A un día de un aniversario más de la fundación de la ciudad de Asunción, Toni hace un homenaje distinto, recordando a Nelly Jiménez, gran musicóloga asuncena que se encuentra en los “baúles del olvido”.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
UNA MEMORABLE PINTURA
El cuadro estaba colgado en el mismo lugar, eternamente, en la austera casa de la calle Fulgencio R. Moreno 266 casi Iturbe, una composición del pintor Jaime Bestard. El tema: un concierto en el Teatro Municipal de Asunción allá por 1961 –no se tiene la fecha exacta–, en el centro la pianista Nelly Jiménez ejecutando una pieza musical, acompañada por la OSCA (Orquesta Sinfónica de Asunción), dirigida por el legendario don Remberto Giménez, en sus primeros años de creación teniendo en cuenta que se funda en el año 1957. En el piso un ramo de rosas rojas que el maestro Juan Carlos Moreno González le había obsequiado a la gran concertista aquella singular noche.
¿Pero cómo llegué a recordar este cuadro? Al encontrarme con el mismo después de más de dos décadas, en una colección particular, al instante rememoré todos esos detalles contados por la protagonista de esta historia, de aquella importante obra del maestro Bestard, quien estuvo presente en aquel concierto que fuera auspiciado por la entonces Misión Cultural Brasileña en Asunción y quien lo dejó eternizado en esta vieja pintura.
EL ARCHIVO DEL ATENEO PARAGUAYO
En la búsqueda de datos concretos sobre aquel memorable concierto, recorrí el valioso archivo del Ateneo Paraguayo invitado por mi distinguido amigo Manuel Martínez Domínguez. El mismo se encuentra en pleno trabajo de ordenamiento de la gran colección de datos de esta singular creadora, musicóloga, investigadora, pianista y concertista paraguaya que había nacido en Asunción en 1919 y que falleciera en enero del 2005.
La labor de la musicóloga Nelly Jiménez es de un valor incalculable para la investigación de la música en el Paraguay. Ella había fundado el Ensamble Asunceno de Música Antigua en los primeros años 70 que conformaban, entre otros y en distintos momentos, Kuki Jiménez Gaona, Ángel Yegros, John Baldwin, Angélica Delgado, Luis “Pulgo” Barriocanal, Blanca García de Zúñiga, Carmiña Nestosa, Osvaldo González Real, Aura Mendoza, Marcos Prado. A finales de 1969 crea una pieza musical que es un hito entre el encuentro de la música y el arte contemporáneo en el Paraguay, “Arcas”, con base en la serie del mismo nombre del dibujante Jenaro Pindú, que se presentó por primera vez en la Galería Miró de Mcal. Estigarribia y México en el año 1970. Es además autora de varios libros, entre ellos “Método fácil”, para el aprendizaje de música y fue maestra de generaciones de alumnos, entre ellos uno de los más destacados, el recordado Lobito Martínez.
UNA HIJA DE ASUNCIÓN NOTABLE, PERO OLVIDADA
A veces es importante homenajear a la ciudad de Asunción en su aniversario a través de una hija notable, figura olvidada por nuestra frágil memoria. Tanto es así que al finalizar su velorio en el local del Ateneo Paraguayo en aquel caluroso enero de 2005 y para el cortejo de despedida hacia su última morada no había personas para llevar el féretro. Para zanjar tal situación, el Dr. Pulgo Barriocanal y quien escribe estas líneas tuvimos que llamarles a los muchachos “cuidacoches” de la calle Ntra. Sra. de la Asunción para trasladar los restos hasta el coche fúnebre. Así es la vida. Celebremos un 15 de agosto distinto, recordando a esta heroína civil porque al final todos tenemos alguna que desempolvar de la más oscura “pieza del olvido” de los recuerdos asuncenos.
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Emoción y color en la atmósfera onírica de la pintora Carla Ascarza
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
La artista llama realismo lírico a su búsqueda, la transmisión con imágenes de sentimientos profundos e incluso valores. “Quiero transmitir la esperanza, la vitalidad, el misterio, la gratitud”, cuenta de sus bellas artes.
