Dos ciudadanas francesas, una residente en Paraguay y otra asidua visitante, encabezaron la organización de una muestra de arte indígena, contemporáneo y popular de nuestro país en la ciudad de París. La actividad fue una iniciativa de Tekoharte y exhibió para la venta obras de la ceramista Julia Isidrez, del artista visual Marcos Benítez y de miembros de la comunidad nivaclé.
Fotos: gentileza
“Gracias al trabajo de Marie-Pauline, que vive en Francia, pudimos alquilar una galería de arte, la Galerie Pal Project, en el VII distrito de París, que suele promover artistas emergentes del arte contemporáneo. La presentación de nuestra selección, la calidad de las obras y el interés cultural lo hicieron posible”, comenta Patricia Foissac, responsable junto con Marie-Pauline de Longueville de Tekoharte, iniciativa que desarrolló en enero pasado una exposición y venta de arte paraguayo en la capital francesa.
“Cuando decidimos lanzar nuestro proyecto, consideramos que la mejor manera de hacer conocer el Paraguay afuera era llevando su arte, en sus distintas facetas, en su diversidad. Cada pieza seleccionada tiene en ella la vivencia del artista y transmite una emoción propia a su comunidad. El eje conductor fue la combinación del arte popular, indígena y contemporáneo”, agregó.
Patricia Foissac y Marie-Pauline de Longueville son dos amigas que tienen cada una un vínculo especial con Paraguay. La primera reside en el país hace más de 30 años y la segunda vivió durante 7 años en suelo guaraní y regresa con frecuencia. Juntas, a través de su iniciativa Tekoharte, dan a conocer ahora el trabajo artístico y diverso del país.
“Esta primera exposición-venta en París nos demostró que el arte de Paraguay tiene un gran potencial. A pesar de las influencias externas, supo conservar la identidad y los saberes de los pueblos nativos. Amerita reconocimiento y debe despertar orgullo en cada paraguayo”, explicó.
DIVERSIDAD
La muestra incluyó trabajos de Julia Isidrez, artesana y artista en cerámica de una larga trayectoria familiar. También se expusieron obras de dibujantes de la comunidad nivaclé del Chaco, que presentaron sus trabajos realizados con biromes Bic sobre cartulina. Algunos de ellos son Richart Peralta, Cristaldo Peralta, Rafael Flores, Estale Julius, Danilo González y Doriana Falcn.
Además, se expusieron creaciones de mujeres de la comunidad nivaclé y manjuy de Pedro P. Peña: telares con karaguata, realizadas por Ester Carema, Rosa Pirancho, Jorgelina Ruiz, y obras de los mbyá guaraní realizadas con fibras.
El arte contemporáneo tuvo como representante al artista Marcos Benítez, con su obra AO, proyecto herbolario. Él plantea con su obra “una lucha contra la deforestación, sacando huellas de los árboles en vías de extinción”, explica Patricia.
EL PROCESO
“Durante el año pasado trabajamos en colaboración con estas personas, con la ayuda del IPA (Instituto Paraguayo de Artesanía), que nos permitió acercarnos a las comunidades del Chaco, con POpore, que nos acercó a las obras de los mbyá guaraníes”, narra la gestora.
Tekoharte llegó hasta los artistas y adquirió las obras de modo de completar la colección que finalmente fue expuesta. Sin embargo, el camino burocrático presentó algunos tropiezos.
“Hoy en día Paraguay todavía no emite certificados de autenticidad de productos hechos a mano, documento indispensable para una exportación de tales productos para que se beneficien de tarifas aduaneras preferenciales en los países que los reciben. También la incidencia del transporte es bastante importante sobre este tipo de operación”, señaló.
BUENA RECEPCIÓN
“El vernissage contó con un público numeroso y tuvimos la visita de la Fondation Cartier, de la Fondation Bic de coleccionistas. La Embajada de Paraguay, gracias a la embajadora Cynthia Filártiga, organizó un cocktail donde contamos con la visita de diplomáticos de varios países. Entraron a la galería ceramistas, artistas plásticos atraídos por las obras, que calificaron de emocionantes y cargadas de mensajes”, comentó Foissac.
