Dicen los entendidos que ofrece la mejor vista de la bahía de Asunción, mil pasillos y vericuetos entre una vegetación exuberante, arroyos que desaguan poderosos, la vida de familias que todos los días suben la cuesta para construir, vender, sumar al paisaje humano de la urbe. Ahora se puede recorrer el barrio Ricardo Brugada, popularmente conocido como la Chacarita, en un tour guiado por casas emblemáticas, locaciones reconocidas y las vidas ilustres que lo habitaron, acercándonos al costado amable de un lugar que lucha contra la estigmatización.

“Me quedo maravillada y les felicito por la idea”, dice la influencer Yenny “La indiecita” Ortega al final del recorrido. “Está ese preconcepto de la Cha­carita no, no, no… es como entrar a ver uno de los luga­res prohibidos de la ciudad y descubrí que hay muy buena gente”, dice @Indiecita45.

El testimonio de quienes completan el Chacatour des­taca siempre que el alma del barrio, la amabilidad, la his­toria de las familias, vence al prejuicio, en coincidencia con la opinión de la famosa tik toker que con su guaraní súper kachiãi ganó el cora­zón de los internautas.

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Rosario Ibieta deja su pare­cer: “Hace mucho quería conocer para sacarme la idea de que no podía entrar porque ‘es un lugar peli­groso’. Cuando vi el anun­cio del tour me inscribí por­que siempre me decía ‘está ahí al lado y yo no conozco el barrio, siendo yo asun­cena’. Es una experiencia excelente, me quedé impre­sionada. Se ve que la gente está haciendo un esfuerzo, así que invito a los compa­triotas a que vengan a cono­cer. Cambia la percepción que se tiene del barrio, se accede a aromas y a una conjunción de cosas que son muy gratificantes, me encantó”, dice.

EL CHACATOUR

Christian “Gurú” Núñez, coordinador del Chacatour, cuenta que “hace 22 años tuve mi primera experiencia de un tour por el barrio con mi actual cuñado, porque terminé casándome con una chica de aquí, soy un chacariteño adoptado y se ve que eso se me quedó en la memoria afec­tiva”, comenta. Luego, “hace 7 años me vino la idea como una inquietud para hacer conocer un poco más la historia, com­prender el valor real del barrio que mucha gente desconoce. En general se hablaba mucho de lo negativo y no de lo posi­tivo que tiene”, apuntó.

“Es un tour orgánico y diná­mico, no es estructurado y cerrado, cronometrado, etc., la idea es vivir la experien­cia, conversar con los pobla­dores y conocer las historias del barrio, la casa del creador de la guarania y un montón de héroes civiles ocultos que permiten revalorizar la iden­tidad, la historia y la cultura y combatir la desinforma­ción y la aporofobia (el odio a los pobres), por ahí viene la mano”, explica de la expe­riencia a la que cada vez más gente se va acercando.

La historia ubica el naci­miento del barrio en una alianza entre los payaguás y los españoles que favoreció a los primeros en su lucha contra los carios por el espa­cio de lo que hoy es la bahía. Hay registros históricos de que en 1790 ya había un asen­tamiento importante, por lo que algunos sostienen que fue el primer barrio popular de la ciudad (Ver Orígenes…).

HABITANTES ILUSTRES

Con ese dato originario se inicia el recorrido por Punta Karapã, donde se visita la ex casa del ex presidente Libe­rato Rojas, padre del teniente Adolfo Rojas Silva, cuya muerte fuera uno de los deto­nantes de la Guerra del Chaco. Esa vivienda también alojó a Stephan Vysokolán, mili­tar ruso de destacada actua­ción en la Guerra del Chaco, que llegó al grado de gene­ral de nuestro ejército por aquel servicio. La vivienda es todo un emblema porque funciona como un portal del barrio. “Sería fantástico poder recuperarla para un museo, un centro cultural, es un espacio riquísimo, una de sus hijas trabajó muchísimo para poder hacerlo y no con­siguió apoyo”, plantea Núñez.

También vivieron por la zona los ex presidentes Félix Paiva y Bernardino Caballero, y se destacan en el recorrido las casas del ex presidente Manuel Gondra y de José Asunción Flores. “A la casa de Manuel Gondra se le está cayendo el techo por ejem­plo”, se lamenta Núñez y recuerda la pelea del recien­temente fallecido Remigio Pereira y familia para soste­ner el museo que funciona en la casa del creador de la gua­rania. Sobre todo, después de las lluvias de febrero del 2021 que provocara socavones en el cañadón de la calle México.

