Por Arnaldo Casco Villalba, arnaldo.casco@nacionmedia.com - Fotos: gentileza

El guaraní es una lengua milenaria heredada de los nativos tupí-guaraní que logró sortear todo tipo de vicisitudes para llegar a la actualidad con un importante nivel de vitalidad. Sin embargo, enfrenta, a su vez, el que quizá sea el mayor desafío en toda su historia: mantener su grado de vitalidad y funcionalidad en la era de la globalización, la virtualidad, la interconexión digital y los constantes avances tecnológicos.

Como todos los años desde 1979, este 25 de agosto conmemoramos el Día del Idioma Guaraní en recordación a la jura de la Constitución Nacional de 1967, en la cual por primera vez desde que somos República el guaraní fue tenido en cuenta en nuestra Carta Magna. En aquel documento fue declarado lengua nacional, un hecho trascendental en la vida del idioma vernáculo y que dio pie para que, en la siguiente Constitución, la de 1992, sea declarado lengua oficial junto con el castellano.

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Desde los primeros contactos entre conquistadores españoles y guaraníes, hace casi 500 años, la lealtad de los conquistados a su lengua –porque esta es el alma misma del pueblo– le posibilitó salir airosa de su primer gran desafío producto de este encuentro cultural, pues lo “normal” hubiese sido que se imponga la lengua de los europeos, como sucedió en la mayoría de las demás regiones donde también se instaló la empresa de la conquista y colonización.

Sin embargo, aquí sucedió al revés, puesto que fueron los españoles quienes tuvieron que aprender la lengua de los indígenas. A raíz de ello esta dio un salto gigantesco en su evolución: la aparición de la escritura de la mano de los religiosos Luis de Bolaños y Antonio Ruiz de Montoya, principalmente para los fines de la evangelización.

Las mujeres indígenas, madres de los primeros mestizos, también tuvieron un aporte crucial para la preservación de la lengua guaraní, pues estas se encargaban de la crianza de los hijos en sus primeros años y así el idioma fue transferido a la siguiente generación.

NORMAL Y EXTENDIDO

Existen evidencias fidedignas de que, durante la época colonial, el uso oral y escrito de la lengua guaraní era normal y extendido. Los propios colonizadores institucionalizaron su uso y se valieron de esta incluso para la articulación entre los pueblos de gran parte de la región de América, por lo cual el guaraní fue conocido en esos tiempos como la “lengua franca”. Los indígenas guaraníes de la época eran alfabetizados, leían y escribían perfectamente en su lengua e incluso se comunicaban con las autoridades a través de notas o cartas escritas en guaraní.

Irónicamente, el revés importante en el uso formal de la lengua nace justamente a partir de la Independencia. Es decir, se declara la libertad del yugo español, pero se adopta la lengua de la metrópoli y se da la espalda a la propia, la lengua de la mayoría de la población de entonces. Este proceso de exclusión del uso oficial del guaraní se acentuó drásticamente en el período de gobierno de Carlos Antonio López.

Con Francisco Solano López, principalmente por una cuestión estratégica ante el conflicto bélico, se recurre al uso del guaraní, tanto oral como escrito, para instalar en la población nacional el relato de patriotismo y la convocación al pueblo entero a la defensa de la soberanía patria ante la invasión de los países aliados.

Así, nace el periodismo de trinchera y aparecen las famosas revistas Cabichuí, Cacique Lambaré, Centinela, etc., escritas principalmente en guaraní porque se trataba de la lengua de la mayoría, la que vehiculizaba el sentimiento y pensamiento de los paraguayos. El propio Solano López convocó en 1867 a una convención para unificar la grafía de la lengua, demostrando un especial interés hacia la misma.

LA PROSCRIPCIÓN

Apenas seis días después de la culminación de la Guerra contra la Triple Alianza, el gobierno provisorio decretó la prohibición del guaraní en las escuelas. Se creía, y esto especialmente bajo presiones externas, que solamente matando al guaraní se iba a desterrar para siempre ese Paraguay que pretendían aniquilar.

No obstante, no fue posible concretar este proyecto porque el guaraní se siguió usando de manera corriente en su hábitat natural, en los hogares, especialmente campesinos, que eran la mayoría en aquel tiempo; en la ronda de amigos, en los espacios informales de relacionamiento social, etc.

En los años posteriores aparecieron grandes poetas, intérpretes, dramaturgos, relatores, etc., quienes escribían y cantaban, naturalmente, en la lengua de su pueblo, transmitiendo sus peripecias y vicisitudes, sentimientos y pensamientos más profundos.

LENGUAJE CIFRADO

La Guerra del Chaco, además de ser un terrible pasaje de nuestra historia, constituyó un motivo para aferrarse aún más a aquellos elementos propios y unificadores, por lo que la lengua guaraní jugó un papel preponderante, ya sea antes o durante el desarrollo del conflicto bélico, para la unificación de un pueblo que de nuevo debía ir a defender la soberanía territorial. Fue así que el propio comandante en jefe del Ejército en campaña, José Félix Estigarribia, decretó que los jefes y soldados debían usar exclusivamente el guaraní para mantener la máxima seguridad posible en las comunicaciones durante el desarrollo de las maniobras bélicas.

En la post Guerra del Chaco se volvió a la “normalidad” con relación al uso del guaraní. Esta lengua siguió gozando de muy buena salud en su espacio habitual (el ámbito popular, coloquial), pero no así en el uso oficial, donde el castellano, desde que nos convertimos en República, siguió manteniendo una hegemonía total.