“Defino muchas de mis obras dentro del realismo lírico porque habitan una frontera entre lo real y lo simbólico”, cuenta Carla Ascarza. “Me interesa representar escenas, personas y objetos que existen, pero llevarlos a otro plano a través de la atmósfera, la paleta y la composición”, define.
Plástica de importante trayectoria, sus cuadros de la serie “Mensajeros” abordan lo mítico y lo tangible de los mainumby, colibríes que llevan y traen luces, colores, reflexiones.
“En esa transformación se produce el lirismo: lo que está cargado de emoción, de memoria, de misterio. La pintura me permite decir lo que no cabe en la literalidad. Puedo usar una figura humana o un objeto cotidiano, pero los rodeo de elementos poéticos para que emerjan como visión, como huella sensorial”, apunta.
Entiende al color como un comunicador eficaz. “Es una herramienta de intuición y también de resistencia: en un contexto como el nuestro, donde tantas veces se impone la opacidad, defender el color es también defender la vida”.
–¿Cuál fue el disparador de la colección “Mensajeros”?
–El disparador fue una vivencia íntima y una necesidad interior de nombrar lo intangible. Los colibríes llegaron a mí como metáfora de aquello que no permanece, pero deja huellas. En “Mensajeros” no los represento solo como aves, sino como símbolos de lo etéreo, de lo que se posa apenas en la conciencia. Ellos son portadores de mensajes del alma: la fugacidad del instante, la ligereza de lo esencial, la belleza que no se impone, pero transforma. La serie nace del deseo de capturar esa sutileza y convertirla en color, en forma, en presencia.
NARRANDO LO INVISIBLE
–En tus series anteriores se ve una búsqueda por retratar la escena cotidiana, los rostros cercanos. ¿Cómo vas volcando a los lienzos tus inquietudes? ¿Seguís un plan?, ¿pintás lo que te es urgente?
–Trabajo a partir de una urgencia interior. Hay veces en que una imagen se instala en mi cabeza y no me suelta hasta que le doy cuerpo en el lienzo. A veces es un rostro anónimo que encuentro en una fotografía o una escena callejera que me golpea. No siempre tengo un plan estructurado, pero sí una búsqueda constante: la de narrar aquello que suele pasar desapercibido. Lo invisible, lo que no está en los titulares. Pinto para dar visibilidad a lo común, pero con una carga simbólica profunda. En ese sentido, la serie “Contramundos” fue muy significativa: cada obra fue una pequeña crónica visual del Paraguay contemporáneo.
–Contanos un poco más de tu relación con el color. ¿Cómo decidís ese universo personal?
–El color para mí es emoción. Es lenguaje puro. Muchas veces dibujo con el color. Nunca lo uso de manera literal. Mi paleta se construye a partir de lo que siento, de lo que quiero provocar. La realidad ya tiene sus propios tonos, pero el arte me permite alterarlos, amplificarlos, volverlos signos. A veces un verde ácido, un fucsia estridente o un naranja encendido no tienen lógica si uno los mira desde lo mimético, pero sí si los entiende como pulsaciones anímicas. Pinto desde el color porque él habla más rápido que las palabras.
–También abordaste lo abstracto. ¿Cómo fue ese recorrido?
–Lo abstracto fue, en mi caso, un espacio de liberación. Al principio, mi obra estaba más centrada en el retrato y la escena figurativa, pero la abstracción me permitió explorar otros caminos: el gesto, la mancha, el ritmo. Fue como quitarme las palabras de encima y quedarme solo con la voz. Me interesa lo abstracto cuando nace de una pulsión verdadera, cuando no es solo una estética, sino una necesidad de expansión. Algunas obras de transición en mis series combinan ambos lenguajes: hay figura, pero también hay fuga hacia lo simbólico, hacia lo que no puede decirse con formas reconocibles.
CREAR CON HONESTIDAD
–Fuiste premiada y tu obra se exhibió en el exterior. ¿Cómo sigue ese camino?