“Hay una casita del año 1900 que es de adobe y tacuara que está a punto de caerse, que fue un centro de bohe­mia”, comenta Núñez recor­dando que desde Flores y Darío Gómez Serrato en los años 30 músicos y artistas tuvieron abrigo en el barrio durante décadas hasta los 90, cuando esa tradición comienza a mermar, aunque sin desaparecer.

La historiadora Margarita Durán suele recordar: “Aquí vivió Fray Luis Bolaños. Aquí vivió el nieto del gobernador Domingo Martínez de Irala, Fray Gabriel de Guzmán, y su compañero, un guaireño, hijo de un inglés y una indígena, que fue para la fe católica el primer mártir paraguayo de quien se tiene documen­tación histórica, Juan Ber­nardo Colmán… El lugar era conocido como Loma Karapã y al lado del convento de los franciscanos funcionaba la iglesia de los Naturales, donde asistían los indígenas y descendientes de negros… Templo de los Naturales le llamaban porque los españo­les rezaban en la iglesia de la Encarnación”.

La primera parte del reco­rrido conmueve: “Soy asun­cena, estoy de turista en mi ciudad, en media hora que recorrimos aprendí muchí­simo, la verdad es que es bueno conocer”, reflexiona una de las participantes del paseo. Y en ese juego de la memoria, no se pueden olvidar los nombres de José Asunción Flores y sigue vivo el sonido del saxo inol­vidable del orgulloso chaca­riteño Alejandro Cubilla y su emblemática banda koygua.

LA COMUNIDAD

El segundo tramo del paseo lleva al grupo por puentes extraordinarios, obras de la ingeniería popular que en el barrio tiene consagraciones, como el árbol de la tribuna del club Resistencia, uno de los puntos cumbres del paseo. “Es una imagen mun­dial”, se entusiasma Rodrigo Abed, un ingeniero agrónomo que trabaja en África y que nunca había podido conocer la Chacarita. El club Resis­tencia fue fundado por San­dalio Riveros, descendiente de payaguás que fue tam­bién docente, músico y poeta, cuya memoria se guarda en el Museo del Barrio sobre la calle Mómpox.

En el trayecto también se destaca la casa de Rubén Vysokolán, el recordado y querido actor. El proyecto de recuperación de la vivienda representó al país en la Bienal Iberoamericana de Arquitec­tura y Urbanismo (BIAU). Hoy, transformada en un multiespacio, es escenario de obras de teatro, proyecciones de películas, talleres de artes diversas e “incluso estamos por hacer cursos de comida vegana”, se entusiasma Núñez.

“La gente se sorprende porque es un barrio en el que se vive en comunidad, donde la gente se asiste, se ayuda, como suele ser durante la época de inundaciones o como fue durante la pandemia”, cuenta Núñez.

“Un grupo de vecinos y amigos nos organizamos con el apoyo de la bienal de arquitectos BIAU y organizamos un comedor para 800 personas por día, antes que el Gobierno viniera a asistirnos durante la pandemia, por ejemplo”, cuenta. Así lo comenta otra turista: “En 60 años nunca se me ocurrió venir por acá, imagínate… quedé encantadísima, me gustó muchísimo, me gustó ver cómo la gente es cooperativa, el arraigo. A veces uno tiene otro concepto desde afuera”.

ORGANIZACIÓN Y APOYO

“Nos organizamos para hacer economía circular, generar ofertas en el barrio, ferias, tiendas, que puedan tener productos con identidad, remeras, tazas, libros y recuerdos, tiendas y fortalecer los negocios”, dice Christian reclamando el apoyo estatal a través de organismos como la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) y las binacionales Itaipú y Yacyretá para poder darle vida al barrio. “En el 2017 ingresaron 1,2 millones de personas y dejaron millones de dólares para el país. Queremos ser parte de ese turismo, yendo paso a paso hasta transformarnos en un barrio turístico”, explica. “Queremos cambiar ese mal concepto, la estigmatización, que viene de gente que es aporofóbica (odia a los pobres) o de gente que tuvo malas experiencias”, dice recordando un cliché mediático que ubica a los chacariteños como tortoleros, ladrones o microtraficantes. Inmerso en ese sueño habla de “Colores de la Chacarita”, el proyecto que vienen encarando para ir convirtiendo al barrio en una galería de arte mural. “Queremos que sea destacada en Latinoamérica”, se ilusiona y muestra las imágenes de los que ya se concretaron y que verdaderamente van vistiendo bellamente los pasillos de la popular barriada. “Hay gente que ni conoce el barrio y habla, entonces le digo que venga a conocer, vivimos entre 15 a 17 mil familias. Es cierto que habrá 30 o 50 familias jodidas, pero en proporción es más la gente de trabajo”, asegura.