Sin embargo, con los años empezaron a aparecer promotores y figuras de la lengua, que encabezaron campañas para que el guaraní tenga también la relevancia y el estatus que se merece: ser una lengua de la administración del Estado y así reivindicar los derechos de las personas que viven exclusivamente en esta lengua.

EL GUARANÍ EN LA ACTUALIDAD

El guaraní logró el estatus de lengua nacional en 1967 y se convirtió en lengua oficial en 1992. Tras estos acontecimientos, tuvo lugar una serie de hechos muy significativos en la vida de esta lengua. Uno de los ejes principales de la Reforma Educativa (1994) tiene relación con la alfabetización en lengua guaraní (para los guaranihablantes) y la formación de estudiantes en el uso coordinado de ambas lenguas oficiales (guaraní y castellano).

En el 2010, otro hecho significativo aconteció en su evolución como lengua oficial con la promulgación de la Ley 4251 “De Lenguas”, que crea la Secretaría de Políticas Lingüísticas, encargada de la normalización del uso oral y escrito de la lengua guaraní, así como la Academia de la Lengua Guaraní, cuya tarea principal es la normativización de esta lengua.

Son cuantiosos los planes, proyectos, campañas, etc., llevados adelante desde la SPL buscando instalar dentro del Estado el uso normal tanto oral como escrito de la lengua guaraní. Así, se ha instalado en más de 50 instituciones públicas la Unidad de Asuntos Lingüísticos; asimismo, se tradujeron miles de páginas de documentos oficiales, ya sean administrativos, normativos, etc.

Así también, la institución pública llevó adelante campañas de promoción y revitalización de esta lengua en los diferentes ámbitos de la sociedad (una de ellas es Rohayhu Che Ñe’ẽ), así como las iniciativas de desestigmatización del guaraní, de combate a la discriminación lingüística y a los prejuicios negativos relacionados con este idioma.

Por su parte, la Academia de la Lengua Guaraní, a pesar de su corta vida institucional, en gran medida ya ha cumplido con su mandato legal, aprobando las principales normas, especialmente para la escritura de la lengua, ya sea el alfabeto, la gramática y el diccionario, insumos que hoy ya están disponibles para todo el público interesado.

A través de iniciativas públicas y privadas se han concretado interesantes proyectos para la inclusión del guaraní en las nuevas plataformas tecnológicas. Así, contamos hoy en día con Vikipetã (Wikipedia en guaraní), la red social Facebook traducida al guaraní, el buscador Mozilla Firefox en guaraní (Aguaratata), apps como Ayvu (diccionario trilingüe: guaraní-castellano-inglés), Arandukapp (audiolibro en guaraní); o cuentas en redes sociales que difunden la lengua, como Ndish, Curiosidades de la Lengua Guaraní, Chera’a, Guaranglish, entre otras.

Surgen, y cada vez son más, los influencers que hablan guaraní o difunden contenidos en esta lengua. Cabe citar entre estos a Vicente “Jakare” Saenger, Fabio Esteche, Yenny La Indiecita, Tacumbú Reboque, Adilio González, Tío Fidel. Asimismo, hay artistas que hacen covers de canciones de éxito internacional traducidas al guaraní. Algunos de ellos son Ariel Gómez, Wilson González y Néstor Amarilla.

LOS DESAFÍOS

Todos estos antecedentes mencionados sobre el guaraní, sobre todo los más recientes, parecieran ser que reflejan la situación de una lengua en auge, que goza de muy buena salud y con la plena garantía de su supervivencia en el tiempo. En cambio, se imponen las señales que, como mínimo, merecen una seria y sincera atención de los sectores que propugnan su supervivencia, y de los mismos hablantes.

Nuestras dos lenguas oficiales, guaraní y castellano, se mantuvieron fuertes principalmente porque cada una tenía sus ámbitos de uso bien definidos. El guaraní se caracterizó siempre por ser la lengua popular, del hogar, de la ronda de amigos, de los espacios “informales”, de la ruralidad; en tanto, el castellano fue siempre la lengua urbana, de la administración pública, de la educación, de los medios masivos de comunicación, de la industria, de la oportunidad académica, etc.

Sin embargo, con los cambios sociales de hoy, el grado de urbanización de la población, la interconexión virtual, los avances tecnológicos, el acceso a la información, sumados a los prejuicios hacia el guaraní que siguen vigentes, el castellano permea los espacios que antes correspondían con exclusividad al guaraní.

Entonces a esta lengua no le queda otra opción más que lograr conquistar también los terrenos propios del castellano. Empero, en este sentido no se reflejan señales claras y contundentes de esta posibilidad, sino que más bien existen esfuerzos e iniciativas que no pasan de ser, en su mayoría, simbólicos.

El resultado objetivo que tenemos hoy a la vista es un evidente corte generacional en el uso, lo cual constituye una clara señal del debilitamiento de la lengua guaraní. Es decir, y esto acentúa la gravedad de la situación, padres que tuvieron como primera lengua el guaraní y que luego aprendieron el castellano hoy transfieren a sus hijos solamente esta segunda lengua. Esta práctica es masiva, especialmente en las zonas urbanas, donde se concentra en la actualidad la mayoría de la población paraguaya.

Por tanto, si esta tendencia se mantiene o se acentúa, en los años venideros las siguientes generaciones serán testigos de una triste realidad lingüística: el debilitamiento del guaraní al punto de quedar reducido una lengua de uso simbólico, esporádico, con palabras o partículas sueltas dentro de un castellano normalizado, léxicamente empobrecida y sintácticamente muerta. Esta debe ser una señal de alarma que mueva a la acción, pues cuando una lengua se extingue, todo un universo se apaga con ella.

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