Según refirió, la experiencia dejó extremadamente sorprendidos a los asistentes por la diversidad y la calidad de la propuesta. “Demostraron mucho interés en los procesos de fabricación, ponderaron la belleza del arte paraguayo. La combinación de las distintas formas de arte permitió a cada uno encontrar obras que trasmitan un mensaje”, concluyó.
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Gustavo Benítez reflexiona sobre el arte paraguayo en un libro
“Visibilizar la memoria como acto de resistencia/Archivo Gustavo Benítez/Arte contemporáneo paraguayo” se titula el libro del artista paraguayo Gustavo Benítez, publicado en una edición limitada con el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes. El material oficializó su lanzamiento el 21 de mayo pasado, en el marco de una exposición en el espacio Little Italy de Asunción.
Aborda con imágenes y textos los diferentes momentos del arte visual del Paraguay (1977-2024). El autor vivió y se formó en Río de Janeiro (Brasil), en la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage (1980-1984), con la maestra Celeida Tostes; posteriormente desarrolló su trabajo en Asunción, participando en exposiciones nacionales e internacionales.
Esta publicación reúne imágenes, textos y documentos clave del trabajo del artista, reflexionando sobre el arte paraguayo desde la dictadura hasta hoy. La edición rescató su trayectoria como diseñador, docente y artista comprometido con los derechos humanos. A través de su obra, Benítez propuso una mirada crítica sobre la historia reciente del país, apelando a la memoria como un acto de resistencia. Informes al 0981 346-672.
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Arte y ética de la alteridad
El curador de arte Fernando Moure realizó este comentario sobre el material: Esta edición, un archivo de gran necesidad para el estudio visual de nuestra escena artística, constituye una valiosa herramienta para comprender las sendas del arte contemporáneo en Paraguay. A través de la mirada y la experiencia personal del artista Gustavo Benítez Galeano, nacido en 1959, el libro es una bitácora visual y narrativa, en la cual se recopilan imágenes y recuerdos de su vida y trabajo, al tiempo de profundizar un contexto general del sistema del arte local durante las últimas décadas de la dictadura hasta hoy.
La publicación reúne contenidos como imágenes y textos que abarcan diferentes momentos del arte visual en Paraguay, desde 1977 hasta 2024. El título Visibilizar la memoria como acto de resistencia refleja la intención del artista de hacer visible su trayectoria y dibujar una memoria del arte paraguayo de esos tiempos.
Como asunción de lo que sabíamos, el trabajo artístico del artista Gustavo Benítez Galeano en las últimas cinco décadas prevalece en nuestro medio a fuerza de calidad, tesón y hondo significado ético. Su obra ha enraizado y fructificado a fuerza de calidad y experiencia, añejada por la distancia y el silencio de un ecosistema agreste como el nuestro.
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Identidad y memoria vivas
Finura, sensibilidad, generosidad y audacia. Es lo que se evidencia tras la lectura de este libro preciosamente diseñado, y cuya edición primorosa incluye textos e imágenes inéditos. Un rescate enorme y que le ha ocupado cuatro años de deseo y cuya realidad florece en álbum gráfico, en un catálogo razonado.
Recién publicado y apoyado económicamente por el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), la edición recorre sincrónicamente los primeros pasos de un jovencísimo Gustavo en el Centro de Estudos Brasileiros, en 1971, junto a Edith Jiménez y a Livio Abramo, para luego continuar con Olga Blinder y Ofelia Echagüe Vera. Vendrá el tiempo de su migración al Brasil, a Río de Janeiro, donde continúa su formación como artista e inicia su carrera de Diseño Gráfico e Industrial.
Como alumno en el Centro de Artes Visuales del Parque Lage de Rio, ahonda en procesos creativos, en dinámicas de comprensión de la experimentación de las artes de la transformación. Concluido este rico capítulo brasileño, Gustavo regresa al Paraguay con una obra actualizada y que avizora un desarrollo de primera magnitud.
