Con motivo del mes de la juventud, Augusto dos Santos conversa en su tradicional espacio denominado “Expresso” con Augusto Pizzurno, coconductor del programa “Noche de furia”, emitido por el canal GEN/Nación Media, donde está a cargo de un espacio de humor denominado “Pizzurneando”, además de otros programas y bloques deportivos. Dos generaciones de periodistas que intercambian pareceres sobre los avances tecnológicos de nuestra era que han incidido profundamente en el ejercicio del oficio.

  • Fotos Nadia Monges

–ADS: Quiero chequear la pertinencia de una pregunta que me hacían hace 38 años por el Día de la Juventud. ¿Cuál es tu misión en la vida?

–AP: Estamos acá para cum­plir los objetivos o metas que tenemos. Cuando cumpli­mos eso, tener otros objeti­vos y así hasta llegar a estar debajo de la tierra. Mi misión hoy en día es a través de todos los espacios que tengo y a tra­vés de los futuros espacios que seguramente voy a tener con toda esta ampliación de las redes sociales y la posibi­lidad de comunicarnos, acá en nuestro país o con perso­nas que viven en cualquier continente del mundo es hacerles llegar un mensaje de promover el debate. Así, el día de mañana, cuando yo me vaya a un grupo, me vaya a un asado con mis amigos, con los perros, las amigas, podamos hablar de temas realmente interesantes y realmente importantes.

Hoy en día eludimos por miedo a no ser aceptados, a que nuestra opinión no sea aceptada y por miedo tam­bién al mismo debate, por miedo a quedar en ridículo y entonces nos resignamos y quedamos en temas banales que no precisamente están mal, o sea, pero sí me parece que hay un exceso de banali­dad en los temas hoy en día que tocamos los diferentes grupos y me parece que no es lo ideal y más otra vez por cómo estamos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

–Lo que se construye, no importa desde qué talante sea, la seriedad gua’u de un noticiero o un pro­grama de humor tiene una misión, transmite algo.

–Yo realmente estoy can­sado de ir a diferentes gru­pos sociales y que los temas terminan siendo siempre los mismos. O sea, o hablamos de chicas o hablamos de fútbol o hablamos de comida o habla­mos de rally y no hablamos de temas realmente impor­tantes para poder buscar una evolución y un mejor Estado para todos. Entonces como que yo siento que hay mucho miedo en eso, en el tema de que yo tiro una opinión y vos ya no aceptes esa opinión, ya no quieras ver y ya te veas sesgado por tu propia ideolo­gía, entonces eso me parece pésimo. Me parece que la labor del periodista, aparte de muchísimas otras profesio­nes, es promover el diálogo.

–Otra pregunta que me hacían era un clásico. ¿Crees en la amistad entre el hombre y la mujer? ¿Cómo ves el sexo entre amigos?

–Qué difícil, porque tenemos que definir amistad primero. Y esto es historia personal. Yo con las amigas como que siempre pasó esa barrera de amistad en cuanto a senti­miento. Nunca en la práctica, pero tal vez a veces sí, pero es muy difícil entablar una amistad siendo que ya hay sentimientos encontrados.

–¿Pero cuál es ese momento en que ya no es amistad, pero tampoco es una relación amorosa?

–Bueno, nosotros le decimos amigos con derechos. O si no le decimos más “mi chuli”.

–¿Tenés novia?

–No, y espero no tenerlo hasta los 35 años por ahí. Estoy pasando bien.

–¿Cómo eras en el colegio?

–En el colegio era un tipo muy tímido con las chicas, pero muy sociable en gene­ral. O sea, yo buscaba ami­gos, buscaba amigas, pero sin intenciones sexuales o sin intenciones de entablar rela­ciones. O sea, siempre fui una persona a la que le gustaba hablar demasiado. Hasta ahora, te das cuenta me ima­gino. Y como que nunca tuve ese enfoque. Después, a par­tir de los 17 o 18 años, creo que porque perdí la virgini­dad, empecé a buscar más y a centrarme más en eso.

PIZZURNEANDO

–Me encantan las pizzur­neadas. ¿Cómo nació esa idea fantástica?

