Jorge Coronel Prosman* - Fotos: gentileza

Entre las numerosas tropas mercenarias que tomaron parte de los ejércitos aliados en la guerra de la Triple Alianza, los soldados de fortuna europeos fueron los más numerosos. En los archivos sudamericanos están bien documentados los soldados italianos, vascos, franceses, suizos, ingleses, españoles, alemanes, entre otros, que sirvieron en los ejércitos de Brasil, Argentina y Uruguay. De entre estos numerosos soldados legionarios, extraemos la historia del ingeniero militar, espía, saboteador y mercenario profesional, el coronel polaco Robert Adolfo Chodasiewicz.

Son numerosas e impactantes las historias de mercenarios que se destacaron en esta fatídica guerra, como las de los artilleros alemanes, las legiones italianas, el aventurero suizo, los marinos polacos o los griegos. El legajo del mercenario Chodasiewicz es una de esas impresionantes, así como poco conocidas, historias de militares luchando bajo la bandera de un país que no es el suyo.

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En los archivos argentinos se encuentra una carta a Gelly y Obes, comandante del ejército en campaña del presidente Bartolomé Mitre, en la que le pide que elija uno de los mejores caballos que le enviaba desde Buenos Aires, unos 400 en total, y se lo entregara al mercenario polaco Chodasiewicz. Se refería al teniente coronel Robert Adolfo Chodasiewicz, nacido en Wilma, Polonia, hoy Lituania, en 1832, donde su familia fue confinada por participar en revueltas contra el zar de Rusia.

La movida vida militar de Chodasiewicz empieza en 1853 cuando estalla la guerra de Crimea entre el Imperio ruso y el Imperio turco con la alianza de Inglaterra y Francia. El joven polaco estudiaba en la escuela militar rusa y fue incorporado al ejército en campaña, en la zona de conflicto, donde trabajó en misiones de estudios de terrenos y de inteligencia militar.

Por sus estudios (topografía, planos, fortificaciones) formaba parte del cuerpo de ingeniería. Fue condecorado por su participación en batallas y destinado a planificar y ejecutar las fortificaciones de Sebastopol, ciudad y fortaleza que empezaba a ser atacada por las tropas inglesas y francesas. Fue una dura resistencia de los rusos, cercados por las fuerzas invasoras.

El coronel polaco Robert Adolfo Chodasiewicz

BANDOS

Comenzó así una larga y penosa guerra de trincheras para ambos ejércitos, atacantes y defensores, que terminó con el abandono de los rusos del bastión. Posteriormente, participó de las batallas de Balaklava y en la de Inkerman, donde fue herido por una bayoneta enemiga en luchas cuerpo a cuerpo. Para ese entonces ya contaba con el grado de capitán.

En Polonia era fuerte el sentimiento antirruso, ya que la población en general aspiraba a la independencia de su país del Imperio ruso. Esto llevó a Chodasiewicz a desertar en 1855 y pasarse al bando enemigo, las fuerzas británicas, que lo tuvieron en principio como prisionero.

Sigilosa pero progresivamente empezó a trabajar con los ingleses en misiones topográficas y técnicas, destacándose por su capacidad de trabajo, su predisposición y conocimientos. Organizó un servicio de inteligencia y de intérpretes, dedicándose a misiones detrás de las líneas rusas. Entre sus mayores logros estaban el espionaje y correo militar, así como dinamitar depósitos militares y almacenes rusos.

Fue trasladado a Londres, donde siguió en el Ejército inglés. Una vez concluida la guerra de Crimea, viajó por diversos países de Europa. Se unió al regimiento de polacos que servían en Turquía, en el cuerpo de Dragones y Cosacos, donde por cinco años desarrolló tareas de ingeniería militar.

En 1862, al estallar la guerra de Secesión en Estados Unidos, Chodasiewicz se dirige a dicho país, como muchos de sus compatriotas. Ahí ofrece sus servicios y conocimientos militares al Ejército de la Unión. Se incorporó a un regimiento de artillería, haciendo trabajos de relevamientos topográficos, de posiciones y de la compleja red de trincheras. Para 1864, ya desarrollaba importantes labores de apoyo a las tropas del general Ulysses Grant, construyendo puentes, fortificaciones y sobre todo planificando sabotajes y voladuras de posiciones enemigas.

PRECURSORES

En este periodo, los hermanos James y Ezra Allen, aventureros y precursores de los vuelos con globos aerostáticos, se ponen al servicio del general Grant, en especial para desarrollar la novedosa técnica militar de utilización de globos. En esas misiones de vanguardia militar, colabora el dinámico mercenario polaco Chodasiewicz, quien posteriormente aplicaría esta técnica en la guerra de la Triple Alianza. A finales de la guerra de Secesión norteamericana, en 1864, se retira del Ejército y pasa a trabajar como ingeniero en Nueva York.

A mediados de 1865, se entera de la guerra en el Río de la Plata. El espíritu aventurero y militar lo llamaba. Se presenta al embajador argentino en los EE. UU., Domingo Sarmiento, a quien ofrece sus servicios. Rápidamente es enviado a Buenos Aires, con una recomendación al presidente general Mitre para ser contratado e incorporado al Ejército argentino. Mitre, en ese tiempo, ya había enviado agentes para la contratación de legionarios mercenarios en Europa.

Con esta carta llegó en octubre de 1865 y en diciembre fue incorporado como capitán al cuerpo de ingenieros. Fue destinado a servir junto a las tropas acampadas en la provincia de Corrientes, a las que se unió en las intensas actividades de logística y planificación que se preparaban y analizaban para invadir el Paraguay.