El libro continúa con su regreso al Paraguay, su carrera ascendente en el arte, el diseño, la comunicación y la docencia. Comienza el desarrollo de una obra de radical humanitarismo y ecologismo, que será el leit-motiv su lucha existencial, su rebeldía moral en una sociedad en la que campean injusticias, prebendas y el narcisista status quo de algunas figuras culturales.
Esta biografía personal señala con gran atención un contexto político y social, fuertemente marcado por la resiliencia del arte. La edición es un racconto de los años del miedo, los de la deforestación masiva y demasiado rápida de las selvas y biomasas del Bosque Atlántico, el etnocidio de los habitantes originarios, la desaparición de animales y plantas, las represas hidroeléctricas, las violencias de un Estado sin derechos contra sus hijos.
Quimera invertida
Con el fin de la dictadura en la década previa al siglo XXI, las luchas civiles enfrentando el autoritarismo, o el mismo lugar e importancia de las artes en esos años en Asunción dibujan el compromiso de GB con nuevas sensibilidades. Su trabajo apuesta por una abstracción no objetivista, utlizando materiales no convencionales, oscureciendo la comprensión, cual reflejo silente de lo indecible.
Benítez hace suya la causa de la libertad personal y colectiva en la capital paraguaya, involucrándose en las esperanzas de un nuevo tiempo. El tenso pulso sostenido por la comunidad artística comprometida con los derechos humanos y la libertad ante el inmovilismo de la dictadura y de las élites que la sostienen, tiene claros ejemplos de su activismo a lo largo de estas 264 páginas.
También cabe un retrato retrospectivo de nuestra sociedad civil del arte de esos años, endogámica y cerrada en sí misma, una escena poco receptiva a las novedades expresivas como el arte de instalación o el objeto. El hacer de Gustavo insistió en materializarse en el secreto, el enigma o la metáfora oblicua y a contrapelo de una estética complaciente, decorativa y que olía a trementina.
El despliegue, el despegue hacia poéticas vegetales, cósmicas y del paisaje natural serán las nuevas señas de identidad de su obra, anhelante del bosque y de sus seres vivos, de un territorio hoy yermo y vacío. El simbolismo de la misma materia y los temas que de ella se conjugan habilitan abundantes narrativas sobre el tiempo, el cambio y la transformación, como un ejercicio de memoria que es a la vez, visionario para el presente y futuro.
El arte de Gustavo Benítez es uno de imágenes y pensamientos cuyo corazón construye una cosmogonía ficticia pero viva, palpitando en árboles, animales, minerales, aguas, personas, lunas o bólidos celestes. Motivos funcionando como portales, como espacios de penetración visual y de comprensión analítica de una realidad que requiere de verdad, coraje y resistencia para ser comprendida. Un arte interpelador, a un nivel ético, para quienes transitamos este tiempo y lugar, una obra de afectos y efectos movilizadores por y para la vida.
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Ocho olvidados del arte paraguayo
El comunicador cultural y artista visual Toni Roberto es esta vez el protagonista de “Ellos saben”. Gran conocedor del arte, la arquitectura y las historias urbanas, en esta ocasión nos invita a rescatar del olvido a ocho artistas plásticos del siglo XX que a su parecer son figuras clave del arte paraguayo, pero que con el pasar del tiempo han ido perdiendo visibilidad o no han sido valorizados en su justa dimensión.
“Este es un tema poco tratado. No siempre lo más popular debe ser lo preferido. Son mis artistas favoritos del siglo XX, no tan conocidos y que deberían estar en las colecciones de muchos paraguayos que creen que el arte se limita a cinco o seis nombres, que tenerlos en la pared es un símbolo de estatus”, considera Toni Roberto.