–Bueno, básicamente está­bamos en “Noche de furia”, haciendo como una especie de brainstorming, buscando ideas para nuevos conteni­dos en el programa y yo había visto un video de un youtu­ber que es muy conocido, un argentino que se llama Gaspi, que me recordó a otro youtu­ber estadounidense, que es Eric André, que hace cosas para una empresa que se llama Adult Swim, que es muy parecida, o sea, sería un humor súper absurdo, súper bizarro en que prác­ticamente te vas por la calle y decís lo primero que se te pasa por la cabeza a la gente y ver si se prende y entonces como que me gustó mucho su contenido. Pensé que yo lo podía hacer, lo adapté a mi forma, con mucho copy paste. Eso sí, con mucho copy paste y, bueno, me salió.

–Es impresionante cómo lo absurdo se transformó en un laburo intelectual.

–Hay que saber hacerlo, hay que tener esa chispa. No recuerdo dónde escu­ché esto, pero escuché que la comedia no es lineal, o sea, la comedia viene en curva y te agarra como de sorpresa. Entonces, si viene un chico disfrazado y teniendo una cara pegada acá a decirte lo primero que se le pase por la cabeza, como que no te espe­rás eso y causa cierta cierta sorpresa en vos. Y ahí nace la risa. Ahí nace la comedia.

–Claro que podría fun­cionar en Miami, pero yo admiro mucho que eso funcione en Paraguay. Al humor hay que rascarlo y saber encontrarlo.

–Sí, definitivamente. Y a par­tir de ahí encontrarás nue­vas versiones tuyas, nuevos tipos de humor y vas evolu­cionando.

–¿Esto te inspira nuevas ideas de comedia?

–Totalmente. Acabamos de entrar en un tema muy vidrioso.

–¿El humor tiene límites o no?

–Creo que no estoy capaci­tado todavía para respon­der eso, pero sí creo que es una cuestión de prueba y error, o sea, yo estoy dis­puesto a equivocarme y de por ahí pasarme de la línea para poder aprender. O sea, yo estoy dispuesto a eso y a partir de eso creo que pode­mos empujar más la muralla del humor. Algún día voy a ser cancelado.

–”Sábado gigante” duró 53 años. ¿Hasta dónde va piz­zurneando?

–Yo le veo poco tiempo más con este formato. Me gusta innovar cada tanto porque me aburro rápido de lo que estoy haciendo. Me parece muy monótono ya a veces.

TERAPIA

–Hablame de tu música. ¿Eso de alguna manera es música también, no?

–Claro, por supuesto. Me parece. Es mi método de terapia, es mi método de encontrarme, es mi método de cuestionarme y es mi método de estructurar mi pensamiento. O sea, a partir de las letras que yo escribo estructuro mejor mi pen­samiento y creo que puedo explicarme mucho mejor y explicar mis ideas mucho mejor. O sea, yo recomiendo eso. No recomiendo sola­mente hacer música, sino que recomiendo escribir, porque así tenés mucho mejor una estructura de lo que está dentro tuyo. Muchas veces cuando te preguntan cosas, vos sabés que sabés eso, pero no sabés cómo explicarlo. Sin embargo, sí podés hacerlo si lo llevás a la práctica, si lo lle­vás a la escritura, a la nota.

–De hecho que tu género de alguna manera también rompió moldes al respecto de la denuncia social, por ejemplo.

–En cuanto al rap, sí, está muy inculcado eso. Desde finales de los 80 hasta ahora, a pesar de que cambió un poco con el tema del trap, que ya es una mezcla más de reguetón y rap que va más hacia hacia lo material, hacia estar rodeado de chicas, de autos lujosos y demás. El rap sí está muy vin­culado a ese tema de la justi­cia social.

–¿Cuánto tiempo más va a tardar para que podamos advertir cuán expuestos estamos? Hay gente que va a un concierto solamente para tomarse fotos.

–Exacto. Yo llegué a la con­clusión de que la gente que va a los conciertos y se pasa más grabando el show del artista que siendo especta­dor, viendo con sus propios ojos, es que a la persona no le gusta el arte del artista. Le gusta el artista. O sea, la persona que pasa más gra­bando al artista es porque quiere ser artista, no por­que se siente identificada con esa música. Es una especie de falta de identidad y querer ser alguien que tiene todo lo que quiere, que está rodeado de las personas más famo­sas del mundo y que quiere tener esa vida, o sea prácti­camente eso.

–¿Vas a tener hijos, Pizzu?

–No.

–Tendrías que respon­derme que sí.

–Ah bueno, sí.

