Jorge Zárate, jorge.zarate@nacionmedia.com - Fotos: AFP, gentileza, archivo

Haciendo uso de la biología molecular, un equipo de investigadores de la Universidad de Tubinga (Alemania) pudo establecer que el tronco madre de lo que en el tiempo sería nuestro ava ñe’ê nació hace unos 2.500 años cerca de lo que hoy es Santarén, en Brasil. En este diálogo con Nación Media, Fabricio Ferraz Gerardi, director del elenco de científicos, brinda mayores detalles sobre la investigación en la que afirman haber identificado el tronco de una de las lenguas indígenas más esparcidas a nivel continental.

“La mayoría somos brasileños aunque yo también soy ciudadano alemán”, cuenta Fabricio Ferraz Gerardi, jefe del equipo que llevó adelante el trabajo “Filogenética léxica de la familia tupí-guaraní: lengua, arqueología y el problema de la cronología”, que se publicó en junio pasado en la prestigiosa revista técnica Plos One.

Ferraz Gerardi coordinó la tarea de la que participaron Tiago Tresoldi, Carolina Coelho Aragón, Stanislav Reichert, Jonás Gregorio de Souza y Francisco Silva Noelli desde diferentes países, a saber: “Carolina en Brasil, Tiago en Suecia, Jonas en España, Francisco en Portugal/USA, Stanislav (que es ruso-alemán) y yo en Alemania”, detalló en comunicación desde el Instituto de Lingüística de la Universidad de Tubinga.

El equipo partió buscando dar una respuesta al siguiente problema: “El tupí-guaraní es una de las ramas más grandes de la familia lingüística tupiana, pero a pesar de su relevancia no existe consenso sobre sus orígenes en términos de edad, patria y expansión. Las clasificaciones lingüísticas varían significativamente, con estudios arqueológicos que sugieren rangos de fechas incompatibles, mientras que la literatura etnográfica confirma las estrechas similitudes como resultado del contacto continuo entre familias”.

El estudio les permitió inferir que el nacimiento del tronco madre de la lengua se dio hace unos 2.500 años cerca de la actual ciudad de Santarén, en el estado brasileño de Pará. La investigación fue realizada con métodos de la biología molecular para comparar e investigar la evolución geográfica y cronológica de la que fue considerada durante la colonización europea como “lingua geral” o lengua franca de los habitantes de estas tierras.

–¿Cómo hicieron para determinar la fecha estimativa de 2.500 años para el nacimiento de la lengua guaraní?

–Lo que nació hace 2.500 años no es la lengua guaraní, sino su lengua ancestro de la que desciende el guaraní (junto con otras lenguas tupí-guaraní). Para comprender mejor este concepto, imagine un árbol: la raíz representa el idioma ancestral, mientras que las ramas simbolizan sus descendientes. Las ramas inferiores, más cercanas a la raíz, representan los descendientes más antiguos, mientras que las ramas superiores, más alejadas de la raíz, representan las lenguas más jóvenes y recientes. Si bien esta analogía no es una representación impecable del escenario, sirve como una herramienta útil para comprender el concepto. Con todos estos datos es posible inferir las relaciones internas de las lenguas en forma de árbol, donde podemos ver cómo se relacionan las lenguas y qué grupos/lenguas comparten un ancestro común.

–¿Qué es la filogenética léxica?, ¿podría darnos ejemplos de sus usos?

–El uso de métodos genéticos y de biología molecular aplicados a la evolución del lenguaje es un aspecto importante a considerar. Es crucial recordar que “evolución” en este contexto no implica mejora, sino que se refiere al proceso de cambio y desarrollo hacia un estado diferente en comparación con un estado anterior (sin juzgar si estos cambios son mejoras en algún sentido). De manera similar a como se pueden rastrear y fechar las mutaciones en los genes en genética, estos métodos se pueden aplicar a los idiomas y arrojar resultados comparables. En lingüística, estas técnicas se pueden emplear para estudiar varios aspectos, como el léxico, la morfología, la sintaxis y la fonología. Al emplear estos métodos, obtenemos una comprensión más profunda del escenario evolutivo, lo que nos permite fechar e incluso rastrear la propagación espacial de las mutaciones lingüísticas, en nuestro caso, los cambios en las palabras de los idiomas.

