En esta edición del “Expresso”, Augusto dos Santos entabla una amena charla con Alejandro Rojas, joven figura que se abrió paso rápidamente en los medios luego de cobrar notoriedad como creador de contenidos en internet. El joven oriundo de Caaguazú, actual figura del canal GEN y de Universo 970 AM/Nación Media, cuenta cómo fue haciendo su camino y habla sobre los desafíos que se vienen.
- Fotos Christian Meza
–¿Cómo empezó tu historia, no como lo que hacés ahora, sino tu historia de vida en sí?
–A veces me pongo a pensar en eso y creo que todo forma parte de lo que sos y creo que es superválido todo lo que pasé, en el sentido de que nunca yo me quedé mucho tiempo en un lugar. Soy caaguaceño, pero, por ejemplo, mis padres se conocieron en Argentina. Los dos paraguayos. Ya la gente empezaba a ir mucho a Argentina. Mis padres son los dos del interior, mi mamá de Carapeguá, mi papá de Caaguazú. Se fueron a buscar una mejor vida allá, se encontraron y ya le embarazó a mi mamá. Y me siento muy afortunado de que mis padres sean del interior porque conocí, crecí en el interior. O sea, en Carapeguá me iba en las vacaciones de invierno y en Caaguazú viví 10 años de mi vida, porque nací ahí, crecí ahí.
–Vos sabés que voy a saltar la entrevista un poco más adelante. Porque esta es una pregunta que venía algo así como 53 minutos después, pero me llama la atención que la gente más impactante, que hace lo mismo que vos hacés, es del interior. ¿Qué está pasando?
–Yo, por ejemplo, una de las cosas que me llevó a hacer videos era que yo me quería ver. Y de repente veía de todo, había para consumir de gente de Chile, de Argentina, de México, de España, pero no había un humor paraguayo, entre comillas. Ojo, no es tan así como digo, no es tan absoluto, que no sea que se enojen varios acá.
–Pero hay gente del interior que ha logrado permear esa especie de código muy asunceno, digamos, y llegar con su humor como hiciste vos.
–Sí, porque bueno, como te digo, yo creo que eso pasa con las películas, pasa con la música, que el paraguayo se escucha y da gusto escucharse, da gusto verse y da gusto manejar el humor interno que tiene el país, que usamos el guaraní, usamos algunas palabras que no se usan en otro lado. Y estamos hablando de Lata Pararã, que es de Pedro Juan Caballero; Ariel Delgadillo, que es de Caacupé; hay gente de Ciudad del Este que fueron los más grandes youtubers en su momento. Y sí, es la mayoría gente del interior que hace humor y es como que yo siento, o sea, yo al menos, es como que busqué verme y hacerme reír a mí, y el humor la gente entendía muy rápido y era como que muy loco, en ese sentido es cuando empecé a hacer videos. Después quiero volver a eso.
–Viviste en Argentina, ¿cómo es eso?
–Sí, viví en Argentina, no sé por qué, hasta ahora siempre digo: no sé por qué no le pregunto a mis padres. Yo tenía 10 años, teníamos una casa en Caaguazú, decidimos vender algunas cosas y viajamos a Argentina. En la primera noche dormimos en el piso con un colchón que nos dio una tía.
–Eso también te ayudó con una cuestión que es básica en tu materia comunicacional que es la fluidez.
–Yo creo más que nada el humor, crecí muchísimo con el humor argentino y mi papá consumía mucho, y bueno, después ya estuve ahí, entonces era como que el humor argentino me gusta bastante y al paraguayo todo no le gusta, a veces le parece argel, a mí me gusta Peter Capusotto, por ejemplo, y hay mucha gente que no le gusta el humor de Capusotto, y se entiende. El humor pues es así, por más bueno que te parezca que sea, no le va a gustar a todos.
–¿Sos consciente, Ale, que sos esa minoría privilegiada que hace lo que quiere en esta sociedad?
–Todos los días, todos los días soy consciente de eso y me siento agradecido y creo que todo lo que pasé anteriormente trabajando en todos los lugares donde trabajé hicieron que yo valore hoy en día. Las redes sociales te dan la posibilidad de hacer lo que te gusta.
–¿Qué porcentaje de las historias que contás es vivencia?
–Por suerte son 100 % reales. Me pasó y siempre que me pasa me río porque digo, esto ni siquiera no va a salir. Entonces como que da gusto ese día a día y que te pasen cosas, porque al final de cuentas te reís de mí o te reís conmigo, pero te estás riendo. La vez que me pusieron un cepo acá, por ejemplo, me quería morir, pero bueno, me sirvió para reírme y para hacer reír también. Entonces es como que hay que reírse porque ya pasó ya. O sea, yo soy esa clase de persona que soy más tranqui y ya. Si pasó algo, ya está ya. ¿Qué es lo que vas a hacer? Ni si te puteo, ni si te digo algo no se va a solucionar. Tranquilizate, vamos a ver cómo hacemos.
–¿Cuándo empezó esta historia ya de medios y más que nada de producciones? ¿Cuándo fue tu primer video y qué dijiste cuando lo hiciste?
