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Cuando la antigua Unión Soviética envió al primer ser humano al espacio, ya llevaba una clara ventaja frente a EEUU en la carrera espacial. En 1957 había puesto en órbita el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik 1, y también había enviado al primer ser vivo al cosmos, la célebre perra Laika. El siguiente objetivo era que el piloto militar Yuri Gagarin (1934-1968) saliera al espacio y, al contrario que Laika, volviese a la Tierra para contarlo. El cosmonauta ruso fue el primer ser humano en contemplar la Tierra desde el espacio. El gobierno soviético aprovechó la fama del cosmonauta para hacer propaganda e incluso llegaron a prohibirle regresar al espacio para preservar su vida. Pero un desgraciado accidente aéreo acabaría causando la muerte de su héroe nacional en 1968. La historia.
1961. 12 de abril. Aún no ha salido el sol. Son las cinco y media de la mañana en el Cosmódromo de Baikonur, la instalación espacial soviética situada en la estepa de la actual Kazajistán. Gagarin, de 27 años, abre los ojos dispuesto a hacer historia. Al contrario que Serguéi Koroliov, diseñador jefe del exitoso programa espacial soviético, Gagarin ha dormido bien. Los datos de los sensores que lleva sobre su cuerpo confirman su tranquilidad: 115/60 de presión arterial, 64 pulsaciones por minuto y 36,8 ºC de temperatura corporal. Nacido en una granja colectiva al oeste de Moscú, en 1934, Gagarin es un experimentado piloto y paracaidista, con una especial empatía. Además, su reducida estatura (1,57 metros) le ha facilitado ser el elegido entre 20 candidatos debido al pequeño tamaño de las cabinas espaciales.
Gagarin fue el prototipo del “nuevo hombre” soviético, poseía el perfil perfecto para convertirse en el astronauta que conquistaría el espacio en un momento en el que las dos superpotencias mundiales, Estados Unidos y la Unión Soviética, competían por alzarse como vencedoras en la Guerra Fría. Dotado de una simpatía arrolladora y poseedor de una sonrisa “luminosa”, Gagarin superó las exigentes pruebas físicas para convertirse en cosmonauta y demostró sus dotes para dominar las complejidades de un vuelo orbital.
Gagarin provenía de una familia modesta, y antes de alistarse en las fuerzas aéreas, donde alcanzó el grado de oficial, trabajó como matricero en una fundición y después en una fábrica de tractores agrícolas. Según su hija, Elena Gagarina, durante la Segunda Guerra Mundial un avión soviético fue derribado cerca del pueblo donde residía la familia Gagarin. El joven Yuri y un amigo rescataron al piloto y lo escondieron de las tropas nazis hasta que fue recogido por el ejército del aire. Fue en ese momento cuando Yuri descubrió que quería ser piloto.
Al contrario que alguno de sus compañeros, Gagarin nunca se vio envuelto en escándalos (o al menos no fueron tan importantes como para que trascendieran). Sin embargo, Gherman Titov, el piloto suplente de Gagarin, siempre arrastró fama de mujeriego y bebedor, al igual que otros tres astronautas del grupo: Grigoriy Nelyubov, Ivan Anikeyev y Valentin Filatiyev, que fueron expulsados a raíz de una monumental borrachera seguida, en el caso de Nelyubov, de su negativa a pedir perdón. Los tres cayeron en desgracia y sus fotografías desaparecieron de todas las imágenes oficiales. Esas ausencias sin explicar dieron pábulo a la leyenda de la muerte, silenciada por las autoridades, de los tres astronautas rusos en el espacio.
En 1959, el Kremlin dio luz verde al proyecto de enviar a un hombre al espacio tras haber puesto en órbita a la perrita Laika. La preselección de candidatos comenzó en todas las bases aéreas del país. Las características del perfil solicitado eran: piloto joven, excelente forma física y no más de metro setenta de altura. Gagarin compitió con varios candidatos y sacó las mejores notas. Además tenía una característica que a la postre le daría el impulso final para ser el candidato escogido: medía tan solo 1,57 de altura.
“HERMOSO MOMENTO”
Tras someterse a una serie de experimentos y pruebas para determinar su resistencia física y psicológica durante el vuelo, el miércoles 12 de abril de 1961 Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. Minutos antes de entrar en la nave, Gagarin dijo: “Queridos amigos, conocidos y desconocidos, mis queridos compatriotas y a toda la gente del mundo. En los próximos minutos una poderosa nave espacial me llevará a los distantes espacios del universo. ¿Qué puedo decirles durante estos últimos minutos antes de empezar? Toda mi vida me parece ahora un único y hermoso momento. Todo lo que he hecho y he vivido ha sido hecho y vivido para este momento”.
