Este domingo Toni nos trae el recuerdo de grandes artistas por el Día de los Trabajadores, quienes laboraron silenciosamente en sus talleres particulares.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Muchas veces escuchamos: “¿Sos artista? ¿Y en qué trabajás?”.
Eso me llevó a recordar a grandes creadores del Paraguay en el Día de los Trabajadores; cuando el pintor de Asunción don Ignacio Núñez Soler caminaba por la ciudad con su sombrero y su moño, observándola, era parte del proceso de la realización de su obra, una labor que aportó de manera indiscutible al imaginario de la ciudad. Una de las piezas más importantes y explícitas sobre los trabajadores es la serie “Operario” del brasileño paraguayo Livio Abramo, realizada en 1932, que revela la militancia sindicalista del artista que desde los primeros años sesenta del siglo pasado decidió vivir en el Paraguay hasta el final de sus días.
LABORIOSAS MUJERES DEL ARTE
Los grandes grabados de la eximia Edith Jiménez fueron realizados en pesadas prensas con olor a tinta industrial en su austero taller de la calle Fulgencio R. Moreno casi Iturbe, en titánicas semanas de encierro de trabajo, ayudada con el esfuerzo manual de su hermano “Pitín” Jiménez, radio operador de la Guerra del Chaco. A unas ocho cuadras de ahí, Olga Blinder realizaba grabados en blanco y negro sobre mujeres trabajadoras paraguayas, en las más diversas situaciones, en su pequeño taller del fondo de su hogar de la casa de la calle Teniente Fariña casi EEUU y a pocas cuadras, Ofelia Echagüe construía sus obras buscando una nueva figuración en el arte paraguayo.
Otra vecina de las citadas, doña Josefina Plá trabajaba incansablemente, empeñada en aportar al arte paraguayo en interminables horas junto a su vieja máquina de escribir, ayudada por su eterno secretario y en compañía de sus incontables gatos. Mientras tanto, en aquellas mismas décadas Leonor Cecotto trabajaba silenciosamente entre pinturas, grabados y su taller de costura en su casa de O’Leary y Jejuí, una fachada que hasta hoy se encuentra intacta como diciéndonos “en esta esquina vivió una laboriosa artista”.
FÁTIMA MARTINI Y LA SEÑORA EMPRESARIA
Los ejemplos de trabajadores artistas visuales sobran. Como dice Fátima Martini: “Tal vez al estar ligado a la poesía y como se tiene el preconcepto de que ello no está remunerado, se sigue escuchando aquella vieja frase: ¿sos artista?, acto seguido la pregunta detonante: “Ah ¿y en qué trabajás?”, u otra muy conocida frase: “Feliz de vos, sos artista, ojalá yo pudiera serlo para vivir despreocupado”.
Pero escuché otra peor de una señora empresaria hace poco en un medio: “Siempre le digo a mis funcionarios, que para relajarse tengan un hobby, por ejemplo el arte”. Tal vez lo haya dicho por desconocimiento o por un preconcepto, pero siempre estará en el recuerdo el denodado trabajo de aquellos esforzados artistas, investigadores, apasionados que aportaron, aportan y aportarán al imaginario visual del Paraguay, porque el “1 de mayo es también el día de los artistas”.
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Emoción y color en la atmósfera onírica de la pintora Carla Ascarza
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
La artista llama realismo lírico a su búsqueda, la transmisión con imágenes de sentimientos profundos e incluso valores. “Quiero transmitir la esperanza, la vitalidad, el misterio, la gratitud”, cuenta de sus bellas artes.
“Defino muchas de mis obras dentro del realismo lírico porque habitan una frontera entre lo real y lo simbólico”, cuenta Carla Ascarza. “Me interesa representar escenas, personas y objetos que existen, pero llevarlos a otro plano a través de la atmósfera, la paleta y la composición”, define.
Plástica de importante trayectoria, sus cuadros de la serie “Mensajeros” abordan lo mítico y lo tangible de los mainumby, colibríes que llevan y traen luces, colores, reflexiones.
