Luis Ríos - Fotos: gentileza

Cuando vivía en Paraguay, Guille López fue integrante de Mágico Pez, un trío de rock que dio vueltas entre la noche y la bohemia de Asunción y alrededores. Se mudó a Buenos Aires y desde hace 15 años continúa siguiendo el llamado de la música, la literatura y el arte. Así es la vida de un músico paraguayo en Argentina.

Lo de Guille es trova. Combinando sus pasiones por la música con la literatura para crear arte y volcándolo también hacia el academicismo para –por supuesto– generarse ingresos. Y más aún en la Ciudad de la Furia que, a pesar de la globalización e influencias de otras partes del mundo, o por ello mismo, sigue siendo la meca para la cultura.

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Y no en vano grandes exponentes de nuestro arte a lo largo del siglo XX se nutrían de lo que ocurría en Argentina. Tampoco fue de extrañar que eligieran a esta como el destino en común cuando la dictadura los obligó a dejar el país. Además, para los que quedaron durante este periodo, no era fácil conseguir libros, discos, revistas y más. E ir a comprarlas no era nada barato, solo los mejor posicionados podían. Una fotografía del vínculo Asunción-Buenos Aires de una época no tan lejana.

MÁGICO PEZ

Pero volvamos a Guille, que está allí, en esa ciudad tan cosmopolita peleándola. Para conocer mejor su historia y sus ideales, hay que remontarnos unos años antes hasta Asunción, cuando era parte de una movida musical local. López era parte de Mágico Pez y nadó por la oscuridad de la noche y a través de los canales de las historias que buscaban trasmitir a través de sus letras a principios de la década del 2000. Justo en la previa de la última gran explosión del rock nacional que se daría a partir de los festivales Pilsen Rock.

“El grupo de rock Mágico Pez actuará esta tarde en el auditorio del Instituto Profesional de Artes y Ciencias de la Comunicación (IPAC), en Colón 988 c/ Manduvirá, a partir de las 18:00. Se trata de un trío integrado por Abel Huerta, bajo; Carlos Monges, batería, y Guillermo López, guitarra y voz. Ellos interpretan temas propios que el público podrá escuchar hoy. La entrada es libre”, rezaba la publicación de un diario del 15 de noviembre de 2003 y que aún puede encontrarse en una búsqueda en Google.

Es precisamente de aquella presentación que todavía se encuentran videoclips de la banda en Youtube (en el propio canal del IPAC), además de otras en vivo que están en la cuenta de Guille. “Mágico Pez estuvo, si la memoria no me falla, hasta el 2005/06. Nos costó mucho reemplazar a Abel Huerta, el bajista y compañero de vida que partió hace unos años. Fue una experiencia que nos marcó definitivamente a los tres. Siempre fuimos un trío junto a Carlos Monges en la batería”, recuerda el músico en un contacto con La Nación/Nación Media y precisamente en un día de sesión de estudio.

Mágico Pez se paseó muchísimo en la noche under de Asunción, Fernando de la Mora, Lambaré y demás. “Mantengo un recuerdo hermoso del acompañamiento de mi barrio de la infancia, Santa Ana, hoy rebautizado como barrio del Cielo, justamente el nombre de una canción de Mágico Pez”, afirma López sobre un cariñoso legado que dejó su obra en Paraguay.

Mágico Pez sacó un demo y quedaron registros de aquellas sesiones que hicieron en el IPAC, pero para Guille lo que quedó en su memoria acerca de aquellos amigos tan fieles y desangelados es lo que le permite recordar esas canciones que fuertemente atesora. “De hecho, rescatamos la canción ‘Té del duende’, que debe tener 23 o 24 años de vida, y la trajimos a esta era. Es emocionante tocarla, se me aparecen imágenes muy nítidas de aquella época”, agrega.

MIGRAR

En 2007 y luego de la disolución de Mágico Pez, Guille se mudó a la Argentina. “De chico, Buenos Aires fue una intriga para mí, siempre me llamaron la atención las grandes ciudades. Con mi familia viajábamos regularmente al Brasil, ya que tenemos parientes diseminados en varios estados, pero yo ansiaba viajar a Buenos Aires”, comenta.

Para el rock paraguayo, Argentina siempre fue la primera influencia. Incluso desde los tiempos de Los Gatos y “La balsa”, hubo un impacto a nivel local. Y así continuó. Guille es el fiel reflejo de este proceso. “Me sentía muy conectado con toda la música de acá (Buenos Aires), conocía todos los discos de Spinetta, Charly, Soda, Sumo, Los Redondos, Fito, etcétera”, dice López sobre su decisión de trasladarse a la capital del vecino país.

Él nunca perdió las ganas de hacer música y la combinó con su otra pasión: las letras. “Además de la música, también enseño literatura y he trabajado por más de 10 años en colegios dando clases. También tengo alumnos de guitarra. Sin dudas, la música y la literatura tienen un romance muy intenso en mí”, asegura el trovador compatriota.

