AFP

Han pasado 80 años, pero siempre se recuerda la batalla librada por los soldados soviéticos contra los nazis que invadieron su territorio y encontraron una resistencia feroz que marcó el comienzo del fin para el régimen de Hitler. Hoy, en medio de la guerra con Ucrania, el gobierno ruso la relaciona con la lucha de ayer.

Han pasado 80 años, pero el sacrificio de los soldados soviéticos ante los nazis durante la batalla de Stalingrado sigue marcando la ciudad, actualmente llamada Volgogrado. Una herencia en la que el poder ruso trata de inscribir su operación militar en Ucrania. La ciudad, a orillas del Volga, sigue marcada por este enfrentamiento titánico que causó más de un millón de muertos de lado soviético en 1942-1943, y significó el comienzo del fin para el régimen de Adolf Hitler.

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Aún en la actualidad, en las estepas que rodean a la ciudad aparecen cuerpos de soldados de ambos bandos. “En 2022, fueron hallados más de 1.200 militares del Ejército Rojo” y solo 30 fueron identificados, dice a la AFP Andrei Oreshkin, quien organiza excavaciones para hallar cuerpos y darles sepultura. Para los rusos, Stalingrado se volvió sinónimo de la victoria sobre el nazismo y la batalla ocupa también un lugar central en el patriotismo que promueve el Kremlin.

UN BUSTO DE STALIN

La batalla de Stalingrado (1942-1943), considerada una de las más sangrientas de la historia, con cerca de dos millones de muertos entre ambos bandos, cambió el curso del conflicto en la Unión Soviética, desmoralizada tras varias derrotas. El simbolismo de aquella victoria aumenta a medida que se acerca el primer aniversario del lanzamiento de la operación rusa en Ucrania, el 24 de febrero del 2022. En vísperas del 80 aniversario de la victoria de Stalingrado, se inauguró en la ciudad un busto de Stalin, junto a los de dos jefes militares famosos por su papel en la batalla, Gueorgui Zhúkov y Aleksandr Vasilevski.

Desde la caída de la Unión Soviética, las autoridades rusas mantienen una postura ambivalente hacia Stalin. Está condenado oficialmente por el terror de Estado que orquestó en los años 1930 y hasta su muerte, en 1953, pero sigue enterrado frente al Kremlin, en la Plaza Roja, y muchos rusos lo siguen venerando por su papel en la derrota de la Alemania nazi a manos de la Unión Soviética. El jueves se organizó un desfile militar en Volgogrado. Se depusieron ramos de flores en el Mamayev Kurgan, una colina estratégica que fue objeto de terribles combates y que, desde hace décadas, es un lugar de peregrinación para quienes desean rendir homenaje a los soldados soviéticos.

200 DÍAS DE LUCHA

La batalla de Stalingrado, que comenzó en julio de 1942, duró 200 días. La ciudad, convertida en un campo de ruinas, fue escenario de devastadores bombardeos aéreos alemanes y de violentos combates callejeros. El 2 de febrero de 1943, las tropas del mariscal de campo alemán Friedrich von Paulus se rindieron, rodeadas por el Ejército Rojo, la primera rendición del ejército nazi desde el comienzo de la guerra.

La ciudad fue completamente reconstruida por orden de las autoridades soviéticas y pasó a llamarse Volgogrado en 1961, ocho años después de la muerte de Stalin.

Desde 2013, por decisión de las autoridades locales, la ciudad vuelve a llamarse Stalingrado seis días al año, entre ellos el 2 de febrero, por el aniversario de la victoria de Stalingrado, y el 9 de mayo, fecha en la que Rusia celebra la victoria sobre la Alemania nazi.

“COMBATIMOS EL FASCISMO”

Ahora, las cosas han cambiado por la situación de la invasión rusa a Ucrania y no todos están de acuerdo con el discurso oficialista que conmemoró la batalla con un acto muy especial dedicado, sobre todo, a reivindicar la figura de los soldados rusos de hoy que combaten en Ucrania y los que vencieron a los nazis. Desde el inicio de la ofensiva rusa, el presidente Vladimir Putin reiteró que su vecino debe ser “desnazificado”, y calificó a las autoridades ucranianas de “neonazis” determinados a exterminar a los rusófonos.

En las calles de Volgogrado, los símbolos que honran al Ejército Rojo aparecen junto a los de las tropas que combaten en Ucrania: las letras “Z” y “V” que se ven en muchos vehículos militares rusos. El museo de la batalla de Stalingrado acoge ceremonias de entrega de condecoraciones para las familias de soldados muertos en Ucrania.

“El mensaje es el siguiente: los ancestros de las personas (muertas en el frente ucraniano, ndlr,) combatían al fascismo”, dice Tatiana Prikazchikova, empleada del museo, que muestra un panorama de la batalla de Stalingrado. “Son herederos de esta tradición, pues en realidad combaten también al fascismo”, asegura.

Muchos se muestran menos cómodos a la hora de hablar de Ucrania. Ekaterina Sedova, cuyo bisabuelo combatió en Stalingrado, subraya que no quiere “mezclar” las cosas. Esta estudiante de Química, de 21 años, señala que no se informa mucho sobre Ucrania “para no afectarse psicológicamente”.

“PARALELOS INACEPTABLES”

Viacheslav Yashchenko, historiador de Volgogrado, subraya que las ceremonias de los últimos años para celebrar Stalingrado son más pomposas que en la época soviética, y se preocupa de ver que este año puedan utilizarse para defender el ataque ruso en Ucrania. “Es inaceptable hacer estos paralelismos”, dice, pese a la represión en Rusia, donde criticar la ofensiva en Ucrania puede llevar a la cárcel. “Las autoridades instrumentalizan victorias pasadas y acontecimientos históricos que les sirven para moldear la imagen del país y manipular la conciencia de la gente”, dice.

En el cementerio de Rososhka, Oreshkin, jefe de la unión de buscadores voluntarios de vestigios de la Segunda Guerra Mundial, ve las cosas de manera muy diferente. “Las futuras generaciones van hacer tal vez lo que nosotros estamos haciendo”, dice, y muestra medallas halladas en la tierra arcillosa de los alrededores de Volgogrado. “Espero que quienes están en el poder hayan aprendido de nuestra experiencia y que los muertos no sean abandonados en los campos” de batalla, agregó.

DISCURSO INCENDIARIO

“Es increíble, pero estamos de nuevo amenazados por tanques alemanes”, declaró el presidente ruso, equiparando los Panzer de Hitler con los blindados Leopard 2 de fabricación alemana, que varios países occidentales prometieron suministrar a Kiev. “Una vez más, los sucesores de Hitler quieren enfrentarse a Rusia en el suelo de Ucrania, usando a ‘banderovtsis’”, agregó, en referencia a los partidarios del dirigente ultranacionalista Stepan Bandera (1909-1959), que colaboró con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, afirma Putin en una versión muy belicosa de su interpretación de la historia. Según sus detractores, Vladimir Putin instrumentaliza la historia para justificar sus políticas, aun a costa de glorificar el poderío de la Unión Soviética y de restar importancia a sus crímenes.



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