Al menos 2.000 personas privadas de libertad (PPL) forman parte de un programa llamado Latente, que impulsa el Ministerio de Justicia y en el que, además de aprender oficios, logran colocar sus productos en venta directa al público a través de una plataforma web.

“Nos viene muy bien para poder salir de acá con una profesión y poder reinsertarnos a la sociedad. Estoy muy agradecida porque con esto puedo demostrar mi capacidad, además de ganar algo de dinero para ayudar a mi familia”, dice Leidy Adorno, de 32 años, que cumple su condena en el Centro Penitenciario de Mujeres Serafina Dávalos, de la ciudad de Coronel Oviedo.

Leidy, y otras 15 mujeres que están en esta prisión, trabajan en manualidades, costura y alfarería dentro del programa Latente. Toda la producción que tienen luego es ofrecida mediante una plataforma web, en donde los interesados pueden contactar mediante un número de Whatsapp que es manejado por alguno de los coordinadores que están distribuidos por área y sección, en las 18 penitenciarías del país.

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Leidy es madre soltera y con el dinero que junta con este trabajo puede hacerse cargo de su hijita de 8 años. A diferencia de la mayoría de las internas, Leidy ya tiene condena. Tiene que completar cinco años, de los cuales ya lleva dos años dentro de la cárcel. “Sin bien parece poco, igual pesan los días acá”, dice Leidy en una conversación telefónica con La Nación. Recuerda que lo que necesitan cada tanto son los insumos para poder hacer los productos, por lo que apelan a la solidaridad de la gente para realizar una donación o de las empresas mismas para que puedan seguir trabajando.

Al igual que Leidy, unas 2.000 personas privadas de libertad participan dentro del programa Latente, según informó Alejandra Mendoza, directora de Reinserción Social del Ministerio de Justicia. “Latente nace con la idea de reforzar lo que ya se estaba haciendo acá. Por ejemplo, encontramos que las propias personas privadas de libertad nos decían que trabajan en esto, que hacían lo otro, pero que no tenían cómo vender. Entonces, ahí nace la idea de que se tenga esta plataforma”, expone Mendoza.

Agrega que la idea a mediano y largo plazo es que Latente se convierta en una e-commerce, es decir, un sistema de compra y venta de productos y servicios utilizando internet como medio para hacer el intercambio. Para llegar a ese objetivo es que están trabajando en mejorar los servicios que ofrece actualmente la web con la presentación de los productos que ponen a la venta.

INVOLUCRAR A LA SOCIEDAD

Para Mendoza, un programa de reinserción social que no involucre a la sociedad no tiene sentido. Por eso, dice que este trabajo con Latente tiene aspectos diferentes y se muestra como un programa innovador en cuanto a lo que se viene haciendo en el sistema penitenciario paraguayo, ya que además de dar la posibilidad de mayor visibilidad a los productos que desde hace años vienen trabajando los internos en las cárceles, con este sistema se puede vender y, además, lo más importante, se da un mensaje más positivo sobre los habitantes de las cárceles en Paraguay. Esta visión del ministerio de hacer que haya mayor humanidad cuando se habla sobre las cárceles y sus habitantes ha sido una constante de la actual ministra, Cecilia Pérez, señala Mendoza.

“Creo que este tipo de cuestiones tienen impacto cuando las políticas públicas se concentran en el beneficiario. Para mí, Latente es eso, porque se centra en el beneficiario y también involucra a la sociedad”, expone la directora de Reinserción. Habla, en ese sentido, sobre lo importante que es mostrar esas cuestiones positivas de la gente que está en prisión. “Porque si la gente ve lo que se hace, ve los lindísimos trabajos, los detalles, todo lo que implica hacer uno de estos productos, la gente puede tener una visión mucho más positiva”, expone la funcionaria.

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“No se puede trabajar en este tipo de proyectos sin que la sociedad esté involucrada. Entonces, ahora estamos como que uniendo esas dos partes, restableciendo ese vínculo entre las personas privadas de libertad y la gente de afuera, la sociedad en sí”, dice Mendoza.

La plataforma web de Latente (www.latente.gov.py) funciona desde agosto del año pasado, cuando se lanzó el programa en forma oficial, virtualmente. Hay trabajos en madera, termos forrados en diferentes formas, ñandutíes, bordados, manualidades, pintura, alfarería, de todo un poco. Además, que el sistema sea por web, permite que se puedan exhibir productos de todas las cárceles. Así, por ejemplo, las personas privadas de libertad que están en la cárcel del departamento de San Pedro pueden publicar para que la gente de la zona pueda ver lo que están ofreciendo. “Con este año difícil, con esta pandemia, ya hemos logrado muchas cosas, entonces me imagino que con un año normal, digamos, vamos a crecer mucho más”, dice con optimismo Mendoza.

