Gonzalo Cáceres, periodista hoy.com.py - Fotos: gentileza

Antepasados de los humanos modernos habrían consumido hongos psicoactivos, lo que pudo significar un impacto en los procesos cognitivos y el desarrollo de la conciencia. La teoría del mono drogado fue propuesta por el etnobotánico Terence McKenna, quien argumentó que el consumo de estas sustancias naturales habría llevado a grandes cambios en la percepción y la comunicación, lo que habría contribuido a la formación de sociedades humanas más complejas y al desarrollo del lenguaje y la cultura.

La evolución humana es un tema complejo que involucra múltiples factores. La mayoría de las investigaciones de campo se centran en aspectos como la genética, la paleoantropología, la arqueología y la antropología. En tanto, el papel exacto de las sustancias psicoactivas en este proceso sigue siendo objeto de debate y exploración.

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Pese a que no existe un consenso generalizado en la comunidad científica, hay escuelas de pensamiento que sostienen que el uso de sustancias psicoactivas podría haber influido en el desarrollo de los primeros sistemas de rituales, mitos y creencias, lo que a su vez podría haber desempeñado un papel en la formación de la cultura humana.

Se ha encontrado evidencia arqueológica de posibles artefactos y representaciones que podrían estar relacionados con el uso de sustancias psicoactivas en contextos ceremoniales. Es por ello que son numerosos los investigadores que entienden que las sustancias psicoactivas fueron utilizadas en rituales por las primeras comunidades humanas para buscar experiencias trascendentales (conectarse con lo espiritual).

EL MONO DROGADO

La teoría del mono drogado de Terence McKenna es una de las ideas más controvertidas y debatidas en los círculos alternativos de la comunidad científica convencional.

McKenna (1946- 2000) fue un etnobot á nico, escritor, filósofo y orador público estadounidense, todavía famoso por su enfoq u e en la relación entre las sustancias psicoactivas y la expansión de la mente, así como por su estilo de comunicación elocuente y provocativo.

Se convirtió en una figura destacada de la contracultura durante las décadas de los 80 y 90, particularmente por su teoría especulativa de que el consumo de hongos psicoactivos por parte de los antepasados del ser humano moderno tuvo un impacto en la evolución de la conciencia y la cognición. En este sentido, basó sus argumentos en proyectos arqueológicos que encontraron indicios de que las sociedades ancestrales pudieron haber utilizado plantas y sustancias con propiedades psicoactivas en rituales u otros contextos de naturaleza variada.

McKenna sugirió que el humano primitivo, o algún eslabón cercano a este, habría tenido acceso a los hongos alucinógenos de su entorno, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, y que el consumo generó un “impacto significativo” en el desarrollo de la cognición.

Específicamente, McKenna se centró en el estudio de los hongos psilocibios, que contienen compuestos químicos como la psilocibina (conocida por inducir estados alterados de conciencia, experiencias visionarias y cambios en la percepción sensorial y cognitiva).

Según el estudio de McKenna, los homínidos habrían iniciado la ingesta para obtener los efectos psicoactivos de la psilocibina, lo que a su vez serviría de evidencia de las primeras formas de acumulación de saberes y su paso de generación a generación.

El consumo de estos hongos –extendido en el tiempo– habría llevado a cambios en la percepción y la conciencia al paso que se desarrollaba la cadena evolutiva humana. McKenna argumentó en reiteradas ocasiones que el efecto de estos hongos podría haber estimulado la aparición de nuevas formas de pensamiento, la creatividad y hasta la resolución de problemas.

SALTO EVOLUTIVO

McKenna sugirió también que el consumo de estos hongos estaría directamente relacionado con el “salto evolutivo” de la especie humana, impulsando a los antepasados humanos hacia formas más complejas de pensamiento y sociedad tras experiencias que habrían sido profundamente transformadoras, tan intensas y reveladoras que pudieron haber influido en el desarrollo de la comunicación simbólica y, eventualmente, en el desarrollo del lenguaje y la cultura.

Aunque es una idea intrigante y ha generado cierto interés en círculos de científicos, la teoría del mono drogado de momento no cuenta con una evidencia directa que respalde la idea de que los hongos psicoactivos tuvieron un papel fundamental en la evolución cognitiva y cultural de los humanos.

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