Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com - Fotos: gentileza
Hoy Toni Roberto nos trae la increíble historia de María Josefina Sola Radice, la paraguaya pionera en la danza de las botellas que en 1967 obtuvo medalla de oro en el Tercer Festival Latinoamericano de Folklore en Salta, además nos cuenta imperdibles anécdotas como la pregunta del general: “¿dónde está la niña Sola?”.
En medio del ruido del microcentro de “la ciudad joven y feliz” busco la casa de una mujer que es figura fundamental en la historia de la danza de las botellas en el Paraguay desde sus cortos cinco años. El Google Maps me lleva equivocadamente a otra calle de la ciudad, por lo que decido encender el mío propio, preguntando por las veredas del centro de Fernando de la Mora, así llego a la casa de María Josefina Sola Radice, aquella niña de finales de los años 50 que realizó una gran proeza en la danza paraguaya.
DE LA CASA A LA ASO
Ella tenía dos hermanas mayores, Lourdes y Carmen, que estudiaban baile con el profesor Eldo Barúa, un día su padre le vio bailar con un envase de talco en la cabeza y en ese momento decidió y cruzar la calle, así empezó las clases de danza en la vieja ASO (Asociación Cristiana de Jóvenes) sobre la calle Herrera casi EE. UU., frente mismo a su casa. Rápidamente el maestro Barúa empezó a ver algo distinto en la niña, desde ahí no pararon los festivales, los viajes al exterior. Hasta se hizo una postal con su foto y su nombre, que se regalaba en cualquier punto de la ciudad, del interior o se llevaba al exterior como Recuerdo del Paraguay.
DE ASUNCIÓN A SALTA
En 1967 obtiene la Medalla de oro en el Tercer Festival Latinoamericano de Folklore en Salta, en una apoteósica final frente a su contendiente mejicana, los pañuelos blancos y los gritos de ¡Paraguay Paraguay! la hizo explotar de emoción hasta las lágrimas, toda una sala aplaudiendo a aquella asuncena que había ganado la final del concurso.
Tal vez sin darse cuenta, aquella niña del barrio San Roque, se había convertido en “la primera bailarina acrobática del Paraguay”, tal como la había bautizado su colega y amiga Maricarmen Ávila en su momento.
¿DÓNDE ESTÁ LA NIÑA SOLA?
Las historias son increíbles, van y vienen, como la de un festival del 3 de noviembre; esa noche llegó Stroessner, era su cumpleaños en el Teatro Municipal, como todos los años y preguntó: “¿dónde está la niña María Josefina, la hija del señor Sola, no va bailar? No vino?”, entonces le envió a uno de sus edecanes a buscarla, ella me cuenta: “estábamos en el cine París de la avenida Quinta, de repente se prendieron las luces y una voz firme dice: ‘dónde está la familia Sola Radice’ y con una voz de susto, le respondimos: “acá estamos”, acto seguido dice: “el general Stroessner quiere que se vaya a actuar al Teatro Municipal por su cumpleaños, acto seguido fuimos directo a casa, me cambié, me puse mi traje típico, llevamos las botellas y fuimos directo al Municipal, pareciera una historia de mentira, pero es real y recuerdo como si fuera hoy”.
La participación de la prensa fue fundamental para la promoción de su trabajo, habiendo sido tapa de la legendaria Revista Ñandé, de los Giralt, todo un honor, una de las más prestigiosas en aquellos finales de los años 60. También recuerda a La Tribuna, diario líder en esos años, que le apoyó siempre.
LOS TACOS DEL SEÑOR SOLA
La simbiosis con la danza de las botellas de la familia Sola, llego hasta el punto que el padre inventó unos tacos de madera para asegurar las botellas, que hasta ahora se usan, “teníamos toda una técnica; no nos lavábamos la cabeza durante tres días y momentos antes de empezar la danza nos mojábamos, el detalle personal era como nos colocábamos las botellas, algunas rectas, otras de costado, cada una a su manera, pero siempre con los tacos”.
Ayer, hace más de 50 años, aquella chica, que además fue la primera Miss 15 años del Paraguay, empezó la revolución de la danza de las botellas con su gran profesor, el maestro Eldo Barúa.
Hoy, sus sucesoras que consiguieron el Guinness deberían estudiarla, aprender y homenajearla porque, sin comprender el pasado, en la educación no hay futuro ni récords que valgan.