Adrián Benegas, compositor y teclista pionero en la tendencia cruzada “single by single” con su proyecto de metal sinfónico Tragul y también conocido por su carrera de power metal en solitario, nos habla en esta entrevista sobre cómo se abrió camino en la escena de la música logrando significativos hitos y cosechando buenas críticas en el exigente mercado europeo al tiempo de firmar contratos con importantes productoras.

  • Por Vivianna Insaurralde
  • Fotos: Gentileza

–¿Cuándo y cómo te empezás a abrir paso en la escena musical?

–Empecé a aprender teclado cuando tenía 15 años, inspi­rado por mi hermano mayor Aldo Benegas, guitarrista excepcional y productor musical. Recuerdo el día en el cual sentí la primera cone­xión hacia mi instrumento musical gracias a otro músico, para mí el mejor tecladista de este país, Alejandro Garcete. En ese entonces, mi hermano y él –junto con otros amigos– tenían una banda de power metal y en uno de los ensayos Ale interpretó una pieza de contrapunto de Bach, lo cual me abrió la cabeza y definiti­vamente empecé a amar este instrumento y todas las posi­bilidades melódicas y armó­nicas que brinda. Aprendí toda la base musical gracias a mis amigos y mi hermano mayor, absorbiendo de ellos el conocimiento para pos­teriormente hacer mi pro­pio camino de aprendizaje, lo cual me llevó a descubrir ese mundo maravilloso de la composición y escritura. Ya después de unos años, formé mis primeros proyec­tos, empezando por el pri­mero de todos, Pergana, con el cual lancé dos EP, uno del año 2011 y otro del 2015. Ya a partir de ahí fui creciendo y haciéndome camino hasta hacerme de una carrera pro­fesional e internacional al día de hoy.

–En cuanto a la composi­ción de tus propias letras y músicas, ¿qué sentido guarda para vos el proceso creativo del disco?

–La música realmente signi­fica el sentido de mi vida prác­ticamente. Mi vida es muy musical y creativa. Me acom­paña en todos los momentos y es algo que siento como un regalo especial. Escri­bir música y letra significa ahondar profundamente en mí mismo y le da sentido a mi existencia. El proceso crea­tivo de una obra, ya sea una música o un disco, es todo un viaje interior para mí, ya que es como escapar a mun­dos infinitos de libertad por unos momentos.

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–¿Cómo se dieron las cola­boraciones con grandes exponentes del metal a nivel mundial?

–Indiscutiblemente lo prin­cipal es la música y el amor que le pongo a mis produc­ciones y proyectos. Esa es mi carta de presentación desde que empecé allá por el 2008 con mi pro­yecto Pergana. Fue en ese entonces que tuve el pri­vilegio de contar con dos músicos excepcionales para mi primer material y, a partir de ahí, las cone­xiones con los demás músi­cos se dieron de manera natural. Así que, siem­pre que puedo, agradezco a Alex y Oliver Holzwarth por haberme brindado esa mano cuando apenas empe­zaba y a lo largo de toda mi corta carrera musical, e incluso manteniendo hoy en día una relación tam­bién de amistad, más que netamente profesional.

TRAGUL

–¿Qué podés contarnos acerca del proyecto Tragul?

–Tragul es un proyecto pionero por así decirlo. Se basó en un formato dis­tinto a lo que la industria musical venía haciendo, a menos dentro del género metal. Este formato único de “canción por canción”; es decir, lanzamientos indi­viduales no de larga dura­ción, también sumó a que Tragul llamara la atención de la prensa especializada, llegando incluso a medios como Metal Hammer, de España y Portugal, con sec­ciones especiales y entrevis­tas exclusivas. Los 12 singles de Tragul también me abrie­ron las puertas en la prensa a nivel local e internacio­nal. A conocer varios pro­ductores que admiro y con quienes tuve el placer de tra­bajar, como Jacob Hansen (Epica, Amaranthe, Volveat, Primal Fear); John Rodd de Hollywood, conocido por estar en el equipo de las producciones musicales de Better Call Saul, Breaking Bad, Elysium, Get Out, entre otros. Si bien Tragul hoy en día está en una pausa por causa de mi carrera solista, quizás en algún momento retorne con nuevas músicas.

