“La risa es una cosa muy seria”, afirmaba el mítico comediante y escritor Groucho Marx, y aunque no nos hayamos detenido mucho a pensar en ello, la capacidad de reír en medio de la tragedia fue un importante factor para sobrellevar la pesadez de este tiempo. Una profesional de la psicología opina que el humor fue –y sigue siendo– uno de nuestros aliados más grandes para enfrentar a la pandemia. Gente vinculada al mundo humorístico cuenta, seriamente, cómo canalizó y desarrolló su labor en los momentos más duros de esta crisis mundial.

El video muestra a unos hombres, afri­canos, que a ritmo de una estridente canción de estilo tecno van perfec­tamente trajeados llevando un cobre fúnebre sobre sus hombres mientras bailan una suerte de coreografía que aparenta no tener rela­ción con el momento de dolor que representa la pérdida de una vida. La música fue obviamente editada sobre la imagen original, que en realidad corresponde a unos pallbearers o “portadores de féretros”, hombres que son contratados por las familias de los difuntos en Ghana para despedir a sus seres queridos de una forma alegre, con rit­mos de danzas locales.

A pesar de no tener relación alguna con la pandemia mun­dial, la imagen –y el video– de este peculiar cortejo fúnebre se convirtió en una de las más icónicas de este tiempo en las redes sociales. El “fenómeno” nos puede revelar por un lado cómo un suceso, por más coti­diano o local que sea, puede cobrar un alcance enorme en el mundo globalizado de hoy; por el otro, nos mues­tra una de las formas en que la gente canalizó el temor sobre la muerte misma a tra­vés del humor en el tiempo de la pandemia.

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Doctora Alexandra Vuyk, psicóloga.

Las cosas van mejorando con la vacunación masiva a nivel global, pero tendrá que pasar mucho tiempo para que podamos repararnos emocio­nalmente del impacto que alcanzó la pandemia en su momento más crítico. La cri­sis sanitaria arrastró también a los países a duras crisis eco­nómicas que tendrán aún un prolongado efecto. En medio de todo ese panorama oscuro e incierto, todavía tuvimos la posibilidad de reír de nuestra propia tragedia.

“El humor es siempre una forma de canalizar y tam­bién de poder de alguna manera liberar las tensio­nes. Cuando nos reímos de algo baja nuestra activación, se vuelve algo menos ame­nazante y nos ayuda a tener una perspectiva diferente e inclusive nos ayuda a empe­zar a resolver problemas. Y también a hacer las pases y aceptar lo que no podemos resolver o cambiar”, explica la doctora en psicología, investigadora y docente universitaria Alexandra Vuyk.

Según afirma la profesional, el humor “es un rasgo uni­versal que se usa desde tiem­pos inmemoriales en todas las culturas, nos ayuda a poder canalizar, a poder aflojar un poco las tensio­nes. En esta pandemia, ante tantas cosas inciertas, ante tantas dificultades, el humor fue uno de nuestros aliados más grandes”.

Enrique Pavón, humorista.

Vuyk, quien también es direc­tora de Aikumby, Centro de Altas Capacidades y Creatividad, dirigió una investigación hecha por alumnos de la rama de psicología que encontró que el humor fue una estrate­gia de afrontamiento que tuvo mucha importancia en esta crisis. “Hicimos una investi­gación con mis estudiantes del cuarto semestre de la Uni­versidad Católica de la carrera de psicología, métodos cientí­ficos, en la que medimos en tres momentos de pande­mia las estrategias de afron­tamiento que usan las per­sonas y su ansiedad, estrés y depresión, y encontramos que el humor es una estrate­gia que se usa y está ligada a un mayor bienestar”, explicó. Quizás este estudio podría ser una base para adentrarse aún más en el estudio de los efec­tos del humor en este tipo de situaciones críticas en nues­tro contexto local.

TV ANTITRISTEZA

La televisión es probable­mente el medio informa­tivo que más atención captó durante la pandemia. La situación particular que esta instaló a nivel mundial generó una proliferación de espacios informativos dedi­cados a actualizar sobre el tema y, además, hizo de la crisis sanitaria y económica en una especie de mono­tema nacional.

En medio de todo, la progra­mación de los canales ofre­cía también espacios un poco más distendidos y entre ellos, los que abordaban la no tan fácil temática del humor, teniendo en cuenta el con­texto. Un referente en este rubro es el actor cómico Enri­que Pavón, muy conocido por sus personajes como “El abuelo” o “Súper Mboriahu”.