Modelo de relaciones geográficas de la familia lingüística tupí-guaraní. Las líneas celestes indican parentesco, un color más oscuro indica migración/separación anterior. En rojo se señalan las áreas con un 80 % de probabilidad de separación de idiomas

MUTACIÓN

–¿Podría explicarnos cómo se realizan los análisis del vocabulario y las estructuras gramaticales utilizando algoritmos de biología molecular?

–En nuestro estudio nos enfocamos en examinar los conceptos y sus significados dentro de los idiomas. La idea central es que cuando los idiomas comparten palabras que se remontan a un ancestro común, no hay mutación en este “gen”, por así decirlo. Tomemos el ejemplo de las lenguas tupí-guaraní habladas en las regiones norte y noreste de Brasil. Tienen palabras para “calabaza” que se relacionan con la palabra tupinambá “jurumu”: guajá (urumun), guajajara (zoromo), asuriní tocantins (tsoromo). De igual manera, las lenguas que se hablan en las regiones del sur tienen una palabra relacionada con el guaraní, que es “andai”: mbyá-guaraní (andai), tapiete (andai), warazu (anai). Estos patrones lingüísticos indican que en un momento determinado del tiempo y del espacio se produjo una mutación. En otras palabras, un grupo perdió la palabra original y la reemplazó con una palabra prestada de otro idioma o que existía dentro de su propio vocabulario. Esta mutación se tiene en cuenta y se ingresa una serie de información en el algoritmo para intentar fechar esta mutación. Al incorporar datos arqueológicos y las ubicaciones actuales de las lenguas, nos esforzamos por obtener información sobre la dimensión espacial de esta mutación.

–¿Tomaron contacto con estudiosos paraguayos durante el curso de la investigación?

–Desafortunadamente, no hicimos contacto con académicos de Paraguay, pero parte de nuestras referencias, utilizadas en el estudio, provienen de su país.

Fabricio Ferraz Gerardi, jefe del equipo de investigación

BENEFICIOS

–¿Cómo estima que puede repercutir el estudio para poner en valor el idioma?

–Me considero especialista en lenguas tupí-guaraní, con conocimientos que abarcan lenguas presentes y extintas dentro de esta familia. Poseo un buen conocimiento del guaraní paraguayo y soy competente en la lectura del guaraní antiguo. Estoy emocionado de compartir que la Universidad de Tübingen pronto publicará mi gramática de tupinambá, marcando la primera descripción lingüísticamente orientada en una teoría lingüística moderna de este idioma. Reconocidos especialistas como Wolf Dietrich que han trabajado con chiriguano (guaraní boliviano) y guaraní paraguayo ya han elogiado esta próxima publicación.

Además, tengo buen dominio de dos lenguas indígenas brasileñas. Aparte de publicar bases de datos de idiomas sudamericanos (con dos de los coautores), actualmente estoy involucrado en algunos proyectos de revitalización de idiomas en Sudamérica. Si bien es posible que este estudio en particular publicado en Plos One no se relacione directamente con los idiomas nativos de América del Sur, ilumina cómo nuestra comprensión puede beneficiarse al explorar el pasado y el presente. Al investigar las interacciones entre los idiomas, podemos descubrir información valiosa, como las influencias encontradas durante sus migraciones y mucho más. Un ejemplo fascinante es el estudio de la toponimia, que ofrece importantes pistas sobre la historia de un lugar y la cosmovisión de sus hablantes.

¿Cómo se compone su equipo?

–Nuestro equipo de investigación está compuesto por personas con fuertes conexiones con los idiomas nativos. Junto a mí, hay otros tres lingüistas (Carolina y Stanislav), dos arqueólogos (Jonas y Francisco), uno de los cuales tiene experiencia directa en historia y arqueología guaraní, y un especialista en filogenética (Tiago) que trabaja extensamente las lenguas nativas de América del Sur.

Un aspecto esencial de este estudio, particularmente relevante para las personas más jóvenes, es el reconocimiento de que dicha investigación no sería factible sin una comprensión profunda de un idioma. El guaraní paraguayo sirve como un excelente ejemplo para estudiar debido a su rica historia que abarca aproximadamente 450 años. Hay una gran cantidad de literatura disponible que permite una exploración exhaustiva de su desarrollo a lo largo del tiempo. Como idioma oficial, el guaraní cuenta con una hermosa prosa y poesía escrita en su forma única. Espero sinceramente que el guaraní continúe prosperando, ya que muchos de los idiomas en nuestro estudio enfrentan un futuro incierto con pocas esperanzas de supervivencia en las próximas décadas.

