Fabiola González, fabiola.gonzalez@gruponacion.com.py

Fotos: gentileza-archivo La Nación

Cada 31 de mayo conmemoramos el “Día nacional de la lucha contra el maltrato, abuso sexual y laboral de niñas, niños y adolescentes”, en memoria al crimen de Felicita Estigarribia; una vendedora de mandarinas de 11 años, que fue encontrada muerta y con signos de haber sido abusada sexualmente, al pie del cerro de Yaguarón.

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YSAPY

El tormento en varios infantes solo se puede evitar con la protección de los adultos, pero ¿a quiénes pueden acudir ellos cuando están conviviendo con el agresor? La siguiente es la historia de Ysapy (nombre ficticio) una mujer adulta que desde sus primeros años de vida, resistió a varios abusos con las promesas de que le esperaba un futuro mejor:

LN.- ¿CÓMO RECORDÁS TU INFANCIA?

Recuerdo varias etapas en mi infancia; en primer lugar cuando fui muy feliz jugando con otros niños en un campo en la casa de mi abuela cercana a una laguna, pero luego recuerdo otros momentos muy tristes, dónde me llevaron a la casa de una tía como criadita, tenía siete años y mi abuela me explicó que éramos pobres y que tenía que irme por mi bien, yo le amaba y entendía la necesidad que existía… pero no entendía porque tenía que dejarla. Esas dos etapas las recuerdo. La primera, de mucha felicidad; y la segunda, de incesante angustia. Era un ir y venir constante a varias casas, en las que fui muy maltratada y era difícil porque yo no entendía mucho, yo solamente le extrañaba a mi abuela y no sabía a quién debía querer, odiaba a todos los demás.

LN.- ¿Vos sabías lo que era el criadazgo? ¿Te explicaron lo que tenías que hacer? ¿Las obligaciones con las que tenías que cumplir?

No sabía lo que era criadazgo. Sí sabía que tenía que trabajar y trabajar. Pasé muchas cosas: hambre, enfermedades, solita en una pieza, tenía una sola ropa y una sola bombacha, tenía que lavar y usar, y si se rompía era lo único que tenía. No me explicaban mucho, yo apenas iba al primer grado y tenía que repasar la casa, limpiar la cocina y destrancar las cañerías, eso era algo horrible y me daba mucho asco, pero tenía que hacerlo.

LN.- ¿Cuando decís “ir y venir y luego ir y venir”, es que estuviste haciendo lo mismo para distintas familias? ¿A vos te pagaban por lo que hacías?

Fueron varias casas, la promesa era la misma… que me iban a hacer estudiar. Además lo principal era que mi abuela no tenía manera de mantenerme, ella era partera, le daban propinas por lo que hacía y el dinero no alcanzaba. Entonces con el objetivo de que me iban a hacer estudiar ella me explicaba que por mi bien tenía que irme, tenía que trabajar.

LN.- Tantas promesas del “por tu bien” alguna vez en esos años, ¿sentiste que realmente era un bien lo que recibías?

Y no, uno no dimensiona si era por mi bien o no, lo único que yo pensaba era que quería estar con mi abuela y la explicación que ella me daba “che ko che mboriahu ha reiko porata nde tia rógape, ape nda jarekoi mba’eve che memby ha che aipota reestudiá” quiero que estudies y que seas alguien en la vida me decía mi abuelita, el amor inmenso que yo le tenía era lo que me mantenía de pie pero no dimensionaba si era un bien o no lo que vivía, para mi yo era un equipaje… un rato aquí, otro rato allá, siempre irme, siempre lista para irme a cualquier otro destino.

LN.- ¿Con qué soñaba ese equipaje? ¿Cuál era el destino que añoraba?

Soñaba con vivir eternamente con mi abuela, ese era mi sueño, yo me iba a visitarla y no quería alejarme más de ella, le abrazaba fuerte y le pedía que no me deje más ir, que yo quisiera estar con ella… y mi abuela me repetía la misma historia: éramos pobres. Yo aprendí a hacer sombrero para sobrevivir, para tener para el pasaje, pero trabajar para mí ya no era nada, yo soñaba con estudiar pero viviendo con mi abuela.

