Luis Ríos. - Fotos: gentileza

Cristina Arana es directora y guionista. Nació en Caaguazú, vivió en Ayolas y a los 17 años se afincó en Madrid, España. Hoy tiene como norte contar historias reales “que nadie ve” sobre Paraguay a través del cortometraje documental. Esta es su historia.

Ella nació en Caaguazú en 1985, pero pasó toda su infancia y adolescencia en Ayolas, Misiones. Vivió en la ciudad que está a orillas del río Paraná hasta los 17 años y de allí se mudó directo a Madrid. “Pasé por Asunción solo para ir al aeropuerto. Yo no conocía la capital de nuestro país. Conocía de viajes esporádicos, pero nunca me quedé a vivir en Asunción”, comenta Cristina desde su casa en España.

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Cristina en realidad es Cris para sus amigos, para sus familiares y para los seguidores de su trabajo. “Package” (2018), “Workingay” (2019), “Transition” (2019), “Y (Agua en guaraní)” (2022). Su próximo trabajo se titula “Emilio Barreto: ángeles y demonios”, el cual será su quinto cortometraje como directora y su primer documental después de los cuatro cortos de ficción. Esa es la filmografía de Cris desde la silla de directora, pero antes de eso hubo un camino muy largo que recorrió.

Su infancia y adolescencia transcurrieron totalmente en Ayolas. Después ya llegó España. “Me acuerdo que tenía siete u ocho años y se estrenó la película ‘Desperado (secuela de ‘El mariachi’) con Antonio Banderas y yo decía: ‘Voy a ir a España a casarme con Antonio Banderas’. Lo gracioso es que me crucé con él hace 10 años en un evento y me dije: ‘Mirá Cris, tu fantasía ahí está’. Era muy fantasiosa con siete años”, recuerda entre risas.

Lo primero que hizo al llegar a Madrid fue ponerse a estudiar. Estudió fotografía analógica, luego pasó a fotografía cinematográfica, después se metió al arte dramático. Además, se preparó en el área de producción. “Siempre busqué mi sitio en el mundo del arte y en el mundo de la cultura, y en particular en esto que me gusta tanto que es el cine, el teatro y la escritura”, cuenta la audiovisualista paraguaya.

Ya estaba trabajando como actriz haciendo teatro alternativo cuando consiguió un empleo en una productora. “Un día, mientras trabajaba en la producción de una película (en la que estuve como dos meses detrás de todo), viendo al director fue que la cabeza me hizo click. ‘¿Y si empiezo yo a escribir mis cosas y ver si puedo o no puedo?’. Porque tampoco me veía como actriz, ya que le tenía mucho miedo a la cámara y al escenario. Por otra parte, la fotografía me gusta, me apasiona mucho y de hecho se ve en mis trabajos. Pero seguía buscando mi sitio”, relata Arana sobre aquellos años.

DEBUT Y PREMIO

Se puso en campaña y escribió el que es su primer cortometraje, “Package”, de tres minutos de duración. “Ese trabajo lo mandamos a La Jolla International Fashion Fil Festival 2019 en EE. UU. Allí ganamos un premio muy importante al Mejor Concepto Creativo. A partir de eso me decidí y me inscribí en un máster de guion. No paré de escribir y de investigar”, rescata Cris sobre el momento de encontrar ese sitio que estaba buscando.

Para ella, lo más difícil de ser guionista es sentarse a escribir. Pero cuando logra enfocarse, no hay quien la levante de la silla. “Justamente en mis dos últimos cortos (‘Y’ y ‘Emilio Barreto’), me di cuenta de que quiero volcar mi carrera hacia las historias basadas en hechos reales. Por más que después los deba ficcionar porque todo tiene un proceso de escritura. Cuando uno tiene esas ganas y energía, no hay que dejar pasar el momento. No es fácil, cuesta mucho escribir. Pero voy a jugarme por historias que vi, viví, que me contaron, pero que te llenan el alma por sobre todas las cosas”, reflexiona la guionista y directora sobre el camino que quiere seguir.

El cortometraje es toda una categoría dentro del audiovisual y por algo tiene su propia categoría en los festivales, pero conlleva sus costos. “Me considero cortometrajista, me encanta el cortometraje, pero todavía tiene muy poca salida económica. Entonces, yo ahora me estoy centrando en la escritura de largometrajes y de series porque uno tiene que pagar el alquiler y costearse la vida”, observa Cris.

Para ella, el cine es magia. “Es mágico porque tenés que hacer malabares para sacar adelante tus proyectos. Pero hay que hacerlo, hay que insistir, hay que equivocarse porque de los errores se aprende. Hay un lado bueno y uno malo. Es todo un proceso largo para sacar adelante un proyecto”, remarca la joven directora.

