M.R. VELÁZQUEZ, ruben.velazquez@gruponacion.com.py

Fotos Archivo de LN

Fake news. Las noticias falsas y negativas se expanden a la velocidad del rayo. En la semana que acabó surgieron varias en torno a la salud, el supuesto “estado crítico”, la internación y hasta el desenlace trágico de una persona entrañable y solidaria: el padre Aldo Trento. Fundador y piedra basal de la Fundación San Rafael, Trento sufrió –efectivamente– una dolencia en su salud de hierro, pero se recuperó y fue recetado con reposo en su vivienda. La propia fundación, cuya clínica se encuentra en el barrio Recoleta de Asunción, debió desmentir la supuesta internación “en terapia intensiva” de Trento, ya que la especie recorrió por las redes sociales como el virus del covid-19. “Queremos aclarar que el padre Aldo Trento se encuentra en su casa con reposo, controlado y asistido por sus médicos”, expresaron desde la San Rafael, para alivio de los miles de beneficiados por su obra humanitaria. Aquí contamos algunos de los “milagros” cotidianos de este cura italiano que hizo del Paraguay su destino, razón de ser y mano generosa al servicio de quienes sufren el dolor y el abandono.

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Dicen que es el último en retirarse de la Casa Divina Providencia, que funciona en el mismo local integrado de la Fundación San Rafael. Cuentan que cientos de los casi 1.500 pacientes terminales que pasaron por esa casa sintieron, en el último aliento, su mano firme y acogedora, antes de partir en su viaje eterno. Relatan que a veces se lo encuentra, acurrucado en los peldaños de las escaleras, solo, llorando por alguna pérdida o por la impotencia de no poder aliviar los dolores atroces que sacuden a esos seres desahuciados y solitarios. El padre italiano Aldo Trento es la piedra basal de esta fundación que, con su obra altruista y fecunda, ayuda a aliviar el dolor de los pacientes que padecen enfermedades terminales como el cáncer y el sida.

De su mano generosa saben los abuelitos de los Hogares de Ancianos San Joaquín, Santa Ana, San Ricardo y Don Luigi Giussani. También los enfermos de la Casa Divina Providencia, las niñas, adolescentes y jóvenes madres solteras del Hogar Chiquitunga. También los casi 150 funcionarios y otros tantos voluntarios de estos sitios de ayuda nucleados en el “Centro de Ayuda a la Vida”.

“Esta obra depende completamente de Dios. Ha nacido de la fe y, por tanto, sólo la falta de fe puede destruirla. Si Él ve su utilidad, la llevará adelante”, sostiene el padre Aldo Trento. Y todo ese bagaje humanitario –que trasciende lo meramente asistencial– se notó cuando circuló la falsa noticia sobre la supuesta internación en terapia intensiva, intubación y hasta la triste pérdida del sacerdote, creador de la Fundación San Rafael.

La especie corrió por las redes como reguero de pólvora y –contrariamente a lo que buscaba la fake news– los internautas expresaron tristeza y desconsuelo y pedían por la salud del padre Trento. Tanto que el sitio oficial de la Fundación San Rafael debió desmentir y aclarar que el cura se encontraba bien de salud y reposaba en su casa. “Queremos aclarar que el padre Aldo Trento se encuentra en su casa con reposo, controlado y asistido por sus médicos”, expresa la nota aclaratoria. “No está internado en terapia ni intubado como circulan rumores. Se encuentra bien y pide oraciones por todo el Paraguay”, agrega.

“El padre está bien, evolucionando favorablemente, está cada día mejor”, señaló Carolina Gómez, relacionista pública de la Fundación San Rafael. La misma lamentó la noticia falsa que se difundió sobre el supuesto deceso del religioso y aseguró que “les dolió bastante porque nadie corroboró lo que pusieron”.

EL LLAMADO

“La Fundación San Rafael nace de la pasión por Cristo, presente y vivo en la Eucaristía y en los más pobres”, sostiene el padre Aldo Trento. Sacerdote de la Fraternidad San Carlos Borromeo, perteneciente al Movimiento Comunión y Liberación, Trento cuenta que el 28 de julio de 1958 dejó a sus padres para ir al seminario de la congregación religiosa de los padres Canosianos.

“Tenía 11 años. Ya a los 7, después de ver el film Molokai sobre la vida del padre Damián, hoy santo, sentí en mi corazón un gran deseo de entregarme completamente a Jesús. Imitando al apóstol de los leprosos, quería entrar en el seminario, pero no me aceptaron por mi edad”, dice. Cuatro años después le dijo a su madre: “Mamá, en la vigilia de san José fui a confesarme y el sacerdote me preguntó si quería ser un sacerdote misionero. Le dije que sí”. Y agrega: “Salí de aquella confesión con un enorme deseo de que se realizara lo que había pedido a los 7 años”.

Su padre trabajaba en Suiza y, para compartir con él lo que estaba ocurriendo, le escribió una carta. “Hijo mío –le respondió su padre– me habría gustado que fueras un poco mayor, pero si has decidido ser misionero, haz lo que tu corazón desea”. Ahí mismo tomó su mochila con lo estrictamente necesario y le dijo a su madre: “Me voy”. Salió a la calle, pasó un agricultor en su tractor a quien pidió que lo llevara a la montaña, donde estaban de vacaciones los seminaristas de los padres Canosianos. El padre Trento jamás regresó a su casa, excepto de visita circunstancial, en los “últimos sesenta y tantos años”.

