Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Este domingo Toni Roberto nos lleva a un viaje en el tiempo y a través de las aguas del río Paraguay para el encendido del árbol navideño de un tradicional club de la bahía de Asunción.

Son las 21:00 en punto. La mirada hacia el norte con vistas al Mbiguá me lleva al pasado. Es que después de caminar desde el subsuelo frente al Hotel Guaraní y pasar por la noche de Amcha, la movida del centro de Asunción, hasta la avenida Colón y pasar por la Alfombra Roja de Ceuppens, llego al puerto para esperar la lancha que me lleve al Club Nacional de Regatas. El lugar, un remozado espacio, frente de mí se sienta una familia para realizar el corto viaje. Por supuesto, el tema de todos es “¿hace cuánto no te ibas al Mbiguá?”.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

De repente el silencio, el agua y un mbiguá que se posa en la barandilla, y los recuerdos de infancia que vienen y van para todos los que estábamos esperando la embarcación para participar del encendido de luces de “El árbol del río”.

En ese espacio me pregunto: ¿hay muchas maneras de celebrar la Navidad? Sí. Visitando pesebres, disfrutando de alguna pintura alegórica o admirando el nacimiento del arbolito del Mbiguá, una alta estructura de 22 metros de altura realizada con los desechos encontrados en la limpieza de la bahía de Asunción, llevada adelante por unos soñadores, que partió de una charla en La Vermutería, en el centro de Asunción entre René González y Claudio “El Yere” Rojas. A partir de ahí, la imaginación y las ganas no pararon hasta terminar el árbol alegórico de tajy, que está ahí encendido de noche, dialogando con la luna y las aguas que bañan la ciudad de Asunción.

Familia Caló Claverol. Barrio de la Encarnación. Asunción c. 1950

EL RECUERDO DEL ROBO DEL VIEJO PESEBRE Y LO DE CALÓ

Por otro lado, aquel viaje al norte de la bahía me llevó irremediablemente a recordar la gruta y el pesebre que engalanaba la terraza baja de la fachada de la casa de mi abuela y un triste detalle de aquella época, su robo en aquellos principios de los años 70, que dejó para siempre vacío aquel espacio sin el niño, sin las vacas, sin las frutas del Paraguay en esa vieja casa de la calle Alberdi.

Por el camino, cuando nos alejábamos de la costa, recordaba otros pesebres de barrio, el de viejos vecinos y sobre todo el andariego de los Caló que empezó en 1922 frente a la vieja plaza Italia y que hoy se encuentra en su cuarta morada sobre la calle Montevideo y Pasaje de la Encarnación. Ahí se sienta, después de un arduo trabajo de meses, Pedro Juan Caló, eterno amigo de barrio de mi familia materna; unas cuantas sillas con vistas al pesebre es todo lo que se necesita para empezar la explicación, donde él va narrando su propio “discurso pesebrístico”.

“Desde la parte alta que simboliza la ciudad de Jerusalén donde vuelan palomas, que es una alegoría a un deseo de paz tanto de los judíos como de los musulmanes”, nos cuenta Caló, hasta las escenas de la vida urbana asuncena con algunos de sus personajes como las legendarias burreritas, que hoy ya no están, pero que quedan perpetuadas en este gran pesebre tradicional por el que desde hace más de un siglo pasaron incontables familias vecinas, de la ciudad y sus alrededores.

El viaje está a mitad de camino en el “puente de la lancha”, así se le llamó esa noche a la incesante ida y venida de aquel viejo vehículo náutico con su muy particular sonido que ya es parte del inventario histórico del club que se conserva desde su fundación en 1902.

Adelaida Colmán. Pesebre. Colección V.T. Asunción, 2023

RECUERDOS QUE MOTIVAN

Motivado por este hermoso viaje de sábado por la noche y buscando nuevos paisajes navideños, decidí ir el día siguiente hasta la muestra que engalana los pasillos del shopping del barrio de los Morra en lo de Verónica Torres, donde me encuentro con varias piezas de pesebres, desde uno de la galardonada Julia Isídrez, pasando por el particular estilo de Ana Carina Aranda, un pesebre nativo de Rogelia Romero o una pintura de Adelaida Colmán.

Son casi las doce de la noche, una multitud llena la embarcación, entre quienes se encuentra mi distinguido amigo Raúl Tuma Pedro. El viaje llegó a su fin. Estamos de vuelta del Mbiguá. En el trayecto le conocí a Luna, una perrita asuncena veraneante del club que minutos antes de la salida, independiente, tomó la lancha y cruzó la bahía colocada elegantemente en la proa, cual actriz del Titanic, esperando llegar al Puerto de Asunción después del emocionante encendido del árbol que inspiró estos recuerdos de Navidad desde el corazón de la bahía.

Claudio “Yere” Rojas. Boceto para “El árbol del río”. Asunción, 2023
Ana Carina Aranda. Pesebre. 2023. Colección V. Torres
Julia Isídrez. Pesebre. Colección V. Torres. Asunción, 2023
Rolando Corvalán. Pesebre. Colección: V. Torres

Déjanos tus comentarios en Voiz