–El reconocimiento que recibí en Moscú con “La dulcera”, obra de la serie “Contramundos”, fue muy importante para mí. No solo por el premio en sí, sino porque visibilizó una escena local que muchas veces queda relegada. Esa obra nació de una historia real, de una mujer que vendía dulces de mamón en Garibaldi. Yo la fotografié, hablé con ella, le comenté sobre mi trabajo, compré sus dulces, le solicité permiso para fotografiarla y luego la convertí en símbolo. Fue mi forma de hablar sobre la desigualdad, sobre la cultura del consumo, sobre lo invisible. A partir de esa experiencia se abrieron otras puertas, pero más allá de lo institucional, lo que me mueve es seguir creando con honestidad. Hoy me interesa explorar más a fondo las narrativas indígenas, la memoria colectiva, los ritos del presente. El camino sigue desde ahí.
–¿Cómo ves la plástica nacional?, ¿qué cosas destacás de este presente?
–La plástica nacional es profundamente valiente. Está llena de artistas que, a pesar de contextos hostiles, producen con una potencia conmovedora. Pero no puedo dejar de señalar la precariedad estructural en la que trabajamos muchos de nosotros. Los materiales son carísimos: un solo tubo de óleo, un pincel profesional, un lienzo, representan una inversión enorme. Muchos colegas pintan en condiciones mínimas, con recursos limitados y aun así construyen discursos estéticos de gran profundidad. Falta apoyo sostenido, políticas públicas reales, espacios de visibilidad. Aun así, el arte persiste. Se renueva, se reinventa. Destaco sobre todo el trabajo de mujeres artistas, de jóvenes que se animan a experimentar, de quienes cruzan el arte con la militancia, con lo social, con lo comunitario. Es un momento duro, pero fértil. Y estoy convencida de que el arte seguirá abriendo caminos, aunque tenga que hacerlo con las uñas. La plástica paraguaya está viva. Y lo está no por el mercado, sino por la urgencia expresiva de sus creadores.
–¿Cuál es tu materia pendiente en la plástica?
Siento que una de las búsquedas más importantes que tengo como artista –y también como ser humano– es profundizar en el compromiso del arte con las causas humanitarias. Vivimos en un mundo profundamente desigual, herido, con pueblos que luchan por su derecho a existir, a hablar, a vivir. Mi materia pendiente no es una técnica, ni siquiera una exposición; es usar cada vez con más claridad mi voz visual a favor de la vida. Me interesa cada vez más vincular mi obra a causas sociales, a los pueblos indígenas, a la defensa del planeta, a la memoria colectiva. Para mí, el arte no debe ser indiferente. Tiene que incomodar, abrazar, iluminar, conmover. Y ahí está mi tarea pendiente: seguir encontrando lenguajes que acompañen y denuncien. Que no se queden en lo estético, sino que toquen lo ético.
NARRAR DESDE OTRO LUGAR
Carla Ascarza estará exponiendo en la muestra colectiva “Sinergia, arte femenino en diálogo con la memoria urbana”, que abre el próximo 15 de agosto a las 19:00 en el Espacio Cultural Staudt, sito en Iturbe 333 casi Mariscal Estigarribia. Expondrá allí en conjunto con Norma Annicchiarico; Gloria Valle y Osvaldina Servián.
Vale recordar que Carla, además de artista plástica, es también comunicadora.
–¿Qué facetas de la expresión potencia la pintura?, ¿qué cosas permite expresar más allá de las palabras?
–La pintura es, para mí, el lenguaje donde lo no dicho se vuelve posible. Como comunicadora, valoro el poder de la palabra, pero sé que tiene límites. Hay experiencias que no se traducen fácilmente: el dolor ancestral, la belleza inexplicable, la rabia callada. La pintura me permite explorar dimensiones expresivas que la palabra, por momentos, no alcanza. Pero, como comunicadora, siempre he sentido un fuerte compromiso con la narrativa: contar historias, dar sentido, transmitir lo profundo de lo humano. En mi obra, esa narrativa se vuelve visual, simbólica, sensorial.
–Se sigue contando, descubriendo…
–Pinto no solo para emocionar, sino también para contar. Cada personaje, cada escena, cada fragmento de color tiene una historia detrás. La pintura potencia esa posibilidad de narrar desde otro lugar, de dar cuerpo a relatos que a veces no encuentran espacio en los medios tradicionales. Y me permite también generar otra temporalidad: la del silencio, la contemplación, el tiempo detenido que exige una imagen. La narrativa visual que construyo desde el arte es una extensión de mi voz como comunicadora, pero una voz que a veces se vuelve más poderosa, más ambigua, lo que es fundamental para interpelar al otro. La pintur a abre un campo de significación que no pretende cerrarse . Y en eso me siento profundamente libre.