NUNCA PERDIÓ LA CONEXIÓN

Por más que se fue hace 20 años del país, Cris nunca dejó de vincularse con Paraguay “porque mi familia sigue viviendo en Paraguay. Mis padres y mis hermanos siguen viviendo allí. Es verdad que mi vida está en España. Estudié aquí, trabajo aquí, tengo mi casa aquí. Pero hablo con mis padres siempre. Ellos van y vienen para visitarme, incluso estuvieron viviendo un tiempo aquí. Por eso al final uno nunca acaba de desconectarse”, explica la artista compatriota.

Ella hace hincapié en que es imposible disociarse de lo que uno es. “A mí me gusta Paraguay, me gustan mis raíces, me gusta la comida, me gusta nuestra música. Hay muchas cosas que no me gustan de Paraguay, pero hay muchas cosas que me encantan de Paraguay. Lo mismo me pasa con España. Yo vine a vivir a España con 17 años y cumplí los 18 años aquí. Era muy chica, y estaba estudiando y empecé a hacer mi vida acá, estaba muy en otra cosa”, detalla la cineasta paraguaya.

Conforme fue creciendo, se puso a investigar sus orígenes. “Siempre estaba ahondando sobre de dónde venía y de dónde salí. Por eso digo que es imposible desconectarse de las raíces. Me acuerdo que Terra.com me contrató para ir a buscar diseñadores de moda en Paraguay. Ahí conocí a York Aveiro y a través de él volví a reconectar con mi país. York me enseñó a volver a querer mis raíces y todo lo referente a Paraguay. Luego me presentó a gente, a otros amigos y eso me ayudó a volver realmente a Paraguay”, agradece.

Arana agrega que la última vez que estuvo por Ayolas fue alrededor de 2016 y fue muy de pasada. “Cuando volví a mi ciudad después de tanto tiempo, me encontré con algo totalmente diferente a como me había ido. Tenía esa imagen de una ciudad con casas muy grandes, terrenos muy alejados unos de otros y muy alejada de las ciudades vecinas y lo que encontré era un paisaje muy distinto”, comenta.

Y (AGUA EN GUARANÍ)

La amistad entre la directora y guionista con el actor, productor y diseñador de modas se hizo cada vez más profunda, cercana y derivó en proyectos laborales. Así nació “Y (Agua en guaraní)”, el audiovisual que fue reconocido recientemente como Mejor Cortometraje en el Aqua Film Festival de Italia durante 2022.

La cinta presenta a Basilio (York Aveiro), un hombre que se acostumbró a la falta de agua, al abuso de autoridad, al sufrimiento y la soledad, situaciones provocadas por la corrupción. El mismo se encuentra atrapado, como muchos otros, a un sistema que reina en donde vive. Esa es la realidad que atraviesan día a día millones de personas en Paraguay: la falta de agua.

“Yo siempre que voy a Paraguay me quedo en casa de mi papá y cortaban el agua a una determinada hora (cortes programados) y no entendía por qué. Le preguntaba a mi hermano qué pasaba y él me decía que nada. Tenía completamente normalizado que corten el agua. Todo el mundo en esa zona estaba acostumbrado. Es muy fuerte que te corten el agua con 40 grados de calor bajo la sombra. Es terrible, me río para no llorar”, asegura Arana.

De hecho, el festival en donde su trabajo fue reconocido tiene como objetivo mejorar el elemento agua como fuente de vida, energía, bienestar y salud. Además de promover el respeto, el conocimiento y el amor por este elemento vital a través de imágenes en movimiento. “Lo de ‘Y’ fue toda una sorpresa y fue gracias a York. Ese cortometraje lo hicimos gracias a él”, asegura la directora.

Este cortometraje se realizó en 2021 en uno de los viajes que hizo Cris a Paraguay para otro proyecto audiovisual en el que estaba trabajando. “Recuerdo que fue más o menos en febrero, yo estaba en Paraguay. Estábamos tomando un vino con York y él me preguntó: ‘¿Cuándo vamos a hacer algo juntos?’. Yo le dijo: ‘Ya tengo toda la historia, la tengo armada en la cabeza y la quiero hacer. Te mando un borrador mañana’”, relata Arana.

Al día siguiente despertó con un mensaje de York en el que le preguntaba si la idea iba en serio. “Yo con mi resaca decía ‘Dios mío, ¿qué le he dicho a este hombre?’. Después de un rato, lo recordé y me puse a escribir. A la tarde se lo pasé y también se lo envié a Diego Benítez, que finalmente fue el director de fotografía del corto, y le encantó. Diego me presentó a más personas y de repente éramos como 19 en el equipo de trabajo y trabajando en un proyecto que lo sacamos adelante en una semana”, atesora la directora y guionista.

