En una emotiva charla con Augusto dos Santos para el programa “Expresso” del canal GEN, la aclamada guitarrista paraguaya Berta Rojas habla sobre su vida y pasión, que podría resumirse en su amor a la guitarra. Esa compañera que la acompaña desde hace años en su recorrido por la vida, en los que ha cosechado amigos, premios, sueños, ahora le permite también trabajar en proyectos para promover y ayudar a jóvenes talentos paraguayos para encontrar caminos y esperanzas.

ADS: Berta, hay una frase que sonó inapelable aun­que podría tener mucha poesía abarcante, esta frase también sonó como un compromiso cuando un diario de Estados Uni­dos dice, Rojas tiene cla­ramente la música de Barrios, en su sangre. Muy poderoso, ¿no?

Fue el Washington Post. Son de esas situaciones que por ahí a uno le despierta, ¿no? Esta cuestión de afirmarse en nues­tra identidad. Y de pronto por ahí olvidamos eso porque que­remos parecernos a los músi­cos que producen las grandes potencias y a veces nos olvi­damos que es a nuestra voz la que quiere escuchar el mundo. Cómo suena la música para­guaya tocada por alguien que la conoce, que vivió en ese suelo. O que sintió ese sentimiento que tenemos en común todos lo que hemos dejado nuestra tierra y que no podemos vol­ver por diferentes razones. Entonces hay como una sen­sación de pertenencia y cuando este señor siente eso, fue como una afirmación de que ese camino que una por intui­ción va haciendo, pues quizás tuviera algo de cierto.

ADS: Antes de hablar jus­tamente de Berta Rojas, es esencial escucharte sobre Barrios. ¿Quién era ese señor, cómo es posible que un mitã'i de Misiones se convierte en diez años en un ser universal?

La cultura. Por la cultura que le rodeaba. Tenía uno de los bie­nes más preciados en el Para­guay en ese tiempo y hoy, que es una biblioteca. Tenía libros. Su madre era maestra de escuela, su padre llegó a ser cónsul. En su hogar se formaron poetas. Evidentemente aquella frase que acuñó Barrios que decía, para ser una buena música hay que beber en la fuente de la cultura. Entonces creo que cuando se piensa en ese mita’i hay que pensar también en su contexto, en lo que le rodeaba a ese mita’i. Por eso creo que la diferencia enorme que juega a favor de Barrios fue eso. Y el sentirse solo probablemente también en aquel tiempo, como músico o creador en Paraguay, que es una situa­ción que no ha cambiado. El que quiere ser músico o hacer arte en Paraguay, ya sea en el tiempo de Barrios o ahora, es lo mismo. La soledad infinita de aquel que está, quizás ade­lantado a su tiempo, y sobre todo adelantado a la com­presión que le puede brindar una sociedad que está en otro ritmo. Estos grandes creado­res nos desafía. Como sociedad no estamos dispuestos a esos desafíos. Entonces preferimos escuchar una décima versión de una obra que ya conocemos en las versiones que ya conoce­mos en lugar de darle lugar a algo nuevo, fresco. A algo que nos invite a descubrir.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

ADS: ¿Qué es lo que lo hace tan universal a Barrios?

Yo romantizo eso a veces y me gusta romantizar porque siento que quizás en esta respuesta un poco romántica está la res­puesta de la música de Barrios. Porque él escribe una música que nace de su corazón sin pre­tensión alguna, directa al cora­zón de su público. Un hombre que manejaba la guitarra con un virtuosismo innato. Y eso generaba destellos hace que el público también quede mara­villado. Queda un vacío enorme de llenar en la música de la gui­tarra clásica. Ese romanticismo latinoamericano. Afirmar esa identidad paraguaya y lati­noamericana que supo retra­tar muy bien en su música. Creo que la síntesis de lo clásico, de lo popular, de lo clásico can­tado con una técnica clásica y popular, con una armonía muy interesante, a la manera de los grandes virtuosos del romanti­cismo, creo que hace síntesis de la guitarra de Barrios y viene a ser un sonido que es único.

ADS: ¿Cómo fue que la guitarra y Berta Rojas se encontraron?