–¿Va a llamarse Augusto como nosotros?

–No me gusta mucho el nom­bre Augusto. Yo sé que simbo­liza mucho.

–¿A qué edad vos adver­tiste que la tercera acep­ción de Augusto es payaso?

–No entendí en ningún momento eso.

–¿Vas a ser periodista deportivo por siempre?

–Qué difícil. Yo creo que probablemente no. Proba­blemente no.

JUEGO

–Ahora hay un juego en el cual tenés que presentar algunos íconos de tu gene­ración y que los defiendas. Yo haré lo mismo y al final veremos con cuáles dos de cada uno de los íconos nos quedamos.

–Bueno. Comienzo yo. Las redes sociales. Algo que nos define hoy en día. Nosotros tenemos el privilegio de poder comunicarnos con quien sea en esta época. Antes eran cartas, señal de humo. Podemos enviarnos nuts.

–Me hiciste 6-0. Esta es la pantalla de una radio de ondas cortas y si vos te fijás con detenimiento verás que hay nombres de ciudades. Era una cosa que giraba y que colocaba la radio en determinados números.

–Con eso yo no me queda­ría. Creo que no iba a enten­der nada. Vamos con el siguiente. Uber. Y con esto no quiero solamente hablar de los taxis, sino del servi­cio de bus. O sea, hoy en día la gente prefiere en cuanto a lo económico inclusive, hasta cierto punto del mes, subirse a un Uber antes que subirse a un bus por las condiciones del bus. ¿Antes el transporte público era mejor que ahora o no?

–No. Joaquín Sabina dice todo tiempo pasado fue mujer y en este caso no había mejor transporte. En general las cosas no eran mejores en el pasado.

–Voy con el siguiente. Spo­tify. Antes vos te ibas a las disqueras, comprabas el disco de tu banda favorita. Y ahora puedes tener cual­quier disco, cualquier can­ción, inclusive si pagás un poco, puedes escuchar antes que todo el mundo. ¿Envidiás eso o no tanto?

–Eso no envidio. No es una simple oposición, sino no envidio porque mi her­mano era programador en una emisora de música y yo escribía libretos. Enton­ces, él volvía a la casa y me decía: “Augusto, estos son los temas que escogi­mos”. Y yo inventaba cosas por cada canción. Ahora reflexiono sobre por qué tendríamos que estar tan apurados para encontrar la siguiente canción.

–(El entrevistador exhibe una imagen). No se ve bien.

–Así se veía en la tele de mi casa el arribo del hombre a la luna. Y ese día no sola­mente veía la tele, sino que salía a mirar la luna en el patio de mi casa. Año 1969 de algún mes. Fíjate, esto no tiene precio.

–Realidad virtual. Puedes estar en cualquier lugar, en cualquier momento que quieras. En cualquier año que quieras. esto es una locura. Continúo. El VAR, algunos dicen que mata al fútbol, otro dicen que trae más justicia. ¿Qué decís?

–No tengo todavía una opi­nión, no me apresuro a tener una opinión. Hablé con muchos jugadores entrevistándolos. Tengo una cosita que me gusta. Porque creo en la participa­ción de la ciencia en la evo­lución de todo. No es que sea una buena idea, es una idea que iba a llegar nomás luego.

–La inteligencia artificial. Y acá nos quiero ver a noso­tros, o sea, si hoy en día vemos competencias de arte que son ganadas por la inteligencia artificial. O sea, si al arte ya le superó la inteligencia artifi­cial, a quién más le puede supe­rar. Hay un libro interesante de Andrés Oppenheimer, que habla mucho de la inteligen­cia artificial y la automatiza­ción, creo que se llama “Sál­vese quien pueda”, que habla de prácticamente todos los rubros que ya ocupó la inte­ligencia artificial y los rubros futuros que va a ocupar.

–Lo último es el cine de sala. En mi tiempo la oferta era mínimamente dos pelí­culas. Y había dos estrenos por semana. El cine fue un elemento realmente prodi­gioso que construyó la cul­tura de mi época.

–Me quedo con varias cosas tuyas y las cambio sin nin­gún problema con lo que yo tengo ahora.

–Yo me quedo con todas.

–Podemos tener otro pro­grama para debatir.

–A ver, dejame ver rápi­damente. Me quedo con el Uber. Es un gran invento, no uso mucho, pero Uber como concepto sí.

Dejanos tu comentario