El siglo XXI nos invita a repensar la educación. Mientras algunos estudian en la comodidad, otros conviven con una realidad cargada de múltiples carencias. Si hoy quienes firman los papeles pudieran ver las necesidades que nos rodean, podrían percibir que en las áreas más vulnerables del país hay niños, niñas y adolescentes estudiando bajo árboles. Paraguay tiene el 5% de abandono escolar en este 2022 y más de 250.000 adolescentes y jóvenes fuera del sistema educativo.

Como refería Cin­tia, una alumna del segundo curso del colegio Mujer Paraguaya de Caapucú, departamento de Paraguarí, hace falta una buena política de Estado con buen presupuesto para hacer frente a las carencias, pero también mentores y profeso­res comprometidos porque sin dudas hoy en día los NNA se aburren fácilmente.

Para los estudiantes es urgente la necesidad de inno­var en la metodología de ense­ñanza, así como ajustar la infraestructura edilicia para recibir a personas con distin­tos tipos y grados de discapa­cidad. “Se debería mejorar la metodología de enseñanza, que las clases sean más diná­micas. Además, es necesario que las instituciones educa­tivas cuenten con infraes­tructura adecuada para per­sonas con discapacidad”, dijo Larissa, estudiante de Elec­trónica del Colegio Técnico Nacional (CTN).

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Muchos niños, niñas y adolescentes van a las instituciones para comer, por lo que uno de los principales factores para la retención escolar es la alimentación en las escuelas y colegios. La mayoría de los padres son trabajadores y para ellos es un gran apoyo que sus hijos se alimenten en las escuelas.

La necesidad de contar con mentes brillantes que sean ejemplos de inspiración para las nuevas generaciones es algo sobre lo cual reflexiona Cintia. “Los cambios deben comen­zar con un programa de men­tores, enseñando a los alum­nos los beneficios futuros de estudiar”, sostiene para La Nación/Nación Media, ade­más de agregar que los cami­nos alternativos a la gradua­ción son “crear un ambiente agradable en las aulas”.

Una de las formas de lograr la retención en el sistema educativo es combatir el aburrimiento. En ese sen­tido, la doctora Sofía Scheid, experta en educación, habló de la necesidad de innovar en el método de enseñanza, ya que la falta de motivación en aula es una de las princi­pales causas de abandono y deserción escolar. “Muchos padres dicen: ‘Mi hijo luego ya no aprende nada, para qué le voy a estar mandando a la escuela, encima que gasto’”, comentó para LN/NM.

Scheid sugiere que se pro­mueva el aprendizaje mediante el uso de las nue­vas tecnologías en lo que se refiere a la pedagogía apli­cada en aula para dinamizar la enseñanza. “Con la aplica­ción de tecnología se puede evitar la deserción. Se deben aplicar sistemas que puedan ayudar a determinar los posi­bles fracasos de los chicos y también motivar los nue­vos aprendizajes. Hoy en día tenemos formas de aprender idiomas, hacer que las mate­máticas sean más fáciles mediante la aplicación de la tecnología”, manifestó.

Para la estudiante Claudia, del tercer curso del colegio Juan Eudoro Cáceres, las clases deben ser más interesantes. “En historia, por ejemplo, es siempre lo mismo y no ense­ñan cosas nuevas. Solo se habla de las dos guerras y nada nuevo”, lamentó. Asimismo, sugirió que en las aulas tam­bién se hable de inclusión; por ejemplo, del autismo, así como también la universalización del inglés desde la EEB.

Además de la cuestión eco­nómica, para el presidente de Juntos por la Educación, Yan Speranza, el porcentaje de abandono se debe a que esas personas no encuentran sen­tido a seguir estudiando, una situación que está vinculada también al modo de ense­ñanza tradicional. “Aban­donan sus estudios porque creen que, insertándose en el mundo laboral, podrán mejo­rar su condición de vida. Esto me parece un error”, indicó Speranza, uno de los paraguayos que tuvo la posibili­dad de formarse en las mejores universidades del mundo. ¿Y si el Estado invirtiera en un Becal para niños? ¿No sería acaso eso maravilloso?

La innovación en el aula pude ser una herramienta para evitar la deserción escolar, ya que las viejas prácticas de enseñanza, que siguen vigentes en las aulas, inciden en el abandono escolar.

