Paulo César López, paulo.lopez@nacionmedia.com - Fotos: archivo y gentileza

En el marco del Día del Libro, que se recuerda este 23 de abril, Nación Media conversó con tres referentes del mundo editorial local sobre la situación actual de esta herramienta del saber por antonomasia. Aunque todos coinciden en que el mercado librero se ha puesto cuesta arriba en los últimos tiempos, especialmente por la pandemia, la creciente digitalización y la mayor oferta de entretenimiento tecnológico, los entrevistados se reafirman en que la cultura del libro capeará con éxito los nuevos desafíos y seguirá vigente como fuente de conocimiento y de ocio.

El Día Internacional del Libro fue instituido oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1995 en homenaje, entre otros notables de las letras, a los dos más grandes escritores de todos los tiempos, el español Miguel de Cervantes y el inglés William Shakespeare, cuyas muertes acaecidas en 1616 coinciden alrededor del 23 de abril.

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Con motivo de esta conmemoración consagrada para fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual, conversamos con los editores Javier Viveros (JV), del sello Rosalba; Carlos Vera (CV), de Arandubook, y Vidalia Sánchez, de Servilibro, quienes comparten su visión sobre la actualidad y el futuro de la industria editorial en el Paraguay.

–¿Cómo ven la situación del ámbito editorial en nuestro país?

–JV: No son estos los mejores momentos para la industria editorial. Primero fue la pandemia y después se vino una suba casi inverosímil del precio del papel, lo que repercute negativamente en toda la cadena del libro.

–CV: La situación del ámbito editorial es igual al de cualquier otro cultural: difícil. Pero esto tiene que ver con una serie de circunstancias como, por ejemplo, la situación económica, el auge de las redes sociales, las publicaciones en plataformas digitales, que tienen lo suyo, pero que, sinceramente, no son necesariamente competencia para las editoriales físicas a la larga. Lo que pasa es que los escritores, sobre todo los nuevos, al provenir de un ámbito más tecnológico y digital, piensan que las plataformas son la respuesta a todo, pero no es así. Para darte un ejemplo, cierta renombrada plataforma le paga al autor solo al alcanzar una meta de venta que, en la mayoría de las veces, no se cumple. Recién al llegar a cierta cantidad de compras ellos hacen el pago y puede resultar que un título sea exitoso en nuestro medio en lo físico, pero no en el digital. Como suelo expresarle a los autores, sitios como Amazon, por ejemplo, están muy bien, pero para decir que estás ahí. Las mayores ventas en dicho sitio se dan con las publicaciones en inglés, no necesariamente en castellano. Por otro lado, situaciones como la pandemia nos ha obligado a estar encerrados. Conspiraron, por un lado, contra nuestra libertad; pero, por el otro, posibilitaron el surgimiento de nuevos escritores que, enfrentados con la realidad que les rodeaba, quisieron exponer sobre el papel sus sentimientos y sus ideas. Igual cosa pasó con los que ya escribían, quienes incrementaron su producción. En líneas generales, hubo, a mi entender, un auge en el proceso de escritura, así como en la participación en talleres y en la lectura. Lo que nos falta, como sociedad, es mejorar nuestro poder adquisitivo, porque ganas de leer hay, aunque no siempre se cuenta con el dinero necesario para invertir en ese rubro.

–VS: Y está como en todos los países, reaccionando lentamente después de lo que fue la pandemia, donde tuvimos un bajón en la producción de libros y problemas en la parte económica en muchas empresas. Paraguay no fue la excepción y ahora lentamente desde mediados del 2022 el mundo editorial empezó a tener otra vez una vida activa. Esperemos que en este 2023 vaya mejorando y que las nuevas autoridades del Gobierno incentiven el libro, la lectura y que en el Parlamento se promulgue la nueva Ley del Libro, que desde el año 96 estamos luchando que salga porque la ley que rige actualmente en nuestro país está desfasada. No contempla muchísimas cosas, entre ellos no contempla lo de los libros digitales, por eso hay poca producción de libros digitales en nuestro país. Y bueno, estamos muy esperanzados.

Javier Viveros.

PREFERENCIA DEL PÚBLICO

–¿Cuál es el género que mayor salida tiene en el mercado?

JV: El narrativo, sin dudas. La mayoría de nuestras ventas se dan en literatura infantil y novela.

