El autor de este artículo reseña una investigación del escritor rosarino de origen paraguayo Mario Castells que analiza la obra del escritor compatriota Carlos Martínez Gamba, creador de una de las literaturas en guaraní más polifacéticas, cruciales y poco estudiadas de la región.
- Por Rodrigo Villalba Rojas
Hace ya varias décadas, al recuperar más de un centenar de testimonios indígenas desde el proceso colonial hasta los exterminios decimonónicos, el crítico peruano Martín Lienhard afirmaba que en tales textos se adivinaba el sustrato de un diálogo intercultural que no podía ser sino “un intenso enfrentamiento entre la cultura impuesta y la propia, desembocando a veces en una especie de esquizofrenia del sujeto enunciador” (“Testimonios, cartas…”, 1992, XIII).
Si proyectamos ese diagnóstico a las escrituras en guaraní que se desarrollaron durante todo el siglo XX obtendremos en un primer vistazo el elevadísimo índice de fragmentación, disidencias de la norma y tensiones estético-políticas entre artistas, académicos y demagogos (perfiles pocas veces disociados). Tales anarquías fueron, por cierto, trazos de contestaciones a un orden dictatorial, a un sistema represivo omnisciente, y su válvula de presión se materializó usualmente en los exilios, la autocensura y la extensión de circuitos semiclandestinos más allá de la frontera.
LA SELVA MIGRANTE
“La selva migrante. Carlos Martínez Gamba y el exilio de la lengua guaraní” (2022), ensayo de Mario Castells recientemente publicado bajo el sello de nada menos que la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (Buenos Aires), posa el escalpelo en la inconclusa cicatriz de las últimas décadas del estronismo para rescatar la escritura, la poética y la trayectoria de una extraordinaria pluma de la literatura paraguaya, expulsada como tantos otros hacedores por la persecución política más agresiva.
“La selva migrante” es la consumación de un trabajo enmarcado en la beca de investigación José Martí que la BNMM otorgó a Castells en el 2020. El programa apunta a integrar los vínculos entre la Argentina y el resto de Latinoamérica, y aprovechar la existencia de publicaciones de autores y obras de otros países en el repositorio físico de la biblioteca argentina. El libro de Mario Castells, lejos de operar un análisis superficial sobre la materia estrictamente literaria o de apurar reivindicaciones sobre el contubernio entre lengua guaraní y nación paraguaya, amplía la mirada sobre las instancias neurálgicas que marcaron la vida de Martínez Gamba y sus permanentes procesos de desarraigo y reterritorialización en suelo argentino.
Castells nos permite ver, así, que estudiar o al menos conocer una literatura no supone solamente aproximarse a los textos, sino también a las trayectorias literarias, culturales y sociopolíticas de sus hacedores, y acceder a un panorama de los circuitos de interacción artística que se conformaron en torno a las obras y en especial a la comunidad paraguaya en la diáspora.
DÓNDE COMIENZA LA LITERATURA
¿Qué nos dice una literatura –escrita, oral, cantada– sobre el mundo que la origina? ¿Quién hace que esa literatura enuncie ese mundo? ¿Qué voces y qué miradas devuelve ese mundo a sus lectores? Podemos emular al uruguayo Ángel Rama y decir que la literatura comienza en el momento exacto en que el proyecto estético logra articular una subjetividad colectiva y expresarla para sí, en su lengua; esto es, construir la voz genuina de una comunidad sin decantar en el estereotipo, enunciar ese mundo comunitario así sea a través de una sola figura fragmentada en múltiples registros, figura a la que se otorga agencia y protagonismo histórico, pero sobre todo estético. En esa dirección nos invita Mario Castells a comprender el camino y la creación fundamental del cantor épico de la Guerra Guasu y ganador del Premio Nacional de Literatura (2003). Numerosas entrevistas, cartografías, análisis sociocríticos y discusiones con los estudios precedentes de figuras como Rubén Bareiro Saguier y Wolf Lustig le permiten a Mario Castells exhumar una de las literaturas en guaraní más polifacéticas, cruciales y poco estudiadas de la región. “La selva migrante” trasciende el archivo y los anaqueles de la biblioteca y explora el terreno de los hechos. La literatura operó para Castells, en ese sentido, como la gran pregunta problematizadora sobre las circunstancias de creación, reflexión y transformación del arte.