Nosotros con la guitarra veni­mos haciendo duo que no se puede ya romper, desde no sé, mis 7 o 8 años. Cuando iba a mi casa a darme clases el tío Emi Aiub, primera guitarra de los Hobbies. Ahí empieza el romance con la guitarra. Un romance que ya no se rompería en toda mi vida. Todos los días acudo a la guitarra, buscando paz, respuestas, buscando una conexión profunda con un lado mío que solamente se abre en el encuentro con la música.

ADS: Además del escenario, de tus presentaciones, del ensayo, hay encuentros más íntimos, espirituales con la guitarra?

Y la guitarra es una plataforma que permite un viaje hacia el interior, al interior tuyo. A través de la guitarra se abre la música y la música genera respuestas pero más genera preguntas. Y esas preguntas que se generan todos los días son las que me mantienen en el ejercicio diario de buscar las respuestas.

ADS: Después vinieron los maestros del Paraguay y luego los uruguayos en tu vida, ¿cómo fue eso?

Felipe Sosa y Violeta de Mes­tral son grandes maestros en el Paraguay a quienes debo muchísimo. Hay mucho de mi rajeo de Violeta y hay mucho en el respeto a la música, al arte, a la profesión de música del maestro Sosa. Y les debo a muchos otros maestros de pia­nos y música, como la profe­sora Rosa Mereles de López, profesor Luis Miranda que también he tenido el privile­gio de trabajar con él.

ADS: Y tu experiencia en ese plano de formación en Uru­guay, ¿qué recordás?

Uruguay me dio vuelta la cabeza. Porque me voy a encon­trar maestros como Abel Car­levaro, un gran estudioso de la guitarra, aparte un hombre muy curioso. Estaba siempre buscando nuevas alternativas para hacer las cosas que en la guitarra parecían imposibles no. Aparte, con una capacidad de sintetizar su pensamiento y plasmarlo en un método que hasta hoy se estudia. Cono­cerlo a Eduardo Fernández, un gran intelectual de la guitarra. Y conocer a gente, a pensado­res de la música de la escena latinoamericana, gente que constantemente nos desafía a pensar. Una vez leí una crí­tica muy hermosa en el diario el País. Fue de una de esas crí­ticas que me acompañarían toda la vida. No recuerdo las frases, pero nada, me pusie­ron allá arriba. Entonces yo iba feliz y me encuentro con Graciela Parasquevaidis en el camino y le muestro el diario y me dice ella “Las críticas, ni buenas ni malas, tienen que sacarte el sueño”. Así nomás, de un plumazo. Agarré el dia­rio, guardé en la cartera y fui caminando con ella.

ADS: Probablemente estoy saltando en el tiempo, pero después en rigor se produce como tu gran encuentro con Mangoré y esa especie de galope sudamericano con su música, eso ha sido tan consagratorio para el inicio de tu carrera, ¿no?

En 1992 fue que tuve la gran oportunidad de tocar en Lon­dres, esa fue una gran oportu­nidad. Yo me sentía como una guitarrista casi provinciana. Y bueno, ahí me tocó viajar, conocer el mundo, ver Europa, y bueno, ver qué camino ya no..

ADS: Sí, qué camino reco­rrido... Y Mangoré, estamos hablando de una gira que tuvo un público que ya cono­cía Mangoré o era hacerlo conocer?

Yo creo que estamos hablando ya de años después, cuando estuve con Paquito D’Rivera y echamos a andar tras las hue­llas de Mangoré, en ese entonces yo tenía un camino ya transi­tado en el camino de la guita­rra clásica, gané discos, creo que también el cariño de un público capaz de seguir invi­tándote, porque quizás llegar es una cosa pero que te sigan invi­tando es importante. Y así fue que tuve el apoyo del Banco Itaú y a través de ese apoyo me animo a plantear esta idea de hacer este recorrido de “Tras las huellas de Mangoré”, que fue más que nada hablar de Paraguay a tra­vés de la música de Mangoré. Pero llegar a las grandes salas de América Latina. En Bue­nos Aires, en Uruguay, en una de las salas más hermosas de América Latina, San Diego. Fui a hablar con Paquito D’Rivera y nos encontramos con este amor común en la música de Agustín Barrios, y él como es un músico tan nota­ble, tanto clásico como jazzís­tico, estas dos vertientes que se encuentran en la música de Agustín Barrios.