Ella admite que no tenían una ambición sobre el proyecto. Solo querían hacer la historia, contarla y pasarla bien porque ocurrió en plena pandemia y todo el mundo tenía ganas de hacer algo para desperezarse del encierro. “Lo hicimos y entregué el corto a una distribuidora y tardó en estrenarse. Eso es así porque hay que ver en qué festival va mejor. Encajó en el Aqua Film Festival, donde nos dieron el premio. A partir de allí fue a un montón de festivales”, subraya Cris.

York, el amigo que nunca se fue

En la noche del sábado 26 de agosto de 2023, York Aveiro falleció a los 47 años a consecuencia de una afección que lo tuvo internado por varios días en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram). “York era mi hermano del alma. Todavía me cuesta muchísimo hablar de eso. Era la persona con la que hablaba prácticamente todos los días. Le extraño muchísimo”, dice Cristina.

La amistad entre ellos iba más allá del vínculo actoral o audiovisual. “Era muy amigo mío. Llegaba a mi casa a las tres o cuatro de la mañana y le llamaba. Ese era el nivel de amistad. Yo no me esperé esto que pasó (su fallecimiento). Yo creo que ni él se esperaba esto. A todos sus amigos nos tomó por sorpresa, nadie se lo esperaba. York nos dejó marcado el corazón, el alma y la vida a todos sus amigos”, rescata.

En varias entrevistas, Aveiro indicó que la actuación era lo que más amaba en la vida y que sus amigos le dieron ese soporte para perseguir sus sueños. “Era realmente una luz. Fue una persona que nos quería mucho y nos cuidaba mucho. A veces tengo una sensación de vacío. De hecho, cuando quiero escucharlo, voy a nuestro chat en Whatsapp y escucho sus notas de voz. Lo voy asimilando de a poco, pero me cuesta mucho”, insiste.

Ella siempre va a guardar todos los momentos que pasaron juntos. “Fuimos juntos con York a recoger el premio del Aqua Film Festival a Roma y fue toda una experiencia. Al final, la vida nos regaló momentos únicos y muy especiales juntos. York ya es eterno a través de esa película. Él disfrutó mucho haciendo ‘Y’”, subraya Arana.

Historias invisibles

Durante casi 35 años, bajo la dictadura de Alfredo Stroessner, unas 425 personas desaparecieron o fueron ejecutadas en Paraguay. Mientras que otras 20.814 se vieron obligadas a exiliarse, según un informe de la Comisión Verdad y Justicia. En ese sentido, hay muchas historias de lucha y resistencia. Algunas desconocidas y otras simplemente olvidadas. “Hay un montón de historias de personas que padecieron durante la dictadura y que son totalmente invisibles”, subraya la directora compatriota.

Consultada sobre otras historias de vida (además de Emilio Barreto) durante este periodo que le gustaría registrar, ella menciona a Derlis Villagra, aquel líder juvenil del Partido Comunista Paraguayo que desapareció durante la dictadura. También le interesa la historia de Martín Aponte y la de Arturo Fleitas, el actor y dramaturgo nacional que debió exiliarse al Uruguay. “Son historias que me interesan mucho y que deberían contarse. Yo sé que hay muchos de ellos que no quieren hablar, que no quieren revivir ese pasado porque duele mucho”, sostiene Arana.

En cuanto a cómo le afectan particularmente estos relatos y testimonios, dice que hay que ser fuertes para ponerse enfrente de una persona que ha vivido eso porque no es fácil preguntarle y que esa persona responda. “Podés quedar con la mente en blanco de la impresión y ya no sabés qué preguntar luego. No sabés hasta qué punto podés abrir esa caja de Pandora. Además, esa persona se puede quebrar o romper contigo y vos estás grabando y no sabés cómo reaccionar, si abrazarle, si quebrarte, si protegerle. Es muy complejo porque es muy doloroso”, reflexiona la audiovisualista.

Precisamente en el caso de las grabaciones de Emilio Barreto, todo el equipo que estaba con ella realizando las sesiones terminaba “con el alma rota”. “Imagínense lo que habrá sido para esta gente que lo vivió en carne propia. Por eso, yo admiro muchísimo a esta gente. Fueron víctimas de algo que le hicieron otros seres humanos, personas como nosotros. No es que vinieron extraterrestres a torturar así y es impresionante la capacidad que tuvieron para perdonar y de seguir. No es fácil”, indica.

Hablando sobre los proyectos a futuro, Cris Arana dice estará de vuelta en Paraguay para el año que viene. “Estoy ahí solucionando unas cositas de financiación, pero tengo muchos planes. De momento quiero estrenar el documental de Emilio allí porque es un trabajo que pude terminar gracias al apoyo del Centro Cultural de España Juan de Salazar. Además, quiero terminar un par de escritos que tengo acá en España”, cierra la cineasta.

