Analizar el conflicto desde otras perspectivas que van más allá del relato bélico y nacionalista, hacer un revisionismo, ese fue el objetivo del libro que la Dra. Bridget María Chesterton editó hace unos años en los Estados Unidos y que traemos a colación en sus propias palabras, al recordarse el 10 de mayo el 89 aniversario de la declaración de guerra del Paraguay a Bolivia, uno de los momentos relevantes en la cronología histórica de la Guerra del Chaco.

El 10 de mayo de 1933 el Paraguay hacía ofi­cialmente una decla­ración de guerra a Bolivia. Ya el conflicto bélico se había desatado un año antes y las hostilidades se extenderían hasta 1935, cuando en junio se firma la paz luego de la pérdida de miles de vidas.

La Guerra del Chaco fue uno de los conflictos más grandes que se hayan desa­rrollado en Sudamérica. El relato histórico de este acon­tecimiento, tanto en Para­guay como en Bolivia, estuvo siempre marcado mayor­mente por el derrotero de la campaña bélica y la his­toria de los protagonistas militares.

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Pero el conflicto del Chaco fue mucho más que eso y desde las nuevas generacio­nes de historiadores se ha hecho una profundización, un revisionismo de los ante­cedentes, de las causas que lo motivaron, de otros factores, de otros actores, más allá de la galería de los héroes mili­tares de la contienda.

Con este fin, la Dra. Bri­dget María Chesterton –reconocida historiadora norteamericana y actual­mente profesora de histo­ria en Buffalo State Univer­sity, Nueva York–, editó en el 2016 “La Guerra del Chaco: Medioambiente, etnia y nacionalismo” (The Chaco War: Environment, Ethni­city, and Nationalism; edi­torial Bloomsbury Acade­mic), un interesante libro en el que reunió trabajos de investigadores de Paraguay y Bolivia que abarcan nue­vos y poco conocidos aspec­tos de la guerra con el fin de dar una visión más amplia de este acontecimiento.

Chesterton estará este mes de visita nuevamente en Paraguay –país al que con­fiesa tener un cariño muy especial– para desarrollar otro proyecto de investiga­ción. Vía internet, la investi­gadora accedió a una entre­vista con La Nación/Nación Media en la que, en el con­texto de la fecha conmemo­rativa, abordamos aspectos de la Guerra del Chaco, uno de los tópicos que más le apa­sionan.

–¿Cómo surge el proyecto de un libro sobre la Gue­rra del Chaco, editado en Estados Unidos?

–El libro se editó porque no veíamos que existiera un texto que tomara la Guerra del Chaco de ambos lados, es decir, del lado paraguayo y del lado boliviano. Siem­pre los libros de la guerra eran muy nacionalistas, y siguen siendo, miran el tema de un lado u otro y yo quería un libro que tomara ambos lados como historia. Entonces lo edité con varios investigadores, como Carlos Gómez Florentín, de Para­guay. Ese fue el porqué del libro, tener un punto de vista más amplio.

–Varias generaciones cre­cieron con el relato bélico, el de los héroes. ¿Se amplió esa perspectiva a nivel de los historiadores hoy?

–Creo que hoy hay mucha gente escribiendo sobre la Guerra del Chaco más allá de las batallas, por ejemplo sobre el medioambiente, sobre el tema cultural y social. Recién se hizo un estudio en Bolivia sobre el uso de la hoja de coca durante las batallas para alimentar a los soldados bolivianos. Hay estudios muy interesantes en el ámbito cultural-social sobre lo que pasó en el Chaco y eso es interesante porque lleva más allá de los héroes y habla mucho más de las per­sonas comunes, digamos, que participaron en la gue­rra. Yo escribí algo sobre las madrinas de la guerra, que eran mujeres que participa­ron del conflicto, pero de otra forma. Ese punto de vista de los héroes se está cambiando un poco para poder ver lo más cotidiano de la guerra.

–Al expandir la discusión, ¿se van aclarando, por decirlo de alguna forma, los motivos de la guerra?

–Y bueno, depende mucho de los puntos de vista. Yo creo que la Guerra del Chaco tuvo su antecedente en conflictos anteriores, en la Guerra de la Triple Alianza o en la Guerra del Pacífico, donde Bolivia perdió su salida al mar. Y en el caso de Paraguay, era como una reivindicación de lo que pasó en la Guerra Grande, de no querer perder un territo­rio. Eso era lo más impor­tante para los paraguayos y para los bolivianos era la búsqueda de una posibilidad de salida al mar vía fluvial.

–Entre los temas que se citan, o al menos algunos historiadores lo hacen, como causa de la guerra está la supuesta existen­cia de petróleo en el Chaco.

–Se habló por mucho tiempo de que la Guerra del Chaco se peleó por el petróleo, y yo creo, como historiadora, que eso no es la verdad. Eso es un mito, un mito muy poderoso, comenzado con Julio José Chiavenato (historiador brasileño, autor de “La Gue­rra del Chaco. Petróleo”), y la verdad que eso no es lo que pasó durante la guerra.

Yo creo que los nuevos estu­dios van cambiando la idea de que la guerra fue por el petróleo. En mis estudios, de hecho, no hablo de eso. En el lado boliviano también hay historiadores que hacen el mismo análisis. Es un mito muy poderoso. Y con razón, porque se entiende que hay una esperanza de que exista petróleo. Pero para los his­toriadores contemporáneos ese mito está muerto.

–¿Y cómo surge el tema del petróleo como una causa que pareciera tener sus­tento?

