En esta edición del programa “Expresso”, emitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos analiza con los encuestadores Erica Imbrogiano (EI) y Rodney Acevedo (RA), investigadores que trabajan en el campo de los sondeos electorales, los resultados de los últimos comicios generales. Entre las múltiples razones de la contundente victoria del candidato colorado Santiago Peña, ambos expertos coinciden en que la oposición no ofreció una oferta electoral que garantice un cambio y además se sobredimensionó el efecto de la injerencia diplomática externa.

Fotos: Nadia Monges

–ADS: ¿Los resultados de las últimas elecciones han sido coherentes con la intención de voto manifestada previamente?

–EI: Nosotros estamos intentando comprender al elector. Si en algún caso una intención de voto marca que un determinado candidato está arriba, hay que encontrar también dentro de la investigación algunos datos que podrían indicar que tal vez esa intención de voto podría variar. Es un trabajo científico en el cual hay investigadores que están trabajando para poder llegar a ese último dato que se visualiza una vez que la elección acontece.

–RA: Las encuestas fueron muy consistentes con lo que pasó. Pero no todas las encuestas son así. Y la verdad es que hay que partir de una realidad. Parte de la estrategia de comunicación de las campañas políticas es generar sensación de victoria. Entonces, si yo estoy por debajo, mis electores, mis punteros, mis caudillos, toda mi estructura política, ¿qué ganas tendrán de salir a trabajar todos los días si estoy 20 puntos abajo o 15 puntos abajo? Se me desinfla el equipo. Entonces la publicación de datos falsos que dan sensación de victoria a las campañas políticas es una estrategia de comunicación que siempre se usó.

–Ciencia versus carro del vencedor.

–RA: Exacto. Entonces, ¿cuál es el rol que tiene la empresa de investigación dentro de la publicación? Porque si una encuesta o una empresa que está vinculada a una campaña política me hace una publicación, yo tengo mis motivos para desconfiar. Entonces acá hay que mirar la trayectoria de la empresa y su motivación.

–El asunto es cuán honestas son las encuestas internas siendo parte de una campaña.

–EI: Las encuestas son fundamentales para un sistema democrático. Hay muchas veces que cuando uno saca una investigación, hay datos que a ciertas personas no les gustan. Entonces, se toman con el investigador. Pero el investigador no tiene la culpa. Porque el investigador toma la opinión pública de la ciudadanía. Si se enojan con el investigador, tienen que enojarse también con la ciudadanía.

–¿Es algo exótico o normalmente se ven las personas que van a terminar ganando las elecciones?

–EI: Cuando Santiago Peña no era todavía nuevamente candidato a presidente, se lo seguía midiendo, pero se lo medía en imagen e intención de voto personal. Y siempre estaba muy bien valorado en imagen e intención de voto personal. Y el gobierno del presidente Abdo rápido empieza a desilusionar. Empieza a desilusionar desde el momento en que él elige el equipo de colaboradores que lo van a acompañar. Porque la elección del equipo de colaboradores es el acto de gobierno más importante. La gente va a mirar quiénes son los hombres y mujeres que te van a acompañar a manejar este país. Después tuvimos lo del acta secreta y ahí ya empezó el declive. Y empezó también a mencionarse que tal vez el presidente no estaba lo suficientemente preparado para el cargo. Entonces, ahí comienza también la imagen de Santiago Peña y todo lo que representaba a revalidarse. O sea, muchas veces el elector paraguayo comienza a moverse por opuestos. Si tengo un presidente con determinadas características que no me convencen, quiero otro que tenga otras características. Y eso lo hemos visto, por ejemplo, en el tema de Nicanor Duarte Frutos con Fernando Lugo. Nicanor tenía un nivel de soberbia que ya nadie estaba soportando. Entonces, ahí que aparece un Lugo, ondas de amor y paz, entonces ahí se valida este nuevo liderazgo.

–¿Qué tienen las encuestas que normalmente no se publican en los medios de comunicación?

–EI: Muchísima información. La mayoría de los clientes y de los medios lo que les interesa es quién está arriba y quién está abajo. Pero tal vez en el momento en que se hace una medición, suponiendo que faltan dos años para una campaña, tal vez ese es el dato menos importante de una investigación, porque pueden pasar muchísimas cosas hasta el día de la elección. Entonces, lo primero que empezás es a ver cuál es el nivel de conocimiento de los determinados candidatos. ¿Lo conocen o no lo conocen? Y si lo conocen, ¿cómo lo conocen? O sea, si te conocen y tenés una muy mala imagen, ahí hay más trabajo que hacer. Y si te conocen bien y tenés una muy buena imagen, ahí jugás con un plus.