Refiere que con la llegada de los vientos modernos del arte a mediados del siglo anterior se empezó a construir un nuevo lenguaje en el arte paraguayo. “Con ello nacieron artistas que por las circunstancias de la vida a pesar de componer una obra contundente no llegaron a cotizaciones importantes de sus obras, por ello muchos debieron dejar por el camino y dedicarse a distintos rubros, a la publicidad gráfica o a la enseñanza de arte en las escuelas y colegios”, señala.
Recuerda que después llegó la generación de oro del dibujo paraguayo de los años 70, grandes nombres, muy ligados a la intelectualidad de aquella productiva década del arte. “Así aparecieron artistas que hoy, muchos de ellos están casi olvidados y otros no, como Joel Filártiga, Gabriel Brizuela, Julio González, Mabel Valdovinos, Nicodemus Espinosa, Nelson Martinessi, Luis A. Boh y hasta un poco conocido Ricardo Migliorisi, dibujante del que muchos andan detrás de alguna colorida pintura comercial de su última época, no teniendo idea que también existió el otro Migliorisi”, apunta.
Cuenta que debido al boom de Itaipú, donde una nueva clase accedió a la posibilidad de coleccionar arte que, con la premisa de que se debía priorizar la durabilidad antes que la calidad estética de la obra, fueron desplazados por la mentalidad de que el arte era solo poseer un óleo sobre tela. “Así, muchos de los exponentes de esa década terminaron haciendo lo que aquella nueva burguesía demandaba: una obra demasiado comercial, logrando notoriedad en ciertas divisiones de las artes visuales, pero fueron poco conocidos en otras disciplinas como el dibujo, que en muchos casos lograron importantes resultados estéticos”, entiende el artista visual.
“Hace poco me decía un artista croquisero, ‘primero voy a hacer un dibujo y después la obra’, sin tener idea de que el dibujo puede ser autónomo a la pintura, es un problema de educación, es muy complejo, es muy difícil porque se trata de “deconstruir” un esquema instalado en la educación artística, que hoy sufre los mismos avatares de educación en general y que además no ayuda al análisis genuino hasta el de un pensamiento social crítico”, lamenta el comunicador.
Pero, volviendo a aquellos años 50, 60 y 70, “debo confesar mi preferencia total por algunos artistas que, perteneciendo a un mundo popular, llegaron a expresar a nivel visual los más altos estándares de virtuosismo en sus obras, alejados de los caprichos del mercado, sumados al complicado análisis artístico dominante. La selección de los ocho artistas no reconocidos por el mercado me fue muy difícil. Ahora yo creo que son estos una sencilla preferencia personal que no desmerita otras elecciones”, aclara.
“Debo confesar mi preferencia total por algunos artistas que, perteneciendo a un mundo popular, llegaron a expresar a nivel visual los más altos estándares de virtuosismo en sus obras, alejados de los caprichos del mercado”.
“Por las circunstancias de la vida a pesar de componer una obra contundente no llegaron a cotizaciones importantes de sus obras, por ello muchos debieron dejar por el camino y dedicarse a distintos rubros”.
JENARO MORALES
¿En qué estilo podemos ubicar a Jenaro Morales? ¿Naif? Sí. Morales, capiateño de alma y nacimiento, realiza una obra que refleja su mundo suburbano, habitando en una compañía de Capiatá donde hasta hoy, en su pequeña granja, su mundo rural es retratado con mucha autenticidad: sus gallinas, vacas, la capilla familiar donde hasta hoy enseña catecismo.
Junto a Ysanne Gayet figura en la selección Presencia del Arte Naif en América Central y Latina. “Prèseence de L’ Art Naïf en Amérique centrale et latine”, siendo un orgullo para los paraguayos. Sin embargo, hasta hoy, su obra no es conocida por la media de los ciudadanos, como se merece.
FABIOLA ADAM
Una gran exponente del arte guaireño, Fabiola Cabrera de Adam vive en Asunción desde hace muchas décadas. “Una de mis artistas preferidas poco visualizadas en el mundo del comercio del arte”, resalta Toni. Cautiva y fascina con su mirada de los mitos y leyendas del Paraguay, temas tratados con mucha altura, llevando aquellas historias al campo de las artes visuales con gran maestría. Estudió desde 1965 con el brasileño Lívio Abramo, luego con Olga Blinder y Edith Jiménez.