EN LAS FERIAS

El programa no se queda solamente en el sistema electrónico, sino que tuvo un lugar donde presentó sus productos durante la feria de la artesanía paraguaya que se realizó en diciembre pasado en el Centro de Convenciones del Mariscal López Shopping, organizada por el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA). En esta ocasión, además de exponer los productos, las personas privadas de libertad que ya están en el proyecto hablaron sobre sus experiencias y la forma en que este tipo de programas generan cambios positivos en sus vidas.

Como parte de todo el proyecto también están las prácticas o la formación para que los y las interesadas puedan adquirir nuevos oficios. Por ejemplo, en alfarería, carpintería o en el trabajo de los forrados de termos o también en la platería. Todos estos trabajos ya se venían realizando dentro del sistema penitenciario, pero no había una forma de que estos productos puedan ser vendidos.

DE PRIMERAS Y SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Mendoza dice que la idea o el objetivo general es que los internos y las internas tengan una segunda oportunidad para lograr la reinserción social, una palabra tan necesaria, pero que no es fácil de desarrollar a la hora de aplicar eso en el trabajo de campo en el mundo penitenciario. “Estamos hablando, en muchísimos casos, de personas que ni siquiera tuvieron una primera oportunidad, entonces ya se equivocaron de entrada. Por eso, Latente, para mucha de esta gente, es su primera oportunidad de aprender, de trabajar, de tener objetivos”.

El proyecto además significa una oportunidad de reducir penas para las personas privadas de libertad. A través de una planilla de asistencia, se contabilizan días trabajados y nivel de producción, además de otros detalles. Esta planilla sirve para que los internos y las internas reduzcan un día de condena por cada tres días de trabajo, tal como establece el código judicial en los casos en los que ya haya una condena establecida.

Sin embargo, justamente, uno de los problemas de todo el sistema judicial que compromete al carcelario es la falta de personas condenadas. En un último informe oficial del Ministerio de Trabajo del 12 de enero, de 13.914 personas privadas de libertad, apenas 4.099 están con una condena firme, es decir, apenas el 29% de toda la población carcelaria.

EMPRESAS PRIVADAS SE SUMAN

Actualmente dentro del programa también hay empresas privadas que, como parte de sus programas de responsabilidad social, contratan a personas privadas de libertad para darles trabajo en oficios que pueden desarrollarse dentro de las instalaciones penitenciarias. “Tenemos empresas privadas que incluso montaron talleres dentro de las cárceles para trabajar con nuestra gente. Nuestro objetivo es ir sumando muchas más empresas dentro de este esquema, que sigan apostando por dar oportunidad a gente que realmente quiere tener un trabajo, una ocupación”, dice Mendoza.

La idea es seguir creciendo, que la mayor cantidad de personas privadas estén trabajando y también sintiéndose útiles dentro del contexto de encierro. Pero no solamente no aumentar número, sino la calidad de condiciones de trabajo y de los propios productos.

“Por eso, con esta plataforma online invitamos a todo el país a romper paradigmas y dar oportunidad a cada una de las personas que están tras las rejas. Y con Latente, dar oportunidades se ha vuelto mucho más fácil y accesible”, indica Mendoza.

Agrega que están trabajando para que más personas privadas se sumen a los talleres, pero que eso requerirá también mayor cobertura por parte de los directores de las cárceles y de los mismos funcionarios que están trabajando en el proyecto. En esta última etapa también fueron incluidos los coordinadores de pabellones, quienes se encargan directamente de tratar con los compradores a través del número de Whatsapp habilitado para cada sector.

“Apostar y comprar productos elaborados en las penitenciarías es apostar por la esperanza, por el cambio, por las oportunidades. Hay mucho valor detrás de cada producto”, finaliza Mendoza.

“LA OTRA CARA DE LA CRISIS”

Para la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, el proyecto Latente viene a mostrar a las personas privadas de libertad que existen oportunidades, posibilidades de buscar nuevos horizones. “Es la otra cara de la crisis, es la otra cara de nuestro sistema penitenciario. Creo que Latente es el símbolo de que no todo es crisis. En las mismas cárceles donde tenemos que contener o controlar a grupos armados, tuvimos gente que apostó por el proyecto y ahora está trabajando, y lo único que hicimos fue darles visibilidad, hacerlos sentir importantes”, dice la ministra.

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