El fallecimiento de la reconocida escritora, docente, periodista y figura de los medios de comunicación Nila López la semana pasada causó hondo pesar en los diferentes ámbitos en los que ella desarrolló su extensa y exitosa carrera como periodista, poeta, escritora y presentadora de televisión y radio. La recuerdan sus colegas y amigas, la escritora y docente Raquel Chaves, la escritora y periodista Lita Pérez Cáceres y la escritora y periodista Milia Gayoso Manzur.

Fotos GENTILEZA DE MILIA GAYOSO MANZUR Y ARCHIVO

El fallecimiento de Nila López la semana pasada causó estupor en el mundo de la cultura y el arte. La Sociedad de Escrito­res del Paraguay, de la que era miembro, resumió su prolí­fica vida y obra en un comu­nicado dedicado a honrar sus memoria, así como nume­rosas organizaciones como EPA (Escritoras Paraguayas Asociadas) de la que fue pre­sidenta, además de institu­ciones educativas, culturales y numerosos referentes del mundo de la cultura nacional e internacional.

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Las tres amigas que recuerdan a Nila en este espacio (de izq. a der.) Raquel Chaves, Nila López, Lita Pérez Cáceres y Milia Gayoso Manzur, en uno de los tantos encuentros para hablar de literatura y más.

Nila López nació en Concep­ción, el 27 de marzo de 1954, y ha sido considerada como una de las grandes revelaciones de la poesía paraguaya con­temporánea, desde fines de los años 80. De amplia y reco­nocida trayectoria como poe­tisa, dramaturga, periodista, actriz y en la docencia. Ejer­ció la docencia en numero­sas instituciones educativas del país. Fue durante cinco años directora del Departa­mento Cultural del Centro Cultural Paraguayo Ameri­cano y encargada de activida­des culturales de la Embajada de Israel. Fundó la Editorial Coraje y la escuela El jardín de Mafalda. Fue directora de Libro y la Lectura y directora general de Promoción y Difu­sión de Industrias Cultura­les en el Ministerio de Edu­cación y Cultura; además de presidenta de EPA, Escrito­ras Paraguayas Asociadas. Sus trabajos periodísticos se publicaron en los diarios La Tribuna, Hoy, Abc Color y Última Hora. Fue directora de la Revista dominical de El Diario Noticias y de suple­mentos culturales de otros medios. Como actriz parti­cipó en varias obras teatra­les. Ha sido guionista de tele­visión y ha producido, dirigido y presentado todo tipo de pro­gramas, además de los teleno­ticieros de Canal 13 y Canal 9 durante trece años.

En una presentación de libro, junto a amigos y colegas como Pepa Kostianovsky y Teresa Godoy.

SU OBRA LITERARIA

En su faceta de escritora, Nila López se dio a cono­cer cuando su obra “Ciu­dadalma” (1977), un texto ecológico escrito en colabo­ración con Raquel Chaves, obtuvo el segundo premio en el certamen literario de la Municipalidad de Asun­ción. Posteriormente publicó dos colecciones de poemas, “El brocal amarillo” (1985) y “Artificios naturales” (1987), así como la obra teatral “¿Quién dejó pasar el tren?” (1987), que fue distinguida con el máximo galardón en el concurso literario convo­cado por Radio Cáritas. Ha sido distinguida con el Pre­mio Municipal de Literatura 1998 por su obra “Madre, hija y espíritu santo”. Su labor literaria abarca las publica­ciones: “Tántalo en el tró­pico”, “El bosque sagrado”, “Señales: una intrahistoria”, “La mascota”, “Maestras, al poder, con los otros”, “La con­dición amorosa”, “Pororó”, “Un diente impertinente” y “El secreto de la garza”. Tam­bién ha ideado, editado y diri­gido la colección “Libros para comerlos”.

Nila no faltaba a la presentación de obras de sus colegas y compartía momentos en ferias de libro y otros encuentros.

BRILLO Y BELLEZA PARA TODOS

LITA PÉREZ CÁCERES

(escritora, periodista, docente)

Debo escribir algo sobre Nila López y me resulta difícil, quería acos­tumbrarme a no pensar en su muerte. En estos tiempos de pan­demia las amigas nos hablamos porque no podemos vernos y decidí que podía actuar como si ella siguiera en su casa, atendiendo el telé­fono, charlando, escribiendo y creando. Era cómodo para mí pensar así, no me afligía. En ocasiones hablábamos sobre alguien que sufría y ella me pedía que rece por esa persona y yo lo hacía. Me convencía de que mis oraciones tenían mucha fuerza.

Creo que uno de sus mayores méritos fue darle brillo y belleza a la vida de quienes la conocieron o de los que simplemente se cruzaban con ella. Pienso que hay mujeres cuyos dones no pueden encerrarse entre los muros de un hogar. Que no nacieron para bordar, planchar o cocinar, no, el mundo las espera. Deben repartir sus talentos para que se multipliquen. Nila fue así, pero no dejó a sus hijas sin madre, estuvo con ellas.

Entre tantas facetas positivas elijo de ella la literatura, había leído tanto sobre ese tema que podía discutir con maestros y no qued­aba mal. Fue autora de poemarios, de novelas, de ensayos. Fue una intelectual de cabo a rabo.

