Gonzalo Cáceres, twitter: @gonzatepes - Fotos: gentileza

Fue un auténtico ícono del fútbol paraguayo por poco más de 20 años, pero en un arrebato perdió los papeles y manchó su trayectoria deportiva. Así como pasó años después con Gabriel el “Loco” González, Ignacio Achucarro hizo historia al agredir a un árbitro en pleno partido.

Todos sabían quién era Ignacio Achucarro allá por los años 50, 60 y principios de los 70.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Este fornido volante debutó en el Olimpia en 1955 y al año siguiente ya era campeón. Fue partícipe de tres de los cinco títulos al hilo conseguidos por el Decano entre los años 1956 y 1960.

Consecuentemente, sus grandes actuaciones lo llevaron a ser convocado a la selección paraguaya en 1957 y fue titular del equipo que eliminó a Uruguay y Colombia en las eliminatorias para el Mundial de Suecia 58.

Luego del Mundial sueco fue transferido al Sevilla de España, donde permaneció por espacio de 10 años, disputando 278 partidos y marcando 11 goles, erigiéndose como todo un representante de nuestro balompié.

En 1968 regresó al Paraguay y se incorporó a Guaraní. Al año siguiente, en el 69, se cumplía su sueño y regresaba al Decano, su primer club, donde actuó hasta la Copa Libertadores del 70. Luego pasó a Libertad y tuvo dos temporadas al más alto nivel (70 y 71). Y en 1972, el técnico Aurelio González, el mismo que lo había hecho debutar en Olimpia, en el 55 lo llevó al Sportivo Luqueño.

Hasta que llegó aquel fatídico día. Era la sexta fecha de aquel torneo. El domingo 21 de mayo de 1972, Achucarro –frente al club de sus amores y en Para Uno– perdió todo ápice de razón y agredió al árbitro Domingo Galeano. La cosa no terminó allí porque días después la dirigencia decretó su expulsión de por vida del seno de la entonces Liga Paraguaya de Fútbol.

Pese a que la historia del fútbol paraguayo ya le tenía reservado un lugar grande, quedó en el recuerdo de los que lo vieron jugar, su temperamento y generoso despliegue físico por todo el campo de juego.

El legado de Achucarro quedó latente al figurar en el onceno ideal de todos los tiempos de los jugadores extranjeros que pasaron por el poderoso Sevilla español, que en el 2012 lo condecoró como IV Dorsal de Leyenda de la entidad.

Déjanos tus comentarios en Voiz