Por Ricardo Rivas, periodista, Twitter: @RtrivasRivas

¿De qué hablan?, me pregunté en el mismísimo instante en que me refugié, como cada viernes, en la vieja mecedora, frente a los leños crepitantes cuando el inicio del sábado es inminente. El frío aire sureño que circulaba con algo de fuerza desde la Patagonia hacía que los termómetros no escalaran más allá de los tres grados. El móvil no dejaba de vibrar. Las llamadas y los mensajes llegaban desde todas partes. Especialmente desde América Latina. Incluso, alguno llegó desde la mismísima Madrid. El miércoles –36 horas antes– un mandatario latinoamericano, el presidente Alberto Fernández, frente al jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, sostuvo que “los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos en los barcos de Europa”. Así se encendieron las mechas de las indignaciones. Las redes desbordaron con memes que iban y venían con velocidades sorprendentes. Los mensajes, aunque en joda, también eran racistas.

Los portales digitales de noticias no se quedaban atrás. “¡Increíble!”, decían algunos de ellos. “Vergüenza”, destacaban otros. “Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos en los barcos de Europa. Así construimos nuestra sociedad”. La frase completa. ¿Infortunio? ¿Lamentable error? Todo es posible.

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LITTO SINTETIZA

Fernández precisó en un mensaje a través de su cuenta personal (@alferdez) en la red Twitter: “‘Quería que fuera una frase (Zamba) que hable de nosotros. Y de esta tierra que amamos (Latinoamérica). Y es mezcla de todos’. Litto Nebbia sintetiza mejor que yo el sentido real de mis palabras”, en un tema que escribió cuando estaba exiliado en México y grabó después que regresó a la Argentina, en 1982. También llegaron las excusas presidenciales desde Instagram: “A nadie quise ofender, de todas formas, quien se haya sentido ofendido o invisibilizado, desde ya mis disculpas”. Sería injusto descreer de su arrepentimiento, aunque no haya publicado la palabra arrepentido. Es de buena persona reconocer errores públicos, públicamente.

Esta noche no hay tiempo para el copón. El mate es mi compañero. Con cascaritas de limón y unas gotas de ginebra, como alguna vez, décadas atrás, en su casa, me recomendó el querido amigo Horacio Guaraní. La memoria voló. Noviembre del 2019. Golpe de Estado en Bolivia. El presidente Evo Morales Ayma renunció.

Los presidentes de México, Manuel López Obrador; y Argentina, Alberto F., fueron en su ayuda. “Lo que ocurre en Bolivia es que hay una clase dominante que no se resigna a perder el poder en manos de un presidente que es el primer presidente boliviano que se parece a los bolivianos. Eso es todo lo que pasa”, explicó Fernández sobre los graves sucesos en la Plurinacional Bolivia. ¿Qué dijo cuándo dijo lo que dijo? ¿Qué significa la expresión “se parece a los bolivianos”? Poco más de un año antes, el 25 de enero del 2018, el presidente Mauricio Macri (2015-2019), en el Foro de Davos, cuando abogó para concretar un tratado entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), dijo algo parecido. “Yo creo que la asociación entre el Mercosur y la Unión Europea es natural porque en Sudamérica todos somos descendientes de europeos”.

MACRI TAMBIÉN

Sorprendente interpretación y, por qué no, inesperada negación. Seguramente involuntaria. La hija menor del ex mandatario, Antonia (9), es fruto de su matrimonio con la señora Juliana Awada, de ancestros medio orientales. La arabidad también llegó hasta estas tierras. No todos ni todas somos descendientes de europeos. La ideología del “abuelito único” se derrumbó científicamente en no pocas oportunidades aunque se intenten variadísimas formas de ocultamiento. No parecen casos aislados esas ideas entre las élites que llegan al poder. Lamentable, si así fuera. Para quien quiera saberlo. “Poco más del 8,5% de la población de América Latina y el Caribe son pueblos originarios, leí unos meses atrás en un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En la Aldea Global llega al 19%. 476 millones de personas. Como áreas perfectamente definidas, Latinoamérica y el Caribe es la que tiene la proporción más alta en el mundo para ese indicador”.