“En esa transformación se produce el lirismo: lo que está cargado de emoción, de memoria, de misterio. La pintura me permite decir lo que no cabe en la literalidad. Puedo usar una figura humana o un objeto cotidiano, pero los rodeo de elementos poéticos para que emerjan como visión, como huella sensorial”, apunta.
Entiende al color como un comunicador eficaz. “Es una herramienta de intuición y también de resistencia: en un contexto como el nuestro, donde tantas veces se impone la opacidad, defender el color es también defender la vida”.
–¿Cuál fue el disparador de la colección “Mensajeros”?
–El disparador fue una vivencia íntima y una necesidad interior de nombrar lo intangible. Los colibríes llegaron a mí como metáfora de aquello que no permanece, pero deja huellas. En “Mensajeros” no los represento solo como aves, sino como símbolos de lo etéreo, de lo que se posa apenas en la conciencia. Ellos son portadores de mensajes del alma: la fugacidad del instante, la ligereza de lo esencial, la belleza que no se impone, pero transforma. La serie nace del deseo de capturar esa sutileza y convertirla en color, en forma, en presencia.
NARRANDO LO INVISIBLE
–En tus series anteriores se ve una búsqueda por retratar la escena cotidiana, los rostros cercanos. ¿Cómo vas volcando a los lienzos tus inquietudes? ¿Seguís un plan?, ¿pintás lo que te es urgente?
–Trabajo a partir de una urgencia interior. Hay veces en que una imagen se instala en mi cabeza y no me suelta hasta que le doy cuerpo en el lienzo. A veces es un rostro anónimo que encuentro en una fotografía o una escena callejera que me golpea. No siempre tengo un plan estructurado, pero sí una búsqueda constante: la de narrar aquello que suele pasar desapercibido. Lo invisible, lo que no está en los titulares. Pinto para dar visibilidad a lo común, pero con una carga simbólica profunda. En ese sentido, la serie “Contramundos” fue muy significativa: cada obra fue una pequeña crónica visual del Paraguay contemporáneo.
–Contanos un poco más de tu relación con el color. ¿Cómo decidís ese universo personal?
–El color para mí es emoción. Es lenguaje puro. Muchas veces dibujo con el color. Nunca lo uso de manera literal. Mi paleta se construye a partir de lo que siento, de lo que quiero provocar. La realidad ya tiene sus propios tonos, pero el arte me permite alterarlos, amplificarlos, volverlos signos. A veces un verde ácido, un fucsia estridente o un naranja encendido no tienen lógica si uno los mira desde lo mimético, pero sí si los entiende como pulsaciones anímicas. Pinto desde el color porque él habla más rápido que las palabras.
–También abordaste lo abstracto. ¿Cómo fue ese recorrido?
–Lo abstracto fue, en mi caso, un espacio de liberación. Al principio, mi obra estaba más centrada en el retrato y la escena figurativa, pero la abstracción me permitió explorar otros caminos: el gesto, la mancha, el ritmo. Fue como quitarme las palabras de encima y quedarme solo con la voz. Me interesa lo abstracto cuando nace de una pulsión verdadera, cuando no es solo una estética, sino una necesidad de expansión. Algunas obras de transición en mis series combinan ambos lenguajes: hay figura, pero también hay fuga hacia lo simbólico, hacia lo que no puede decirse con formas reconocibles.
CREAR CON HONESTIDAD
–Fuiste premiada y tu obra se exhibió en el exterior. ¿Cómo sigue ese camino?
–El reconocimiento que recibí en Moscú con “La dulcera”, obra de la serie “Contramundos”, fue muy importante para mí. No solo por el premio en sí, sino porque visibilizó una escena local que muchas veces queda relegada. Esa obra nació de una historia real, de una mujer que vendía dulces de mamón en Garibaldi. Yo la fotografié, hablé con ella, le comenté sobre mi trabajo, compré sus dulces, le solicité permiso para fotografiarla y luego la convertí en símbolo. Fue mi forma de hablar sobre la desigualdad, sobre la cultura del consumo, sobre lo invisible. A partir de esa experiencia se abrieron otras puertas, pero más allá de lo institucional, lo que me mueve es seguir creando con honestidad. Hoy me interesa explorar más a fondo las narrativas indígenas, la memoria colectiva, los ritos del presente. El camino sigue desde ahí.