Él recuerda cómo se vivía en los estudios por esos días en el covid-19 hacía pico. “Una vez que se prendían las luces ahí en el estudio entrábamos con todo con el equipo, pero también teníamos familiares y amigos graves en los hos­pitales, y eso pesa. A la hora de animar y dar humor lo hacíamos con todo y con res­ponsabilidad, un poco con el Jesús en la boca pensando en la posibilidad de que a alguno de nosotros nos podía tocar. Gracias a Dios las cosas ahora se van abriendo y estamos un poco más tranquilos”, afirmó el profesional de TV.

Pavón habla de una “misión”. “Cada vez que nos reuníamos antes de arrancar el pro­grama pensábamos en hacer lo mejor posible y tratar de entretener a la gente que por culpa de la pandemia perdió todo, a la gente que estaba emprendiendo tratar de alen­tarle y sacarle una sonrisa al que estaba triste, para poder dormir capaz un poco mejor. Humor para todos, para los chicos, para toda la familia. Creo que fue esa una misión para nosotros”, afirma.

Pero en esa misión de hacer reír, también, porque el momento lo requería, se debía tener claro el conte­nido. “Siempre todo lo que sea exagerar en el humor ya es un peligro, se puede decir que estamos siembre ‘sobre el filo de la navaja’, porque hasta hoy todo está delicado en el ambiente. Pero felizmente tenemos nuestra audiencia que siempre nos alentó y nos cuidó. Fue complicado en un momento, por ejemplo con el tema de las mascari­llas es muy difícil demostrar la expresión, que es funda­mental para el tipo de humor que hacemos. Otro secreto es que en ‘Tercer Tiempo’ siem­pre trabajamos en burbuja, y creo que gracias a eso no tuvi­mos muchos soldados caídos. Nos cuidamos entre todos y así fuimos zafando”, agrega.

EL INFALIBLE CHISTE

Una de las expresiones humo­rísticas con más tradición a nivel mundial es probable­mente el humor gráfico. Dos conocidos de nuestro medio y que saben bastante del tema son Melquides Melgarejo, conocido como “Melki”, y Jorge Torres, conocido como “Yor”. Ambos, dibujantes humoristas de mucha tra­yectoria, “pintaron” desde sus perspectivas cómo el humor fue no solo adaptán­dose, sino también nutrién­dose de la realidad y la actua­lidad de la situación.

“Melki” vive desde hace varios años en Canadá, desde donde sigue trabajando para medios paraguayos. ¿Es dife­rente el humor canadiense del humor paraguayo?, es la primera consulta que surge.

“Lo que percibí es que en Paraguay la gente seguía receptiva al humor, pero he visto más agresividad tam­bién, que se entiende por el contexto; es decir, gente que de repente reaccionaba mal, pero de todas formas hay una receptividad en las dos par­tes. Acá (en Canadá) tam­bién diría que hay agresivi­dad, pero no tanto, te diría que hubo gente un poco más deprimida antes que agre­siva. En general depende de las situaciones, hay temas que son un poco más universa­les, como es el de los ‘antiva­cuna’, esas creencias medio absurdas que tiene la gente sobre la vacuna, la ‘conspi­ranoia’, cosas que varían capaz un poquito de país a país, pero es básicamente lo mismo. Y otros temas que son más regionales, por el ejem­plo que Covax a nosotros nos esté jodiendo la vida es algo muy local, a diferencia de acá, que hace rato tienen todas las vacunas disponibles”, señaló al respecto.

En cierto sentido, el humor se nutrió de la pandemia y sus efectos para procesar esos elementos y devolverlos a los lectores en forma de chis­tes que quizás podían hacer menos traumática esa reali­dad. “Hay referencias que son inevitables, como relacionar las vacunas con las facturas de la Ande o Essap. Yo había hecho un dibujo que le gustó mucho a la gente: el tema del distanciamiento social, que en una parada de ómnibus estaban todos a dos metros y después se suben al autobús y estaban todos apretados. Son contradicciones inevitables que muchas veces uno no sabe ni cómo escapar de eso”.