EN CORO
Sus indagaciones logran desentrañar para nosotros la mirada de Carlos Martínez Gamba a través de las voces en coro de otros escritores, músicos y familiares que lo acompañaron en el hacer cultural. De la misma manera, desentraña también en la voz de Martínez Gamba la coreografía vocal y la memoria oral de los protagonistas históricos del Paraguay y de la extensa región guaraní. Todo este análisis nos interna, en suma, en un circuito amplio que se configuró con las migraciones, los intercambios artísticos y los diálogos entre creadores y actores políticos de la coyuntura. Castells ensaya a través de la biografía, el itinerario y las intervenciones del escritor exiliado en Argentina un mapa de las ligazones sociopolíticas en la comunidad artística transfronteriza. Bosqueja la región signada culturalmente por el guaraní, marca esa trascendencia allende los límites geopolíticos, pero siempre en los andariveles de la izquierda militante y la comunidad en la diáspora donde los códigos compartidos decantan en la reconstrucción de las voces del pueblo. Martínez Gamba colabora, escribe, traduce, enseña, imprime, todo en guaraní, en Buenos Aires, en Posadas, en Puerto Rico, se yergue, dice Castells, como “agente de la vida cultural de la colectividad paraguaya” y en la plenitud de los años setenta deviene poeta nexo, religador y puente generacional entre la tradición guaraní folclórica y las generaciones jóvenes que rebrotaron con una poesía bidimensional moderna a la vez que ancestral, pura cadencia e imprevisibilidad.
LUZ LEJANA
¿Cuánto sabe el escritor guaraní contemporáneo de las escrituras cumbres en guaraní de los siglos pasados? ¿Cuánto estudiaron a los clásicos, cómo piensan o construyen el estilo, el registro y las claves de su poesía? La de Castells es una tarea de remontaje, de inyección de oxígeno en una literatura que iba sedimentando sin un análisis de sus bases, sin un reconocimiento de la tradición literaria y de los precursores, y a la que el investigador abre un abanico de obra dispersa ahora reunida a través del tekovekue señero de Carlos Martínez Gamba. El gesto de anagnórisis de Castells exclama la sofisticación y modernidad de la obra multifacética del poeta exiliado que, aun con sus contradicciones y obstáculos, deslumbraba a lo lejos mientras la monocorde y deslucida cultura estronista empezaba a emitir algunos resuellos de agonía.
Poeta, etnólogo, gestor cultural, narrador guaraní, sobre todo militante de la lengua y defensor de la memoria oral comunitaria y campesina, el poeta en el exilio articula signos a través de la poesía y de la praxis material de la letra impresa en libros protocartoneros. Documenta y recrea el folclore oral a través de la poesía, imagina los escenarios heroicos y sangrientos de la Guerra Guasu, escribe cuentos modernos en guaraní. Para Castells, Martínez Gamba condensa en la oralitura los signos de una identidad nacional que se origina y consolida genuinamente en el campesinado como clase social, “principal depositario de esta lengua [guaraní], y el sujeto principal de la identidad nacional y la lucha popular en el país”.
LA TIERRA DEL EXILIADO
El devenir reflexivo de Castells nos muestra cómo el escritor paraguayo detenta la lengua mayoritaria sin afectaciones retóricas, opta estéticamente por un ñe’e guaraníme usual para enunciar la conservación de la tierra como propósito social y necesidad humana. La poesía, para el exiliado, es su modo de conservar la tierra, de conservar su lugar en el mundo, a través de la palabra. Para Carlos Martínez Gamba comprende la autoafirmación del sujeto sobre la lengua y sobre la tierra, la necesidad de declarar en y con su lengua, su patria, su territorio, su tekoha indisoluble. Como dice el investigador, la poesía fue su “tapekue ka’a” en busca del origen.
“Probablemente no haya en la paraguaya ni en ninguna otra literatura de América un escritor clásico peor conocido que Carlos Martínez Gamba”, sentencia Mario Castells en las postrimerías de “La selva migrante”. Si hay un autor recuperado, exhumado, devuelto acaso al ecosistema de las letras paraguayas después de un largo exilio en la frontera argentina, ese es Martínez Gamba, y en esa empresa de recuperación Castells asienta un sistema de puntales que nos ayudan a pensar el fenómeno en toda su complejidad, con todos sus reveses y transformaciones.
Y si bien es cierto que todavía queda mucha madeja por desenredar para tener un entendimiento mínimamente cabal de las literaturas en guaraní que se escribieron y se escriben tanto en Paraguay como en otras geografías, este estudio nos entrega un tono de referencia para recorrer nuevamente su nervadura musical, sus trazos materiales y su arquitectura social. Jaha hese!
* Doctor en Humanidades con mención en Letras, docente de la Universidad Nacional de Formosa y becario posdoctoral del Conicet, Argentina.