Después tenés que ir midiendo las demandas que tiene la ciudadanía en determinados lugares para poder ir viendo qué tipo de discurso vas a ir construyendo. También tenés que ir identificando los niveles de confianza. Una cosa es imagen y otra cosa es confianza. Y volviendo a la elección que tuvimos hace poquito, al medir la confianza de Santiago Peña, él era el que mejor confianza tenía de los tres principales candidatos. La confianza la medíamos con cuestiones de la vida. O sea, ¿a quién le darías tu plata para que vaya y pague la factura de tus servicios? O sea, cuestiones de la vida diaria que podían identificar algún porcentaje de confianza. También se miden cuestiones que están aconteciendo en la realidad nacional para saber cómo la gente está valorando esas cuestiones y qué postura uno tendría que tomar ante determinado tema. Otra de las cuestiones que también se midió fue el tema de la religión. O sea, ¿qué religión tiene la gente que va a ir a votar? ¿Qué posturas tenían, por ejemplo, en temas como la transformación educativa? Y así un montón de cosas se han medido.

EL CAMBIO

–¿Cuál fue el escenario en el cual se disputaron las elecciones y por qué fue predisponente a la victoria de Santi Peña?

–RA: Y fue el fracaso de este gobierno y se enfrentaron el cambio o más de lo mismo. Por un lado tenés a Efraín como símbolo de cambio, treinta años en política, y acá hay una resistencia, hay un enojo con la clase política. Entonces, si yo soy parte o simbolizo de alguna manera a la clase política en su peor versión, yo estuve treinta años vinculado a la política, tuve cargos de alta importancia y al asumir esos cargos de importancia estuve vinculado a hechos de corrupción no aclarados. Ese era Efraín en la simbología global. En ningún caso él podía simbolizar el cambio. Después tenías a Euclides, que tiene más de cuarenta años de política y había sido ministro de este gobierno, ministro del Interior y de Relaciones Exteriores, dos ministerios de altísima jerarquía política, él no tenía posibilidad de significar el cambio. Fijate que él termina muy rezagado incluso, o sea, con un porcentaje ínfimo.

Arrancó la campaña con mucha fuerza y quedó mucho más abajo de lo que esperábamos porque simbólicamente no tenía una posibilidad. Después tenés a Payo, que en realidad significaba el cambio en teoría, pero la gente te decía “este tipo no puede ser presidente”. Defecó en la oficina de un juez, dice que va a meter la pena de muerte, o sea, yo no estoy de acuerdo con nada de lo que él propone. Lo único que me gusta es el cambio desde un punto de vista anárquico, hay que romper todo y empezar de vuelta, que explote todo, se acaba todo y empezamos de cero. Yo te diría que la gente que le votó sabía que no iba a ganar, pero quería hacer un statement (declaración) con su voto.

Este tipo tiene 23%, cuídense los políticos porque estamos dispuestos hasta a esto. Y por otro lado Santi, joven, con muchísima preparación técnica, efectivamente ocupó altos cargos en función de gobierno, pero llegó a esos cargos no por política, llegó por capacidad técnica. Y no tuvo, siendo ministro de Hacienda y habiendo estado en el directorio del Banco Central, ni una acusación, hecho ni rumor de corrupción. Entonces, desde ese punto de vista, eso es cambio. Es un modelo de política diferente. Y durante todo el tiempo, él simbolizó el cambio mejor que nadie por esos rasgos. La gente estaba con rabia. Entonces dice la gente, cuando uno está mal en el barrio, entre todos le ayudamos, hacemos una pollada, una rifa, lo que sea, entre todos le ayudamos y salimos todos adelante juntos. Cuando estábamos todos caídos, la única vez que necesitábamos a estos tipos, nos encerraron para robarnos. Rabia, frustración, agravio, miedo, ansiedad, esas eran las emociones que estaban en la gente. Y todo eso se concentraba en palabras muy simbólicas como desamparo. De ahí viene todo esto.

–EI: La pandemia marcó un antes y un después. Yo me acuerdo de paneles online que hicimos durante la pandemia y veías el rostro de las personas que estaban desesperanzadas. Y ahí en la pandemia ellos se sintieron vulnerables y se dieron cuenta de lo vulnerables que son ante un Estado ausente. Ante un Estado que si les pasaba algo, nadie iba a venir a ayudarlos. Y eso se dieron cuenta en este gobierno. Entonces lo de la pandemia también es un factor muy importante. Y también los índices de corrupción percibidos respecto al actual gobierno. Por más de que ellos dicen que rindieron cuentas, a la gente le quedó que el dinero, esos 1.600 millones de dólares, se usaron mal.