Argentina, y en particular su capital, constituyen un polo extremadamente importante en cuanto a la producción musical. Ingresar a su industria no es sencillo. López sostiene que probablemente lo más complicado al día de hoy sea lograr insertar un proyecto musical dentro del circuito under. “Si bien el mercado es amplio, hay innumerables bandas intentando dar el salto y no es un dato menor la adaptación que tenemos que hacer a los tiempos de hoy. Definitivamente la industria mutó y lo seguirá haciendo”, reflexiona el músico.

En sus más de 15 años de radicación en el vecino país, Guille pudo cumplir varios sueños. “Es muy curioso cómo gira la rueda porque varios años después pude compartir escenario con músicos del Indio Solari. Tuve la dicha de que Pablo Sbaraglia de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, cantara un tema mío”, recalca el compatriota. En sus redes pudimos encontrar una fotografía en la que se lo ve junto al propio Eduardo Federico “Skay” Beilinson.

Además, tuvo la oportunidad de poder grabar con ingenieros y productores que se encargaron de materiales de Charly García, del propio Solari y de varios otros nombres importantes en la música del vecino país. “Verlos trabajar es un aprendizaje enorme que te marca a fuego. Hoy amo el tango tanto como amo la bossa nova, toda la música popular brasileña y la guarania que me legó mi extrañado padre”, subraya López.

MATAR ARAÑAS

Actualmente Guille López forma parte de Matar Arañas. Se trata de un proyecto que nació hace poco más de un año, el 8 de diciembre de 2022, con la apuesta de buscar una identidad propia a través de las canciones con las que él venía trabajando. En principio, lo hizo en plan solista en bares y pubs de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, una fuerte y marcada necesidad de salir al ruedo acompañado por una banda fue empujando todo y marcando el camino que debía seguir.

“Fue así que se fueron sumando los integrantes. Esta vez de una manera novedosa para mí, ya que no nos conocíamos salvo con el baterista actual, con quien además de unirnos una amistad, nos une el haber llevado adelante el proyecto de Vaca Cebú, con el que llegamos a grabar un demo y un EP donde participaron músicos e ingenieros del Indio Solari en su momento, hace unos diez años”, añade López.

A mitad de este año grabaron una live session que tuvo una llamativa respuesta en su canal de Youtube, puesto que todo fue comenzar de cero para ellos. “Las dos canciones que están subidas en las plataformas empezaron a circular y los comentarios de una audiencia muy variopinta (Ecuador, Perú, México, Colombia, Chile, Uruguay y, por supuesto, Argentina y Paraguay) comenzaron a aparecer y a levantar el pulgar”, indica el músico.

En este punto, Guille se detiene y agradece a todos sus seguidores de Paraguay. Sobre todo, a aquellos que lo acompañan desde la época de Mágico Pez. “Mirando en retrospectiva, toda esa vivencia con Mágico Pez tan llena de pequeños mitos y leyendas sin duda hoy se inscriben y conviven sin problema en la poética de Matar Arañas. Doy por descontado el hecho de que aquel público de los años en Paraguay sumó y mucho a la hora de engrosar las reproducciones de estas dos canciones”, agradece López.

Hoy por hoy esta agrupación se encuentra preproduciendo las maquetas que formarán parte de su disco debut. “En enero nos meteremos de nuevo al estudio para darle forma a dicho proyecto. Matar Arañas hace música old school, a la vieja usanza, lo cual no significa que subestimemos la música, siempre y cuando lo sea, de la nueva camada”, asegura el frontman de esta banda que está compuesta por Mario González, en bajo y coros; Juan Vargas, en guitarras y coros; Juan Scialchi, en batería, y Guille López, en guitarra, teclado y voz.

VOLVER A TOCAR EN PARAGUAY

Consultado sobre si tiene planes de presentarse en Paraguay con este grupo, afirma que “con Matar Arañas insistimos en que la posibilidad de ir a tocar a Paraguay es un asunto pendiente que, más tarde o más temprano, lo terminaremos haciendo. Ojalá que podamos pronto compartir escenario con alguna banda de allá. Sería muy lindo volver a tocar en Paraguay, ¿por qué no?”, remarca.

En esa misma línea, dice estar desconectado de la escena nacional en este momento. “Sé que bandas con las que tocábamos en la época de Mágico Pez se profesionalizaron y se hicieron masivas, eso me alegra mucho. Estoy sí, en contacto con excompañeros del conservatorio y mirando las redes, cada tanto me entero muy por afuera de algunas movidas”, detalla.

Estaba una última pregunta que calzaba justa para cerrar la historia. ¿Qué pensás que diría Abel si te viera hoy? “Abelito siempre fue mi dupla musical. Yo le mostraba un tema nuevo y él en su cabeza rápidamente se armaba una línea de bajo. No tengo dudas de que le encantaría Matar Arañas, siempre fue muy generoso con mis canciones y afortunadamente me lo expresaba con ese ángel particular que tenía. Está presente, de un modo realmente mágico, en todo lo que hago musicalmente”, finaliza Guille.

Así, este compatriota sigue su rumbo, con su guitarra y sus libros haciendo música y dejando su esencia en cada composición. Acompañado de sus sueños, de sus amigos, de Abel y de sus seguidores de siempre en el –como diría Bon Scott– largo camino a la cima si quieres rock and roll.

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