–¿Tragul fue como una especie de transición para llegar a “The revenant”, tu primer disco?

–Le diste en el clavo. Tragul fue y es algo muy especial. Como bien decís, significó adentrarme en los primeros caminos de la industria pro­fesional, fue totalmente enri­quecedor no solo en térmi­nos musicales, sino también en entender muchas cosas que ignoraba o que veía de manera inocente, quizás un tanto errada.

–¿Qué viene a tu mente cuando leés las repercusio­nes en el extranjero de tu primer disco, ya sean rese­ñas, comentarios o artícu­los especializados?

–Agradecimiento. Más que nada es todo lo que siento. Soy una persona muy senci­lla dentro mío y más que hala­gos o etiquetas que puedan otorgarme o decirme sobre mi música, lo tomo como un reflejo o instinto natural de que les gustó mucho. Obvia­mente, en primer lugar hago música para mí mismo, pero ver esa complicidad emocio­nal en otras personas con respecto a mi música, tanto que les hacen escribir o decir cosas positivas sobre mí, me hace sentir muy agradecido y lo tomo como un regalo muy especial.

–En la escala de logros per­sonales, ¿qué satisfacción te produce saber que estás abriendo el camino para que más músicos para­guayos se lancen a inter­nacionalizar sus discos y sencillos?

–Siéndote completamente honesto, nunca miro a los cos­tados. Es decir, todo mi tra­bajo lo hago para mí mismo y lo que pase después lo tomo como resultado proporcio­nal al esfuerzo, dedicación y amor propio hacia lo que hago. Agradezco que lo veas de esa manera, me siento halagado y acepto esa mochila de res­ponsabilidad como pionero en el metal nacional porque me gustan los desafíos y me con­sidero una persona bastante ambiciosa en el buen sentido, pero, como te mencioné, lo tomo como añadidura o resultado de lo que vengo haciendo. Es muy lindo que algunos músicos me tomen como modelo a seguir, musi­calmente hablando. Esto me dice que se valora mi tra­bajo y, a la vez, me pone en un sitio de responsabilidad hacia generaciones futuras dentro del género musical y la escena local.

–¿Cuál fue la repercusión de tu disco “The revenant” en el exterior?

–Podríamos decir “The reve­nant” me abrió muchísimas puertas, más que nada en Europa. Representó ese pri­mer escaloncito en lo profe­sional, con sus numerosas ediciones y buenas críticas. En toda Europa, Norteamé­rica y Asia el álbum significó mi presentación en sociedad dentro de la escena profesio­nal a nivel mundial.

“ARCANUM”

–Arcanum saldrá a la luz en mayo y como adelanto ¿qué conceptos podrían sorprendernos en este segundo álbum tuyo?

–Así es. “Arcanum” sale a la luz el 5 de mayo de este año. Realmente para los que conocen lo que vengo haciendo y especialmente como solista con mi álbum “The revenant” y el EP “Dia­monds in the dark”, esta nueva obra musical es noto­riamente superior. La evolu­ción se da de manera natural por la experiencia adquirida en estos años. Compositi­vamente, las canciones son mucho más maduras y la pro­ducción más sólida. Como compositor estoy muy satis­fecho, diría que “Arcanum” es el hermano mayor de “The revenant”. Algunas diferen­cias resaltantes que puedo mencionar son la orques­tación, la combinación de solos de teclado y guitarra virtuosos en todas las can­ciones; en términos líricos, por primera vez incluí can­ciones con pasajes en espa­ñol e incluso una música totalmente en español como solista. Esta se llama “El milagro de saber esperar” y, definitivamente, es una de mis favoritas del álbum. Hay mucho más, pero no qui­siera revelar todo, puesto que siento que la música se trata de descubrir y eso es lo que me gustaría que los oyentes hagan cuando escu­chen “Arcanum”.