LN.- Hoy, que sos una mujer adulta y entendés que esa niña que fuiste tenía derechos, vos podrías contarnos ¿qué derechos de esa pequeña fueron violentados?

Todos mis derechos fueron violentados, de ser feliz, de tener una infancia, de poder amar, de pertenecer a una familia. En todos los sentidos mis derechos fueron violentados, en todos los sentidos. Nunca tuve estabilidad y mucho menos, un hogar.

LN.- ¿Cómo escapabas mentalmente de los momentos difíciles que te tocaban? ¿En qué te refugiabas?

Me refugiaba en el pensamiento y en la esperanza. Recordaba que con mi abuela nos arrodillábamos antes de dormir a rezar el Padrenuestro, ella rezaba por todos sus hijos y yo en eso me refugiaba, le pedía a Dios volver con mi abuela. También me refugiaba en mis tareas, de lo poco que fui a la escuela, me gustaba mucho dibujar y lo hacía muy bien. Pero no me daban la oportunidad de estudiar porque tenía que hacer muchas cosas en la casa, tenía que trabajar. Me mantenía la esperanza de volver con mi abuelita.

LN.- Además del daño emocional que te hacía el estar lejos de tu abuela ¿a qué te exponías? ¿También existió daño físico?

Yo estaba en constante peligro, no estaba a salvo de nada y nunca tuve protección de nadie, no sabía ni cómo salvarme. Desde muy pequeña tuve tantas responsabilidades, incluso cuando vino mi mamá a llevarme a la Argentina, y me hacía pasar vergüenza, me retaba por todo, me exigía que yo debiera saber todo. Entonces, ¿cómo podría salir yo del peligro si no podía contar con nadie, ni siquiera con mi mamá? Por las noches yo sentía que alguien me manoseaba, me tocaba y yo gritaba, pedía auxilio y nadie me escuchaba. En una noche fueron sucesivos los toqueteos y yo intenté abrir la puerta y correr y él me atacó. ¿Y cómo haces si en tu casa está el peligro y no tenés protección? En eso llegó mi mamá y después me llevó nuevamente a otra casa, con otro extraño… y qué más te puedo contar.

LN.- ¿Cuándo decís y nuevamente otro extraño, es porque esas pesadillas de las noches se tornaban reales una vez más? ¿Le contabas a alguien de esos abusos físicos?

Sí. Otro extraño. Ni mi mamá me quería, si estaban abusando de tu hija y vos le llevás a otro lado, y le tirás por ahí, a lo mejor era lo que podía hacer. Volvés a ser criada nuevamente. Me mandaban a hacer las compras y yo tenía miedo en la calle porque me cruzaba con mi abusador. Yo vivía con miedo. No tenía contacto con nadie de mi familia. Me quedé hasta los once o doce años en esa casa y yo quería volver con mi abuela. Volvió la historia de no tener dinero, empecé a hacer sombreros para mantenerme con mi abuela porque quería terminar mi quinto grado. “Nadie nos va a regalar nada”, me decía.

LN.- ¿Cómo aprendiste a vivir con ese dolor que arrastrás de la infancia? ¿Cómo pasan los años para una persona a la que obligaron saltarse una etapa en la que la familia y la sociedad entera debían proteger?

Yo culpé a todos de mi situación, a mi papá, a mi mamá… me volví rebelde, peleaba con todos. Mi papá me buscó cuando yo cumplí los catorce años y me quitó del lado de mi abuela, y la promesa nuevamente de hacerme estudiar. “Para que seas gente, andate, mi hija” me dijo abuela. Yo no tenía poder de decisión en mi vida. Yo nunca tuve derechos a quedarme dormida un poquito más en la cama, al ser rebelde mi papá me lastimaba con cables o sillas y me tiraba por la cara cualquier cosa… La pesadilla volvió. Me prohibieron visitarle a mi abuela, cuando me escapé para ir a verla, ella ya estaba en un cajón.

LN.- Ysapy, si yo te dijera que esa niña que tanto soñaba con estudiar hoy te puede leer, ¿qué le dirías?