BREVE BIO
Carla Ascarza es licenciada en Artes Visuales por el Instituto Superior de Artes Verónica Koop con la puntuación summa cum laude. Cuenta con un masterado en Antropología Social por la Universidad Católica de Asunción y especializaciones en antropología de la salud y derechos humanos. Dentro de su formación artística estudió en programas y talleres en la Escuela de Bellas Artes, talleres libres de Olga Blínder, Edith Jiménez, Lisandro Cardozo, Vicente Duré, Luis A. Boh y Jo Oliveira. Fue becada por el maestro Livio Abramo como asistente en sus talleres de línea y color.
Cuenta con numerosas exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Entre las más recientes se mencionan Muestra Kuña Mbarete Rembiapo, Sala Jacinto Rivero, Centro Paraguayo Japonés (2025); Muestra Ñepyrumby, Apart Hotel Maison Suisse (2024); Muestra Apertura de ciclo. Casa Hassler, San Bernardino (2024); Muestra Incondición Interior, Centro Cultural Manzana de la Rivera (2023).
Obtuvo el Primer Premio de Pintura en el XII Festival Mundial de Bellas Artes VERA, Moscú, Rusia. Año 2017. Representó a Paraguay en la muestra internacional Passion Art Barcelona. Sus cuadros también representaron al país en muestras en Nueva York (EE. UU.), Canberra (Australia) y Seúl (Corea).
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Tropicalia cumple cinco años llevándote lo mejor de la música
Hoy sábado 5 de julio Tropicalia cumple cinco años llevándote lo mejor de la música. Se convirtió en parte de tu vida y vos te convertiste en parte de la suya.
Tropicalia es una plataforma que impulsa nuevos talentos, nunca deja morir los temazos que más te gustan y además, es tu mejor opción para ser el primero en descubrir las canciones que están marcando tendencia.
Durante estos cinco años, te acompaña con música ininterrumpida, conciertos inolvidables y anécdotas que no se olvidan. Tropicalia estuvo siempre a tu lado.
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Con programas como Flow Mañanero, María E. Arrebata, Conexión Tropical, ATR, Apper Office y TropiMood, Tropicalia está presente en tu día a día, haciendo que tu vida suene bien alto.
El equipo compuesto por Noe Rojas, María E., Danny Pereira, Gloria Vera, Karlinho y Eve Gómez junto con muchos colaboradores y voces que pasaron por esta radio celebra con orgullo estos primeros cinco años.
Este es solo el comienzo. Tropicalia está lista para seguir creciendo y llevar el ritmo tropical a un nuevo nivel. Gracias por elegir Tropicalia y celebrar la música.
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La ONU cumple 80 años, con una imagen empañada sobre su eficacia
Con el fin de “preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra”, 50 países firmaron el 26 de junio de 1945 la Carta de Naciones Unidas, documento que contiene los principios que rigen las relaciones internacionales y que ha sido violado durante 80 años. “Es más que papel y tinta; es una promesa de paz, dignidad y cooperación entre las naciones”, recordó esta semana el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
En plena Segunda Guerra Mundial, los Aliados firmaron una serie de declaraciones a partir de 1941 que delineaban las directrices para la futura Naciones Unidas. Pero fue durante la Conferencia de San Francisco, celebrada del 25 de abril al 26 de junio de 1945, cuando se redactó la Carta que fue firmada por las 50 delegaciones presentes.
Tras la ratificación del texto por parte de China, Francia, Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos —los futuros cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad— y la mayoría de los demás signatarios, la ONU se hizo realidad el 24 de octubre de 1945, con 51 países fundadores.
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Grandes principios
En 19 capítulos y 111 artículos, la Carta establece los propósitos y principios que deben regir las relaciones internacionales: la solución de controversias por medios pacíficos, la soberanía, la igualdad entre los Estados, la cooperación en asuntos humanitarios, el respeto de los derechos humanos, entre otros.
En caso de amenaza a la paz internacional, el Capítulo VII otorga al Consejo de Seguridad la facultad de imponer sanciones para hacer cumplir sus decisiones, o incluso de desplegar medios militares.