Por su parte “Yor” se refirió a esas cotidianeidades que planteó la cuarentena y que también fueron insumos para el humor. “El tema de convivencia medio extraña que vino como consecuen­cia del encierro, tratando de ubicarnos en el contexto de una familia tipo, por ejemplo, estar con la suegra todo el día o el hecho de trabajar a dis­tancia, que uno puede estar en calzoncillos todo el día, yendo prácticamente del dor­mitorio a la sala. Son situacio­nes que uno se plantea para hacer chistes, las plantea por­que las pasó también”, señala el humorista.

Agrega otros factores, como esos personajes que antes eran casi invisibles, pero que con la dinámica de la crisis adqui­rieron una nueva dimensión, “como en el caso de los delivery por ejemplo, o el propio perso­nal de blanco, médicos y enfer­meras también”.

Ambos humoristas coinci­den en que fue todo un desa­fío desarrollar humor en este contexto. Por un lado “Yor” señala que “en ese ambiente de duda, de temor y hasta a veces enojo porque no lle­gaban nunca los insumos y parecía que todo caía sobre el ciudadano común nomás, el objetivo era por lo menos generarle un momento de dis­tensión al lector”. Y agrega un dato no menor: “en medio de todo, el humorista está pasando también por la misma realidad como ciuda­dano, entonces cuando hace un chiste debe administrar también su propia experien­cia o su propia rabia o dolor, ya que más de uno tiene un familiar enfermo. Obvia­mente que eso también uno transmite cuando habla de las cosas que se deberían hacer mejor y lo hace a tra­vés de un humor crítico”.

“Yo de repente lo que hago es insistir un poco más en el humor educando, un poquito más hacia la concienciación para el tema de agarrar las vacunas –señala “Melki” a su vez–, porque sin bien es cierto, los conspiranoicos dicen que no sabemos ni qué es y ese tipo de cosas, y se entiende el temor, tenés dos realidades: tenés ya la can­tidad de gente que murió de eso, amigos, familiares, y por el otro tenés una posibilidad de librarse de eso, entonces tenés que sí o sí elegir. No hay mucho que pensar ahí tam­poco. El humor es una forma de hacer pasar nuestras mise­rias, también tiene usos de crítica, de irreverencia y ese tipo de cosas, entonces siem­pre va a ser atractivo como objeto de consumo”.

EL HUMOR SE HACE VIRAL

Pablo Amarilla, comunicador

Otro de los “efectos” de la pandemia, en especial en las redes sociales, fue la combustión espontánea del humor y no necesariamente de los humoristas, sino de las personas en general, en forma casi proporcional a las malas noticias que se tenían a diario. Una de las herramientas por excelencia utilizadas por los internautas para el efecto fue el meme.

Pablo Amarilla es un comunicador que desde hace varios meses, como alternativa a esas malas noticias, comenzó a inundar su perfil de redes con memes humorísticos. Se convirtió en “memero”. Pero la idea fue también empezar a observar cómo esta pieza de humor digital se desarrollaba, cómo impactaba en las redes.

“En un principio el meme fue hecho como exclusividad de quienes tenían conocimiento de técnicas de diseño y la idea para poder hacerlo. Pero en el transcurso del tiempo la gente comenzó a tener ideas sin el conocimiento del diseño. Hoy el meme está al alcance de todos en su realización original o copiada y ‘arreglada’ por el nuevo dueño con noticias locales o regionales. El meme que se usa en otro país para algo parecido se traduce a nivel nacional desde el teléfono inteligente. Eso dio una multiplicación exponencial de la cantidad de materiales en las redes y sobre todo en los grupos de mensajería por celular”, explica el comunicador.

“Ese humor en las redes habla también de una capacidad muy particular de poder reírnos de nuestras desgracias. Aunque también, hablando siempre de la pandemia, hay un humor ‘ácido’ o más crítico, que tiene que ver, por ejemplo, con la falta de vacunas por inacción de las autoridades. El meme es una denuncia, es una forma de ridiculizar a los discursos, a los grandes titulares de los medios de comunicación tradicionales. El meme recoge la opinión de los que no tenían antes una forma de acceso a los grandes medios de comunicación para colocar su voz. El meme de por sí es revolucionario”, señala también.

Esa síntesis, en su aparente simpleza, resume varios elementos, según piensa Amarilla: “Es una forma de denuncia social, una forma de ridiculizar al poderoso, es la síntesis del humor, porque llega a todos sin costo y con alto impacto. Es revolucionario desde donde se lo mire”.

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