JACINTO RIVERO
Jacinto Rivero, grabador de alta talla que a través de las décadas consolidó una obra sencilla, austera pero contundente con la simple gubia y la madera, haciendo un importante aporte de valor plástico. De él ya me referí en un artículo publicado en este mismo diario hace unos meses denominado “Jacinto Rivero, el artista de Cateura”. El artista jamás apartado de su realidad urbana y suburbana al mismo tiempo fue formulando a través de décadas su fidelidad referencial, que lo convierte junto a otros elegidos míos en pioneros del arte social paraguayo.
MARGARITA SÁNCHEZ MINELLA
Con la misma emoción y en el mismo camino, Margarita Sánchez Minella, una niña del Bañado Sur de Asunción a la que el maestro Lívio Abramo conoció en la calle Palma, en situación casi de calle, un día de los años 60 realizó un concurso de arte de niños lustrabotas del centro. En ese lugar se presentó una niña que quería participar con los varones, era la que luego se convertiría en figura fundamental del arte moderno paraguayo.
Con el tiempo logró hacer una importante obra gráfica muy emparentada con su realidad social en la que se desenvolvió dignamente toda su vida, fiel a su realidad. Margarita podía vender sus cajas de caramelos al mismo tiempo que sus obras de arte, una dignidad incomparable.
GENARA MEDINA INSFRÁN
Si uno googlea, el nombre de Genara Medina Insfrán no encontraría en ningún caso. Genara era una mujer muy particular, se paseaba por las calles de Asunción con un aire de misterio siempre con ropa oscura y anteojos grandes. Decía que vivía en Trinidad en una casa que era de los López, vivía casi en situación de calle. A principios de los 80 ya era una mujer de avanzada edad y siempre fue protegida del maestro Livio Abramo. Aprendió a grabar y realizó una rica obra gráfica, a tal punto que fue seleccionada por el maestro Abramo para participar de la legendaria carpeta Tagra realizada a mediados de los años 70.
Su delicado grabado estaba adornado con frutas exóticas con un detallado entorno realizado con gran preciosura, a pesar de lo complicado que era manejar esa manera de hacer arte trabajando sobre la madera. Dentro de todos los artistas de esta selección el caso de Genara Medina Insfrán es el más enigmático y poco conocido, pues por su situación de vida su obra se fue perdiendo, tal vez yendo de un lugar a otro, tan misteriosa que un día ya no volvió. Es un caso casi de rescate antropológico, que debe ser estudiado más adelante en el arte paraguayo.
MABEL VALDOVINOS
Nacida en Sáenz Peña, Chaco argentino, pero residente desde muy joven en Asunción, donde formó un hogar paraguayo, participó de los más importantes talleres de arte de los años 70. Siempre en la punta de la investigación sobre la línea, sorprendió con su arte óptico generativo, denominado mundialmente Op Art.
“Desde muy chico conocí el trabajo de Mabel Valdovinos que miraba maravillado en el viejo Correo Semanal”, cuenta Toni. “Su obra influyó enormemente en mí y en otros coetáneos, asegurándonos la posibilidad de poder retomar el dibujo que fuera marginado en los años 80″, dice.
Mabel reside desde hace dos décadas en su ciudad natal, pero muy ligada a Asunción por sus hijos y nietos, estando siempre fuerte con sus más de 80 años.
RICARDO YUSTMAN
Por el camino aparecen grandes dibujantes, entre ellos Ricardo Yustman, dueño de una obra de profundo contenido de la reflexión sobre la humanidad, que impresiona y se puede comprobar en un dramático dibujo que se encuentra en un libro ya agotado, que fuera editado por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil en el año 2000.
Yustman por las circunstancias de la vida se refugió en el mundo de la publicidad, siendo uno de los directores de la agencia publicitaria que fundara con su amigo Dani Nasta en el año 1968.
