el tema, la autora precisa que “algunas normas locales están socialmente aceptadas y así su población las emplea en su variedad de habla coloquial”.

En suma, si bien sigue considerando estas variantes introducidas a través del guaraní como formas prestigiosas, matiza su afirmación y sostiene que su uso se extiende en el registro coloquial, ya no en el estándar.

ESTRUCTURA FONOLÓGICA

Un primer aspecto que salta a la vista es que los especialistas solo describen marcadores discursivos que pueden explicar como préstamos o calcos del guaraní, si bien, como vimos, la terminología va evolucionando. Otro punto llamativo es que los marcadores provenientes del guaraní mantienen su estructura fonológica, tanto en cuanto al patrón acentual, que sigue siendo guaraní, a la presencia de segmentos que no forman parte del inventario del castellano. Además, mantienen los valores semánticos que poseen en esa lengua. Ahora bien, se sabe que las lenguas toman prestadas palabras sin forzosamente asimilarlas a su propia estructura, por lo que los autores las clasifican como préstamos.

Asimismo, podemos apreciar que de un enfoque normativo que supone que el castellano paraguayo es un fenómeno propio de guaranihablantes, y, por ello, “incorrecto”, se impuso una mirada más lingüística que considera los hechos como producciones de bilingües guaraní-español o de monolingües en castellano y que, además, supone que están presentes en el español paraguayo coloquial e incluso formaría parte del español estándar de esta zona geográfica. Es interesante la evolución en la recolección de muestras. Se pasó de exámenes de alumnos a material audiograbado; sin embargo, persiste la inexistencia de corpus oral con visión sociolingüística, por lo cual son necesarias encuestas sociolingüísticas controladas y cuantificadas que diluciden si la incorporación en el castellano paraguayo de la mayoría de los marcadores discursivos del guaraní es un efecto de hablantes bilingües o también de hispanohablantes.

Una vez analizadas las contribuciones sobre el tema, podemos concluir que aún queda pendiente un análisis pragmático de los marcadores discursivos del castellano paraguayo, puesto que los especialistas han abordado el fenómeno desde un enfoque más bien gramatical.

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