–¿También tenés colabo­raciones?

–Bueno, al ser un proyecto solista y no una banda, siempre cuento con músicos de sesión. “Arcanum” tiene un line-up fijo compuesto por Ronnie Romero en la voz (Blackmore’s Rainbow), Timo Somers en las guita­rras (ex Delain, Ayreon), Anis Jouini en el bajo (Myrath) y Michael Ehré en la batería (Gamma Ray, Primal Fear). En la mezcla y masterización, Sascha Paeth (Avantasia).

–¿Podrías definirnos lo que es el theatrical power metal?

–Mi música parte de la base del power metal melódico tradicional, pero no se queda encasillada ahí; es decir, ahonda en muchos otros géneros musicales como la música sinfónica, música moderna, acompañada de una narrativa fantástica. Los pasajes melódicos, armóni­cos y estructuras musicales dentro de mis composicio­nes tienen bastante libertad, puesto que están basadas y pensadas directamente par­tiendo de la narrativa concep­tual de las letras. Casi como una obra de teatro musical. Por todo esto, no encontré mejor manera de definir la obra que como power metal teatral o bien en inglés, thea­trical power metal.

SIMBIOSIS

–¿Cómo lográs la simbiosis compositiva entre el esote­rismo y la mística que per­mean tu disco?

–Se da de manera natural, como todo lo que hago, no me gusta lo forzado. Desde niño estuve rodeado de ese mundo, por decirlo de alguna manera. El esote­rismo es solo una parte, más bien podría englobar el concepto de música en la espiritualidad y la búsqueda del autoconocimiento. Es mi forma de entender la exis­tencia y, por ende, mi forma de expresar mis pensamien­tos y emociones.

–¿Tu música es expresión de creencias o vivencias de ascensión mística, elucu­braciones sobre la concien­cia, etc.?

–Quizás la mejor manera de entender mi música y mis letras es las de tomarlas como catarsis, como reflexiones internas a inquietudes espi­rituales, reflejos de viven­cias personales expresadas de manera, quizás, más meta­fóricas. Me inspira todo aque­llo que nos lleva a reflexionar profundamente sobre lo que significa esa búsqueda infi­nita de encontrarse a uno mismo. Todo este concepto envuelve a la fábula de “The revenant” y su capítulo dos, “Arcanum”.

–¿Cuál es “el mantra secreto” que te viene a la mente en este momento?

–Lo primero que se me viene es parte del estribillo de la canción 4 de “Arcanum”, titu­lada “Pain is the key”, cuya traducción aproximada sería algo como:

“A través de mi dolor, encontré mi voluntad.

A través de mi caos, aprendí a estar en paz.

A través de mis miedos, encontré mi valentía”.

–Por último, ¿cómo ves tu crecimiento a nivel perso­nal con este segundo disco?

–Me siento plenamente rea­lizado, es increíble la marca que dejó “Arcanum” en mí desde el momento que lo terminé. El proceso creativo de este álbum significó un viaje muy profundo, intenso y revelador. “Arcanum” me dio mucho y, sin intención de exagerar, me ha convertido en otra persona. Al día de hoy me siento pleno, contento, agra­decido más que nada, y todo lo que estoy viviendo y lo que está generando esta obra desde su creación lo siento como un regalo de la vida.

“Quizás la mejor manera de entender mi música y mis letras es la de tomarlas como catarsis, como reflexiones internas a inquietudes espirituales, reflejos de vivencias personales expresadas de manera, quizás, más metafóricas. Me inspira todo aquello que nos lleva a reflexionar profundamente sobre lo que significa esa búsqueda infinita de encontrarse a uno mismo”.

“Escribir música y letra significa ahondar profundamente en mí mismo y le da sentido a mi existencia. El proceso creativo de una obra es todo un viaje interior para mí, ya que es como escapar a mundos infinitos de libertad por unos momentos”.

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