ALTA TASA DE DESERCIÓN

Belén es una joven de 19 años que terminó la secundaria en plena pandemia. Ella es egre­sada del CTN, con énfasis en electricidad, y gracias a eso logró conseguir un trabajo para continuar su formación. Ahora aspira a ser ingeniera en energía. Ella forma parte del selecto 50% de su cohorte que en el 2008 se insertó al sistema educativo y en el 2020 pudo terminar el colegio.

Este alarmante dato demues­tra que la educación para­guaya viene arrastrando una prolongada crisis, donde la deserción escolar no es nove­dad, pero que con la pande­mia tuvo un incre­mento. Según los datos oficia­les, entre el 2020- 2021 el abandono escolar fue uno de los más altos: 5,2%. En plena pandemia, más de 64.000 alumnos no estuvie­ron en el sistema educativo.

En el periodo 2021-2022 se matricularon 1.543.125 alum­nos, pero 61.189 no volvieron a las aulas, situando la tasa de deserción en 5%. El ciclo más afectado es el tercero de la Edu­cación Escolar Básica (EEB), con 7,2%, y la Educación Media (EM), con el 6,7%. En los pri­meros ciclos de la EEB fue del 3,4%. “El tercer ciclo es uno de los que tienen mayor tasa de abandono, los adolescentes dejan las aulas para cuidar de sus hermanos o para trabajar”, dijo para La Nación/Nación Media la viceministra de Edu­cación, Alcira Sosa.

Aunque las causas pueden ser muchas, autoridades, docen­tes y expertos coinciden en que la principal es la socioe­conómica. “El abandono tiene variables y causas, pero las fundamentales son el con­texto social en el cual viven nuestros compatriotas y la pedagógica. Los que dejan el colegio a temprana edad son los que trabajan o porque sus padres no tienen ni para el pasaje o ni siquiera lo más mínimo para que ellos pue­dan estudiar”, sostuvo para LN/NM la doctora Scheid.

Para algunos adolescentes, la dura realidad les da un balde de agua fría cuando al cum­plir los 12 o 13 años, con o sin pandemia, deben dejar las aulas porque sus padres optan por no seguir “gastando” en educación y priorizan la ali­mentación, pidiéndoles que ayuden de alguna forma al sus­tento de la canasta familiar.

“Desde el nivel inicial hasta el sexto están insertados en el sistema educativo. El pro­blema viene a partir del ter­cer ciclo de la EEB. Hay una mezcla de problemas cultura­les y económicos que llevan a las familias a sacar a sus hijos de la escuela. En el 2021 tuvi­mos 14 alumnos en el sexto y ahora en el sétimo solo que­dan 9″, dijo Tomasa Villordo, directora de la escuela Cerro Costa, ubicada en las afue­ras de Santa María, departa­mento de Misiones.

Para el presidente del Sindi­cato Nacional de Directores (Sinadi), Miguel Marecos, la imposibilidad de los padres de acompañar a sus hijos en la formación es un factor que incide y se da especialmente en las áreas más vulnerables. “¿Cómo vamos a pedirle a una familia de Cateura o de una zona vulnerable que le enseñe a sus hijos química, física, matemática, lengua y litera­tura?”, cuestionó.

A esto se suma el factor peda­gógico del que habló la doctora Scheid, quien asegura que esta es una de las principales cau­sas de abandono en adoles­centes y jóvenes. “Los niños y adolescentes, cuando van hoy en día al colegio, se abu­rren. El sistema que se utiliza ahora ya no es el más óptimo para aprender. Hay que estar motivando para el aprendizaje continuo”, sostuvo.

Pero si las cifras del tercer ciclo de la EEB son alarman­tes, las de la EM resultan mucho más preocupantes, pues en el 2022 solo 250.000 jóvenes están cursando la educación secundaria. Se estima, además, que alrede­dor de 240.000 adolescen­tes y jóvenes están fuera del sistema educativo; es decir, pasan a engrosar las cifras de los ni-ni, ‘ni estudian ni tra­bajan’”, dijo Speranza.