ADS: ¿Vivís, enseñás y pro­ducís en Estados Unidos, hace cuánto?

Ya hace varios años, con una pequeña parada en Paraguay. Viviendo ahora en Boston, enseñando en la Meca para la creatividad, que es la Berklee College of Music

ADS: Y ya que estamos hablando de Mangoré, es el sitio emblemático donde pudo haber ido y no fue, por cuestiones de salud y demás, ¿verdad?

No llega a los Estados Unidos. Es algo que siempre queda ahí. Si qué es lo que pasó. Si tenía la documentación, si era una cuestión de segregación racial, no sabíamos qué pudo haber sucedido. Lo concreto es que Agustín Pío Barrios no llegó. Y por eso es que fue muy signifi­cativo cuando me integro y ver que tiene una sala de concier­tos que se llama Berklee Perfo­mance Center, que es una sala impresionante, y en esa sala hacen ellos una serie que se llama una serie Berklee News, donde invitan a figuras muy importantes de la música, por ejemplo Gloria Estefan, Jorge Drexler, el que digas pasó por ahí. Y nos invitan con Paquito, a hacer un Berklee News, con la música de Agustín Barrios.

ADS: Quiero citarte cua­tro momentos que a mí me parece entrañables en tu carrera. Uno de ellos es la gira con Juan Cancio Barreto, porque fue esa conjunción tan impresionante entre lo clásico y popular. Hablanos de ese momento, por favor.

Trabajar con Juan Cancio es una enseñanza permanente, porque él es un sabio de la vida. Juan Cancio, el lado que la gente conoce del lado casi del humorista o guitarrista, que es fantástico, las cosas que hace Juan Cancio las imita todos pero nadie la va a vol­ver a hacer, porque Juan Can­cio hay uno solo. Y Juan Can­cio es el lado del arandu ka’aty (sabiduría popular). El otro día hablábamos y me dijo “Mi her­manita” y nos reímos mucho, nos acordamos de las aventu­ras que tuvimos. Estuvimos por todos lados. Qué cosa her­mosa fue. Y Juan Cancio dice siempre, todo lo que tenés es tu presente nomás. Este hoy, este ahora. Solo este tiempo es tuyo.

ADS: El tema de la identi­dad, que se dio con tanta fuerza en esa experiencia, a mí me pone feliz que hay grupos nuevos que están apostando a esa fusión de ritmos identitarios, ¿no?

Creo que es muy hermoso no tenerle miedo a la experimenta­ción. Creo que nos hace falta ese ñembosarái, bien entendido. Y hay fusiones que están llamadas a mantenerse y otras que están para ser eso, experimentación. No hay que tenerle miedo a eso. Quiero referirme a alguien que hizo una experimentación y le ha dado a su música una uni­versalidad y una contempora­neidad digna de destacar, Astor Piazzolla. Muy criticado por los tradicionalistas defensores del tango a la manera que estaban acostumbrados.

ADS: Hablaste de Piazzo­lla y me llevás al segundo momento, que es cuando te atreviste a visitar a la región tan entrañable como es el tango.

Increíble lo que puede la cara­durez, ¿no? Yo estaba muy motivada porque había escu­chado un disco antiguo de John Williams. Y ahí yo escuchaba una guitarra acompañada de una gran orquesta. Qué lindo poder jugar, o hacer una línea, porque los guitarristas esta­mos siempre ocupados. Y la gente no sé si da cuenta lo com­plicado que es hacer música en la guitarra clásica, la armonía, el contrapunto, todo..

ADS: Todo en el corazón de la guitarra...

Claro, es muchísima informa­ción que se va procesando. Y yo decía, la libertad de poder trabajar una línea.. hubo líneas un poco más sencillas, pero poder enfocar en la capacidad de canto de la guitarra, no.

ADS: Una pequeña cápsula pedagógica... qué es el canto de la guitarra...

Y el canto está en el oído, dentro de todas las complejidades que uno tiene que abordar, también está el canto. Sos una camerata Bariloche y un cantante, todo junto. O sos una gran orquesta sinfónica, con todas las líneas metidas allí.