–¿Cómo ves la plástica nacional?, ¿qué cosas destacás de este presente?
–La plástica nacional es profundamente valiente. Está llena de artistas que, a pesar de contextos hostiles, producen con una potencia conmovedora. Pero no puedo dejar de señalar la precariedad estructural en la que trabajamos muchos de nosotros. Los materiales son carísimos: un solo tubo de óleo, un pincel profesional, un lienzo, representan una inversión enorme. Muchos colegas pintan en condiciones mínimas, con recursos limitados y aun así construyen discursos estéticos de gran profundidad. Falta apoyo sostenido, políticas públicas reales, espacios de visibilidad. Aun así, el arte persiste. Se renueva, se reinventa. Destaco sobre todo el trabajo de mujeres artistas, de jóvenes que se animan a experimentar, de quienes cruzan el arte con la militancia, con lo social, con lo comunitario. Es un momento duro, pero fértil. Y estoy convencida de que el arte seguirá abriendo caminos, aunque tenga que hacerlo con las uñas. La plástica paraguaya está viva. Y lo está no por el mercado, sino por la urgencia expresiva de sus creadores.
–¿Cuál es tu materia pendiente en la plástica?
Siento que una de las búsquedas más importantes que tengo como artista –y también como ser humano– es profundizar en el compromiso del arte con las causas humanitarias. Vivimos en un mundo profundamente desigual, herido, con pueblos que luchan por su derecho a existir, a hablar, a vivir. Mi materia pendiente no es una técnica, ni siquiera una exposición; es usar cada vez con más claridad mi voz visual a favor de la vida. Me interesa cada vez más vincular mi obra a causas sociales, a los pueblos indígenas, a la defensa del planeta, a la memoria colectiva. Para mí, el arte no debe ser indiferente. Tiene que incomodar, abrazar, iluminar, conmover. Y ahí está mi tarea pendiente: seguir encontrando lenguajes que acompañen y denuncien. Que no se queden en lo estético, sino que toquen lo ético.
NARRAR DESDE OTRO LUGAR
Carla Ascarza estará exponiendo en la muestra colectiva “Sinergia, arte femenino en diálogo con la memoria urbana”, que abre el próximo 15 de agosto a las 19:00 en el Espacio Cultural Staudt, sito en Iturbe 333 casi Mariscal Estigarribia. Expondrá allí en conjunto con Norma Annicchiarico; Gloria Valle y Osvaldina Servián.
Vale recordar que Carla, además de artista plástica, es también comunicadora.
–¿Qué facetas de la expresión potencia la pintura?, ¿qué cosas permite expresar más allá de las palabras?
–La pintura es, para mí, el lenguaje donde lo no dicho se vuelve posible. Como comunicadora, valoro el poder de la palabra, pero sé que tiene límites. Hay experiencias que no se traducen fácilmente: el dolor ancestral, la belleza inexplicable, la rabia callada. La pintura me permite explorar dimensiones expresivas que la palabra, por momentos, no alcanza. Pero, como comunicadora, siempre he sentido un fuerte compromiso con la narrativa: contar historias, dar sentido, transmitir lo profundo de lo humano. En mi obra, esa narrativa se vuelve visual, simbólica, sensorial.
–Se sigue contando, descubriendo…
–Pinto no solo para emocionar, sino también para contar. Cada personaje, cada escena, cada fragmento de color tiene una historia detrás. La pintura potencia esa posibilidad de narrar desde otro lugar, de dar cuerpo a relatos que a veces no encuentran espacio en los medios tradicionales. Y me permite también generar otra temporalidad: la del silencio, la contemplación, el tiempo detenido que exige una imagen. La narrativa visual que construyo desde el arte es una extensión de mi voz como comunicadora, pero una voz que a veces se vuelve más poderosa, más ambigua, lo que es fundamental para interpelar al otro. La pintur a abre un campo de significación que no pretende cerrarse . Y en eso me siento profundamente libre.