–CV: Son varios, en realidad. La fantasía a través de los cuentos, los relatos, el mito, la aventura. Dos géneros que están muy fuertes también son la ciencia ficción y el terror adolescente. El género policial no mucho, casi nada que no sea discursivo o relativo a hechos ocurridos anteriormente. Otro aspecto a tener en cuenta es el auge de la literatura histórica. Excelentes y extensos trabajos de investigación y revisión histórica se han proyectado en los últimos tiempos. Muchos de ellos fruto de la coparticipación entre nacionales y extranjeros. La academia está trabajando muy bien en ese sentido, al igual que los centros de estudios sociales y los conglomerados de estudio.

–VS: El género que mayor salida tiene en el mercado paraguayo es literatura. Literatura e historia son los dos géneros más vendibles. O sea que no solamente es literatura porque se lee en los colegios, en las universidades, sino porque mucha gente lee literatura aparte de los estudiantes. E historia quizás por la historia que tuvimos en nuestro país, hay capítulos de la historia paraguaya que recién ahora van saliendo a luz. Yo creo que por eso los libros de historia también son muy pedidos.

Vidalia Sánchez.

INSTRUMENTO LEGAL

–¿Cómo les parece que puede beneficiar una iniciativa como la Ley del Libro para el fomento de la lectura?

–JV: Si esa ley en la que trabajamos en la Mesa Técnica del Libro entra finalmente a regir va a generar cambios verdaderos, a diferencia de la que está vigente, pues entraña un involucramiento efectivo del Estado en favor de toda la cadena productiva del libro. Se va a constituir en el motor que hace falta para despegar de una buena vez.

–CV: Como toda ley, es la practicidad y su uso los que le dan posibilidad de beneficio a las personas. Existen muchas leyes, hermosas algunas y pésimas otras, incumplibles también o que se violan constantemente. La Ley del Libro es el fruto de los desvelos de muchos colegas, de muchos actores de la cultura y hago votos por que sea una herramienta útil para el fomento no solo de la lectura, sino también de la publicación.

–VS: La Ley del Libro para el fomento de la lectura va a favorecer no solamente como mencioné para que se produzcan libros digitales, porque ya va a haber una penalización para los que obren mal con los libros digitales, sino porque también esta ley va a contemplar un montón de derechos que tienen los autores de los libros, los escritores, también las editoriales. La función misma del Estado con relación a la difusión del libro en la lectura. Esta ley también va a crear una Comisión Nacional del Libro que estará integrada por los gremios relacionados al libro y muchas instituciones públicas como el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación. Y esta Comisión Nacional de Cultura va a tener un gran papel en la Ley del Libro, porque es la Comisión Nacional de Cultura la que va a velar para que se cumpla todo lo que va a contemplar esta nueva ley. Por eso es que queremos tanto que salga. Ahora ya tiene media sanción del Senado y ahora está en la Cámara de Diputados y ojalá se sancione y se promulgue lo antes posible.

Miguel de Cervantes.

–¿Qué tipo de títulos publica más la editorial a su cargo?

–JV: Hemos publicado mucha literatura para niños y también historietas. En el último bienio hemos entregado a la imprenta muchos libros del género narrativo: novela y cuento.

–CV: Mi editorial es muy pequeña. Nació de una necesidad específica y fue dando giros y cambios con el paso del tiempo. Arandubook está hace tres años en el mercado como sello editorial y desde el principio, desde su primera publicación, se ha volcado a la publicación histórica. Textos jesuíticos, temas sobre la historia civil de la Guerra del Chaco, sobre el mariscal José Félix Estigarribia. Además, trabajamos ediciones facsimilares de publicaciones periódicas ya agotadas que obran en nuestra colección particular que alberga libros nacionales y extranjeros desde el siglo XVIII. Pero, como todo esfuerzo, es hijo de las circunstancias. Incursionamos también en otros géneros desde el año pasado, en que habilitamos un concurso de cuentos cortos de ciencia ficción a través de un proyecto denominado Prometeo, que este año va a tener su versión 2023. En su versión 2022 tuvo la participación de más de 100 escritores de primera publicación, lo que de alguna manera nos brinda un panorama muy esperanzador sobre dos aspectos: la gente escribe y el género goza de buena salud en el Paraguay.