ADS: Y lo que hace que te conjuntás con la Camerata Bariloche, por ejemplo, es darle más poder, darle mayor brillo al canto de tu guitarra...

Claro, y poder hacer lo que hace un violín. Un violín canta una línea. La guitarra entonces no tiene que estar tan ocupada en tantas otras cosas y puede can­tar. Por eso amo la capacidad del tango porque me convertí en una cantante de una orquesta. Porque la Camerata Bariloche no se puede creer lo que es.

ADS: ¿Y qué te dejó ese paseo por el tango?

Mucho aprendizaje, dema­siado. Me acuerdo, pero tam­bién tuvimos que grabar con Néstor Marconi, una de las músicas del Disco 2. Se sienta en el estudio, agarra la partitura, que además la iba a leer ahí, de primera vista. Y corrige la par­titura. “Esto está mal escrito” dice. Esa fue una lección muy grande. Músico popular, lec­tura de primera vista y ya corri­gió la parte que tenía en frente. Por eso estamos hablando de un nivel de músico muy superior. Por eso yo siempre le insto a la gente, a todos, que estudiemos. Nos hace bien.

ADS: ¿Creés que hay más gente estudiando?

Sí, muchísimo, muchísimo. Ahora tenés un lugar como la FADA para estudiar, sé que hay otros lugares más pero disculpen si no menciono, hablo de FADA porque sé que ahí están varios amigos que hacen un buen trabajo. Creo que es un lugar que va a dar mucho que hablar.

ADS: Sé que hay mil momen­tos en tu vida... lo de Gil­berto Gil fue estremecedor. Hablanos de tu etapa Brasil, un poquito.

Fue increíble, porque traba­jamos con la orquesta sinfó­nica nacional y fue un poco la alegría de saber que los cole­gas están dispuestos a acom­pañarte en esas aventuras musicales. Y nos animamos a invitarle a Toquinho, a Iván Luiz, y fue un momento increí­ble. Llegar a Río de Janeiro y grabar con el maestro Gil­berto, creo que son momen­tos para dar gracias a la vida. Aparte con el maestro Gil­berto no teníamos decidido qué íbamos a hacer. Y yo tenía ese sueño de que cantara una música paraguaya, porque tie­nen una forma de frasear que es diferente, y es mucho para aprender, al mismo tiempo que para ellos entrar al repertorio de la música paraguaya es un viaje muy hermoso, agrade­cen mucho, es una música que tiene una profundidad y letras muy romántica. Y se dio ese momento único, de poder can­tar con él, de estar en ese ins­tante de estar con esa música. Fue un momento de mucho agradecimiento a la vida.

ADS: Habrán sido encuen­tros muy fuertes, Argen­tina, con su tango, y Brasil con su música de la des­cendencia afro. Incluso en Paraguay hasta ahora la negritud está queriendo ser negada de nuestra his­toria... ¿Qué fueron ellos para la música en la región?

Se habla de que la influencia afro tiene su continuidad en la salsa, en los ritmos que tie­nen fuerte presencia percu­tiva. La música de influencia hispana, que pasa por la cha­carera, la samba, nuestros rit­mos, la polca, la guarania, son como orígenes distintos para las músicas que viven en Lati­noamérica.

ADS: ¿Qué es Ensamble Pu rory?

Ensamble Pu rory es un deseo de volcar en la juventud para­guaya, en los guitarristas para­guayos, algo de lo que aprendí andando por el mundo. Sabés Augusto que tuve la dicha de conocer 60 países. Es mucho. Y la cantidad de experiencia acumulada, no tuve la oportu­nidad de volcarla en los jóvenes de Paraguay. Y pensé enton­ces cómo poder hacer, para estar cerca de ellos y comen­tarles todo esto. Y aportar un poquito. Hoy tomar una clase al joven paraguayo en el exte­rior es caro. Hay como dificul­tades. Y hay una generación de guitarristas paraguayos muy notables, parecía que podía­mos hacer con estos jóvenes guitarristas en Paraguay para becarlos, no importaba de qué lugar en Paraguay estaban, para que vinieran una vez al mes y trabajaran juntos. Hubo gente de todo el Paraguay. Los chicos que eran menores de edad llegaban con una persona adulta, les pagábamos el hotel, el viático, y pasaban un día en el CCPA, que nos cedió sus ins­talaciones, y trabajamos en ese proyecto durante tres años. Son tres años ya que confiaron en nosotros y son iniciativas que tienen apoyo privado. Esos tres años permitieron que los chicos trabajaran en sus técni­cas, en la música de cámara, y también le enseñamos cosas por ejemplo de cómo manejar las redes sociales, la impor­tancia de cuidar mucho lo que vamos a decir, cómo, cuándo, de cuidar mucho esa posibi­lidad de hacer una carrera aunque no sea una palabra que me guste mucho.. Y para terminar esta historia de Pu Rory, tenemos un director de lujo, Javier Aquino, con Sonia Valiente como director aca­démica, con todo el equipo de producción, llegamos a tocar en el Centro Cultural Kirch­ner, con el público de pie. Chi­cos paraguayos. Fue un trabajo muy hermoso. Y hoy los veo, siempre estamos en contacto, nos seguimos en redes socia­les. Es muy lindo el trabajo de la música de cámara Augusto.

