Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Hoy Toni nos lleva hasta el barrio Tacumbú, cuyo nombre deviene del famoso cerro hoy convertido en laguna.

“Viajar a Tacumbú”, ¿a qué me remite? Según el arte contemporáneo, cada frase, cada obra de arte, cada poesía, instalación o cualquier pieza de arte de la actualidad cierra el receptor; para mí es llegar a este legendario barrio asunceno formado en torno a lo que fuera un pintoresco y enconado cerro, que hasta principios de siglo XX era visitado por familias de la Asunción y sus alrededores para contemplar desde sus alturas una ciudad que contaba con unos pocos edificios de dos plantas o, quién sabe, también haya sido inspiración para pintores o poetas.

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Hoy aquella altura que dominaba el sur en las afueras de la ciudad se convirtió en una laguna; es que a principios del siglo XX empezó la explotación inmisericorde de la cantera para empedrar vastas zonas de la ciudad. Esas piedras de color gris oscuro por las que transitamos todos los días le debemos al a veces desdeñado barrio Tacumbú.

El pintor de Asunción don Ignacio Núñez Soler recreó en ingenuas pinceladas el colorido de las fiestas que se realizaban los fines de semana en ese centenario barrio. Por otro lado, en los planos realizados por Federico de Gásperi en la década del 30, el barrio Tacumbú ya figura consolidado teniendo como límite al norte el antiguo barrio General Díaz, cuyo límite era la avenida Quinta. En la reorganización general de los barrios de Asunción a mediados de los años 70, cambiaron los límites, desde la avenida Ygatimí hasta el Bañado Sur y de este a oeste desde la calle Alberdi hasta la avenida Colón, con una particularidad. Los vecinos de los dominios ganados hacia el norte se siguen considerando algunos del barrio General Díaz y, por ende, parroquianos de la vieja iglesia del “beato”, hoy San Roque González, y otros del imaginario barrio Cristo Rey, que hasta los años 70 tenían hasta su Club de Leones y sus legendarias domadoras.

Sexta entre 14 de Mayo y 15 de Agosto. Barrio Tacumbú. Asunción, c. 1975. Foto: Juan Ángel Martínez. Gentileza: Beatriz Martínez.

UNA VARIOPINTA ARQUITECTURA

Recorrer la variopinta arquitectura de la zona es hablar desde la elegante arquitectura a la que la denominamos desde Cuadernos de Barrio “art decó paraguayo”, una versión vernácula de esta corriente de arquitectura internacional y que se repite constantemente en el barrio vecino Gral. Díaz y, en menor medida, en algunas casas del barrio tratado hoy, hasta una arquitectura orgánica, enmarcada con viejos barrancos convertidos en calles empedradas por donde el raudal se convertía en “agua feroz” en cada lluvia.

En este camino sobresale el enorme predio del Club Presidente Hayes con su enorme murallón construido por los presos bolivianos de la Guerra del Chaco, centro neurálgico de este barrio que dio honor y gloria en 1952 a esta populosa zona del sur de la Asunción al conquistar el campeonato nacional de primera división de fútbol. Los Yankees, como se llama hasta hoy a los fanáticos de este club, y Las Carceleras, como se denomina a las damas jugadoras de varias disciplinas deportivas, en referencia a la cárcel de Tacumbú.

Plano barrio Tacumbú. Federico de Gásperi. C.1939. Libro “Un viaje a Sajonia”. Toni Roberto/Patricia Ygarza Cuquejo/Margarita Durán Estragó. As, 2018.

EL CORONEL, LA SEÑORA Y EL POZO

Las anécdotas del barrio son interminables y fueron contadas por algunos de sus habitantes. Así, el antiguo vecino Alberto Tabel nos habla de un personaje muy particular, el Cnel. Zaracho, que fuera militar de administración con un papel importante en tiempos de la dictadura y quien tenía la misión clave de los ascensos en la milicia de aquella época. El uniformado tenía una pequeña terraza desde donde divisaba todo el barrio. Era muy normal en esos tiempos izar banderas del partido político al que pertenecían sus habitantes. Era desde esa “atalaya barrial” donde divisaba sus dominios vecinales y cuando veía una bandera azul le enviaba buenamente al soldado destacado en su vivienda para hacer bajar el distintivo. Y si no lo hacía, llamaba al personal de la Comisaría Primera para proceder a retirarla y retener al fanático liberal.

Pero los ribetes novelescos de este militar son únicos. Ocurrió el día en que estaba pastando una vaca, que entró a su patio sorteando el alambrado, lo cual era común en aquella época. En ese momento le dio la orden a su guardia diciéndole: “Ejuka pe vaka de un tiro”. Esto molestó a su señora, por lo que entonces él exclamó: “¡Yo le dije que le tire una piedra, no que le mate al animal¡”. Acto seguido, la esposa fue al patio trasero, tiró una enorme maceta al pozo, haciendo un ruido gigante, simulando así su suicidio. El coronel pidió auxilio a todos los vecinos, luego empezó a dar un discurso en homenaje a su esposa, que tomó tan drástica determinación. Luego de un rato viene el soldado y le dice: “Che coronel, nde rembireko opytu’umínte kotýpe” (Mi coronel, su señora está descansando nomás ahí en la pieza), dándole así el susto de su vida a tan díscolo marido.

Hoy el barrio se encuentra a punto de cambiar por completo de esquema con la pronta habilitación de la Costanera Sur. El progreso siempre es bueno, pero conservando la identidad del pasado de “un barrio de gente luchadora con mucha historia”, como dice la vecina Berna Vargas. Parafraseando a un célebre ruso, hoy termino diciendo: “Conoce tu barrio y conocerás el mundo”. Así como lo hizo Julio Verne, quien recorrió el mundo en 80 días sin salir de su pueblo, Nantes, en Francia.

Cuadro de equipo campeón del fútbol paraguayo 1952. Colección: Museo del Club Presidente Hayes. Barrio Tacumbú. Asunción, 1952.
Oratorio San Roque. Obra de Luis Fernando Meyer. Barrio Tacumbú. Foto: Luis Silvio Ríos. Asunción, c.1970.
Casa de barrio Tacumbú. Asunción. Foto: T. R.
Casa de barrio Tacumbú. Asunción. Foto: T.R.

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