Rocío Gómez, corresponsal en Itapúa - Fotos: Rocío Gómez

Pese a ser una de las semillas más costosas, las flores que persiguen al sol durante 30 días hasta secarse ganan terreno en Itapúa. Los girasoles fortalecen la producción nacional de aceite y emocionan a los amantes de los campos amarillos.

Capitán Miranda, Capitán Meza, Natalio, San Rafael del Paraná y Fram son los principales distritos del sétimo departamento que dedican la segunda parte del año en sembrar, cuidar y cosechar girasoles, creando escenarios que enamoran a todos los visitantes. Los agricultores de estas zonas girasoleras son nacidos en Paraguay, pero en su mayoría descendientes de japoneses, alemanes, ucranianos y polacos.

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La siembra se inicia en agosto, florecen entre octubre y noviembre, y la cosecha llega en diciembre. El ciclo completo alcanza entre 120 a 150 días. “Cuando están en flor, duran 30 días, dependiendo de la variedad que haya sido plantada”, indica el ingeniero Nelson Lezcano, jefe técnico de la ALAP (Agencia Local de Asistencia Técnica) del Ministerio de Agricultura en Capitán Miranda, Itapúa.

Sobre las dos variedades más conocidas en Paraguay, la preferida de los productores es el girasol rallado con el centro marrón anaranjado, o Big Smile en inglés, antes que la Velvet Queen, de centro más negro. La diferencia radica en que sobrepasa la producción de aceite que se puede obtener del girasol rallado, considerando también que se procesa muy bien para alimentación de ganado. A esto se suma que el girasol rayado se destaca por su genética, con grandes fuentes de resistencia a enfermedades y plagas tanto de hongos como de bacterias, entre ellas la temida esclerotinia (moho blanco que pudre el tallo y seca la planta).

Respecto al costo, una bolsa de 60.000 semillas de girasol se puede comprar por 250 dólares americanos. Precio bastante alto comparado con la soja, que cuesta 60 a 70 dólares americanos la bolsa de 60.000 semillas. En la preparación, el gasto es prácticamente el mismo en los insumos, abono y preparación de la parcela.

INDEPENDENCIA ACEITERA

El rendimiento del girasol es de 1.800 a 2.000 kilos de granos por hectárea. “Ser parte de la cadena de aceite deja muchos dólares y protege el suelo con la rotación de cultivos porque apenas se cosechan los girasoles, entra la soja, luego el trigo y el maíz”, señala Lezcano.

Cada hectárea puede llegar a producir 2,5 toneladas de aceite. Las más de 30.000 hectáreas plantadas en Itapúa significan independencia económica y productiva para los aceiteros del país.

SIEMPRE ES UN RIESGO

Ángel Matsumiya, de 59 años, es un agricultor itapuense de ascendencia japonesa y vive en Capitán Miranda. Planta girasol hace 20 años como un rubro más, pero siempre plantando sobre contrato con las aceiteras nacionales.

“Siempre tenemos riesgo, pero como esta semilla es más costosa, el riesgo es mayor. Puede venir alguna tormenta que eche todas las plantas y se pierde todo”, asegura Matsumiya.

Pese a los desafíos, el productor señala que es un rubro interesante para la diversificación de la producción en Paraguay como forma de enfrentar la importación de productos argentinos, considerando que gran parte viene de Argentina.

“Igual espero que mis hijos se dediquen a la parte agrícola, como vienen acompañándome hasta ahora”, indica.

FUGACES 30 DÍAS EN FLOR

Si los buscadores de girasoles encuentran los escondidos campos plantados en flor, saben que tienen apenas 30 días para fotografíar y avisar sobre el hallazgo. Los agricultores que los siembran nunca tienen problema en que se visiten sus campos. La única condición es pedir a la gente que no destruya ni robe las plantas.

“El sol los apura a madurarse, tienen que venir ya mismo a visitarnos y sacarse fotos”, invitan las encargadas de turismo del campo de girasoles del agricultor Matsumiya.

Este campo está ubicado en Capitán Miranda sobre la ruta Graneros del Sur, camino al distrito de Nueva Alborada. Para acceder a este camino, se debe ingresar por ruta PY06. Cobran G. 10.000 por persona por el día entero, habilitando las fotografías en la plataforma que instalaron frente al campo. Además, incluyeron carteles para crear divertidos recuerdos en fotografías con las frases “Rohayhu”, “Soy yvoty ahenomi” y muchas más. Itapúa espera a todos los visitantes con sus campos amarillos y una de sus tantas producciones agrícolas que enriquecen al país.

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