Fotos: CARLOS JURI

En realidad, su descubridor para el mundo europeo y botánico se enamoró de esas enormes y bellas plantas que halló en la zona del Alto Perú (hoy Bolivia) en los ríos amazónicos. Fue un explorador llamado Tadeo Henke, en 1801.

La victoria regia (así llamada en honor a la reina Victoria por los botánicos británicos que la llevaron a Europa) es el más grande de todos los nenúfares, nativos de las aguas poco profundas del Amazonas y también de otros ríos en Paraguay, Bolivia, Colombia y Guyana, además de Perú y Brasil. El verde profundo del también llamado “lirio del agua”, sus redondos brotes circulares que asemejan platos o bandejas circulares que “nadan” suavemente sobre las aguas, muestran ahora su esplendor también en la zona del río Paraguay cercana a la Costanera de Asunción.

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La “victoria amazónica” tiene además una belleza exótica que fascina a quienes la ven. Llamada de distintas maneras, de acuerdo a la zona en que aparece, tiene una rugosidad en la superficie verde semejante a la piel del cocodrilo o caimán y, aunque parezca flotar débilmente, tiene una larga raíz espinosa sumergida.

A veces brotan entre ellas unas delicadas flores blancas que se abren al atardecer, alcanzan su plenitud durante la noche hasta las 9 de la mañana aproximadamente para cerrarse después hasta el próximo anochecer. La flor emana un perfume similar al de la flor de damasco dicen los expertos en botánica. Hay diversas variedades, pero todas maravillosas y dignas de admiración.

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