El testimonio de vida de Emilio Barreto

El siguiente proyecto de Cris Arana verá la luz en 2024. Se trata de un cortometraje-documental que registra la vida del actor y director de teatro Emilio Barreto, quien pasó 13 años en las cárceles durante la dictadura de Alfredo Stroessner.

“Esta historia surgió en 2020 cuando yo fui a Paraguay en plena pandemia, buscando información sobre otra historia que también tenía que ver con la dictadura. Empezamos a hacer entrevistas a personas que conocían sobre la vida de esta persona hasta que llegamos a Emilio. Él hizo un comentario: ‘Cuando yo estuve en la cárcel, Soledad Barrett ya no vivía en Paraguay. Creo que ya la habían matado’. Yo no sabía que él estuvo 13 años en la cárcel, el equipo que fue conmigo a grabarle tampoco”, recuerda la cineasta.

Así nació “Una historia de amor contada en primera persona por Emilio Barreto, un hombre que estuvo trece años en la cárcel en la época del régimen militar de Alfredo Stroessner. Nunca fue juzgado por ningún delito”, como reza la sinopsis de este trabajo. “Hay mucha gente en Paraguay que no conoce su historia y que no conoce muchas historias sobre la dictadura más longeva de Sudamérica”, remarca la directora.

Ella quedó estupefacta al descubrir la historia. “Yo no entendía. ‘¿Cómo que cuando estuviste en la cárcel, Emilio?’. Estábamos todos con la boca abierta por lo que nos contaba Emilio. El chico que estaba haciendo de sonidista se quedó una hora y media con la pértiga casi sin moverse. Su historia fue terrible y me dije a mí misma: ‘Esta es la historia que hay que contar’”, puntualiza.

Le preguntó a Barreto si tenía ganas de seguir contando su historia y que se convirtiera en un documental sobre él. La respuesta fue afirmativa y empezaron las sesiones de grabación en diciembre de 2020, febrero de 2021 y finales de ese año. “Es que es una historia muy dura. Como guion obviamente es muy interesante. Se vuelve algo muy llamativo y se convierte en un trabajo muy interesante a la hora de la escritura y de hacer el guion. Luego yo fui en 2022 y me quedé cinco meses en Paraguay mientras continuamos grabando y editando. Yo edité el documental en Paraguay”, indica.

En un principio, esta historia iba a ser un largometraje. Luego quedó como un mediometraje de 45 minutos, pero como ella ya tenía que volver a España se lo mostró a la gente con la que iba a trabajar para la distribución y ellos le sugirieron resumirlo en un cortometraje documental. Entonces, se convirtió en un corto-documental de 26 minutos en el que Emilio Barreto habla en primera persona contando su historia. “En esta historia en la que él estuvo 13 años en la cárcel también está Nimia, su esposa, que murió el año pasado de covid”, agrega la líder de este proyecto.

“Quedó como una historia muy redonda. Él contando su experiencia, cómo ocurrió, cómo le fue en la cárcel, lo que le pasó a él y a Nimia. Después, cómo fue el reinsertarse en la sociedad, volver a su vida, lo difícil que fue para ellos. Porque luego de 13 años encerrado es como que te terminás acostumbrando a eso porque el ser humano es un animal de costumbre. Salir de eso conlleva todo un proceso de acostumbramiento a la sociedad, a tu familia, a todo. Esto se va a estrenar en 2024 y ahora lo que estoy viendo es dónde estrenar este corto-documental”, señala Arana.

Consultada sobre si le agradaría convertir esta historia a una biopic o algo de ficción, dice que hay que preguntarse desde qué punto se cuenta esta historia. “Es lo que a mí me pasa, porque Emilio ha vivido 13 años de muchas cosas. Por eso yo me quedo con el documental, con esto que hicimos porque tampoco es fácil meterse en este terreno. Estuve dos años trabajando con Emilio en este proyecto, pero de momento no me interesa que sea una ficción. Además, también estoy con otras historias en este momento”, asegura.

A ella le tientan mucho este tipo de historias porque tienen que ver mucho con sus raíces. Sobre todo, le llama la atención que la gente de su generación no sepa esta historia. “Emilio Barreto es un actor muy conocido en Paraguay. Es muy respetado, muy querido y la gente no sabe lo que le pasó. Así es como tenemos muy arraigada aún esta cuestión de la dictadura y seguimos siendo una sociedad muy sumisa en la que nos dejamos arrastrar por los ideales de cualquier otra persona”, lamenta Arana.


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