Me gustaría decirle que a pesar de las dificultades, sin mamá o papá... la vida te hace fuerte igual, te protege un Dios y sobre todas las cosas, creé en vos, vos podés, que si a vos nadie te cuidó vos podés cuidar a otros, podés contar lo que está pasando.

La obligación de proteger

La ministra Teresa Martínez, encargada del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, refiere la importancia de que todos entendamos que el maltrato físico, el abuso sexual y la explotación laboral son vulneraciones en los derechos de los menores, y que todos aquellos adultos que tengan conocimiento de estos hechos y no lo denuncien, son simplemente cómplices.

Ysapy es el nombre ficticio de una mujer ya adulta que nos relata su triste experiencia en la infancia.
María Teresa Martínez, ministra del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna).

LN.- ¿Qué estrategias implementan desde Minna para contrarrestar los abusos?

Estamos con tres líneas de acción, para el área de la prevención estamos con campañas, talleres comunitarios, para cambiar pautas de crianzas, buscando recuperar entornos de los niños, articulando acciones con quienes tienen la responsabilidad de la atención, con Salud Pública, Defensoría de la Niñez y Juzgados y en la parte de persecución con el Ministerio Público y la Policía Nacional, estamos instalando mejoras en los servicios de fono ayuda como con el dispositivo de respuesta inmediata para contrarrestar estos hechos.

LN.- Cero tolerancias al abuso en los niños, pareciera ser un mensaje muy simple, ¿por qué seguimos como sociedad normalizando la violencia?

Realmente porque es algo que está muy enquistado en la sociedad paraguaya, los niños son vistos como un objeto ya sea de ira o de placer, eso es lo que buscamos erradicar por eso nuestras campañas son permanentes, tenemos que desnaturalizar el abuso sexual de niños, sacarlo del contexto de algo normal, se trata de un crimen. Hay que sancionar pero por sobre todas las cosas prevenir y evitar que más niñas, niños y adolescentes sean víctimas de esto.

LN.- Según datos estadísticos se registraron 30% menos de denuncias de abuso sexual, en comparación al primer cuatrimestre del año pasado, ¿a qué situación consideran que responde esto?

Nosotros en atención al análisis que hicimos consideramos que se trata de un resultado positivo de las campañas que hacemos, las personas ya se sienten observadas, esto de “todos somos responsables” y “Hace tu parte” ha demostrado que las denuncias fueron realizadas mayoritariamente por vecinos, agentes comunitarios, estamos ya viendo lo que ocurre no solamente mirando, ese involucramiento de las personas eso de saber que están siendo observados desalienta la comisión de estos hechos, eso para nosotros es un augurio muy importante pero de ninguna manera significa que tenemos que bajar la guardia.

LN.- ¿Existe alguna relación entre la violencia y la condición económica en la que vive el niño?

No es en la pobreza nomas que se dan estos hechos, sí es más visible porque en la pobreza están más expuestos, pero se da en todos los estratos sociales, la carencia de recursos hace más proclive que la gente se violente y lo hagan hacia los niños.

LN.- ¿Quiénes pueden ayudar y cómo pueden hacerlo?

Todos, todos somos responsables, nadie queda afuera de la posibilidad de ayudar, tratar de parar la violencia, denunciar o intervenir. Si se tiene la posibilidad de acogimiento, tener la sensibilidad de formar parte de estos programas, todos podemos ayudar a reducir estos hechos.

LN.- ¿La omisión de un hecho por parte de un adulto también puede ser considerado maltrato?

El art. 5 del Código de la Niñez establece que cualquier ciudadano al igual que en la Constitución Nacional en su artículo 54, cualquier ciudadano puede denunciar estos hechos, sino somos cómplices.

LN.- Si hay una víctima debe existir un victimario, a nivel de justicia ¿qué tanto crecimos en lo que tiene que ver con sucesos de vulneración de derechos de los niños?

Aumentaron las condenas, pero cuando hablamos de un nivel de justicia hay otros elementos que son preponderantes para la conclusión de una condena, que a veces se puede obtener pero a veces no, si el procesamiento de alguien significa una re victimización de los niños, no puede sustentarse en eso, el resultado condena en su re victimización, es complejo pero hay avances.

