Luis Ríos - Fotos: Eduardo Velázquez

El exarquero de General Caballero de Zeballos Cue, Olimpia, Newell’s Old Boys de Argentina y más comparte hoy con el Gran Domingo de La Nación otra pasión que incluso pudo convertir en un negocio: la fabricación de guampas para mate.

Cuando un joven portero nacido en la ciudad de Concepción del Uruguay, de la provincia de Entre Ríos (Argentina), llegaba a Paraguay en 2005 para fichar por el General Caballero, recién ascendido a Primera, no imaginaba que el destino tenía preparada toda una vida para él en nuestro país. Se afincó aquí, se naturalizó y buscó algo que pueda fusionar las raíces de sus dos tierras, como él describe.

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Corría 2020 y en plena pandemia, con el fútbol de la categoría Intermedia y todas las menores de la APF suspendidas, Tito empezó a buscar otras formas de invertir su tiempo y también generar dinero en un momento muy delicado. “Dije un día: ‘voy a meterle pilas’ al emprendimiento que tenía que era cuchillos y algo más. Tenía otro nombre antes, decidí invertir tiempo y dinero en variedad y calidad de unos productos que me gustaban que son los mates, las yerbas, las bombillas, etc. Me fui interiorizando y aprendiendo”, recuerda el emprendedor.

Su gusto por el mate está en su ADN desde que tiene uso de razón. “El mate es parte de nuestra cultura, nuestra tradición y nuestra crianza en Entre Ríos. Se nos conoce como ‘los panza verde’ porque tomamos mucho mate.

Yo no puedo vivir sin el mate. Un día que no tomo mate no es un buen día para mí (risas). Soy fanático del mate”, afirma.

Le gusta tomar el mate solo con yerba despalada, como le dicen. Significa que el producto no contiene ramos, solo hojas y un poco de polvo. “Es de hoja seca y triturada sin palo. Se debe agitar el mate de lado tapando con la mano para sacar el excedente de polvo y formar un hueco de un lado. Tirar agua natural ahí en el hueco, dejar que se hinche y repetir el proceso con el agua de mate (caliente no muy hervida) para formar la famosa montañita del mate”, detalla.

TEMPERATURA IDEAL

Caffa es puntilloso. Para él, la temperatura ideal es entre 70 y 80 grados para que no se queme la yerba y le quede un sabor muy fuerte, de manera que no se lave rápido el mate. “Pero hay gustos y gustos. Acá (en Paraguay) el mate se toma con mucha cantidad de yuyos (risas)”, refiere.

Incluso se hizo viral el año pasado por su guampa personal que presenta todos los escudos de los clubes en donde jugó hasta colgar los guantes a finales de la temporada 2022 consiguiendo el ascenso a la Intermedia con el Deportivo Recoleta.

Así fue aprendiendo cada vez más sobre los procesos y los elementos que hacen al ritual del mate y la forma de cuidarlos. “Por ejemplo, cuando una guampa para mate es de calabaza o de cuia, necesita un proceso de curado para que se impregne el sabor de la yerba mate y te dure mucho más tiempo. Un curado de dos o tres días. Eso se hace con yerba usada, se le agrega un poco de agua caliente y lo dejas reposar durante 24 horas. Ese proceso hay que repetirlo durante tres días. Después, se limpia con una cuchara, le ponés yerba nueva y cebás”, relata.

Tito explica que la guampa de este material no se debe lavar para no arruinar todo el proceso de curado que se hizo y para que no se generen hongos dentro de la misma. “Esto es siempre hablando del mate de calabaza o de cuia como le dicen los brasileños. Si el mate es de cerámica o de acero, no es necesario ese tipo de curado. Si el curado se hace correctamente, el sabor que tiene es fantástico comparado con otros recipientes”, recalca.

COMPLEMENTOS

Además de los elementos característicos para el mate, Caffa detalla que hay otros elementos que también requieren un cuidado especial para sacarle el mejor provecho y evitar que se deterioren. “Lo que sí requieren un cuidado especial son una serie de cuchillos que utilizo para hacer el vasado. Cuando el cuchillo es de acero negro, acero gris cuadrado o acero tandilero, como también se le dice, se trata de un cuchillo muy fuerte, de mucha durabilidad y prácticamente irrompibles, pero así también necesitan un cuidado extremo”, indica.

“Son cuchillos que no se lavan, no deben tocar líquidos. Ni siquiera se pueden usar para cortar un limón o un tomate porque todo lo cítrico le oscurece la hoja y le hace perder el filo. Entonces, solo podés cortar la carne, comés y los limpiás con una servilleta de papel o incluso con las migas del pan y se guarda de vuelta en su vaina de cuero. De vez en cuando también hay que pasarle un poquito de grasa a la hoja. Esos serían los cuidados”, sostiene. Lo mismo ocurre con las tablas de picar. “Lo ideal es no lavar las tablas que son de madera porque al lavarlas con el tiempo se empiezan a deformar. Entonces lo mejor es limpiar con un trapo húmedo y se le pasa una servilleta de papel con aceite de cocina como para curar la madera y mantenerla constantemente hidratada”, aconseja.


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