–¿Ustedes creen que la oposición sobrevaloró otro episodio importante que ocurrió con respecto a la Embajada de los EE. UU.?

–EI: Yo creo que sí. Evidentemente se sobredimensionó el impacto que podía generar. Horacio Cartes no es un actor cualquiera para el Paraguay. Es un empresario exitoso, es un señor que fue presidente de la República y su gobierno tiene una muy buena recordación. Y sumado a todo eso, él da empleo, da trabajo, y esa es una gran demanda que hoy tiene Paraguay, el empleo. Entonces ellos podían hacer toda la campaña que quieran, pero la gente tiene valores, tiene creencias. Entonces en su soledad ellos analizaban de otra manera.

–RA: Desde la campaña de 2012 hasta ahora, 2023, todos los oponentes políticos de Horacio Cartes dijeron todo lo que se podía decir de él. Y a pesar de todo ese ataque, que hace más de 10 años que le vienen pegando, diciendo de todo, sin ningún límite. Y aun así su gobierno tiene 70 % de aprobación hoy día. Entonces a través de una conferencia de prensa de un diplomático extranjero qué tanto podía pasar. Es más, si uno se guía por las métricas de la conversación digital, hace poco se casó doña Rufina con un muchacho y Olimpia contrató a un técnico nuevo y la conversación digital explotó. Pero vos mirabas la conversación digital después de las conferencias de prensa, no pasaba nada. Entonces, ¿qué impacto podía tener? Si sobrevaloraron, fue un error.

FALLA

–¿En qué falló la oposición?

–EI: Evidentemente hubo fallas desde la selección del candidato, porque si vos identificás que el candidato que estás presentando tiene mala imagen, tiene mala intención de voto personal, ahí ya te está dando señales. Porque hasta en algún momento Paraguayo Cubas le plantea realizar una investigación para que de entre ellos dos se elija quién iba a ser el candidato.

–¿Qué hubiera pasado si las elecciones hubieran sido dos meses más tarde con Paraguayo Cubas?

–RA: No iba a cambiar porque la gente sabía que él no tiene la aptitud. Él tenía un techo marcado por la historia que él mismo construyó. Se mide una cosa que es el nivel de aceptación y el nivel de rechazo. Entonces, él tiene un techo porque tiene un alto nivel de rechazo por esas conductas del pasado y permanentemente él demuestra este tipo de conductas que son extremas y anárquicas. Así como tenía un alto nivel de aceptación porque simbolizaba un cambio y aparte un cambio de shock, su forma, su planteo del cambio generaba un altísimo nivel de rechazo. Entonces, así como él tenía un potencial de crecimiento que lo realizó en su totalidad, tenía un techo también.

–EI: Y también lo que generaba en ciertos electores era un temor. Esas personas que ya tenían más de 46 años tenían miedo. Entonces, ellos mismos estaban interesados en que Payo no avanzara. Y después otras cosas, mirando un poco más adentro las investigaciones y tratando de comprender el elector de Payo. El elector de Payo está de 18 a 35 años. Aquel que tiene tal vez el secundario incompleto, o el secundario completo y la universidad incompleta. O sea, son personas que tal vez no están satisfechas, están indignadas con este sistema. Por eso un gran desafío que tiene Santiago Peña es cómo lograr que estos insatisfechos de alguna manera vuelvan a confiar en el sistema y vuelvan a confiar en la clase política.

–¿Cuáles les parecen que son los tres temas impostergables en la futura gestión inmediata del presidente Peña si lo que busca es satisfacer las demandas?

–RA: La verdad que nosotros tenemos un nivel de carencias tan grande que pensar que va a poder resolver todos los problemas que tenemos no es posible. Volviendo un poquito a la época del gobierno de Horacio Cartes, que tenía muy buenas métricas de gestión, pero no necesariamente la gente estaba feliz. Porque decimos “bueno, hice 35.000 casas para la gente necesitada”. Y sí, pero el déficit es de un millón. Entonces, antes se hacían 5.000, nosotros hicimos 35.000, siete veces más, pero la carencia es tan grande que vos no vas a poder ni con buena calidad de gestión resolver el país. Necesitás demasiados años de buena gestión para que la gente realmente se sienta mejor. La reacción más rápida es la economía, que haya plata en la calle, que haya circulante, que haya trabajo. Y después cada uno se campanea. Pero para que se revitalice la economía, se tiene que estimular la inversión y el consumo. La primera gran batalla que tiene el presidente electo es la elección de las autoridades. Acá hay dos maneras. El presidente tiene la posibilidad de buscar gobernabilidad repartiendo cargos entre los sectores políticos o construir gobernanza acercando las demandas de la gente a las decisiones del Gobierno.