Otro factor no solo en la EEB, sino también en la EM, es el gran número de madres jefas de hogar. Muchas mujeres viven alejadas de las escue­las, trabajan y no tienen quién lleve a clases a sus hijos. Tam­bién hay casos de mamás que están en edad escolar (ado­lescentes y jóvenes) que no tienen con quién dejar a sus bebés y optan por abandonar las aulas o, en el mejor de los casos, posponer su regreso a clases.

“Muchísimas familias están sostenidas por mujeres. Y la demanda ya se inicia en el jar­dín, en la parte de guardería, porque la primera infancia se inicia en la guardería. Noso­tros no tenemos guarderías. En los primeros años de vida se forman los campeones”, dijo para LN/NM la doctora Scheid para alertar sobre este déficit en el país.

IMPACTO EN EL DESARROLLO

No es nuevo que los países más desarrollados tienen los mejores sistemas educativos. Canadá, Finlandia y Singa­pur encabezan la lista de paí­ses con los mejores sistemas educativos, lo que a su vez se refleja en el gran desarrollo que tiene cada uno de ellos. Entonces, no debe sorpren­der que la deserción escolar cause un impacto negativo en el desarrollo de nuestro país.

Esto se da principalmente porque la mayoría de las personas que abandonaron la educación tienen serios problemas de comprensión y eso quedó demostrado en la prueba del Sistema Nacio­nal de Evaluación Educa­tiva (SNEPE), cuyos resul­tados del 2018 arrojaron que la educación paraguaya está en serios problemas. Apenas el 25% de los egresados de colegios logró interpretar lo que leía, mientras que el fra­caso fue total entre quienes abandonaron la educación, pues solo 1% logró superar la prueba.

La falta de capacidad de compresión lleva a su vez a tener problemas a la hora de bus­car empleo y, sobre todo, una mejor remuneración. “Hay serias dificultades para tener un trabajo de mayor calidad o que sea más productivo, pero también serias dificultades para entender temas como la democracia, la equidad, la jus­ticia, que implica una capaci­dad mínima de compresión y capacidad crítica”, explicó Speranza para LN/NM.

Las personas que abandonan el proceso de escolarización tienen menor posibilidad de conseguir un empleo digno y es más probable que caigan en la pobreza.

Esta situación resulta en un problema muy serio, sostuvo, pues hace que aquellas per­sonas que no concluyeron la educación secundaria tengan más dificultades para conse­guir un mejor trabajo. “Hay evidencia de que aquellos que logran terminar el cole­gio tienen mejores ingresos que aquellos que abandonan”, explicó.

Para la doctora Scheid, solo con la educación se puede escalar socialmente y lograr el desarrollo del país. “Esas personas que abandonaron deben ser reinsertadas al sis­tema educativo para mejorar el capital humano, que junto con la infraestructura son fundamentales para el desa­rrollo de un país”, sostuvo.

Agregó, además, que lo ideal es lograr al menos 12 años de educación básica porque eso da habilidades para aprender más. “El 80% del ser humano está en el trabajo. Si no tenés trabajo, estás con problemas financieros para autosusten­tarte y mantener a tu familia. Hoy en día tenemos que per­mitir que el sistema educativo sea la escalera del ascenso social”, aseveró.

En Sudamérica, los datos indican que las personas que abandonan sus estudios en un 60% son más propensas de caer en la línea de pobreza; además, hay una relación muy estrecha entre la deserción escolar y la delincuencia. Para los grupos del crimen orga­nizado es más fácil insertar como soldados en sus filas a personas con menos estudios.

Según los datos del Insti­tuto Nacional de Estadís­tica (INE), la tasa de analfa­betismo fue aumentando en los últimos años y en el 2019 se situó en 6,2%. El mayor número se da entre las muje­res. En tanto, el promedio de formación en las zonas vulne­rables del área urbana es de 9 años y en la zona rural de 7 años, según la doctora Scheid.

CAUSAS DEL ABANDONO

La cuestión económica es una de las principales, pero cuando nos referimos a este factor no necesariamente es porque los padres piden a sus hijos que aporten a la canasta familiar trabajando o cuidando de sus hermani­tos, sino porque no tienen la forma de seguir pagando lo que implica la educación: uniformes, mochilas, pasaje y en muchos casos merienda o comida.