ADS: Hoy probablemente la generación de músicos ha sido tan importante en diferentes frentes, pero también esa experiencia que se dio en el interior, de conformar orquestas y compañía, que proba­blemente vamos a tener mucho Pu Rory y de cali­dad en Paraguay.

Yo creo que sí. Sobre todo ini­ciativas de los chicos. Yo sentí la necesidad de esta experien­cia, me siento feliz de haberlo hecho. Y ahora ya dependerá de ellos lo que quieran hacer con sus vidas. Pero hay mate­rial. Hay material hermoso, talento maravilloso y hay gente buena.

ADS: Los abuelos decían, los músicos siempre son gente buena...

No siempre, pero muchas veces...

ADS: Tu proyecto de futuro inmediato, a largo plazo.

Por ahora es prepararme para los inicios de clases que arrancan en setiembre, el 19 de agosto toco acá y a partir de octubre arrancan los concier­tos. Está Finlandia, hay posi­bilidad de Nueva York, hay algunas cosas ahí. Hay bas­tante trabajo, gracias a Dios. Y ahora la ilusión que nos genera trabajar con Jeporeka.

ADS: Hablanos de eso por favor.

Empezamos el año pasado, cuando dejamos de traba­jar en Pu rory sentimos que habíamos llegado a concre­tar lo que buscamos en eso. Que ya estaba bien plantadas las ideas. Entonces hablando de poner la mirada, nos pare­ció que la composición podía ser una buena oportunidad. Apoyar la creatividad. En un país memorista, que no favorece mucho a la creati­vidad. Y así iniciamos la pri­mera parte de Jeporeka, que nos toca en pandemia. Íba­mos a trabajar en Marianela. Y ahora por este tema ahora cambió a forma virtual. Y los chicos que son 11, escri­bieron diez composiciones a partir de palabras que sin­tetizaban la pandemia. Eso dio lugar a esta hermosas diez obras que fueron escritas para Jeporeka 2020 y que ya fueron grabadas en estudio. Y ahora en el 2021 ya tene­mos tres veces más de parti­cipantes y nuestro enfoque es la canción. Porque tenemos que pensar en una canción, como “imagine” de John Len­non, te das cuenta del poder de una canción. Y yo quería saber si podíamos trasladar a ese mundo de la composi­ción, entonces viene la idea de hacer grupos de trabajo. Elegimos 10 compositores, 10 escritores y 10 cantantes, las 3 partes de una canción. La música, la letra y quién va a dar el mensaje. Hicimos entonces el desafío de poder a los tres trabajar, porque ese ejercicio de la vida en solida­ridad es lo que nos va a sacar en adelante en este momento. Apostar y apoyar en las debili­dades al otro. Y ese es el ejer­cicio que vamos a hacer en Jeporeka. Este fin de semana ya vamos a trabajar con los 30 jóvenes que son de todo el país.

ADS: Transformaste una letra personal en una pode­rosa bandera de lucha con­tra el cáncer de mama. Qué miradas te dejó esa tarea?

La sabiduría de Juan Cancio. El hoy es todo lo que tengo. Entonces vamos a vivir, a dis­frutar, vamos a ser felices. Ayer ya fue, mañana será. Así es.

Dejanos tu comentario