Ahora solo nos queda el recuerdo, la evocaremos en sus momen­tos más gratos, como aquella vez que siendo presidenta de EPA nos ordenó “Nosotras, las escritoras tenemos que ser más populares que los futbolistas” y no pudimos cumplir su deseo.

Para consolarnos debemos pensar que la volveremos a encontrar en un mundo nuevo que quizás está embelleciendo ahora, como es su costumbre.

PALABRA Y ACCIÓN

Raquel Chaves (poeta, escritora, docente)

Si yo tuviera que definir en pocas palabras a Nila, mi amiga tan querida de la que no puedo todavía resignarme a su partida, diría que ella tuvo una verdadera pasión por la palabra y además la perseverancia para la acción. No sólo tuvo pasión por la literatura y el peri­odismo, sino por la acción, lo que no es muy frecuente en este mundo. Escribió muchísimo, hacía reuniones con grupos de distintos intereses y cuando le cupo desempeñarse en cargos o responsabilidades, hacía televisión, radio, teatro… todo al tiempo. Por eso digo que lo que más la define para mí es palabra y acción, dos virtudes juntas que le permitieron hacer tantas cosas.

Siempre recuerdo nuestro poemario escrito a cuatro manos, “Ciudadalma”, producto de una conversación en la que yo le decía que me encantaba caminar la ciudad, descubrir el alma de la ciudad y ella me propuso escribir juntas, un poema mío, uno de ella y presen­tamos el librito (nunca fue impreso) en un Concurso de la Municipalidad de los años 70 que ganamos…yo tengo por ahí esa carpeta, nunca se la pude entregar. Era generosa, no le importaba compartir con otras su trabajo como en ese caso. También lo fue cuando ocupó el cargo de Directora del Libro del MEC, me invitó a participar con una nouvelle (novela breve) sobre esa misma temática que a mí me interesa tanto. Así nació “la Nación invisible”, porque los sentimientos y emociones, el pensamiento, conforman una Nación que está compuesta de todo lo que somos. Años antes, también acepté por invitación de ella, formar parte del staff de Radio FEM, donde desarrollé un bello programa “El corazón central” sobre temas fundamentales, pensamientos y música.

Podríamos hablar horas sobre Nila y sus virtudes y cualidades, pero rescato sobre todo esas ideas de pasión por la palabra, acción y generosidad.

GENEROSA, MOTIVADORA E IMPULSORA

Milia Gayoso Manzur

En 1990, cuando iba a publicar mi primer libro, Nila López era mi compañera en el diario Hoy. Ella era una estrella y yo apenas me iniciaba en el periodismo y la literatura.

Me acerqué al sitio que ocupaba en la redacción, con timidez, y le pregunté si podía escribir algo sobre mi libro.

Para mi asombro, me dijo sí de inmediato y días después me regaló el prólogo para “Ronda en las olas”. Se inició entonces una amistad lit­eraria y de vida que me ha llenado de alegría y orgullo durante todos estos años.

Compartimos las presentaciones de nuestros libros, estuve invitada a algunos de sus programas televisivos, viajamos juntas a ferias de libros y presentaciones y me regaló su tiempo para conversar, las veces que hizo falta que alguien me escuchara.

Recuerdo en una ocasión en que Augusto Roa Bastos estuvo por Asunción, Nila organizó un almuerzo de cumpleaños para los que cum­plíamos en mayo y junio. Fue una oportunidad maravillosa de compartir con el gran maestro y algunas colegas. ¡Así era de generosa!

En el 2012, cuando dirigió la Biblioteca Joven de Servilibro, con ocho obras, me llamó una y otra vez para convencerme de escribir mi pri­mera novela. Por su insistencia y la de Lita Pérez Cáceres, escribí “Donde el río me lleve”, una novela breve que desde entonces me ha llenado de satisfacciones. Puedo decir que salté de los cuentos a la novela, porque ella vio en mí lo que

Nila fue siempre motivadora e impulsora cuando se trataba de promover la literatura de sus colegas, y trabajó desde todos los ámbitos donde le tocó estar, para que la educación y los libros lleguen a todos los rincones del país. Soñaba con jóvenes enriquecidos por la lec­tura, y se dedicó a ellos, ya sea escribiendo o promocionando los materiales.

¿Qué decir de su obras literarias? Que la reflejan: bellas, libres y llenas de luz, como fue ella misma.

POEMA DESEO DEL DESEO

El libro de la vida hoy invisible se pone su disfraz, su peso tenue, conquista en una alquimia misteriosa la mismísima fuente natural del invariable aroma del crepúsculo.

Yo quise desear lo indeseable, busqué morir despierta en cada freno, disfruté la opulencia del pecado, un curioso ideal de ir más allá: iluminado afán de la belleza.

De conocer hoy más y más que ayer. Observé los conjuros de hechiceros y me apliqué a una herida y otra herida, al incitante surco de mis hambres, a las brumas, espuelas solitarias del miedo a tener miedo y no tenerlo.

En mi lengua, en mi tacto, en mi suspiro rebelde, pretendí que me vencieran.

En la humillante noria de la búsqueda alguna primavera inauguraba su certera cadencia de infinito.

(Del libro La condición amorosa, Nila López, 2001)


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