Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Hoy Toni nos lleva a recuerdos del desaparecido Café Literario a partir de un llamado telefónico para devolverle sus pertenencias, que estaban en préstamo en aquel viejo rincón cafetero del centro histórico de Asunción.

Son las diez de la mañana de un día cualquiera de finales de junio y recibo una llamada, es Fátima Sandoval, del ex Café Literario, que me dice: “Toni, te queremos devolver tus pertenencias que estaban en el Café, cerramos definitivamente por la pandemia”. Son momentos en los que a uno le vienen a la mente muchas cosas, aquella cafetería que nacía el último año del siglo pasado, se iba para siempre.

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Voy a la búsqueda de esos objetos y recibo: dos dibujos míos que estuvieron eternamente en una repisa, un grabado y un libro sobre la obra de la artista Edith Jiménez, quien era parroquiana del lugar, un afiche enmarcado de mi autoría de la película Hamaca Paraguaya, casi todos mudos testigos del lugar por más de veinte años.

Cada rincón de aquel local del viejo edificio italianizante, propiedad de la familia Marsal, sobre la calle Mariscal Estigarribia casi Caballero, tiene una historia que contar, desde cómo se lo ideó hace mucho; fue pensado en Buenos Aires por uno de sus propietarios Mario “Paco” Sandoval, quien recorriera espacios similares, tanto en la capital porteña como en Montevideo, para abrir el primer Café Literario en Asunción.

ELVIO ROMERO, MARGARITA SANDOVAL Y EL ETERNO MOZO HUGO CABALLERO

El padrino del lugar, el poeta Elvio Romero, él le alentó a Sandoval para embarcarse en aquella idea de un café literario, contactándolo con directores de editoriales de Buenos Aires, ciudad en la que residía Romero, siempre relacionado con la alta intelectualidad porteña de la segunda mitad del siglo XX.

Para todos los que pasamos por aquel primoroso lugar y recibimos el siglo XXI con un café, jamás podríamos olvidar a Margarita Sandoval, una de sus propietarias, eternamente detrás de la barra, una pared rebosante de libros y otra sin revoque, donde estaban los retratos de grandes paraguayos como Ortíz Guerrero, Roa, el propio Elvio Romero, Flores, Dora Gómez Bueno de Acuña; la gran poetisa erótica del Paraguay y artistas visuales como Edith Jiménez o Leonor González Cecotto.

UN ESPACIO REBOSANTE DE LIBROS Y LA MÚSICA DE RADIO CURUPAYTY

Un espacio que de por sí era una lección, donde iban artistas, intelectuales, estudiantes a buscar información en aquellos voluminosos libros y a tomar un cafecito servido por Hugo Caballero y de fondo siempre la música de una vieja radio, clavada en el punto dial de la extinta radio Curupayty FM, que deleitaba con piezas de Liszt, Mozart o de los populares de los años 70 como Paul Mauriat o Richard Clayderman.

EDUARDO GALEANO Y MUCHAS ANÉCDOTAS

“Un día llegó al lugar el gran periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano y nadie se animaba a molestarlo, pero el legendario mozo Hugo Caballero con su amabilidad de siempre y su impecable moño, se acercó a esta personalidad y en unos minutos ya eran grandes amigos”, nos cuenta Sandoval.

“Otras historias fantásticas son los amores en el Café, muchos clientes que se conocieron en el Café se casaron y festejaron sus uniones en nuestro salón”, dice Mario “Paco” Sandoval, creador del Café junto a su esposa Teresa Casaccia y su hermana Margarita Sandoval. Hoy publicamos una de aquellas bodas como prueba de tan particular acto.

“Un día planeamos hacer un ‘Recorrido por Asunción en imágenes’, pero explotó el proyector al empezar, uno de los participantes era el ingeniero Ángel Auad, y como no teníamos solución, dio la idea de contar anécdotas del pasado y así pasó una hora y media; el esperado recorrido asunceno se convirtió en una hermosa noche de charla y recuerdos”, nos cuenta el fotógrafo Mario Franco Nunes, habitué de la casa.

EL RINCÓN DE EDITH JIMÉNEZ

Así como José Luis Appleyard tenía su rincón en el bar San Roque, en el Café Literario estaba el de Edith Jiménez; un velador, un libro sobre su obra, una silla y un retrato suyo por Jesús Ruiz Nestosa frente a la ventana que da a la calle, era el espacio que homenajeaba a su parroquiana, gran artista del siglo XX –ganadora del premio internacional de la Bienal de S. Paulo en 1975–, quien concurría casi diariamente al Café hasta unos días antes de su fallecimiento en el 2004.

Así, con el transcurso del tiempo, muchos fuimos migrando a otros puntos cafeteros de la ciudad, y el legendario Café Literario recibió su golpe mortal con la pandemia. Hoy brindo por los recuerdos de aquel espacio que ya no está, con un café nevado doble, aquí desde el otro lado de la ciudad en una “esquina cafetera” del “nuevo centro”, recordando al “viejo centro histórico” que albergó por más de dos décadas a este legendario lugar de recuerdos, café y mucha nostalgia.

Eduardo Galeano y el legendario mozo del café, Hugo Caballero. Asunción.
Casamiento en el Café Literario. Asunción.
Una reunión en el Café Literario. Asunción, c. 2000.
Reunión en el Café. Renée Ferrer, Jacobo Rauskin, entre otros. Asunción, s.f.
Rincón de Edith Jiménez. Asunción, 2004.
Ramón del Río y Edith Jiménez. Amigos parroquianos del Café Literario.


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