El nombre escogido para la nave fue Vostok 3KA-3, más conocida como Vostok 1. El nombre en clave de Gagarin durante el vuelo fue Kedr (en ruso кедр, cedro). Los nombres en clave de los operadores de tierra fueron Zaryá (Заря, aurora) y Vesná (Весна, primavera). La duración total del vuelo fue de 108 minutos: nueve para entrar en órbita y luego una órbita alrededor de la Tierra. Durante el vuelo, Gagarin se limitó a hablar por radio y comer algo con el objetivo de saber si un ser humano podía comportarse de manera “normal” en gravedad cero.
¿EXTRATERRESTRE?
Durante la maniobra de reentrada en la atmósfera terrestre, y debido a un error del sistema, la Vostok 1 no aterrizó en el punto establecido, a 110 kilómetros de Stalingrado, la actual Volgogrado. Tras salir despedido de la cápsula, Gagarin descendió en paracaídas y fue a parar a un pueblo llamado Smelovka, donde una campesina asustada lo confundió con un extraterrestre debido al traje naranja que vestía, a lo que Gagarin le contestó: “Ciertamente sí, pero no se alarme, soy soviético”.
No sería hasta diez años más tarde cuando la Unión Soviética desveló que Gagarin había saltado en paracaídas. Nunca quisieron reconocerlo, puesto que las normas de la Federación Aeronáutica Internacional exigían que el piloto despegase y aterrizase dentro de su nave, y eso podía haber invalidado el vuelo. Además, se dijo que el lugar de despegue fue la localidad de Baikonur, pero en realidad este se llevó a cabo desde el centro de lanzamiento de Tyuratam. Al parecer, una simple medida de precaución para mantener secreta la situación de la base.
Gagarin fue nombrado héroe de la Unión Soviética y condecorado con la Orden de Lenin. Pronto gozó de fama internacional y como miembro de la Misión de la Paz Gagarin viajó por el mundo promocionando su viaje durante dos años. Se reunió con reyes, presidentes, políticos, científicos, artistas y músicos. Uno de los recibimientos más afectuosos fue el que le deparó el gobierno cubano, que posteriormente nombró a Gagarin presidente de la Sociedad de la Amistad Soviético-Cubana.
FATÍDICO ACCIDENTE
Gagarin no volvió nunca al espacio. Sobre todo tras el desastre de la misión soviética Soyuz 1, en la cual él era el piloto de reserva y en la que murió el piloto titular, Vladimir Komarov, al no abrirse el paracaídas durante la reentrada de la cápsula a la atmósfera terrestre. Gagarin era demasiado valioso como símbolo como para ponerlo en peligro. De todos modos, y a pesar de aquel fatídico accidente, a Gagarin sí se le permitió pilotar aviones. El cosmonauta acabaría perdiendo la vida en un vuelo de entrenamiento.
A las 10:30 del 27 de marzo de 1968, el caza MiG-15 pilotado por Yuri Gagarin (34), el primer cosmonauta del mundo, y su instructor de vuelo, Vladimir Seryogin, caía en picado cerca de la ciudad de Kirzhach en la región de Vladímir, a 135 kilómetros al este de Moscú. Ambos hombres resultaron muertos. Las misteriosas circunstancias que envolvieron el trágico accidente convirtieron en leyenda al astronauta soviético.
Existen varias versiones sobre la muerte de Yuri Gagarin. En el 2011, y coincidiendo con el 50º aniversario del vuelo espacial de Gagarin, el gobierno ruso desveló los resultados de una investigación en la que, en palabras del funcionario del Archivo Presidencial, Alexánder Stepánov, “la razón más probable de la catástrofe fue una maniobra brusca para evitar chocar contra un globo meteorológico. Eso llevaría al avión a un régimen de vuelo crítico y a caer en una espiral descendente”. Pero existen otras teorías acerca de la muerte del famoso cosmonauta soviético. Desde la versión de que el instructor de Gagarin sufrió un ataque al corazón, a que la cabina se despresurizó, que hubo un fallo técnico o incluso que otro avión impactó con el suyo.
Se llegó a afirmar que, al no ser capaz de asimilar el declive de su carrera, Gagarin fue recluido en un sanatorio mental o que fue asesinado por el KGB por haber efectuado un vuelo no autorizado y a una altura inadecuada para un vuelo supersónico. Todo esto no ha podido ser demostrado y tan solo son especulaciones. Al no existir caja negra, las verdaderas causas del accidente nunca se sabrán. Lo más probable es que Gagarin y su compañero murieran debido una serie de trágicas circunstancias entre las que se encuentran las dificultades técnicas, el mal tiempo y, posiblemente, algunos errores humanos.
“LA TIERRA ES AZUL”
A pesar de ser un rotundo éxito, el vuelo de Yuri Gagarin tuvo algunos contratiempos. El más importante ocurrió en el descenso a la Tierra, cuando el módulo de instrumentos permaneció unido a través de un cable a la cabina del cosmonauta. Aunque terminaron por separarse gracias al calentamiento por la fricción con la atmósfera, la cabina recibió una sacudida inesperada que desvió el aterrizaje casi 1.400 kilómetros al oeste de lo previsto.