Otro matecito es imprescindible para tararear. “Salgo a caminar por la cintura cósmica del Sur/Piso en la región más vegetal del viento y de la luz/Siento al caminar toda la piel de América en mi piel/Y anda en mi sangre un río que libera en mi voz su caudal/Sol de Alto Perú, rostro Bolivia, estaño y soledad/Un verde Brasil, besa mi Chile, cobre y mineral/Subo desde el Sur hacia la entraña América y total/Pura raíz de un grito destinado a crecer y a estallar/Todas las voces todas, todas las manos todas/Toda la sangre puede ser canción en el viento/Canta conmigo, canta, hermano americano/ Libera tu esperanza con un grito en la voz/Todas las voces todas, todas las manos todas/Toda la sangre puede ser canción en el viento/ Canta conmigo, canta, hermano americano/Libera tu esperanza con un grito en la voz…” Isella y Tejada Gómez, lo tenían claro.

Varias generaciones cantamos con ellos cuando soñamos y pensamos en la Patria Grande. Parecería que no existen límites para que ofensivas ocurrencias vernáculas –que en no pocos casos se celebran con carcajadas– tengan el respetuoso equilibrio por la otredad y que de ellas no emerja lo que, cuando la crítica aprieta o golpea implacable, se adjudique a “una expresión desafortunada” o a un decir “involuntario con el que no se pretendió ofender a nadie”.

Felipe Solá: “Gaza es como La Matanza, los judíos son más inteligentes…”.

EL USO DEL LENGUAJE

Umberto Eco sostenía que el uso del lenguaje también da cuenta de una forma de pensar. La comunicación “no es una cuestión de ideologías sino de culturas”, sostiene Jesús Martin-Barbero. No todas las palabras significan lo mismo en todas partes. Escribir “gracias negrito”, el 29 de noviembre del 2020, en Instagram, para responder a un amigo que lo felicitó a Edinson Cavani, una estrella rioplatense, descollante en el ecosistema del fútbol inglés, uruguayo, le costó 100 mil libras esterlinas y tres partidos sin jugar en su equipo, el Manchester United. La Asociación del Fútbol (FA, por su sigla en inglés), no lo dejó pasar. Pocas palabras significan lo mismo en todas partes.

Para aquella asociación “negrito” es “insultante, abusivo e impropio” y consideró como “agravante” que Cavani se refiriera a esa persona por su “color, [por] la raza o [por] el origen étnico”. Incomprensible en estas tierras. Imperdonable, en aquellas. En mayo pasado, el papa Francisco, en el transcurso de la audiencia general de los miércoles, cuando un grupo de sacerdotes brasileños le pidió que “rece por el pueblo de Brasil”, les gastó una broma. Pleno de simpatía, sonriente, pícaro, el Pontífice [hacedor de puentes], respondió: “Ustedes, no tienen salvación. Mucha cachaza y poca oración”.

Porteñidad argentina al palo. El canciller Felipe Solá, cuando la más reciente situación bélica entre la milicia Hamás y el Estado de Israel, al ser consultado por la prensa para saber por qué Argentina votó contra las autoridades de Tel Aviv en las Naciones Unidas, respondió: “Gaza se parece a La Matanza [un municipio bonaerense cercano a la capital argentina con grandes concentraciones de poblaciones vulnerables], y los judíos son más inteligentes y tienen más armamentos que los palestinos. Por eso nosotros creemos que los ataques de Israel a Gaza son desproporcionados”. Decidí no buscar más.