–VS: La Editorial Servilibro se dedica exclusivamente a la publicación de autores paraguayos. Hasta este momento tenemos 1.382 títulos publicados de 426 escritores y escritoras paraguayos. Nunca pudimos tener un perfil editorial definido por cuanto que en nuestro país hacía falta publicar de todo porque durante la época de la dictadura estaban muy controlados ciertos temas, ciertos libros, y entonces por eso desde la caída de la dictadura hay una avalancha de publicaciones de temas que en otra época no se hubieran tocado.

William Shakespeare.

OFERTA VARIADA

–Existe la sensación de que actualmente se escribe más, pero se lee menos. ¿Es así?

–JV: Lo es. Pienso que se lee menos porque nunca antes en la historia de la humanidad ha habido tanta y tan variada oferta de entretenimientos. Esas ofertas compiten con el viejo y querido libro, aunque este último otorga un conjunto de beneficios que otras opciones difícilmente pueden igualar.

–CV: No necesariamente. Y juzgo por las personas que están alrededor mío. La tecnología y su brazo digital han permitido que muchos títulos que antes no estaban al alcance de nuestras manos ahora sí lo estén a través de las plataformas comerciales. Por otro lado, los proyectos de digitalización y preservación de los acervos documentales, históricos algunos, han permitido el acceso a libros que antes ni siquiera imaginábamos. Bibliotecas, mapotecas, hemerotecas, discotecas, videotecas, museos y galerías nos permiten ver más. Si quiero saber qué se publicaba en internet hace un par de años, basta con acceder a Archive.org y puedo encontrar la información requerida. Ese acceso a los documentos; esa, digamos, democratización de la cultura visual y el entendimiento de que a partir de esos conglomerados de información que son las bibliotecas, a partir de programas digitales, podemos acceder al conocimiento, es de una riqueza y esperanza inigualables.

–VS: Yo no estoy de acuerdo. Yo creo que se escribe más y se escribe muy bien. Nuestros escritores y escritoras nos entregan muy buena calidad de materiales y yo creo que se lee mucho más. Muestra de ello es que unos 10 años atrás, en la librería entraba solamente gente mayor, gente adulta. Sin embargo, hoy día las librerías son muy visitadas por los jóvenes. Los jóvenes que hoy tienen el celular también. Sin embargo, se van a comprar a la librería libros físicos, libros en papel para regalar por el Día de los Enamorados, el Día del Padre, Día de la Madre, etc. Y eso a mí me parece que es una señal de que esos chicos que hacen eso leen. Yo estoy segura de que leen más. Y quizás la tecnología, el celular, la tablet, la notebook, hacen que los jóvenes lean más. De eso estoy segura.

Carlos Vera.

POLÍTICAS PÚBLICAS

–¿Qué cree que se debería hacer en materia de política pública para estimular la producción y consumo de libros?

–JV: Es preciso que ambas cámaras del Parlamento aprueben la Ley del Libro y que el presidente la promulgue. Ese será un paso de gigante.

–CV: Lo que la política tiene que brindarnos es la posibilidad de mejorar nuestra situación económica. Si a eso le sumamos la Ley del Libro y algún esfuerzo desde el ámbito de la educación, yo creo que lo demás vendrá por añadidura. Pero voy a hacer un agregado. El ámbito de la educación deberá, en algún momento, y espero que sea en la brevedad, encarar seriamente la utilización de la literatura como una herramienta de desarrollo cultural de las personas, no como un obstáculo que hay que pasar en los exámenes. Los programas deben mejorar en tal sentido, pero sustancialmente.

–VS: Desde luego que debe haber una política pública para estimular la producción y el consumo de los libros. La nueva Ley del Libro contempla eso, que el Estado debe comprar de cada título publicado, creo que cien ejemplares para los colegios públicos, las bibliotecas públicas, para ser distribuidos a los colegios y bibliotecas públicas. Estamos muy esperanzados en ese artículo a pesar de que la Ley del Libro que rige actualmente ya tiene incluido ese artículo, pero nunca se cumplió. Nunca se compraron esos cien títulos a las editoriales paraguayas.

–¿Cómo ves la labor del Estado, y del sistema educativo en particular, en cuanto a fomento de la producción intelectual y la lectura?