CONCEPCIÓN LÓPEZ AQUINO
Representa una mirada fresca de lo auténticamente paraguayo. Mujer sencilla de vida urbana austera. Empezó en los talleres de Lívio Abramo en 1968, representó su entorno de plantas y flores del Paraguay con gran maestría, dominando la rigidez que representa enfrentarse con la dura madera a la hora de grabar, transformando sus piezas en sonoros poemas visuales que llegan a su más alto grado con la aparición en la escena de su obra de aves, que me transporta a “Canto de mi selva” de Herminio Giménez. Formó parte de la selección Tagra realizada por el maestro Lívio Abramo a mediados de los 70, pero poco y nada se sabe de ella que hoy contaría con 74 años.
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Los 8 mejores exponentes de la música paraguaya
“Si el pueblo no conoce de su historia, no puede forjar una identidad”, señala el músico paraguayo nominado al Latin Grammy en los años 2020 y 2023, Dani Meza. El artista, vocalista de la agrupación Tierra Adentro, es protagonista de Ellos Saben y el autor de la lista de los 8 músicos paraguayos que marcaron nuestra historia.
La nómina de Dani está compuesta por Quemil Yambay, José Asunción Flores, Carlos Miguel Jiménez, Epifanio Méndez Fleitas, Demetrio Ortíz, Emiliano R. Fernández, Teodoro S. Mongelós y Luis Alberto del Paraná.
Dani recalcó que hay muchos artistas destacados y que es “un pecado no mencionar a todos”, pero aclaró que su selección básicamente es el “cimiento para entender la identidad de nuestra música”.
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Quemil Yambay es un cantante folclórico, imitador y compositor declarado “tesoro viviente de la humanidad” por la Unesco. El artista nació el 10 de marzo de 1938, en Tupaorã (hoy Santa Elena), Caraguatay, departamento de Cordillera. En 1961 fundó el conjunto Los Alfonsinos, considerado el grupo más representativo del estilo musical Purahei Jaheó.
En 1978 y en 1992 obtuvo dos Discos de Oro por sus índices de venta de grabaciones. Entre sus composiciones se encuentran canciones como “Moköi Guyrai”, “Rohayhúgui Ñequita”, “Ajupita de Presidente”, “Cinco Años Ajegusta”, “Ipirevai la Patrona”, “A mi pueblito” y muchas más.
José Asunción Flores, compositor y creador del género musical guarania en 1925. El artista nació el 27 de agosto de 1904 en la Chacarita, Asunción, y falleció en Buenos Aires el 16 de mayo de 1972. La guarania, que debe su nombre a Manuel Ortiz Guerrero y deriva de la palabra guaraní, se caracteriza por su ritmo lento, triste y melancólico.
Entre sus obras figuran “Jejuí”, “Arribeño Resay”, “India”, “Ka’aty”, “Nde rendápe aju”, “Pananbi Vera”, “Paraguaýpe”, “Nde ratypykua”, “Obrerito”, entre otras. Sus restos fueron repatriados y permanecen en la Plaza Manuel Ortíz Guerrero, a orillas del arroyo Mburicaó.
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Carlos Miguel Jiménez, escritor y poeta bilingüe nacido en Pilar, en 1914. Es considerado como el poeta de la unidad nacional y creador de letras para guaranias, polcas y otras. Entre sus numerosas obras están “Mi patria soñada”, “Alma vibrante”, “Golondrina fugitiva”, “Muchachita campesina”, “Flor de Pilar”, “Che yvoty mombyry”, “Okarayguami akã sa’yju” y “Punta karapãme Serrato ndive”.
Fue cofundador de la Asociación de Escritores Guaraníes. Murió en Asunción en agosto de 1970. Sus cenizas están depositadas en un panteón ubicado en una plaza pública que lleva su nombre en su ciudad natal, Pilar.