–¿Sabe de otras iniciativas vinculadas al guaraní en Europa o el mundo?

–Hay mucha gente trabajando en el guaraní. El profesor Wolf Dietrich, por ejemplo, es uno de los mayores expertos en lenguas guaraníes y es alemán. El profesor Bruno Estigarribia ha escrito una excelente gramática del guaraní paraguayo (en inglés) y es de acceso abierto, es decir, todos pueden descargarla gratis. También estamos trabajando en una base de datos de fauna-flora de las lenguas tupí-guaraní, y estamos aprovechando mucho las fuentes en y sobre el guaraní.

–¿Cómo sigue la tarea de su equipo de aquí en adelante¿ ¿Es posible una visita al Paraguay?

–He visitado Paraguay antes y sé que Francisco Noelli también lo ha visitado. Ahora estamos trabajando en un estudio similar considerando otra familia lingüística de América del Sur. En cuanto a guaraní, planeo volver a trabajar en el “treebank” del guaraní antiguo, que lamentablemente está estancado. También me gustaría trabajar con un estudioso paraguayo en un treebank de guaraní paraguayo. Espero encontrar a alguien. ¡Quizás esta entrevista me ayude! Me encantaría volver a visitar Paraguay, especialmente para tener la oportunidad de practicar algo del idioma guaraní.

Un estudio moderno

Para el lingüista paraguayo Domingo Aguilera, “por lo que se puede leer en el estudio, las ciencias auxiliares de las nuevas tecnologías, como la biología molecular, son las que se unen a una metodología que desde hace varias décadas viene calculando los tiempos de evolución de las lenguas tupí-guaraníes. Lo nuevo de estos estudios modernos es la cada vez mayor rigurosidad que presentan en la obtención de los datos, con una metodología cada vez más multidisciplinaria y que con cada descubrimiento abren otros subcampos de investigación o, a veces, otros campos totalmente nuevos”.

Recordó a su vez que “desde hace varias décadas, sobre todo a partir de 1960 más o menos, se han publicado estudios de datación de la separación dialectal de las lenguas tupí-guaraníes, siendo uno de ellos, a nivel local, un trabajo del padre Bartomeu Melià, publicado en 1992 (”La lengua guaraní del Paraguay. Historia, sociedad y literatura”), en el que el autor estimaba en unos dos mil años el tiempo de separación del guaraní del antiguo tronco tupí”.

–¿CUÁL ES EL ESTADO DEL GUARANÍ COMO LENGUA VIVA EN EL PARAGUAY Y EN LA REGIÓN?

–La historia de la lengua guaraní en Paraguay no ha variado prácticamente desde los tiempos coloniales, cuando se adoptó como lengua de uso familiar en la población cario-española a través de un complejo proceso sociolingüístico, en el que no se puede dejar de mencionar la política de inclusión que dispensaron hacia la lengua algunos gobernadores españoles, sobre todo Domingo Martínez de Irala, hecho que ahora se comprueba como muy influyente desde la sociolingüística, una planificación lingüística, aunque sea no formal, desde la administración del poder central. Lo que sí han cambiado –y creo que a una velocidad de la que no nos percatamos a cabalidad– son las condiciones de sobrevivencia y desarrollo para una lengua como el guaraní, que no ha crecido prácticamente más allá de su oralismo tradicional. Si en un principio fue una lengua urbana, ya que su uso comenzó en la ciudad capital, con el tiempo se la fue desplazando al interior del país, hasta que en la actualidad es prácticamente una lengua campesina para los hablantes urbanos del español o, directamente, una lengua de marginales.

Todo lo que podemos decir sobre el estado del guaraní en la actualidad se basa en percepciones, ya que no disponemos hasta ahora de un diagnóstico basado en estadísticas. La fortaleza del guaraní estriba en el profundo arraigo popular que ha demostrado hasta ahora, o el peso demográfico como lo llaman en sociolingüística, pero le faltan los demás componentes de lo que los especialistas llaman la “vitalidad etnolingüística”, que son el estatus y el apoyo institucional.