CV: Ampliando lo que ya expresé, el Ministerio de Educación deberá reformar, retocar, modificar o clarificar el aspecto que le concierne como institución rectora de ese aspecto tan importante. Debería preocuparse más en que los discentes aprendan cuestiones que son fundamentales para su desarrollo como persona cívica. Como decía Ramón Indalecio Cardozo: “Debemos preparar a los niños para la vida”. Pero dentro de un espacio armonioso y útil en el que los profesores, los profesionales de la enseñanza, tienen importancia fundamental porque nadie puede enseñar lo que no sabe. El Estado, por su parte, debe poner lo suyo: establecer las condiciones claras y respaldar a la comunidad educativa. Y falta el último eslabón: la familia, sin cuya labor y respaldo, sin cuya responsabilidad en la formación primera de los educandos en su sociedad interna, nada sería posible. Lo que no se aprende en la casa, va a ser más difícil aprender en la escuela.

–VS: En el sistema educativo, en cuanto al fomento de la producción intelectual y la lectura, yo creo que hay muchas materias pendientes. Se tiene el Plan Nacional de Lectura, que se implementa a medias. Entonces, hace falta que desde las instituciones educativas y desde las instituciones del Estado, que deben fomentar el libro y la lectura, se haga una alianza con el sector privado. Yo estoy convencida de que si hay una alianza público-privada para el fomento del libro y la lectura esto va a avanzar mucho más.

EL FUTURO

–¿Cree que en un futuro cercano el libro físico va a desaparecer?

–JV: En un futuro no demasiado lejano, los libros de celulosa probablemente perderán su actual preeminencia frente al libro digital. Pero dudo de que ello los lleve a desaparecer del todo. Siempre quedará gente que prefiera la sensación de tener el libro físico en las manos, que disfrute del olor de la tinta y del papel, y que opte por tener una biblioteca de libros impresos.

–CV: De ninguna manera. Me reafirmo en que no va a desaparecer. Se imprimirá menos, tal vez. Se regularán las impresiones, se imprimirá bajo demanda, como en otros países, pero no va a desaparecer.

–VS: No, no va a desaparecer. Ustedes se acordarán de que se había anunciado de que con los libros digitales, el libro físico, el libro en papel iba a desaparecer totalmente. ¿Cuántos años hace de eso? Ahora empresas grandes como Amazon están buscando espacio físico en capitales de Sudamérica para nuevamente abrir librerías donde se vendan libros físicos, libros en papel.

Yo no creo que desaparezca el libro en papel. Los jóvenes mismos leen los libros en papel. Yo creo que van a ir tomados de la mano el libro físico con el libro digital. En nuestro país, al menos, es muy difícil que desplace al libro impreso en papel porque lo digital no está al alcance de todos.

–¿Alguna reflexión final?

–JV: Solo subrayar la importancia de la Ley del Libro y su potencial para mejorar las cosas en un área en la que llevamos mucho atraso respecto a los países vecinos.

–CV: Instar a las personas a que sigan creyendo en la lectura, que muchos escritores y editores estarán a su lado para ofrecerles las mejores opciones para seguir en ese camino tan especial.

–VS: Tenemos que luchar por un país de lectores. Yo sueño con un país de lectores acá en el Paraguay. Y se puede conseguir. Yo siempre comento que me dicen en el extranjero, cuando voy a las ferias internacionales, ¿es cierto que los paraguayos no quieren leer? Y yo les digo que no es cierto. Lo que pasa es que en mi país el libro no está al alcance de todos. Imagínense a alguien que gana un sueldo mínimo, que vive en alquiler, que tenga tres o cuatro hijos, debe pagar alimentación, gastos escolares, remedios, a esa familia no le alcanza para comprar un libro cada seis meses. Y el libro paraguayo no está al alcance de todos y no está caro. Con relación a los libros extranjeros, está mucho más barato y son de muy buena calidad. Lo que pasa es que hacen falta en nuestro país bibliotecas públicas, bibliotecas comunitarias, donde la gente pueda leer gratis. Eso hace falta. Donde ese carpintero pueda llevar una enciclopedia de carpintería a su casa, esa ama de casa que quiera leer un libro de jardinería para mejorar su jardín. O sea, hacen falta bibliotecas comunitarias, bibliotecas públicas, donde la gente acceda a los libros gratuitamente. Esa es una gran materia pendiente que tenemos en Paraguay. Y no es difícil. No es difícil porque eso, inclusive, no le costaría plata al Estado si es que se hace esa alianza público-privada que dije. Y como parte de esa alianza, de la responsabilidad social de las empresas privadas, yo creo que muchas empresas son sensibles a los temas culturales y van a apoyar, se pueden armar esas bibliotecas comunitarias, esas bibliotecas públicas.



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