Epifanio Méndez Fleitas, compositor, músico, poeta, político e intelectual nacido en San Pedro del Paraná, Itapúa, el 7 de abril de 1917. Fue propulsor y socio fundador de Autores Paraguayos Asociados (APA). En 1953 creó el conjunto San Solano y sus primeras creaciones grabadas fueron “Che Mbo’eharépe”, “Hekovia Techaga’u”, “San Solano”, “La Canción del Demócrata”, “20 de abril”, “Nde Pukavy che Korasõme”, “San Pedro del Paraná”, “Serenata” entre otras, la mayoría en coautoría con Teodoro S. Mongelós.
Fue exiliado en 1956 y continuó su labor en Argentina, donde falleció en noviembre de 1985. Sus restos fueron repatriados el 18 de noviembre de 2004 y descansan en la Recoleta.
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Demetrio Ortíz, nacido en Piribebuy el 22 de diciembre de 1916, fue músico, compositor, dramaturgo y coreógrafo de danzas paraguayas. Es compositor de la canción paraguaya más versionada a nivel mundial, “Recuerdos de Ypacaraí”, y considerado uno de los máximos exponentes de la música y el arte en Paraguay.
Además de su más conocida guarania, “¿Dónde estás ahora kuñatai?”, tiene otras composiciones como “Mis noches sin ti”, “Esperanza mía”, “Qué será de ti”, entre muchas otras. Falleció el 18 de agosto de 1975, en Buenos Aires. Sus restos descansan en un campo santo de Lambaré.
Emiliano R. Fernández, poeta nacido en Yvysunú, Guarambaré, el 8 de agosto de 1894; hay versiones que indican que nació en Curusú Isabel, Concepción. Escribió en jopara utilizando numerosos seudónimos, Makagua Raído, Médico Ju’ái; Kurupi Rodante, Kurupi Saite; Guyrá Campana y La Cautiva.
Dedicó versos en honor al Mariscal Francisco Solano López, entre los que destaca “Primero de Marzo”, y relató hechos de la contienda que enfrentó a Paraguay y Bolivia por el Chaco, destacando “13 Tuyutí” y “Rojas Silva recavo”. Otras de sus obras son “Asunción del Paraguay”, “Cerro Porteño” y “Soldado guaraní”. Falleció en setiembre de 1949, tras estar meses internado a causa de una bala que recibió en inmediaciones de la Marina.
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Teodoro S. Mongelós, poeta y músico popular nacido en Ypacaraí, Paraguay, en 1914. Considerado uno de los más importantes poetas de lengua guaraní. Entre sus creaciones sobresalen “Minero Sapukai”, “Ñande Recove”, “Che Mboeharepe”, “Che Jazmín”, “Che Purahéi Koygua”.
Falleció el 20 de mayo de 1966 en Foz de Yguazú, Brasil, donde permaneció durante 28 años. Fue repatriado y sus restos descansan en la Casa de la Cultura que lleva su nombre, en su ciudad natal.
Luis Alberto del Paraná, músico, compositor, cantante e intérprete nacido el 21 de junio de 1926, en la ciudad de Altos, Cordillera. En sus dos décadas de trayectoria junto a Los Paraguayos, recibieron seis Discos de Oro. Ganó el Globo de Oro del Mundo Musical en 1971 y a los seis Discos de Oro sumó otros dos y el primer Cassette de Oro en Latinoamérica.
Tocó en escenarios de 76 países y superó las 500 canciones grabadas, además de batir récords de venta con sus discos. Destacan “Voy Gritando”, “Alma Guaraní”, “Mi Guitarra y mi Voz”. En septiembre de 1974 falleció en Londres, Inglaterra, fue repatriado y sus restos descansan en el Cementerio Italiano de la Recoleta.
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“Tejiendo un legado”: Floricultura del Paraguay lanzó libro de la maestra artesana Norma Martínez
Floricultura del Paraguay, comprometida con la promoción y preservación del arte y la cultura paraguaya, lanzó este jueves el libro “Tejiendo un legado - Tutorial Básico de Ñanduti”, de la reconocida maestra artesana Norma Martínez Valdez, que celebra así el fruto de 40 años de trabajo y dedicación al ñanduti.