VOTO JOVEN

–¿La juventud sigue siendo un fantasma que gira alrededor de nuestras expectativas pero no aparece a la hora de los votos?

–RA: Los jóvenes son los que menos participan, pero demográficamente siguen siendo los de mayor peso como electores.

–EI: 31 %.

–Sí, pero no participan.

–RA: Tienen la menor participación relativa, pero son los que más pesan en términos absolutos. Por eso Payo hizo 23%; si no, no lo lograba.

–EI: Hay un dato también en las investigaciones. Por ejemplo, había muchos electores que decían “no sé a quién voy a votar, tengo que ver qué es lo que me dice mi hijo”. O sea, no hay que subestimar a los jóvenes.

–¿Ya hay tiempo en Paraguay para evaluar la real incidencia de las redes sociales?

–RA: Hoy día la velocidad de la comunicación te exige esa interacción permanente. Porque vos en digital tenés un diálogo con tu lector. A través de los medios tradicionales vos tenés un monólogo. Yo hoy puedo elegir exactamente qué ver porque hay un contenido específicamente diseñado, entonces ¿por qué yo voy a consumir un contenido general? Y ahí yo creo incluso que muchos medios se equivocaron en esta historia de ponerse todos de acuerdo para atacar a Honor Colorado en todo su conjunto porque al final estaban pasando contenido que la gente no quería escuchar.

–EI: Ahí tenés los valores y creencias. Te podrán hacer todo el ataque que quieras, pero vos tenés valores y creencias. Vos tenés valores de lo que está bien y de lo que está mal. Y de lo que crees que está bien y de lo que está mal. Eso es muy fuerte en el ciudadano. O sea, por más que te ataquen por todos lados, pero si vos decís “esto está mal, está mal”.

–Estas innovaciones permiten encontrar una puertita lateral de comunicación que es muy importante.

–EI: Fijate que Paraguayo Cubas representó un arquetipo, el del retador al poder. Ese era el tipo de elector. Y Paraguayo Cubas, aparte de retar al poder, él se presentaba como el héroe. Y todo eso se veía en su comunicación a través de las redes sociales y ahí empezó a encantar. Quizá el elector sentía vergüenza de manifestar una intención de voto, pero el día del voto ellos van y votan realmente como ellos estaban pensando.

–¿Quién es el pueblo colorado? Para mí otro error fue creer que el pueblo colorado es un homogéneo.

–RA: Para mí “colorados nunca más” es un error pero garrafal. El 50 % de los electores están afiliados al Partido Colorado. ¿Cómo vas a discriminar con base en un criterio tan amplio de decir todos los colorados son malos? Yo no soy colorado, pero mi papá era fanático colorado. Entonces si alguien me viene a decir que todos los colorados son malos, les prendo uno, digamos, porque mi papá es mi ídolo, obviamente. Entonces ahí le hirieron emocionalmente al 50 % de los electores. Sin el 50 % de los electores no lo lográs.

–Si no trabajás, como dirían en el fútbol, las juveniles, es muy difícil que después en la época electoral apeles a la juventud para que genere el cambio.

–EI: Las elecciones que no fueron de la juventud, esas elecciones que no se realizaron finalmente, también motivó a los jóvenes del Partido Colorado a ir organizándose. Y muchos de esos jóvenes después en las municipales hoy son concejales.

–La otra autocrítica que tiene que hacerse la oposición es que no se puede pensar en un futuro de gloria sin internas.

–RA: ¿Por qué perdieron las gobernaciones? Porque no están legitimados por las elecciones internas de verdad.

–EI: Claro, lo que hay que hacer es mejorar la calidad del ejercicio de la función. Está bien, accediste al poder, bueno, ahora tenés que ser autoridad y tenés que gestionar. ¿Cómo vas a gestionar mejor? ¿Qué vas a ofrecer al electorado? Y ahí entran otra vez nuestras investigaciones. Cuando nosotros nos queremos acercar a los gobiernos municipales y ofrecer barómetros de gestión municipal, no todos comprenden esto.


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