“Muchos alumnos abando­nan los colegios o escuelas debido a problemas econó­micos dentro de sus fami­lias. Creo que una forma de ayudarles es que el almuerzo escolar llegue a todas las ins­tituciones educativas y que los útiles escolares lleguen en tiempo y forma”, dijo Larissa, alumna del tercer curso de Electrónica del CTN.

Con la reforma educativa se fijó que la EEB tenga 9 gra­dos, “obligatorios y gratuitos en las escuelas de gestión ofi­cial, incluyendo el preesco­lar”. Con esta ley se sentaron las bases para la provisión de alimentos y útiles escolares a instituciones de gestión ofi­cial y privadas subvenciona­das.

Este año, el MEC entregó en una escuela de Itauguá diez cuadernos, dos sacapuntas, un borrador y una caja de lápi­ces de colores como parte del kit escolar, pero los padres o encargados debieron com­prar hojas, carpetas, plasti­cola, lápices de papel y otros. A esto se suman las mochilas y los uniformes: ropas y zapa­tos de gala diario y para edu­cación física.

“La gratuidad está dada solo porque no se paga una cuota o matrícula en el colegio, y en algunos casos tienen los kits escolares y la alimentación, pero hay otros costos que no están estipulados como el transporte y la vestimenta”, explicó Speranza para LN/NM.

Si el colegio o escuela es del área rural, el gasto del uni­forme puede ser superior a los G. 150.000. En la zona urbana la inversión anual puede lle­gar o superar G. 1.000.000, especialmente en los colegios técnicos, también se aporta para la adquisición de insu­mos de los laboratorios.

“Este año, entre mochila, zapatos y uniformes, gasté más de G. 250.000. Y los gastos son semanales por­que siempre faltan cosas en la escuela y somos los padres los que debemos aportar”, dijo la señora Marta, quien tiene a sus dos nietas en la escuela Vecinos Unidos, del territorio social Mbocayaty, de Itauguá.

ALIMENTACIÓN Y TRANSPORTE

El presupuesto para el almuerzo escolar y la merienda está asignado a los gobiernos locales: municipa­lidad y gobernación. Pero el dinero no es suficiente y eso hace que la ayuda no llegue a todos. “El dinero no alcanza para todos. Allí también creo que debe intervenir el Estado porque ese es un programa universal”, indicó Speranza.

Por su parte, la doctora Scheid aseguró que muchosvan a las instituciones edu­cativas para comer. Sugiere que se garantice al menos una comida diaria, ya que este es un aspecto fundamental para el proceso de aprendizaje. “Los niños no aprenden por­que tienen el estómago vacío. Entonces, se necesita de una política de Estado que per­mita el almuerzo escolar para todos, para que el alumno pueda aprender siempre que las condiciones pedagógicas estén dadas”, indicó.

Agregó además que los recur­sos para la alimentación deberían ser administrados por el Ministerio de Desa­rrollo Social, que debe ser el encargado de hacer llegar la comida a todas las insti­tuciones de gestión oficial y privadas subvencionadas. “Se tiene que cambiar y que sea el Ministerio de Desarrollo el encargado de proveer ali­mentos”, aseguró.

Doña Marta, abuela de dos niñas de la escuela Vecinos Unidos de Mbocayaty, Itau­guá, lamentó que en la insti­tución haya escasez de leche. “En nuestro asentamiento, los niños quieren tomar leche, pero ahora la profesora me dice que la municipalidad no está entregando y no abas­tece para todos”, lamentó.

Tanto en las áreas rurales como urbanas las institu­ciones educativas no siem­pre están cerca, por lo que se debe usar algún tipo de trans­porte. En las grandes ciuda­des, los padres o encargados se trasladan en bus. En cam­bio, en las zonas rurales utili­zan motocicleta, caballo, bici­cleta y cuando la distancia es excesiva, buscan que sus hijos se queden en la casa de fami­liares o amigos.

Para los estudiantes de la EM está vigente el boleto estu­diantil y para acceder a él los alumnos deben estar inscri­tos en el Registro Único del Estudiante (RUE). Tras la vigencia del billetaje elec­trónico, se les entregó a los alumnos las tarjetas y con ellas acceden al descuento automático en el pasaje.

¿CÓMO EVITAR EL ABANDONO ESCOLAR?