La Carta también crea los principales órganos de la ONU, entre ellos el Consejo de Seguridad —con sus cinco miembros permanentes con derecho a veto—, la Asamblea General y la Secretaría, así como la Corte Internacional de Justicia.
Cualquier Estado que acepte las obligaciones de la Carta puede convertirse en miembro, pero su adhesión puede ser bloqueada, en particular por un miembro permanente del Consejo. La ONU cuenta actualmente con 193 Estados miembros. La Carta es muy difícil de enmendar; una enmienda requiere la ratificación de dos tercios de los miembros de la ONU, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo.
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Cuestión de interpretación
Durante 80 años, los principios de la Carta se han violado continuamente en todo el planeta. Pero definir un evento como una violación rara vez logra una aprobación unánime, ya que varía según la historia, las relaciones diplomáticas y las interpretaciones del texto.
Algunos principios entran a veces en conflicto, dando lugar a argumentos contradictorios, como el derecho a la autodeterminación de los pueblos frente a la no injerencia en los asuntos internos de un Estado, o la “legítima defensa” frente a la prohibición de los “actos de agresión”.
El ejemplo más reciente es Irán que, apoyado sobre todo por China, acusó a Washington de violar la Carta al atacar instalaciones nucleares iraníes el fin de semana pasado, mientras que Estados Unidos alegó “el derecho colectivo a la legítima defensa de conformidad con la Carta”.
Para la Asamblea General y Antonio Guterres, la invasión rusa de Ucrania desde febrero de 2022 es una clara violación de la Carta, pero no para el Consejo de Seguridad, donde Rusia tiene derecho a veto.
Tras la invasión estadounidense de Irak en 2003, el entonces secretario general Kofi Annan calificó la guerra de “ilegal”.
La Carta establece que si un Estado “viola persistentemente” sus principios, puede ser expulsado de la organización. Sin embargo, esto nunca ha sucedido.
Sin embargo, en 1974, en virtud de la Carta, Sudáfrica fue suspendida de su derecho a participar en la Asamblea General que puso de relieve las constantes violaciones del documento fundacional de la ONU perpetradas por el régimen del apartheid.
“Ataques” sin precedentes
Cuando se cumplen 80 años de la firma de la Carta de Naciones Unidas, su secretario general, Antonio Guterres, denunció el jueves los “ataques” sin precedentes que sufren esos principios fundacionales y advirtió que no deben ser “un menú a la carta”. “Seamos claros: hoy asistimos a ataques contra los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas como nunca antes”, declaró Guterres ante los estados miembros de la ONU.
“La amenaza o el uso de la fuerza contra naciones soberanas; la violación del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos; los ataques contra civiles e infraestructuras civiles; la instrumentalización de los alimentos y el agua; la erosión de los derechos humanos”, enumeró, sin citar a ningún responsable de estas violaciones.
“Una y otra vez, observamos un patrón demasiado familiar: seguir la Carta cuando nos conviene, ignorarla cuando nos molesta. La Carta de las Naciones Unidas no es opcional. No es un menú a la carta”, recordó. “No podemos ni debemos normalizar las violaciones de sus principios más fundamentales”, añadió.
La Carta de Naciones Unidas, el conjunto de principios fundacionales que rige la existencia de este foro de naciones, surgió el 26 de junio de 1945 con la firma de 50 países dispuestos a “preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra”. El 24 de octubre de 1945 nació la ONU.
“Podemos establecer un vínculo directo entre la creación de Naciones Unidas y la prevención de una tercera guerra mundial”, sostuvo Guterres, pese a que habitualmente se acusa a la organización de su incapacidad para evitar conflictos. “Hoy más que nunca, debemos respetar y renovar nuestro compromiso con el derecho internacional, tanto en palabras como en hechos”. Este aniversario coincide con la profunda crisis que sufre la organización y que hace peligrar su futuro.
Guterres lanzó en marzo la iniciativa “ONU80”, destinada a mejorar la eficacia de la organización, que se enfrenta a problemas presupuestarios crónicos, agravados por recortes masivos de la ayuda exterior estadounidense por parte del presidente Donald Trump. La reforma supondrá, entre otras cosas, la supresión de miles de puestos de trabajo.