LN.- La pandemia y el encierro tienen la particularidad de que en muchos de los casos las víctimas, tienen que convivir con sus agresores, ¿a quién pedir auxilio entonces?

Tenemos la línea 147 que se ha demostrado en este contexto de la pandemia que los propios niños han llamado a pedir auxilio, tenemos casos emblemáticos…como lo ocurrido con una niña de Itapúa que se la pudo localizar a través de la ubicación de su teléfono. Además hay otras líneas como el 911, si es que no pueden salir, si pueden hacerlo están las CODENIS

LN.- En el marco del confinamiento, la invisibilización de los niños también podría ser una violencia, justificada o no con la intención de resguardarlos del covid19 ¿Podríamos referirnos también sobre eso? hacer un mea culpa quizás de lo que fallamos y detallar lo que conseguimos.

En la primera etapa de la pandemia, al no conocer mucho del Covid19 lo más seguro era resguardar a los niños de la situación, esa invisibilización de los niños generó mucha preocupación, hay cosas que se van corrigiendo y vemos que necesitan una protección especial también contra esta enfermedad.

Varios tipos de violencia

Para Licia Martínez, psicóloga infantil, el castigo físico a un niño es maltrato, y comparte algunas señales a las que un adulto debe estar pendiente para detectar hechos de abusos.

LN.- ¿Cuáles son los tipos de violencias y en qué ámbitos suceden?

Las violencias pueden ser evidentes como las físicas, golpes, tirones de oreja o pelo; psicológicas mediante ofensas, gritos o desvalorización, puede ser sexual o hasta institucional, cuando no le brindan los servicios necesario.

LN.- ¿Cómo saber cuándo el entorno del niño es un riesgo para él?

Cuando se ve al niño en consultorio con rasgos de desnutrición, enfermedad sin atender, bajo los efectos de alguna sustancia. Cuando la familia tiene estilos violentos de relacionarse. Pobreza que impide acceso a servicios, alimentos, salud. Familia con problemas de salud física o mental, discapacidad que impide el cuidado de los niños, padres violentos y adultos que no supervisan o cuidan los juegos

LN.- ¿Se puede prevenir el maltrato infantil?

Se puede, controlándonos ante situaciones que requieren corregir y disciplinar, para aplicar estrategias no violentas, gritos, golpes, negligencias. Enseñando a los niños sobre las violencias y como ellos no deben ser violentos con los demás y saber comunicarse. Siendo los modelos de conducta sin violencia. Ante violencias buscar ayuda.

LN.- ¿Cuáles son las conductas que nos pueden indicar que un chico está en peligro?

Que un niño tenga reacciones de cuidado cuando deseamos darle afecto, se cubre el rostro con el brazo. Presenta marcas en el cuerpo, moretones, accidentes frecuentes. Cambios drásticos de conducta en alimentación, en el sueño, en el control de esfínteres. Algunos niños dejan de comunicarse como lo hacían. Lloran sin causa aparente.

LN.- ¿Cómo se crea un ambiente de confianza con un niño vulnerado?

Lo primero es la actitud abierta y flexible, darle su espacio y tiempo para hablar. Cuidarlo y proveerle de sus necesidades básicas. Sobre todo escucharlo sin juzgar. Ayuda recordar cómo nos sentíamos de niños para empatizar, a veces es miedo a que lo maltraten lo que hace que se proteja con conductas agresivas o de aislamiento. Pero tratar a un niño con respeto y afecto abre la posibilidad de poder llegar a él y ayudarlo

LN.- Las consecuencias del encierro en los niños, el retroceso en el lenguaje, la conducta agresiva por el estrés, cortamos vínculos y limitamos relación con sus grupos, ¿eso también es violencia?

Si no compensamos con actividades de juego y le damos atención de calidad y cariño en casa, hablando con ellos compartiendo y explicando el encierro, y el aislamiento, representan un tipo de violencia.

Licenciada Licia Martínez, psicóloga infantil.

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