MISIÓN Y VISIÓN

La Fundación San Rafael funciona en Alfredo Seiferheld esquina Charles de Gaulle, en el barrio Recoleta de Asunción. Lo primero que se ve desde la calle, cuando uno llega a la parroquia, es el enorme Centro Cultural Mbororé, la pizzería instalada para generar ingresos propios, y toda la construcción que nuclea clínica, casa Divina Providencia, hogares de ancianos, niños, adolescentes y jóvenes madres que conviven con sus hijos en el Hogar Chiquitunga.

“Somos una fundación sin fines de lucro que transmite la pasión por la gloria de Cristo a través de obras de interés general y de bien común, brindando atención a personas carenciadas, con preferencia enfermos de VIH y cáncer, niños abandonados o maltratados”, dice en el propósito de su Misión. La Visión de la Fundación es “ser una familia que comunica la belleza de Cristo, devolviendo la dignidad a la persona en situación de vulnerabilidad mediante el abrazo misericordioso”.

“MUERTE DIGNA”

Los testigos de su obra relatan que Trento dignifica a cada enfermo en su centro de primer mundo. “Él sostiene que el pobre también tiene derecho a una muerte digna y pone hasta el último detalle para que así sea”, fue uno de los primeros post en torno al drama desatado en las redes. Y es que las personas con enfermedades terminales como el cáncer o el sida, que no tienen en donde reposar sus huesos, encuentran en la Casa Divina Providencia –una clínica de cuidados paliativos donde se alberga a gente de escasos recursos y abandonada a su suerte– el bálsamo para sus dolores físicos y espirituales, antes de la partida definitiva.

La casa nació en el 2004 “y tiene como desafío brindar atención especializada gratuita y devolver la dignidad humana a personas abandonadas, de modo que cuando llegue el momento final puedan descansar verdaderamente en paz”, informa la fundación. La casa se sostiene exclusivamente con la caridad de los amigos y voluntarios.

“En estos años hemos acompañado a morir a más de 1.000 personas. Aquí la muerte es vista como un camino a la nueva y eterna vida. Los enfermos la han definido en sus testimonios como la antesala al paraíso. Cada médico y enfermero debe estar frente al paciente en posición de adoración porque el enfermo es Cristo que sufre”, sostiene el portal de la fundación.

La casa es la “sonrisa terminal” de la misericordia de Dios. Es canto a la vida que se despide para encontrar la vida. “Es una luz en las tinieblas de un mundo que habiendo perdido el sentido de la vida, vaga en la desesperación del hedonismo, intentando inútilmente huir al drama de la muerte, paso inevitable pero que puede hacerse bello”, destaca.

La Casa Divina Providencia acompaña a morir al enfermo “llevando con él su cruz, ensimismándonos con su dolor, reconociendo en el enfermo el rostro de Cristo que sufre, muere y resucita”. Y concluye: “Nuestra Casa, ‘Casa de Dios y Puerta del Cielo’, desea ser un humilde lugar donde todo aquel que llega, pueda encontrar a Cristo y alcanzar el Paraíso”.

Papa visita a enfermos terminales

Fue en la tarde del sábado 11 de julio de 2015. El papa Francisco –de visita oficial a Paraguay– salió de su agenda para dirigirse a la Clínica de la Divina Providencia de la Fundación San Rafael. Eran las 16:10 cuando el Santo Padre llegó en el papa móvil, rodeado del protocolo Vaticano. Ahí lo recibió el P. Aldo Trento, director de la fundación, y luego ingresaron a la capillita de la clínica.

La visita no estaba escrita en la agenda oficial, aunque ni bien pisó suelo paraguayo un rumor de que el Sumo Pontífice podría visitar la fundación hizo que cientos de feligreses llegaran en las inmediaciones desde tempranas horas. Tras un breve descanso en la Nunciatura Apostólica, Francisco se dirigió sorpresivamente a la clínica.

Esa mañana, durante la misa en Caacupé, al Papa se lo vio cansado. El Ministerio de Salud informó que Francisco estaba agotado y que sufrió problemas estomacales en la Villa Serrana. Sin embargo, a la tarde, ya repuesto, fue a visitar la sede de la fundación en donde se encontraban decenas de internados que padecían enfermedades terminales.

El padre Aldo Trento, responsable de la institución, había solicitado al Nuncio Apostólico, Eliseo Ariotti, la visita de Francisco a los niños y pacientes. El representante del Vaticano en Paraguay le respondió que sería difícil que se cumpla su pedido porque Jorge Bergoglio “está muy cansado”. Pero esta historia tuvo un final feliz, como muchas otras que se debatieron entre el dolor, la soledad y la esperanza en esta clínica llamada Divina Providencia.

FUNDACIÓN SAN RAFAEL UNA VISITA INESPERADA. Sábado 11 de julio del 2015. En horas de la tarde, el papa Francisco llegó a la Clínica de la Divina Providencia de la Fundación San Rafael. No figuraba en la agenda oficial, pero llegó. Aquí, el Papa abraza a dos jóvenes junto al P. Aldo Trento, director de la fundación.
BENDICIÓN. El papa Francisco bendice a los pacientes que padecen enfermedades terminales, internados en la Casa Divina Providencia.
CULTURA Y PIZZAS. El Centro Cultural Mbororé cuenta con una pizzería que genera ingresos a la Fundación San Rafael. Se encuentra en Alfredo Seiferheld esquina Charles de Gaulle, Recoleta
AL SERVICIO DE LOS DEMÁS. El padre Aldo Trento en la Casa Divina Providencia de la Fundación San Rafael. Una mano solidaria tendida a los que sufren males terminales.

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