Por Ricardo Rivas, periodista Twitter: @RtrivasRivas

¿Es el fin de un año, verdaderamente, una conclusión para empezar uno nuevo? No lo tengo claro. ¿Qué termina, cuando termina un año? ¿Termina para todos y todas en la Aldea Global? ¿Qué comienza, cuando comienza un año? Cuando apenas comenzaba 2020, en el diario La Vanguardia, que leo y disfruto cada día, Miriam Barchilón, con sencilla solidez explicó que “desde las primeras civilizaciones, el ser humano ha contado el paso de los días y ha intentado dividir el tiempo en sistemas lógicos”. Agrega: “Esta necesidad de representar el paso del tiempo llevó a la creación de los primeros calendarios”. ¿De qué se trata, entonces, esto de los años? ¿Es acaso algún tipo de angustia? Pablo viene en mi ayuda. “El tiempo pasa,/ nos vamos poniendo viejos/y el amor no lo reflejo, como ayer./En cada conversación,/ cada beso, cada abrazo,/se impone siempre un pedazo de razón”. ¡Capísimo! “Pasan los años,/y cómo cambia lo que yo siento;/lo que ayer era amor/se va volviendo otro sentimiento”. Pero no es desamor. El espíritu nómada me enseñó que numerosos calendarios coexisten. El hebreo, el hindú, el chino, el musulmán, el persa, el budista. Tal vez haya más. Mi ignorancia no ayuda en esta reflexión.

EL AÑO DEL TIGRE DE AGUA

¿Qué celebramos cuando llega esta época en que masivamente nos deseamos felicidad para el año que se inicia? ¿Qué se inicia, para quiénes? Cuando trabajaba para la agencia de noticias Xinhua, de la República Popular China, aprendí a celebrar con mis amigas, amigos, compañeras y compañeros chinos, cada chuxi (除夕). Quizás, una traducción al español de la que no estoy muy seguro podría ser, la noche vieja. Suele darse en cada mes de febrero. En esos días, si puedo hallarlos, saludo a Gaviota Ou -El Milonguero Mayor del Imperio del Centro- a Víctor Luo y, desde algunos años, también deseo hacerlo con Felipe y Santiago, mis acompañantes permanentes en la última oportunidad que viajé a China por actividades académicas. Con sus nombres, claramente occidentales, procuran empatizar con el forastero. Felipe, me explicó que decidió llamarse así cuando maestraba en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), “porque es el nombre del rey español. Soy un rey”, enfatizo con una enorme sonrisa. Santiago, sencillamente, cuenta que le “gustó ese nombre mientras estudiaba en Montevideo, Uruguay, donde aprendí a tomar mate y llevar el termo bajo el brazo derecho”. Sorprendente. El nuevo año (新年) en china no es un día fijo. En 2022 será el 1 de febrero, cuando se iniciará el 4718. Le suelen llamar la Fiesta de la Primavera. Esa medición y con los parámetros que importa el calendario lunar, se inició en el 2697 antes de nuestra Era. Festejan durante una quincena. Unos 800 millones de chinos y chinas viajan -en algunos casos miles de kilómetros-de un lugar a otro para saludar a sus mayores. El dragón, danza en las calles. Cuando vuelva a ocurrir, la Luna nueva agonizará para dejar paso al cuarto creciente. Se iniciará el año del Tigre de Agua. Afirman que ese animal es un triunfador, un ganador y que posee al menos virtudes: Paciencia y sabiduría. Los que más festejan son los niños y los viejos. Las y los pequeños, suelen cantar con alegría “Mei tiao Da Jie Xiao Xinang/Jian Mian Di Yi Ju Hua/Gong Xi Gong Xi Ni/ Dong Tian Yi Dao Jin Tou”. Una especie oda infantil al período que se inicia. Con el habibi Hamurabi Noufouri, me pasa algo similar a lo que me sucede con los chinos.

OTROS CALENDARIOS

El nuevo año del Islam (Ras as-Sana) -el 1444 de la era de Hégira- se habrá de producir el inicio del muhárram, el primero de los meses de un año. Si bien un estudioso, que no me autorizó taxativamente a mencionarlo, me dice que “no hay consenso islámico total en la presunción de la fecha” de inicio de cada año, es un placer incomparable saludar y desearle los mejores augurios al amigo Hamurabi, a su esposa Laura, a Hiram, su hijo y a sus hijas Nur y Amal. Para mis hermanas y hermanos de la comunidad judía, el próximo Rosh Hashaná, cuando se inicie el 5783, será en el momento mismo de la salida de la primera estrella en el atardecer del 25 de setiembre que vendrá. Ese es el momento exacto en que, con el primero y el segundo día de Tishrei, empezará el Yom Terúah, según la Torá. Susana Pesis, Dany Werthein, Luis Brajterman, Ary Gutman, entre otros y otras, siempre reciben mis saludos y buenos deseos para esa fecha. Así me pasa con amigos y amigas persas, budistas, aymaras, mapuches, quom. Diversidad enriquecedora.