–¿QUÉ ACCIONES PENSÁS QUE SE DEBERÍAN LLEVAR A CABO PARA AYUDAR A LA LENGUA EN SU DESARROLLO?

–No se puede no estimar los trabajos de promoción que se realizan en nuestro medio para revitalizar el guaraní, pero en donde yo dudo es en si esos trabajos son proporcionales a los problemas que el guaraní arrastra, como ya queda indicado, desde sus orígenes coloniales. Los tiempos de una lengua no son los mismos que para un ser humano. El declive de un idioma puede haber comenzado hace varios siglos, pero para los ojos de los espectadores puede parecer seguir siendo la misma y por eso no hacemos caso de las alarmas que, como en un vuelo de avión, comenzaron a sonar mucho tiempo atrás. Y así como en la metáfora del vuelo, llega un momento en que ya no se puede evitar la extinción de una lengua, que no es que “muera”, sino que se deja de hablar sustituyéndola por otra más evolucionada.

Afortunadamente, en los últimos cincuenta años hay varios ejemplos que muestran que una lengua se puede salvar si se la trabaja sistemáticamente y durante el tiempo que sea necesario, desde el mayor poder que tienen las sociedades, el Estado. Hay comunidades donde se han recuperado lenguas que ya tenían sellada prácticamente su defunción, lo que nos demuestra que una lengua no se salva espontáneamente, sino activando las fuerzas sociales, políticas y económicas que tiene una sociedad.

En Europa trabajaron durante varios años para unificar una política común para todas las lenguas de los países que se integraron en la Unión Europea y ratificaron un marco común europeo para las lenguas, un documento muy minucioso que sirve para cada país como matriz para sus políticas de mantenimiento y desarrollo de la lengua propia. Hay comunidades donde se revitalizaron las lenguas locales y ahora están fortalecidas. Todas esas comunidades tienen su hoja de ruta completa y están deseosas de compartirla con cualquier país que así lo decida. Por ese lado, creo que es una cuestión de gestión la transferencia de estas experiencias exitosas de otros países para adaptarlas a nuestro ambiente local.

La milenaria trayectoria del idioma guaraní. Foto: Archivo

Una de las lenguas más extendidas del mundo

El estudio dirigido por Fabricio Ferraz Gerardi apunta que “no importa la ubicación de la patria, la expansión del Tupí Guaraní (TG) se encuentra entre las más grandes del mundo, extendiéndose a lo largo de más de 4000 km tanto en latitud como en longitud, siendo sus fuerzas impulsoras un tema de intenso debate. La investigación arqueológica sugiere que el crecimiento demográfico fue impulsado por el auge de la agricultura, junto con un fuerte sentido de territorialidad respaldado por redes políticas de largo alcance y por una ideología bélica expansionista. Un área cada vez mayor de paisaje boscoso que podría usarse para la agricultura podría haber contribuido a esta expansión”.

También resulta interesante conocer que: “Más recientemente, se ha encontrado un compromiso mediante la prueba explícita de modelos demográficos frente a escenarios de cambio climático simulados para el Holoceno tardío. Estos modelos muestran que una combinación de procesos de difusión démica y la preferencia por un nicho ambiental particular (bosques tropicales húmedos) explica mejor la cronología arqueológica y la reconstrucción general de la lingüística histórica: una larga estasis en la Amazonía, con el surgimiento y desarrollo de las principales sucursales de Tupí, seguido de una rápida expansión a otras partes de América del Sur (correspondiente a la expansión de TG) concluye que el centro más probable de la dispersión del TG es el Alto Tapajós. Propone una patria amazónica sudoccidental para el proto-tupí-guaraní (PTG), situada cerca de las cuencas de los ríos Arinos y Juruena superior. Utilizando la Teoría de la Migración Lingüística y motivado por la clasificación en postula la patria de PTG en el bajo Xingu…”

Enlaces

Estudio en Plos One: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0272226

Banco de dados de lenguas Tupí: https://tular.clld.org/contributions/tuled

Treebanks: https://universaldependencies.org

Gramática de guaraní paraguayo (en inglés): https://library.oapen.org/bitstream/handle/20.500.12657/51773/9781787352872.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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