Para ese tiempo, las noticias del uso de globos aerostáticos con fines militares ya habían llegado tanto a Pedro II, emperador de Brasil, como a Bartolomé Mitre, presidente de Argentina. Luego de algunos intentos fracasados con técnicos franceses, el duque de Caxias aprueba que se contrate a los hermanos Allen, quienes debían proveer la tecnología, los globos y el combustible. Allí encuentra a su viejo conocido, el mercenario polaco.

Los nuevos técnicos mercenarios americanos se metieron de lleno en el frente de guerra. Aunque trabajaban en medio de numerosos inconvenientes y problemas, finalmente el 8 julio de 1867 se eleva por primera vez la novedad militar. Con este vuelo, que estaba a cargo del ingeniero Chodasiewicz y el legionario paraguayo Ignacio Céspedes, se da la primera ascensión de un globo aerostático con fines bélicos en Latinoamérica.

Hasta ese momento, toda la información sobre la ubicación, las posiciones, construcciones y armamentos del enemigo era suministrada por los precarios mangrullos o atalayas que se construían lo más cerca posible del frente de batalla.

REGISTROS

Para la redacción de este artículo no se ha logrado dar con registros fotográficos de esta importante innovación militar que significaba el uso del globo cautivo. Solo se cuenta con dibujos y algunas ilustraciones de publicaciones de la época que traían crónicas de la guerra. Los periódicos de trinchera paraguayo, de carácter humorístico-satírico, el Cabichui y el Centinela le dedicaron algunos de los grabados satíricos a este monstruo que aparecía en el cielo.

El globo fue probado en el campamento aliado de Potrero Piris. Las observaciones realizadas por Chodasiewicz y Céspedes fueron aprobadas por los militares brasileños al poder divisar desde casi 200 metros de altura las posiciones paraguayas. Este globo, que en realidad eran dos, pero se usó solo uno por falta de combustible apropiado, fue utilizado en aproximadamente 20 misiones aéreas mientras el Ejército aliado forzaba el paso de las fortificaciones paraguayas en Curupayty, Humaitá y todo el denominado Cuadrilátero de Defensa, donde permanecían atrincheradas las tropas paraguayas.

El globo aerostático cautivo, amarrado por cuerdas a un buen número de soldados en tierra, se siguió usando hasta fines de 1867. Era arrastrado por el frente de batalla por poderosas cuerdas a tierra. Para diciembre de 1867, no se tienen noticias de su uso y tampoco se sabe el porqué del abandono de esta formidable arma bélica, que en principio causó pánico entre los oficiales paraguayos. En las posteriores presencias del globo, en las trincheras paraguayas quemaban pasto húmedo para producir la mayor cantidad de humo posible, lo que imposibilitaba una buena observación de los tripulantes del globo.

Para 1868, el mercenario polaco deja el Ejército argentino y se incorpora al cuerpo de ingenieros del Ejército de Brasil bajo el mando del duque de Caxias. Continúa durante toda la guerra con las tropas del Imperio y con estas, en 1869, llega a la ocupación de Asunción.

Al finalizar la guerra, queda radicado en Asunción por unos años, donde realiza diversos trabajos de topografía, mediciones, planos y sobre todo como responsable del ferrocarril paraguayo. También tuvo a su cargo el delicado trabajo de tasación de las casas y edificios de Asunción, ciudad devastada y ocupada por las tropas aliadas. Numerosas propiedades no tenían dueños, pues la mayoría de los habitantes y familias enteras habían desaparecido en la guerra. Sus propiedades empezaron a ser rematadas por el Gobierno, bajo la tutela de las tropas de ocupación, a los extranjeros que estaban dispuestos a pagar por esas propiedades en remate. Chodasiewicz fue el encargado oficial de hacer las estratégicas y políticas tasaciones de esas propiedades.

Finalmente, el inquieto mercenario volvió al Ejército argentino, radicándose en Corrientes y en Buenos Aires, llegando a ser director de la Fábrica de Pólvora en esta ciudad, donde murió en 1886.

El coronel Chodasiewicz, como muchos otros legionarios mercenarios europeos, posteriormente adoptó como patria al país que les había contratado como mercenarios. Formaron familia, desarrollaron tareas profesionales, muchos de ellos como militares, como el caso de Chodasiewicz, pasando a formar parte de las leyendas militares, económicas y sociales de Argentina, Uruguay y Brasil. En Paraguay también actuaron algunos mercenarios extranjeros, pero en mucho menor medida que en los ejércitos aliados.

* Historiador, maestría en Historia por la Facultad de Filosofía de la UNA, coordinador del NEPSP y actual miembro del Consejo del Conacyt.

BIBLIOGRAFÍA

- Archivo Mitre, Guerra del Paraguay T III, p. 165.

- Díaz-Duhalde, Sebastián. El globo aerostático y la máquina de mirar. Cultura visual y guerra en el siglo XIX paraguayo. Revista Decimonónica, Vol.11, nro2. 2014. P 34-51, disponible en https://www.decimononica.org/wp-content/uploads/2014/06/Diaz-Duhalde_11.2.pdf.

- Durán, Margarita. Planos de Asunción (1869-1876). Fondec. 2018.

- Montes-Bradley, Nelson. Más liviano que el aire. Xlibris, 2007, p. 57/80.

- Silveira, Mauro César. La batalla en los periódicos. Arandurã. 2017.

- Warren, Harris Gaylord. Roberto Adolfo Chodasiewicz: un soldado polaco de fortuna en la guerra del Paraguay. Cambridge University Press: 11 de diciembre de 2015.

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