La banda paraguaya de pop rock con temática cristiana cumple en este julio 22 años de carrera. Tuvieron que pasar 14 años para que se reencontraran con el público de nuestro país y esa fue la punta de lanza para poder encarar de nuevo el sueño de hacer música. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, los integrantes cuentan cuáles son los planes a partir del regreso.

  • Por Luis Ríos
  • Fotos Gentileza

La agrupación nacional se presentó el pasado 14 de abril en el She­raton Asunción Hotel luego de 14 años de ausencia ante el público local. Ese evento marca un regreso y hoy el grupo integrado por Esteban Monzón (voz y guitarras), Cyn­thia Sanders (voz y coros), Fer­nando Sequeira (bajo) e Iván Foltz (batería) encara nuevos proyectos buscando reconec­tar con su público y con las nue­vas generaciones.

En aquel espectáculo denomi­nado Asciende y Ataca, la banda se vio las caras con sus fans, que hoy ya no son tan adolescentes, que tienen sus propias fami­lias y que, a pesar del paso del tiempo, los esperó. “Fue algo sensacional. Fue volver a rea­brir ese episodio que estaba pausado temporalmente y que no sabíamos cuándo se iba a reanudar. Volver a vivir eso fue una mezcla de emocio­nes tan fuertes y tan potentes. Vimos fans, amigos y seguido­res de una época pasada y les conocimos a sus familias ente­ras”, recuerda Esteban desde su hogar en Nueva York.

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Los Monzon-Sanders llegaron una semana antes a nuestra capital para ultimar detalles. Incluso hubo una previa con grupos de jóvenes que les invi­taron a charlar. Ahí ya se sentía un aura especial, había euforia, anécdotas sobre cómo descu­brieron su música, la conexión con sus padres a través de Skp7 y, por supuesto, en el lenguaje de la nueva generación, pedidos de selfies para las historias de Instagram. “Vivir eso fue muy emocionante y muy fuerte”, confiesa el músico.

“Ya en el lugar del concierto, muchos se acercaron, nos abra­zaron, incluso una persona que fue con su hija nos dijo que fue al lanzamiento del primer disco estando embarazada de ella. La nena tendría hoy 14 o 15 años y su mamá la estaba llevando para que conozca el que fue su grupo favorito. Nos sacamos fotos con ellas, fue algo muy fuerte”, afirma el cantante y guitarrista.

Arrancaron ese show con una de las canciones que fue punta de lanza en su momento para generar una base de seguidores, “Mi próxima ciudad”. “Fue muy explosivo, a mí me corría una energía muy fuerte. No sabía si llorar o cantar. Le escuchaba a la gente corear las canciones y me sentía muy agradecido por eso. Me sentí satisfecho, pleno y feliz con lo que estaba viviendo”, asegura Monzón.

Por su parte, el baterista Iván Foltz resalta que en esta etapa de sus vidas en la que están bor­deando los 40 años ya no se cosechan relaciones de amis­tad tan profundas como las de la infancia o la adolescen­cia. “Encontrarnos todos fue como volver a tener ese grupo de amigos de nuevo. Recu­perar esa familia en la que puedo decir cualquier cosa y me entienden, es mucho más valioso. Ahí arriba del esce­nario no hizo falta nada. Solo tuvimos que empezar, tocar y disfrutar porque nos conocía­mos de toda la vida, entonces volver a hacer esto juntos fue realmente mágico”, subraya.

LOS PLANES

Había muchas dudas sobre si la banda, que en este julio cumple 22 años de vida, volvía por una noche, por unos cuantos con­ciertos o era un regreso defini­tivo. Los integrantes se encar­gan de aclarar eso: “Mucha gente nos vio regresar y quedó con la pregunta de si era solo por un concierto o había algo más. Justamente les quere­mos decir que sí, que hay más cosas. Estamos con una agenda abierta. Tenemos el deseo de volver siempre”, afirma Este­ban Monzón.

La banda en su momento rea­lizó buenas presentaciones en Argentina y Brasil. Gracias a eso, quedaron contactos. “También tenemos muchos contactos en Argentina. Iván tiene muchos contactos allá y gente que nos quiere llevar allí. Estamos con muchas ganas de volver a tocar, estar activos y estamos trabajando para que todo eso suceda”, destacan.

Además, están construyendo (o reconstruyendo) una comuni­dad de fans a través de What­sapp con un grupo llamado Los Skpados. “Invitamos a toda la gente que quiera unirse, cono­cer más de nosotros o conocer vivencias que solo contamos en ese espacio a ser parte”, reco­miendan los integrantes.

Para poder alcanzar todas las metas que se proponen, el rol de un mánager es fundamen­tal a fin de mejorar la carrera de un artista o banda en todo lo que involucra la parte comer­cial de la industria de la música. En Skp7 lo entienden a la per­fección y encontraron a esa figura clave en Dani Gavilán. “Yo le conozco a Iván desde hace años. A Esteban recién le conocí este año y con Cynthia estábamos en la misma iglesia. Para mí fue un privilegio for­mar parte de esta vuelta”, dice el representante.