–Tiene mucho que ver con la idea de que era una guerra imperialista y eso se planteaba de alguna forma para no echar la culpa a una ni otra nación. Yo cuando empecé este pro­yecto hace 20 años atrás ini­cié hablando con Shell y con los bibliotecarios de la empresa. Y ahí supe que ellos tenían una política de que cuando manda­ban gente al exterior, los envia­ban con sus familias, no man­daban gente sola en esa época. Esto para que no se mezclaran con la gente local. Bueno, ellos nunca mandaron a ninguna familia ni ningún represen­tante a Paraguay en la época de la guerra, no existe en los archivos. Si iba a haber uno, iba a haber una familia y no hay. Por otro lado, Standard Oil había sido nacionalizada ya en Bolivia antes de la guerra.

–Entre sus temas el libro toca también un análisis del factor ambiental, algo no muy conocido, proba­blemente.

–Gómez Florentín es el experto en este tema. La verdad que es interesante, porque era una guerra en un territorio muy difícil donde no había mucho acceso. Los paraguayos usa­ban mucho la fuerza humana y de animales para traslados y eso era más importante que los tractores y los autos. Gran parte de la infraestructura se movió con fuerza humana y de animales.

Eso argumenta Gómez Flo­rentín que fue una de las razones por las que Para­guay ganó la guerra, porque los paraguayos entendían mejor el terreno chaqueño. Los bolivianos se metieron con tanques y maquinaria muy pesada y eso no fun­cionó muy bien en el Chaco.

–También se menciona, en este contexto, el rol de las comunidades indígenas en la guerra.

–Los paraguayos maneja­ban mejor el contacto con los indígenas y la informa­ción que ellos proveían era muy valiosa. El militar Juan Belaieff, un ruso “blanco” que colaboró en las filas paraguayas durante la gue­rra, trabajó con los indíge­nas para sacar esa informa­ción. Él vino a Paraguay y trabajó con el ejército para­guayo, era como el líder de los rusos “blancos”. Su his­toria es fascinante. Él le dijo a los comandantes que era importantísimo el trato con los indígenas.

–Actualmente y con esta diversidad de lecturas, ¿se puede hablar de ganado­res o perdedores en el con­flicto?

–Es casi obvio que Paraguay ganó casi todo el territorio que estaba en disputa y que el mariscal Estigarribia se limitó en un punto y no llegó a Santa Cruz de la Sierra porque no iba a poder avanzar hasta allí. Las líneas de abastecimiento no se iban a poder extender hasta allí. Era imposible. Entonces él tomó una decisión impor­tante de parar donde paró, con buenas razones militares, visto como una idea militar y no como una idea nacionalista.

El tema de que Santa Cruz de la Sierra se iba a unir a Para­guay es un mito paraguayo también. La gente de Santa Cruz no se ve como para­guaya, ni antes ni ahora. Tie­nen sus problemas con el alti­plano, pero ese es un problema interno.

–Saltando unas décadas en la historia, otra época que es motivo de sus inves­tigaciones es la de la dicta­dura de Stroessner.

–Sí, de hecho ahora estoy dejando el tema de la Gue­rra del Chaco porque estoy desarrollando un tema sobre el consumo, el desarrollo y “brasilización” de Paraguay durante la época de Stroess­ner. Estoy volviendo a Para­guay este mes para seguir mi investigación en esa línea his­tórica. Lo que quiero hacer es investigar sobre el consumo de productos diarios y cómo esto cambió de productos argentinos a productos bra­sileños en esa época. Tam­bién estoy interesado en la historia de doña Clara Benza y de Josefina de Aquino, que eran cocineras de Stroessner. Voy a investigar aspectos de la construcción y la influen­cia brasileña en la arquitec­tura, en el arte, como el caso de Livio Abramo.

–Saliendo de lo que res­pecta a su trabajo y entrando un poco en lo personal, ¿cómo surge ese interés particular por Paraguay?

–Yo me especializo en Para­guay porque es lo que me gusta, es lo que me fas­cina. Mi familia es argen­tina y cuando yo tenía 15 años, un mes casi después de la caída de Stroess­ner, en el 89, tomamos un viaje a Iguazú con mi familia, con mis abuelos, y luego pasamos por Asun­ción. Allí me quedé ena­morada de Asunción. Me fascinó por muchas razo­nes, me fascinó escuchar la lengua guaraní, me fas­cinó el tereré, los merca­dos y obviamente me atrajo mucho la historia de las guerras. Es común entrar en la historia por el lado de las guerras, pero creo que hago mucho más de eso ahora. No me veo como his­toriadora militar.

No hay mucha gente en los Estados Unidos que estu­dia el Paraguay, ni del lado antropológico ni socioló­gico, pero somos un grupo de investigadores acá que nos conocemos y habla­mos mucho entre nosotros porque queremos mucho a Paraguay. Los académicos que estudiamos al Para­guay en los Estados Unidos queremos mucho al país.

BIO

Bridget María Chesterton es profesora de historia en Buffalo State, en Buffalo, Nueva York. Se doctoró en el 2007 en la Stony Brook University. Es autora del libro “The Grandchildren of Solano López: Frontier and Nation in Paraguay, 1904-1936″ (Los nietos de Solano López: Frontera y Nación en Paraguay, 1904-1936), y editora del libro “The Chaco War: Environment, Ethnicity, and Nationalism” (La Guerra del Chaco: Medioambiente, etnia y nacionalismo).

Ha publicado varios artículos sobre historia paraguaya en revistas como The Hispanic American Historical Review, The Journal of Social History, Global Food History y Journal of Women’s History, entre otros. Sus intereses son historia de la alimentación, género, dictadura y consumo. Actualmente está investigando y escribiendo su nuevo libro: “Hotel Guaraní: La brasilización de Paraguay durante la época de Stroessner”.

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