El proyecto del libro nació de la visión de la artista plástica Claudia Casarino y de la apuesta por el arte y la cultura paraguaya por parte de la presidenta de Floricultura del Paraguay, Chiara Capdevila.
“El año pasado, mi amiga Claudia me habló sobre este proyecto. Aprovecho este espacio para agradecerle por los más de 10 años de acompañamiento y asesoramiento en el mundo del arte”, expresó Capdevila durante el lanzamiento del libro y agregó que tras analizar la propuesta con su equipo de trabajo, decidió brindarle su apoyo para concretar la obra.
Así fue que en noviembre del año pasado realizaron una visita a Norma, quien también formó parte de la edición especial de Navidad de Keiki, tienda en línea de orquídeas de Floricultura del Paraguay, para darle la sorpresa del apoyo a su libro.
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“Inmediatamente nos pusimos a trabajar, pedimos presupuestos a los profesionales que trabajaron para la edición, corrección, diagramación y fotografías del libro. Y ahora, 5 meses después, nos llena de felicidad ver que se ha convertido en una hermosa realidad ‘Tejiendo un legado’, el primer tutorial de ñanduti”, manifestó Capdevila.
La titular de Floricultura del Paraguay reiteró que están comprometidos con la promoción y preservación del arte y la cultura y que están sumamente orgullosos de respaldar este proyecto tan significativo para nuestro país.
“El libro que presentamos es un testimonio del talento, la pasión y la perseverancia de la maestra Norma. Su dedicación incansable ha dado como resultado una obra que sin duda dejará una marca en el país”, precisó Capdevila durante la presentación.
Por su parte, la maestra artesana dijo que este es un gran día para ella y para la artesanía en ñanduti. “En este libro van a encontrar nuestra vivencia, cómo nos organizamos y lo minucioso que es este trabajo”, señaló a La Nación/Nación Media.
Sobre “Tejiendo un legado”
En su obra, la maestra artesana Norma Martínez desglosa los fundamentos del ñanduti, desde los materiales y herramientas necesarias hasta las técnicas básicas de tejido, con instrucciones claras y detalladas, acompañadas de fotografías ilustrativas.
“Tejiendo un legado” guiará a los lectores a través de cada paso del proceso de creación, permitiéndoles explorar su creatividad y dominar las habilidades necesarias para crear hermosas piezas de ñanduti. Además, ofrece una mirada a la historia y la importancia cultural del ñanduti en Paraguay, así como a la trayectoria invaluable de Martínez.
“Este es el primer tutorial de ñanduti, donde se explica y se enseña cada paso de las técnicas de la maestra Norma. Ser parte de este proyecto, de este libro, representa una alegría inmensa, un orgullo y un honor para Floricultura”, remarcó Capdevila a La Nación/Nación Media.
“Con este libro buscamos despertar más la curiosidad y las ganas de aprender sobre el ñanduti, que las personas busquen a las artesanas. Van a encontrar informaciones muy útiles para hacer trabajos de investigación, porque ahora también en las universidades y colegios se busca conocer más sobre lo nuestro”, reseñó la maestra artesana.
Apoyo al arte y cultura paraguaya
La presidenta de Floricultura del Paraguay subrayó que uno de sus ejes de trabajo es el apoyo a la artesanía y a la cultura, por lo que vienen realizando ferias y promocionando la labor de los maestros artesanos.
“En nuestro catálogo de arreglos florales tenemos un sector de artesanías, venimos trabajando con diferentes artesanos y estamos muy comprometidos en seguir apoyando y apostando a proyectos como este. En Floricultura aprendimos que esta fusión es maravillosa, tenemos un equipo importante que trabaja en conjunto con los artesanos y que va a continuar”, precisó Capdevila a La Nación/Nación Media.
“Gracias a Floricultura del Paraguay que apostó por una persona como yo, una artesana que no es una escritora, pero con el equipo que tuve fue posible plasmar todos mis conocimientos sobre el ñanduti”, concluyó a LN/NM.