-Ah, mi primer video que subí. O sea, yo antes ya hacía videos en Instagram con un filtro que es de un juego que se llama GTA. El protagonista se llama CJ y yo interactuaba con ese filtro, yo le daba vida. Pero eso fue lo primero. Eso fue así más o menos lo primero que empezó así que la gente me empezó a reconocer. Después un primo mío me dijo descárgate TikTok y yo era el antiTikTok. Porque antes era así tipo nenita y nenito bailando nomás y yo dije no. Después un día mi primo me dice, ¿vos no querés descargar TikTok? Mira, me mostró un video mío que tenía más de 100 mil reproducciones. Y yo dije, no acá me están robando, si yo no me avivo van a seguir alzando videos míos. Me descargué y el primer video que subí fue yo hablando con la despensera para que me fiara. Ese fue el primer video y empezó a tener buenos números. Entonces, cuando eso yo estaba sin trabajo en pandemia y yo llevé muchas de las cosas que me pasaban a mí a video. Y la gente se empezó a identificar. Entonces, era como que empezó a tener mucha interacción y yo ahí empecé a hacer más videos, más videos. Y en ese tiempo estaba muy controlada la salida, solamente los que salían a trabajar, etc. Cuando eso estaba así, los números de chapa y todo. Me tocó, ya cuando se liberó más, salí a correr a la ciclovía de Luque y un tipo me reconoció. Ese fue el primer reconocimiento. Me dijo así, tipo, vamos a hacer video en TikTok.
–¿Cuándo fue eso?
–No recuerdo, pero hace más de dos años ya, más de dos años, si no son tres.
–Y hoy te reconocen en todas partes.¿Cuál es la parte donde más te reconocen? ¿En el súper?
–Ahora se amplió bastante porque ya de repente estoy también en televisión y hay gente mayor. Igual la gente mayor ya entró mucho también en TikTok. Pero de repente te conocen así, bueno, estamos en el programa. A veces no saben ni tu nombre, pero te reconocen por tu pelo largo y todo así. Te reconocen, buena onda. Hay gente que sí te sigue desde hace mucho, se acerca a hablarte.
–¿No pensaste en la comedia?
-Sí, el stand up me gusta. Llegué a hacer stand up, pero de forma así como que me empujaron y empecé a hacer más o menos, guioné algunas cosas. Y me gustó, pero es diferente. O sea, cuando venís del ámbito digital, tener gente enfrente es otra cosa. Pero es un género muy interesante. Dos cosas tengo pendientes. De crecimiento supongo también. Estudiar stand up y actuación.
–¿Y estás, digamos, conforme con lo que está pasando con la industria? Creés que en Paraguay tienen que pasar cosas que pasan en otros lugares? ¿Qué envidiás de otros lugares?
–Lo que envidio de los otros lugares son más vernos y escucharnos. Pasó, creo que, con esta serie de “Marilina”, que tuvo un boom. Porque nos estábamos viendo nomás. Porque era una chica del interior que habla guaraní. Los nenitos hablan guaraní. Se habla como habla un paraguayo. Y la gente, repito esto, Paraguay no termina en una Asunción y la gente se empezó a ver en la tele. No estaba viendo una novela turca, no estaba viendo una novela argentina, no estaba viendo una novela mexicana. Estaban viendo a paraguayos hablando como paraguayos. Pasó con “Siete cajas”, que fue como la primera película que se habló el guaraní, que se habló de la forma que se habla el paraguayo. Y eso nomás, creo que falta más vernos. Que se hagan las cosas, no importa si se hacen mal. Suena mal decirlo, pero que se haga mal, pero que se haga. Que se aprendan de eso y que empecemos a hacer cosas más para nosotros y que podamos exportar. Pasó con “Leal”, que está en Netflix, se puede ver.
–¿Y por qué pasó eso?
–Porque se hace. Si no se hace, no vamos a aprender de nuestros errores, no va a crecer la industria. ¿Cuántos actores hay que están llorando hoy en día? Que dicen yo estudié actuación y tengo que estar rogando para que me compren mi entrada del teatro. Nos falta mucha cultura de consumición de nosotros mismos. Valoramos lo que vemos de otro lado.
–¿Quién es la persona que más admirás acá?
-A Pope (Spinzi). Siento que... siempre digo, si Pope se va a “Nochefuria” yo me voy. No voy a poder estar en un programa donde no está Pope. Por la forma de conducir que tiene. Es como que trato de absorber lo máximo que tiene él y aprender de eso. Y me gusta, me hace reír. Yo le admiro mucho. Por ejemplo, Pizur me hacía reír muchísimo. Él tenía un humor donde me hacía reír. Y yo era como un espectador también a veces en el programa. Y me hacía reír Pizur y me hacía reír Pope. Entonces como que quedó Pope. Disfruto mucho de lo que hago. Y disfruto venir acá al canal. Espero estar muchos años todavía acá. Estoy agradecido con los proyectos que se me dio. En su momento cuando salí de un medio de comunicación digital, tomé ese riesgo de salir por completo de ahí y venir acá. Y era como que en un momento era muy incierto. Y yo dije, ¿qué hice? Me alejé de la gente que hace digital para venir acá donde había periodistas, había gente que era solamente de tele, de radio. Y te miraban así como, ¿qué hace este pibe acá? Y era como que, ¿qué hice? Y hoy en día no me arrepiento. Se me dieron varias oportunidades. Siempre digo, siempre que haya trabajo no pasa nada, todo bien. Siento que tuve que pasar por todo, por la puteada de todos los clientes, por puteada de jefes, para hoy en día amanecer y sentirme afortunado de hacer lo que me gusta. Rescato muchísimo porque sé que hay mucha gente atada a un trabajo porque tiene que dar de comer a una boca, a dos bocas, mantener un hogar. Y no puede darse el lujo de renunciar y perseguir sus sueños. Y yo tener esa oportunidad lo valoro muchísimo.