Cinco siglos atrás, un enorme debate ético y filosófico se inició entre los poderosos y las poderosas de entonces que procuraban darle sentido moral a la inhumana persecución de las y los diferentes de aquellos años. Codicia, tal vez, el disvalor más frecuente por entonces [y por estos tiempos], era también el primero de los pasos para intentar dominaciones y hegemonías. La traición – inestimable herramienta política– estaba [¿está?] en todas partes. Casi siempre, precedía a la instancia de la guerra. Tiempos complicados. También sangrientos y crueles. El largo brazo de Torquemada [Tomás, fraile dominico], el inquisidor, que implacable e impiadoso iba tras los judíos conversos o no, a los que acusaban de avaricia o, más aún, de ser los asesinos de Jesucristo, por un lado; o, las filosas espadas de los ejércitos de Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, respectivamente, que “en el nombre de Dios” avanzaron con histórica crueldad sobre el Al-Ándalus, por el otro, hicieron con las vidas de aldeanas y aldeanos el mapa de la pavura hasta que cayó la Alhambra y bastante más allá de aquel dramático punto de inflexión epocal e histórico.

Mauricio Macri: “Los sudamericanos somos europeos”.

CONSTRUYENDO “OTREDADES”

La construcción de otredades negativas era [y es] el primero de los pasos para la eliminación de las y los diferentes. De las y los desconocidos. De las y los raros. De las y los que no creen o de las y los que descreen de lo que el poder dominante cree. Así eran, muchas de las disputas de entonces. Así se dirimía el poder. El 12 de octubre de 1492, el comerciante genovés Cristóbal Colón, también llamado “almirante”, en nombre de la reina Isabel desembarcó en Guanahani. Se inició una etapa de sucesivas violencias ejercidas sobre los habitantes originarios de lo que poco más tarde comenzó a llamarse América. Otros navegantes arribaron después. Financiados por España y Portugal buscaban especias. Encontraron oro y plata. Corrían los siglos XV y XVI cuando quienes proponían una economía extractiva y sin aduanas, apostaron a la invisibilización de las etnias que habitaban estos extensos territorios desde tiempos ancestrales. No fueron pocos ni pocas los que, entre los locales, entendieron necesario congraciarse con los recién llegados que, en algunos casos, retribuyeron económicamente a quienes así se comportaron. Se construyeron nuevas élites que no ahorraron gestos para mantener algunos privilegios.

Cuando comenzaba el siglo XX, el entonces presidente argentino, Julio Argentino Roca –también general que comandó la avanzada militar sobre la Patagonia entre 1872 y 1885 contra quienes habitaban aquellas tierras desde varios siglos– decidió cambiar la letra del Himno Nacional original, de 32 estrofas. A través del decreto 30/03/1900 ordenó abreviar ese símbolo nacional. “El himno contiene frases que fueron escritas con propósitos transitorios, las que hace tiempo han perdido su carácter de actualidad”, fundamenta aquella orden. Y luego aclara que, aquel con texto histórico escrito por Vicente López y Planes se “mortifican el patriotismo del pueblo español y no son compatibles con las relaciones internacionales de amistad, unión y concordia” entre Argentina y España. “Cada uno da lo que recibe/Y luego recibe lo que da/ Nada es más simple/No hay otra norma/Nada se pierde/ Todo se transforma”, canta el rioplatense Jorge Drexler. ¿Aplicará solo al amor ese texto sencillo y formidable?

El mate ya no está caliente. Más bien, regala tibieza. Rechazo los juicios de valor. Por esa simple razón, no los hago. Me niego rotundamente.

Tampoco creo que las palabras solo sirvan para aplicar a relatos determinados. Kénosis –de origen griego y uso habitual en los textos de teología cristiana– es una de ellas. A la luz de los hechos, que siempre prefiero considerar involuntarios, aunque algunas prácticas reiteradas los hacen aparecer como posiblemente volitivos, induce a pensar que líderes y lideresas de la nada –que cada día parecen extenderse más en la Aldea Global– con pensamientos on demand, en cada oportunidad que lo creen necesario para alcanzar sus fines, hacen la kénosis de sus voluntades para ser completamente receptivos de la voluntad de aquellas o aquellos con los que quieran empatizar. No le echen la culpa a Nitto Nebbia, un enorme creador popular. “Llegamos de los barcos” es nada más y nada menos que poesía. Casi lo olvido y creo que es relevante saberlo. “Kénosis” quiere decir vaciamiento.

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