ORÍGENES Y POBLACIÓN

Así relata el Estudio de Diagnóstico de la Chacarita Alta de la ONG Hábitat por la Humanidad, los orígenes y primera población del barrio: “El inicio de la ocupación de la Chacarita data de la época colonial, en el transcurso del siglo XVIII, por lo que es considerado uno de los barrios más antiguos de la capital. En la primera mitad del siglo XVIII se establecieron allí los payaguás y a partir de la segunda mitad del mismo siglo se sumaron algunos guaycurúes que instalaron sus viviendas en los bordes de los barrancos ubicados entre la Catedral y la antigua iglesia de San Blas (El Templo de los Naturales de San Blas, erigido en honor al patrono de la ciudad, fue uno de los primeros levantados en Asunción y estaba destinado a indios, esclavos y pardos libres. Estaba ubicado en lo que hoy es la intersección de Yegros y Mariscal López, y funcionó desde 1545 hasta 1804). Esta ocupación fue extendiéndose hasta alcanzar los bajos del parque Caballero al este y los bajos del Congreso al oeste, englobando los barrios denominados Campanero y Lomas Valentinas… El nombre popular de La Chacarita se debe a las pequeñas chacras de cultivos de subsistencia que tenían los pobladores de esta zona baja de la ciudad en tiempos de la Colonia y hasta fines del siglo XIX.

Vázquez (2013) menciona como fenómeno demográfico a nivel regional, principalmente en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, la masiva migración rural urbana que representó uno de los factores más importantes para el aumento de la población en las ciudades formándose asentamientos de manera informal y espontánea con carencia o insatisfacciones en cuanto a la cobertura de los servicios básicos. Estas familias que migraron a la ciudad principalmente en busca de mejores oportunidades laborales y educativas se instalaron en los terrenos colindantes al río Paraguay conformando así los sectores conocidos como bañados. Entre el 15 y el 20% de la población total de Asunción se encuentra habitando estos espacios...

Las mayores tasas de ocupación del barrio se identifican luego de la Guerra de la Triple Alianza, 1870 en adelante, ya que además de las tierras perdidas por la guerra, los gobiernos de posguerra se encargaron de entregar las tierras públicas al capital internacional…”, apunta el estudio citado.

Por otra parte, se lee en “Acuarelas paraguayas”, de Carlos Zubizarreta: “El pintoresco barrio de la Chacarita, sobre la alta ribera que mira al riacho Caracará, es un ejemplo vivo de esa constante disgregación de tierras. Trepado a la reducidad cúspide de picachos inverosímiles hay un rancherío misérrimo y bullanguero. Resulta, a veces, inexplicable su equilibrio, porque ocurre que el rancho, con ser tan pequeño, es mayor que la tierra que lo sostiene. Y este casa y casa, abismos de tosca roja, con plateados hilos de agua en el fondo…

Este colorido barrio de lavanderas tuvo auge y fama hasta principios del siglo (XX). A él acudía la juventud dorada y calavera buscando lances de amor y aventura. En aquellos regocijados bailongos, tan abundantes bajo la enramada de los ranchos, entre raidapoti de faja y bordada camisa, era tan fácil ganarse el corazón de las mozas como una puñalada”, dice.

COSTOS Y RESERVAS

Chacatour es el resultado de un proyecto que desarrolló un grupo de vecinos con Asu Innova, promovido por ex la directora ejecutiva del Centro Histórico de Asunción (CHA), la arquitecta Carla Linares. “Participamos en ese proyecto y fuimos ganadores del concurso, una aseso­ría con gente de México y Paraguay que conocía el tema turístico y gastronómico que nos dijeron: “Ya tienen todo, comiencen el tour”, cuenta Christian Núñez, coordinador de la actividad.

“Para el turismo interno cobramos 50 mil guaraníes por persona, para el extranjero el costo es de 20 dólares y para alumnos de facultades y colegios tenemos precios especia­les, a la gorra, con 10 mil guaraníes per cápita de base. Los niños menores de 12 años no pagan el tour, los mayores de esa edad pagan 25 mil guaraníes y tenemos otros forma­tos para hacer un tour más inclusivo”, comentó. También que para grupos de 10 o más personas se les hace precio. “Hay oferta gastronómica, tenemos lugares donde se ven­den pizzas, empanadas, hamburguesas, pero tenemos que hacerlos más atractivos, generar un ambiente más de aga­sajo al turista para que pueda disfrutar del lugar y que la comida sea de calidad”, expone. “Estamos buscando ins­talar, los domingos, el recorrido Asado a la Chaca, invi­tando a degustar en los lugares donde se hace carne a la parrilla en el barrio. La idea es potenciar, en la terraza de Punta Karapã, hay pizzas, Los que deseen hacer el tour pueden comunicarse a los teléfonos (0982) 404-007 o (0982) 812-549.

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