LAS TRAGEDIAS DEL AHORA

Los que sin saber muy bien por qué andamos desde que nacimos con el calendario gregoriano, debemos saber que -ese calendario solar-solo fue creado en 1582. Así se acordó. Apenas 439 años atrás. De allí que, cuando llegan estos días, me embarco en una profunda reflexión. ¿Cómo saludar? ¿A quiénes? ¿Cómo desearles feliz año nuevo a millones que continúan con sus vidas en años que no son los míos y los de muchas y muchos para quienes nada finaliza? De allí que mi elección y decisión es responder con simetría a quienes con afecto, en algunos casos profundo, me hacen llegar sus sentimientos y buenos deseos. El que termina, otro año pandémico como 2019, insalubre, infeccioso, generador de muertes, angustia, pauperización, indigencia, desempleo y, en ciertos casos, de prácticas que revelan actos de aberrante codicia de alcance global, se parece mucho a una pesadilla constante. Apenas 12 meses atrás, con esperanza, nos deseábamos lo mismo que ahora. Paz, felicidad y salud. Sin embargo, no fue. Es verdad que tenemos vacunas efectivas que salvan vidas, pero la distribución es perversamente desigual. En este país, 117 mil se fueron, en soledad, para siempre. En total aislamiento. También hubo quienes parieron en soledad. Entristece pensar en esas tragedias. Pese a ello, hay mensajes que me llenan de ilusión porque permiten que crezca la esperanza. Un querido amigo -GC- al que siento como “mi hermano menor en Brasil”, me escribió pocas horas atrás una suerte de confesión con perfume de balance. Es un intelectual de alto vuelo. Leí sus cálidos pensamientos con el corazón, tres veces. En cada una de ellas descubrí algo nuevo.

UN MENSAJE QUE ILUMINA

Las comparto con ustedes que, desde más de 115 domingos tienen la bondad de leer mis trabajos. “Estimado Amigo. Abrí y volví a abrir en innumerables ocasiones el archivo de Word en el que redacté este mensaje que busca hacer los funerales 2021 y celebrar la llegada de un nuevo ciclo, con el Mundial de fútbol y todo. Sin embargo, ¿qué escribir cuando seguimos atrapados en este interminable paréntesis, hiato, interludio, intermitencia, interregno? Y luego me acordé de Rayssa Leal, en los Juegos Olímpicos; de Maria Ressa y el Nobel de la Paz; en Txai Suruí en la COP26, en el maestro Edgar Morin emanando 100 años de sabiduría y en Paulo Freire contándonos sobre los oprimidos, pero también sobre la esperanza. Y vi en estas fechas conmemorativas que hace 65 años se publicó “Grande Sertão Veredas” y me acordé de Guimarães Rosa: “el lenguaje es la única puerta al infinito, pero lamentablemente se esconde bajo una montaña de cenizas”. Y fui allí para releer lo que había resaltado en mi copia. Uff ... Un montón. Desde el principio ya tenemos la gran amonestación: “Vivir es una cosa muy peligrosa ...” Pero, es atinado pensar que “el curso de la vida envuelve todo, la vida es así: calienta y enfría, aprieta y luego afloja, descansa y luego agita. Lo que quiere de nosotros es coraje”. Eso es: el coraje de tantas Rayssas, Ressas, Suruís, Morins, Freires. Te deseo mucha valentía, porque la vida es como es, incierta y dura, pero vale la pena luchar por ella. La potencia de esa palabra amiga me iluminó. Admito que, hasta el mensaje de GC, no sabía con qué palabras habría de traducir mis sentimientos hacia las otredades. No interesa demasiado la verdad relativa que nos tira el calendario. Tampoco si la vida de muchos otros y otras, transcurren en el 5782, en el 1443, en el 4717 o, como algunas y algunos de nosotros, que creemos estar en el fin de 2021. No. Es poco relevante. Sí sé que mi deseo, el que les brindo, amigas y amigos, el que me digo a mí mismo es, a seguir viviendo. Es pedirles que también ustedes sigan viviendo. Y que lo hagamos en, de y desde la libertad. En lo personal, me impondré, en todo tiempo y lugar que aquello de que “permanecer y transcurrir, no es honrar la vida”. Gracias Eladia. Como en aquella madrugada en el viejo San Telmo, en la casa de Naume, cuando casi amanecía y, antes de despedirnos, cantamos en amistoso coro tus versos. Tendré presente también que Sartre, nos enseñó que “la vida tiene un sentido, si uno quiere dárselo”. Y que Fernando Pessoa, desde la siempre presente y querida Lisboa, nos exhortó a ser exploradores de la vida para descubrir o verificar que “el sentido oculto de vida es que no tiene ningún sentido oculto”. Es palabra del poeta. Sepamos que el sentido de vivir pasa por la búsqueda, no por el encuentro. ¿Por qué? Porque la vida, es una calle de sentido único. ¡Lo tengo! Eso es lo que les deseo y, lo que me deseo. Que cantemos con Lito para recordar, recordarnos y recordarme que, “a pesar de tanta melancolía, tanta pena, tanta herida, solo se trata de vivir”.

Calendario perpetuo.
Calendario chino.
Calendario budista.
Calendario islámico.
Calendario hebreo.
Calendario hindú.




Dejanos tu comentario