Aun así, Gagarin regresó sano y salvo tras convertirse en la primera persona en ver nuestro planeta: “La Tierra es azul. Qué bonita. Es increíble”, dijo en pleno vuelo. “Estoy volando sobre el mar. Es posible determinar la dirección del movimiento”, contó también. Y tras contemplar el mundo desde el espacio, nos dejó un mensaje: “He visto lo hermoso que es nuestro planeta. Gente, preservemos e incrementemos esta belleza, no la destruyamos”. Convertido en héroe nacional soviético y en un símbolo mundial, Yuri Gagarin curiosamente nunca más volvió a salir al espacio.
Un vuelo de 108 minutos
Rusia celebró con emoción el 60º aniversario del primer vuelo tripulado al espacio, realizado el 12 de abril de 1961 por Yuri Gagarin, un héroe soviético todavía muy admirado en el país. El presidente ruso, Vladimir Putin, viajará a Engels, a algo más de 700 km al sureste de Moscú, el lugar en el que el cosmonauta aterrizó y donde se ha construido un monumento en honor a este vuelo histórico que cambió el curso de la astronáutica.
El 12 de abril de 1961, hora de Moscú, Yuri Gagarin comenzó el vuelo con una frase que ha pasado a la historia. “¡Allá vamos!”, dijo antes de despegar a bordo de una nave Vostok desde el cosmódromo ultrasecreto de Baikonur, en la república soviética de Kazajistán.
“PRIMERO”
El vuelo duró 108 minutos, el tiempo que tardó en completar una órbita alrededor de la Tierra y aterrizar en la estepa rusa. La pequeña cápsula Vostok en la que el cosmonauta bajó en condiciones extremas se exhibirá en el Museo de la Conquista Espacial de Moscú, con motivo de una exposición llamada “Primero”, que se inauguró el martes pasado.
Además de esta cápsula, el museo mostrará efectos personales de Yuri Gagarin que datan de su infancia o de sus hazañas espaciales, como la imponente llave que usó para encender los motores de la nave o el asiento eyectable con el que salió de la cápsula 7 km por encima del suelo. Una exposición montada con esmero y pompa que demuestra que los rusos siguen viendo con muy buenos ojos a Yuri Gagarin. Su aura se mantiene intacta.
“Es quizás el único apellido que todo el mundo conoce en Rusia, desde los cuatro hasta los 80 años y más. La hazaña de Gagarin es algo así como lo que unifica a Rusia”, declaró Viacheslav Klimentov, subdirector de investigación del Museo de la Conquista Espacial.
Con un mensaje de felicitación a los empleados del sector espacial ruso, su director Dmitri Rogozin aseguró de su lado que Rusia “recuerda el pasado”, pero que “también está concentrada en el futuro” y prometió “cambios muy importantes” próximamente.
COSMOS 2030
El domingo, Rogozin señaló en una entrevista a la televisión rusa que Moscú tenía la ambición de enviar cosmonautas a la Luna de aquí a 2030, a pesar de tener “diez veces menos presupuesto que la Nasa” estadounidense. En 1957, la Unión Soviética ya fue el primer país en poner en órbita un satélite, el célebre Sputnik, pero el viaje al espacio de Gagarin se convirtió en un símbolo del dominio de la URSS sobre EEUU en este ámbito.
AHORA
Y Yuri Gagarin, fallecido en 1968, se ha convertido en el rostro y símbolo de la conquista del espacio, no solo en Rusia, sino en todas las agencias espaciales del mundo. Sesenta años después Rusia sigue enviando mujeres y hombres al espacio. Un cohete Soyuz, adornado para la ocasión con el perfil de Gagarin, despegó el viernes desde Baikonur hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) con dos rusos y un estadounidense a bordo.
Los cosmonautas rusos en la ISS se sumaron a la celebración por el hito de Gagarin y saludaron “108 minutos legendarios, convertidos en ejemplo de heroísmo”, según uno de ellos, Oleg Novitski. Pero el halo de gloria espacial de Rusia se ha desvanecido. Los cohetes Soyuz siguen siendo dignos de confianza y Rusia es un actor ineludible de la industria espacial, pero el país tiene dificultades para innovar y en los últimos años ha tenido problemas con varios lanzamientos fallidos.
Esto se debe a problemas de financiación crónicos, pero también de corrupción, sobre todo en el cosmódromo de Vostochny (extremo oriente ruso), que debe sustituir a Baikonur, alquilado por Rusia a Kazajistán. El año pasado, Rusia perdió el monopolio que tenía desde hace 10 años en los vuelos hacia la ISS y ahora compite con la estadounidense SpaceX.
Una nueva realidad que podría generar grandes pérdidas de ingresos a la agencia espacial rusa Roscosmos, aunque su jefe, Dmitri Rogozin, presume de futuros grandes proyectos, desde la construcción de una estación lunar con China o de una nueva nave ultramoderna.