BREVE BIO
Carla Ascarza es licenciada en Artes Visuales por el Instituto Superior de Artes Verónica Koop con la puntuación summa cum laude. Cuenta con un masterado en Antropología Social por la Universidad Católica de Asunción y especializaciones en antropología de la salud y derechos humanos. Dentro de su formación artística estudió en programas y talleres en la Escuela de Bellas Artes, talleres libres de Olga Blínder, Edith Jiménez, Lisandro Cardozo, Vicente Duré, Luis A. Boh y Jo Oliveira. Fue becada por el maestro Livio Abramo como asistente en sus talleres de línea y color.
Cuenta con numerosas exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Entre las más recientes se mencionan Muestra Kuña Mbarete Rembiapo, Sala Jacinto Rivero, Centro Paraguayo Japonés (2025); Muestra Ñepyrumby, Apart Hotel Maison Suisse (2024); Muestra Apertura de ciclo. Casa Hassler, San Bernardino (2024); Muestra Incondición Interior, Centro Cultural Manzana de la Rivera (2023).
Obtuvo el Primer Premio de Pintura en el XII Festival Mundial de Bellas Artes VERA, Moscú, Rusia. Año 2017. Representó a Paraguay en la muestra internacional Passion Art Barcelona. Sus cuadros también representaron al país en muestras en Nueva York (EE. UU.), Canberra (Australia) y Seúl (Corea).
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Gustavo Benítez reflexiona sobre el arte paraguayo en un libro
“Visibilizar la memoria como acto de resistencia/Archivo Gustavo Benítez/Arte contemporáneo paraguayo” se titula el libro del artista paraguayo Gustavo Benítez, publicado en una edición limitada con el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes. El material oficializó su lanzamiento el 21 de mayo pasado, en el marco de una exposición en el espacio Little Italy de Asunción.
Aborda con imágenes y textos los diferentes momentos del arte visual del Paraguay (1977-2024). El autor vivió y se formó en Río de Janeiro (Brasil), en la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage (1980-1984), con la maestra Celeida Tostes; posteriormente desarrolló su trabajo en Asunción, participando en exposiciones nacionales e internacionales.
Esta publicación reúne imágenes, textos y documentos clave del trabajo del artista, reflexionando sobre el arte paraguayo desde la dictadura hasta hoy. La edición rescató su trayectoria como diseñador, docente y artista comprometido con los derechos humanos. A través de su obra, Benítez propuso una mirada crítica sobre la historia reciente del país, apelando a la memoria como un acto de resistencia. Informes al 0981 346-672.
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Arte y ética de la alteridad
El curador de arte Fernando Moure realizó este comentario sobre el material: Esta edición, un archivo de gran necesidad para el estudio visual de nuestra escena artística, constituye una valiosa herramienta para comprender las sendas del arte contemporáneo en Paraguay. A través de la mirada y la experiencia personal del artista Gustavo Benítez Galeano, nacido en 1959, el libro es una bitácora visual y narrativa, en la cual se recopilan imágenes y recuerdos de su vida y trabajo, al tiempo de profundizar un contexto general del sistema del arte local durante las últimas décadas de la dictadura hasta hoy.
La publicación reúne contenidos como imágenes y textos que abarcan diferentes momentos del arte visual en Paraguay, desde 1977 hasta 2024. El título Visibilizar la memoria como acto de resistencia refleja la intención del artista de hacer visible su trayectoria y dibujar una memoria del arte paraguayo de esos tiempos.
Como asunción de lo que sabíamos, el trabajo artístico del artista Gustavo Benítez Galeano en las últimas cinco décadas prevalece en nuestro medio a fuerza de calidad, tesón y hondo significado ético. Su obra ha enraizado y fructificado a fuerza de calidad y experiencia, añejada por la distancia y el silencio de un ecosistema agreste como el nuestro.
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Identidad y memoria vivas
Finura, sensibilidad, generosidad y audacia. Es lo que se evidencia tras la lectura de este libro preciosamente diseñado, y cuya edición primorosa incluye textos e imágenes inéditos. Un rescate enorme y que le ha ocupado cuatro años de deseo y cuya realidad florece en álbum gráfico, en un catálogo razonado.