A Gavilán le cupo registrar lo que ellos denominan “el legado”. Va a ser la primera vez que esta banda tenga un show completo grabado en vivo. “Nosotros como productora y a parte del rol de mánager que estoy ejerciendo, venimos cola­borando con ellos. Nos senti­mos muy honrados de dejar ese registro para que los hijos de los integrantes puedan conti­nuar ese legado de sus padres”, insiste Gavilán.

Los integrantes prometen que en un corto periodo de tiempo verá la luz el video en vivo de “Mi próxima ciudad”. “Ya está grabado y queremos lanzarlo en los próximos meses. Nos toca contribuir y colaborar con eso. Es un trabajo muy serio y profe­sional que nos hace sentir muy felices. Hay mucho que hacer y muchos sueños por cumplir. Tenemos un proyecto con con­tenido saludable para los jóve­nes y hacer un buen espectá­culo para todos”, subraya el mánager.

A partir de eso, para este grupo de amigos empieza una planifi­cación cargada de sueños y pro­yectos para este y el siguiente año. Además, conmemorando los 22 años de la banda, será lanzando todo el concierto Asciende y Ataca que la banda dio en Asunción en su vuelta. “Les estoy visitando ahora en Nueva York para organizar los proyectos”, dice Gavilán.

A esto se le suman dos pre­sentaciones en Nueva York, aprovechando la presencia de su baterista en Estados Uni­dos. El domingo 16 de julio en Brooklyn (16-40 Hancock St, Brooklyn/NY) y el viernes 21 de julio en Queens (Nueva Vida, 5321 37th Ave, Queens, NY). Pero esto no solo se ciñe al país del norte. “Queremos poner de nuestra parte para reactivar toda la escena local cristiana más allá de Asunción. Tenemos una agenda abierta para visitar ciudades del inte­rior”, prometen.

TRABAJAR EN LA DISTANCIA

Mientras Esteban y Cynthia tienen su vida hecha en los Estados Unidos y con sus hijos iniciando carreras artísticas allá, el resto de los integrantes vive en Paraguay. La distancia podría significar un problema para avanzar con los proyec­tos, pero ellos encuentran la manera de construir ese espa­cio juntos. “Creo que el no estar juntos es el mayor desafío que tenemos. La mayor parte del tiempo cada uno está en sus cosas”, reflexiona Foltz.

El baterista asegura que el pri­mer desafío lo superaron, que fue realizar el concierto de regreso. Tomarse el tiempo para organizarlo, encontrarse, ensayar, etc. “Todos estamos con esa misma fuerza, deseo y ánimo de dejar en este momento algunas cosas de lado para apos­tar a nuestro proyecto. Es lo que nos gusta hacer, lo que nos hace bien y que beneficia a la gente que está a nuestro alrededor también”, recalca el músico.

Un vuelo directo desde Para­guay a Nueva York tarda más de 12 horas y cubre una distan­cia de 7.551 km. Entonces, este viaje que Iván tiene planeado junto a Esteban y Cynthia no es un viaje de placer. “La idea es empezar a trabajar en el cuarto disco. Ya estamos con eso. Hoy en la distancia se pueden hacer muchas cosas gracias a la tecno­logía. Cada uno puede ir com­poniendo, probando, luego nos pasamos todo”, expone.

Para él, la base para que todo esto funcione radica en la pro­moción del material en vivo que planean lanzar por su aniversa­rio. “Todo ese material audio­visual es muy importante para nosotros porque es la primera vez que tenemos algo en esa calidad y es la mejor publici­dad que podemos tener. Nos queda ir a golpear puertas jun­tos, seguir soñando y traba­jar en la producción del nuevo disco”, recalca el baterista.

Hoy la película es distinta para ellos. Cada uno cuenta con ingresos laborales y con recursos que antes no tenían. Entonces desean invertir en su música con la idea de seguir cre­ciendo, de darse a ellos mismos ese espacio y también a los que vienen detrás suyo. “Creo que hay material suficiente para ello. Queremos hacer esto ahora en julio y si podemos hacer algo más antes de fin de año, sería fantástico”, anhela Foltz.

EL NUEVO DISCO

Para ese nuevo trabajo, vol­verán a contar Cory Shuman, quien ya se encargó del tercer disco de la banda Seven, pero también van a sumar otros pro­ductores. “Estamos buscando una mezcla otra vez porque Skp7 no se encierra en su solo estilo, sino que se nutre de dife­rentes sonidos, estilos y gustos. Estamos trabajando con el pro­ductor paraguayo Omar Valdez, que entiende mucho de sonidos latinos, de pop rock latino. Él tocó el acordeón con nosotros el día del concierto. Ya venimos haciendo cosas con él”, adelanta Esteban Monzón.