Fuente: AFP.
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“Tercer tiempo” celebró sus 15 años de trayectoria
El programa emitido por el canal Trece se mantiene de manera destacada en la grilla a fuerza de talento y trabajo.
“‘Tercer tiempo’ nace después de un programa que se llamaba ‘Pelota jára’, en la época del Mundial 2006, surgió como un programa para el Mundial. Tenía que hacer un programa del Mundial y se volvió prácticamente un programa oficial de entretenimiento que cada noche da alegría a la República”, comenta el actor y humorista Enrique Pavón, figura central en el alma “Tercer tiempo”, que este mes celebra sus 15 años de trayectoria en la televisión, en posición destacada dentro de la grilla del Trece.
Conducido por José Ayala y Malala Olitte, esta propuesta televisiva se demarca dentro del entretenimiento y el humor, siendo el humor para toda la familia, su motor central. “Se iban sumando los personajes del Abuelo, Súper Mboriahu, La Comarca y varios que se fueron fortaleciendo. Les dimos molde y le estuvimos guionando y dándole vida a cada personaje, para la diversión de la gente y así fue creciendo”, explica Pavón cómo se fueron consolidando los personajes que él encarna.
FESTEJO AL AIRE
En la celebración que realizaron al aire, los conductores recibieron al forjador del proyecto, Dani da Rosa, quien con más de una década al mando del barco lleva en su corazón este proyecto exitoso. “Entré en un momento difícil de esta vida de televisión que tengo porque yo venía haciendo farándula, chismes, pero con ‘Tercer tiempo’ se dio también que me encontré conmigo misma”, refiere la conductora Malala Olitte.
“Hay veces en las que nosotros cumplimos un tipo de papel para un programa, pero que al final no es un papel que vaya con nuestro perfil, pero intentamos hacerlo con tal de hacer el trabajo, y de cumplir ese sueño que en este caso es el mío: estar en la televisión. Con ‘Tercer tiempo’ me llegó ese gran día de poder hacer eso que finalmente me encantó hacer, que es estar en programas de entretenimiento”, explica.
“Creo que es la historia del folclore del paraguayo, el paraguayo que todos los días está laburando y llega a la noche, se saca el zapato y calienta la comida de la siesta y se sienta a disfrutar un ratito de ‘Tercer tiempo’ y termina a las 10:00, 10:30 de la noche y se va a descansar con una sonrisa. Esa es la misión de ‘Tercer tiempo’. Que cada paraguayo siempre llegue, caliente la cena y disfrute y duerma con una sonrisa después de toda la batalla del día”, refiere con emoción Pavón.
CARIÑO DE LA GENTE
La propuesta humorística de horario central pone a actores y al público en un diálogo casi obligado, donde se descomprimen con arte y audacia las contracturas del día a día. “La verdad que el amor, el cariño de la gente nunca tuvo precio, que te acepten la esposa, el marido y los hijos es algo que es muy difícil, muy difícil de lograr, y lo he logrado gracias también a mis compañeros y al programa en sí”, comenta Olitte.
“Yo estoy demasiado feliz, demasiado contenta en esta fiesta que vimos todos. Me sentí como si fuera que volviera a cumplir mis 15 años. Sentí esa mariposita, y realmente me emocioné. Me emocioné, quise llorar cuando me invitaron mis compañeros a bailar y la forma en que me hablaban en el oído diciéndome ‘realmente lograste muchísimo, Malala’ y eso no tiene precio, no tiene precio que tus compañeros valoren tu esfuerzo, tu trabajo”, agrega.
“Tercer tiempo” se emite de lunes a viernes desde las 20:30 por Trece, y fusiona en pantalla ficción, scketch, entrevistas y entretenimiento diverso en clave humorística. “Realmente hacer papeles que te hagan que haga reír a la gente es algo muy difícil, muy complicado. Mi papá (José Olitte) y todo el gran elenco que tenía papá alrededor eran actores que lo único que querían era hacerle reír a la gente y la humildad siempre estuvo en ellos. Justamente es eso lo que yo rescato de mis compañeros, que son muy talentosos y siempre mantienen la humildad arriba”, concluye Malala.