Para Mauricio, de la Escuela Básica 678 Coronel Paulino Alen, de Isla Valle, Areguá, una de las formas de evitar el abandono escolar es “que la educación sea gratis y cuando un niño no va, la profe inda­gue el motivo de por qué dejó de ir, hacerle un seguimiento y encontrar solución al pro­blema”.

Para el estudiante también es importante que “los pro­fesores se capaciten y amen su profesión, que haya igual­dad en la entrega de los útiles escolares, libros, meriendas y almuerzos, porque muchos dejan las aulas por el factor económico”, aseguró.

La doctora Scheid, por su parte, propone un innovador sistema para detectar precoz­mente la deserción. “Así como tenemos sistemas operativos para pagos, se puede intro­ducir la base de datos con un modelo previsible que me va a avisar antes de que aban­done porque me va a ir avi­sando cuántas veces fracasó y así activar la alarma. Ahora no tenemos un sistema en tiempo real que nos indique la situación de los alumnos”, comentó para LN/NM.

Para la magíster Nilda Bogado de Meza, directora de la Escuela Básica Santa Catalina, de Toledo Cañada, J. Augusto Saldívar, el abandono se da si no se toman los recaudos. “Cuando por cuatro o cinco días no viene un alumno y es una ausencia injustificada, nosotros ya nos ponemos en contacto con la familia y pre­guntamos qué pasa”, comentó al explicar el plan que aplican en la institución.

En esa misma línea habló la viceministra de Educa­ción, quien aseguró que en la escuela se sabe quiénes no volvieron a las aulas. “Si el niño estaba en tercero y este no se matricula, entonces se aplica el sistema de alerta, se contacta con la familia y hay dos opciones, que te digan que no va a volver o que por ahí lo llevaron a otra escuela. Pero cuando toman la decisión de no volver, no podemos hacer nada”, indicó.

Sin embargo, para el presi­dente de Juntos por la Edu­cación, la comunidad debe­ría organizarse para apoyar a las familias que por cues­tiones económicas hacen que sus hijos abandonen la edu­cación. “Se debe encarar una campaña nacional para que ningún chico esté fuera de la escuela, pensar en una cam­paña para que se hagan esfuer­zos para traer de vuelta a la escuela a esos NNA”, aseguró.

Para Speranza, aunque el sis­tema educativo tenga falen­cias, es mucho mejor que los NNA estén en él, donde hay convivencia, tienen ciertas reglas que cumplir y adquie­ren buenos hábitos. “Aun­que tengamos problemas de aprendizaje, que hay que encararlos, es muchísimo mejor que los NNA estén en la escuela/colegio que fuera. Por eso, tiene que ser como una campaña nacional que ningún chico esté fuera del sistema”, reiteró.

Así, además de las herramien­tas disponibles, es preciso pensar e implementar nue­vas estrategias para enfren­tar este flagelo que no solo es el drama de los niños y ado­lescentes de familias pobres, sino del país en su conjunto, pues con los niveles actua­les de abandono escolar difí­cilmente nuestra sociedad pueda soñar con un futuro más promisorio.

SISTEMA DE BECAS

A fin de lograr la retención de jóvenes y adolescentes, el Minis­terio de Educación y Ciencias (MEC) otorga becas a los alumnos del tercer ciclo de la EEB y a estudiantes de la EM. El programa beneficia a más de 6.000 alumnos con la entrega anual a las familias de G. 1.300.000, además del kit escolar, para que el estudiante acuda regularmente a las clases y mantenga un pro­medio de calificación por encima del bueno.

Otro método de retención que utiliza el MEC es la educación abierta, pensada en adolescentes y jóvenes deportistas, artistas y quienes tienen horarios complicados para asistir a clases, y es empleada por los alumnos a partir de los 15 años y beneficia a 6.000 estudiantes, explicó la viceministra de Educación.

Asimismo, con apoyo de Qatar, el MEC viene aplicando un pro­grama para NNA de la EEB que abandonaron las aulas. Para ello se contacta con la familia, se busca sensibilizar sobre la impor­tancia de retornar al aula y se inicia un programa de apoyo para recuperar el aprendizaje perdido para luego reinsertarlos en el grupo que les corresponde.

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