Las ideas ya están sobre la mesa, solo falta juntar a todas las par­tes y estirar este carro llamado Skp7 todos juntos. “Ya tenemos las maquetas de tres canciones hechas. Iván llega en unas semanas y vamos a estar prac­ticando, ensayando y tocando en vivo. Vamos a trabajar en la preproducción del cuarto disco. Hay un montón de ideas que están fluyendo”, promete el músico.

Para el anterior trabajo, tuvie­ron que viajar días enteros hasta el estado de Georgia, en donde Shumann tiene su estu­dio de grabación (Little Bird Big Sound Studio), pero en esta ocasión no hace falta moverse tanto. “Él se asoció a un estudio acá en Nueva York. Esta vez no vamos a tener que viajar por­que podemos ir allí tranquila­mente. Cory va estar trabajando en la mezcla, las voces y en las demás canciones acá con noso­tros”, puntualiza Monzón.

“Por cuestiones de tiempo y recursos no podemos estar jun­tos, pero yo ahora me tomo estos 15 días de vacaciones que tengo en mi trabajo y los invierto en la banda con mucho gusto. Apro­vechando bien el tiempo, pudi­mos organizar algunas pre­sentaciones en Nueva York. Seguramente vamos a contac­tar con algunas productoras de allá para mostrarles lo que esta­mos haciendo y lo que queremos hacer”, agrega Iván Foltz.

Cynthia Sanders promete que, si el tiempo y otros factores les sonríen, van a lanzar este cuarto disco el año que viene en Asunción. “Ya tenemos la fecha para volver a Paraguay que sería entre marzo y abril y una vez allí queremos recorrer ciudades del interior presentando el disco nuevo. Ya no queremos espe­rar tanto para volver a encon­trarnos con la gente de nuestro país”, augura.

La cantante asegura que están trabajando para ganarse a nueva gente y haciendo música para conectar nuevamente con los que están con ellos desde hace 22 años. “Queremos que todo salga, volver en setiem­bre o diciembre, pero para eso necesitamos un público que pida por nosotros, que quiera escucharnos. Se vienen cosas lindas, esas cosas van a suce­der”, insiste.

“En julio cumplimos 22 años y vamos a sacar el primer disco en vivo. Tenemos un disco de estu­dio nuevo para el próximo año y una vuelta a Paraguay. Nunca más van a tener que esperar 14 años para volver a vernos”, cierra Sanders recalcando ese pacto que tienen con su público desde hace más de 20 años y que ni la distancia pudo romper.

Por sus hijos

El espectáculo de retorno también estuvo marcado por la presencia en el escena­rio de los hijos de los integrantes. Foltz cuenta que sus hijos también tocan música y le resonaban sus voces cuando le pedían ver tocar a Skp7 en un concierto. “Justa­mente en esa ocasión mi hijo mayor, Alan, que ya tiene 16 años, nos acompañó en el escenario tocando el piano igual que Arwen, la hija de Esteban y Cynthia. Eso es algo que no tiene precio”, dice con admi­ración.

Además, la actriz y cantante paraguaya Arwen Monzón Sanders (hija de Esteban y Cynthia), quien fue parte del elenco de “Frozen. El musical”, estuvo presente con sus padres esa noche. Ella fue la joven Elsa y la joven Anna. Con esa gira, ella viajó por todo Estados Unidos recorriendo un mon­tón de ciudades. “La incluimos para llamar la atención de los chicos más jóvenes y de alguna manera atraer gente nueva”, afirma su madre.

“La idea inicial era invitar solo a Alan. Pero sentíamos que nos faltaban unas voces porque yo soy la que trata de dividirse siempre esa parte, entonces pensamos en Arwen que ella podía ayudarnos en el escenario. Además, como ella tiene mucha llegada y sabíamos que muchos adoles­centes le siguen, mucha gente iba a querer verle cantar”, agrega Cynthia Sanders.

Para ella, fue algo muy especial como madre porque era la primera vez que com­partía escenario con su hija. “Arwen ya tiene mucha experiencia, pero nunca tocó con sus padres ni en Paraguay. Fue muy emocionante. Yo trataba de que no me gane la emoción. Yo quería llorar y tra­taba de no hacer ningún contacto visual con ella ni con mis otros hijos que esta­ban abajo y por primera vez nos estaban viendo tocar en un escenario. También era algo muy especial para ellos y lo hicimos posible”, atesora la cantante.

La presencia de los chicos es clave, ya que, al ser de otra generación, buscan conectar con otros de su misma edad. A su vez, los adolescentes que fueron con sus padres pueden encontrar a un contemporáneo con quien identificarse y tener un modelo a seguir. “Fue como unir dos generaciones y mostrarles que se puede lograr el sueño de tener una banda o hacer música. Tam­bién fue darles plataforma a los nuestros. Al final, nosotros vamos a desaparecer y ellos van a quedar”, subraya Sanders.

“Creo que todos los que estábamos en la banda sabíamos que esa reacción era algo que podría volver a pasar, pero que no era claro. Fue un reencuentro de emociones muy fuerte que no puede compararse con nada. Volver a hacer lo que te gusta, con la gente que te gusta”, agrega Iván Foltz.

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