Recién publicado y apoyado económicamente por el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), la edición recorre sincrónicamente los primeros pasos de un jovencísimo Gustavo en el Centro de Estudos Brasileiros, en 1971, junto a Edith Jiménez y a Livio Abramo, para luego continuar con Olga Blinder y Ofelia Echagüe Vera. Vendrá el tiempo de su migración al Brasil, a Río de Janeiro, donde continúa su formación como artista e inicia su carrera de Diseño Gráfico e Industrial.
Como alumno en el Centro de Artes Visuales del Parque Lage de Rio, ahonda en procesos creativos, en dinámicas de comprensión de la experimentación de las artes de la transformación. Concluido este rico capítulo brasileño, Gustavo regresa al Paraguay con una obra actualizada y que avizora un desarrollo de primera magnitud.
El libro continúa con su regreso al Paraguay, su carrera ascendente en el arte, el diseño, la comunicación y la docencia. Comienza el desarrollo de una obra de radical humanitarismo y ecologismo, que será el leit-motiv su lucha existencial, su rebeldía moral en una sociedad en la que campean injusticias, prebendas y el narcisista status quo de algunas figuras culturales.
Esta biografía personal señala con gran atención un contexto político y social, fuertemente marcado por la resiliencia del arte. La edición es un racconto de los años del miedo, los de la deforestación masiva y demasiado rápida de las selvas y biomasas del Bosque Atlántico, el etnocidio de los habitantes originarios, la desaparición de animales y plantas, las represas hidroeléctricas, las violencias de un Estado sin derechos contra sus hijos.
Quimera invertida
Con el fin de la dictadura en la década previa al siglo XXI, las luchas civiles enfrentando el autoritarismo, o el mismo lugar e importancia de las artes en esos años en Asunción dibujan el compromiso de GB con nuevas sensibilidades. Su trabajo apuesta por una abstracción no objetivista, utlizando materiales no convencionales, oscureciendo la comprensión, cual reflejo silente de lo indecible.
Benítez hace suya la causa de la libertad personal y colectiva en la capital paraguaya, involucrándose en las esperanzas de un nuevo tiempo. El tenso pulso sostenido por la comunidad artística comprometida con los derechos humanos y la libertad ante el inmovilismo de la dictadura y de las élites que la sostienen, tiene claros ejemplos de su activismo a lo largo de estas 264 páginas.
También cabe un retrato retrospectivo de nuestra sociedad civil del arte de esos años, endogámica y cerrada en sí misma, una escena poco receptiva a las novedades expresivas como el arte de instalación o el objeto. El hacer de Gustavo insistió en materializarse en el secreto, el enigma o la metáfora oblicua y a contrapelo de una estética complaciente, decorativa y que olía a trementina.
El despliegue, el despegue hacia poéticas vegetales, cósmicas y del paisaje natural serán las nuevas señas de identidad de su obra, anhelante del bosque y de sus seres vivos, de un territorio hoy yermo y vacío. El simbolismo de la misma materia y los temas que de ella se conjugan habilitan abundantes narrativas sobre el tiempo, el cambio y la transformación, como un ejercicio de memoria que es a la vez, visionario para el presente y futuro.
El arte de Gustavo Benítez es uno de imágenes y pensamientos cuyo corazón construye una cosmogonía ficticia pero viva, palpitando en árboles, animales, minerales, aguas, personas, lunas o bólidos celestes. Motivos funcionando como portales, como espacios de penetración visual y de comprensión analítica de una realidad que requiere de verdad, coraje y resistencia para ser comprendida. Un arte interpelador, a un nivel ético, para quienes transitamos este tiempo y lugar, una obra de afectos y efectos movilizadores por y para la vida.
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De enero a mayo, Itaipú suministró al país 10.193 GWh de energía eléctrica
La Central Hidroeléctrica Itaipú suministró al país, a través de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) 10.193 gigavatio-hora (GWh) de energía eléctrica durante el periodo de enero a mayo de este año, según el informe mensual de producción y suministro de energía proporcionado por la Dirección Técnica de la Margen Derecha.
La generación del mes de mayo fue de 5.840 GWh; de dicho valor, 2.847 GWh fueron generados por el sistema de 50 Hz; de los cuales, 2.012 GWh fueron suministrados a la ANDE. La cantidad total generada durante el periodo mencionado, que fue de 31.600 GWh, que es equivalente a lo necesario para abastecer la demanda del Paraguay por aproximadamente un año y 2 meses.
El reporte de la Dirección Técnica también menciona el alto índice de disponibilidad de las unidades generadoras de la hidroeléctrica, cuyo valor a mayo fue de 96 %, superando en 2,19 % la meta empresarial de dicho mes que es del 94 %.
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Desde la binacional afirman que estos logros son posibles gracias a la eficiencia operacional y de mantenimiento, la calidad técnica del cuadro de empleados y de los trabajos coordinados entre los sistemas eléctricos de Paraguay y Brasil, optimizando los recursos disponibles para cubrir la demanda existente por parte del sistema interconectado.
Abril
Durante el cuarto mes del año la generación de energía eléctrica fue de 5.704 GWh; de dicho valor, 2.787 GWh fueron generados por el sistema de 50 Hz, de los cuales 1.799 GWh fueron suministrados a la ANDE. Itaipú es la mayor generadora de energía limpia y renovable, con una producción de más de 3.083.400 GWh desde el inicio de sus operaciones en 1984.
Energía
Durante los primeros meses del año (enero y febrero) la entidad produjo 2,5 % más de energía, en comparación con el mismo período del año pasado. Las 20 unidades generadoras produjeron 13,8 millones de megavatios-hora. Esa energía, si se acumulara, sería suficiente para abastecer al mundo entero durante cinco horas, a Brasil durante ocho días y a Paraguay durante siete meses y medio.
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Intervenciones cambiarias del BCP en mayo costaron 5 veces menos que en abril
La estabilización del tipo de cambio costó en mayo USD 35 millones, según datos del Banco Central del Paraguay, cifra inferior a los USD 177,9 millones inyectados en abril para asegurar la oferta de divisas y eliminar picos especulativos. En el quinto mes fueron mayores las ventas compensatorias que las complementarias.
La cotización del dólar arrancó en junio con una ligera tendencia al alza, comportamiento que a partir del martes 3 comenzó a cambiar con descensos consecutivos que se ubicaron a la fecha en G. 7.900. La estabilización del tipo de cambio en mayo, según se observa a través de datos de la banca matriz, costó cinco veces menos que en abril.
Solo en el cuarto mes del año, el BCP invirtió USD 177,9 millones para estabilizar el tipo de cambio, con intervenciones diarias de entre USD 11 millones a casi USD 16 millones en su primera semana. Posteriormente, se observaron inyecciones de entre USD 2 millones a USD 8 millones, mayoritariamente.
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De los USD 177,9 millones, unos USD 115,4 millones fueron inyectados como ventas complementarias, es decir, aquellas realizadas para cubrir el déficit en la oferta de dólares frente a la demanda. La diferencia de USD 62,5 millones correspondió a ventas compensatorias, en otros términos, para enfrentar los picos especulativos u otras distorsiones ajenas los fundamentos económicos.
En mayo, las intervenciones se redujeron considerablemente, totalizando USD 35 millones a lo largo de los 30 días en los que la banca matriz estuvo presente en el mercado cambiario. Prácticamente, durante todo el mes pasado, los montos de las intervenciones fueron de USD 2 millones.
Se observa en el informe del BCP que las ventas complementarias fueron solo de USD 7,28 millones y que las compensatorias tuvieron un volumen de USD 27,72 millones, lo que sugiere que lo que más presionó al tipo de cambio en mayo fueron las especulaciones.
Desde las casas de cambio, esperan un comportamiento al alza en el tipo de cambio, que consideran normal en esta época del año debido a un aumento de las importaciones frente a las exportaciones.
“Normalmente, en estos meses se ralentiza un poquito la actividad comercial, no tiene ese dinamismo de principio de año y tampoco el dinamismo de final de año”, había dicho a La Nación/Nación Media, Emil Mendoza, presidente de la Asociación de Casas de Cambios del Paraguay.