Por Arturo Peña, arturo.pena@gruponacion.com.py - Fotos: Nadia Monges

A pocos kilómetros de Asunción, Areguá es una invitación a una fuga de la rutina sin mucho trámite. En los últimos años, la capital del departamento Central amplió sus opciones en cuanto a lugares donde parar a comer o incluso pasar unos días. Uno de ellos es Alto Areguá, un café, galería y posada, instalado en lo que fue la primera fábrica de cerámica de la ciudad. Un sitio acogedor que invita a desconectarse del agobio y conectarse con la tranquilidad, la historia, el arte y la buena gastronomía.

Areguá es mucho más que el lugar donde ir a comprar planteras o pesebres. En sus tranquilas calles que bajan de la loma al lago coexiste la ciudad bohemia, que tiene historias para contar y que invita al relax y la desconexión de la abrumadora urbe.

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En el 2019, Areguá (capital del departamento Central, a 22 kilómetros de Asunción) fue declarada por la Unesco como Ciudad Creativa. Esta distinción dio un impulso a la actividad cultural, que se vio afectada por la pandemia en gran parte del 2020. Con la reapertura de fases, también la ciudad volvió a abrir sus brazos a los visitantes, reactivando la oferta turística y artística.

Una de las opciones es Alto Areguá, un café, galería y también posada que desde hace algunos años funciona sobre la avenida Candelaria casi Gabriel Casaccia, cerca de la entrada de la localidad. El caserón recibe a los visitantes con ese fresco abrazo que dan las casas antiguas del Paraguay. El mismo fue la vivienda de la familia Von Schmeling, un apellido íntimamente ligado a los inicios de la alfarería en la ciudad. Al costado de la casa se encuentran los vestigios de lo que fue el antiguo salón de ventas, depósito y taller de la primera fábrica de cerámica de Areguá. “Nosotros lo que hicimos fue darle un enfoque de arte y después le anexamos la cafetería”, comenta Gloria Ayala, propietaria del local que administra junto con su familia.

COMBINACIONES

Alto Areguá combina lo culinario con lo artístico, ofreciendo la opción de comida nacional e internacional, por un lado, y también una interesante colección de piezas artísticas de creadores aregüeños y de otros puntos del país, entre cerámica, pintura y escultura. “Empezamos trabajando con un artista plástico que se llama Osvaldo Albert. Él me inició en lo que es la galería, nosotros ya pintábamos y hacíamos cosas de arte, pero en la parte comercial no estábamos en el tema. Después Osvaldo cerró y yo me arriesgué porque descubrí que me gusta, pero sí es muy duro, no es fácil concienciar a la gente que consuma lo nacional. Después le pusimos la parte gastronómica, donde también implementamos cosas diferentes, hacemos unos sandwiches que ya son famosos, como el Montecristo, cosas que la gente no conoce para adentrarle un poco en la gastronomía. También hacemos las comidas típicas. Se fusionaron bien el arte y la comida”, explica la impulsora del emprendimiento. Desde el clásico mbeju o el pastel mandi’o hasta los waffles o biscochos y otros platos más sofisticados se pueden encontrar en la atractiva carta del local. También una variedad de jugos naturales y la cerveza artesanal local.

“Yo creo que esto también despertó con el nombramiento de Areguá como Ciudad Creativa. La gente se dio cuenta de que puede vivir de su artesanía, ahora los visitantes van a los barrios, salen del circuito de ventas, donde en su mayoría son en realidad revendedores, y van a los talleres donde están trabajando los artesanos”, añade.

A la oferta de Alto Areguá se agrega la posada. “Las posadas turísticas lo iniciamos entre tres personas. Muy poca gente se atrevió porque era acondicionar un espacio de la casa y era como integrar a la gente que venía a la familia y muchos no aceptaron ese concepto. Pero nosotros nos atrevimos. Tenemos el servicio de hospedaje siempre y cuando la gente quiera ese concepto de casa antigua, de rememorar un poco lo que era la fábrica. No contamos con pileta, no es un turismo recreativo sino más bien cultural, para la gente que quiere venir a leer, estar en paz. Hay gente a la que el local le trae memorias de la casa de sus abuelos. La casa le transporta a esos recuerdos”, comenta Gloria Ayala. “Tenemos tres habitaciones, pero la idea es que la gente que se quede salga a visitar la ciudad, por eso no tenemos televisión en ningún lado. Queremos que se desconecten de todo eso”, señala con un poco de humor.

PADEMIA Y RECUPERACIÓN

La pandemia tuvo sus duros efectos en la actividad turística de la ciudad y fue una dura prueba también para Alto Areguá. “Estuvimos cerrados siete meses, después hicimos todos los protocolos de seguridad y ahí empezamos a arriesgar a abrir de vuelta. Gracias a Dios no tuvimos ningún inconveniente. Sobre todo ayuda que tenemos mucho espacio, no es un lugar cerrado, hay mucho verde hay mucho espacio abierto y ventilado”, explica la propietaria.

En este reiniciar del proyecto, está primeramente el objetivo de volver a recuperar estabilidad, sin dejar de lado los sueños. Uno de ellos es la puesta en valor del predio histórico donde funcionaba la fábrica y convertirlo en un sitio de interés de la localidad. “Está la parte de lo que era el taller, de donde pudimos recuperar algunos moldes originales, y tenemos un hermoso galpón antiguo que tendrá unos 100 años, que puede ser utilizado como espacio cultural, además de que las edificaciones mantienen sus fachadas originales. Si logramos el apoyo cultural de alguien, nosotros haríamos la gestión y esto quedaría como un legado para Areguá”, señala finalmente. El número de contacto es el 0971-150599.

Otro sitio atractivo de los varios que fueron abriendo últimamente en Areguá es Amba Café, sobre la concurrida avenida Mariscal Estigarribia. El local inició en noviembre pasado, desafiando todas las incertidumbres de este 2020.

La actividad cultura es el sello de este sitio, donde periódicamente se ofrecen espectáculos artísticos como teatro, cuentería e incluso talleres de arte, entre otros, en concepto intimista. El proyecto fue puesto en marcha por Laura Ferreira y Alheli Gosling, quienes se mudaron a Areguá para poder hacer realidad el sueño. “Alheli y yo nos consideramos hiperactivas soñadoras creativas. Todo el tiempo nos invitamos a soñar, crear y concretar. El sueño se hizo realidad en un espacio donde alguien nos antecedió con la idea de un café cultural, la escritora María Victoria Chávez Aghemo, quien falleció al inicio del 2020. Según nos contó la hija de doña Victoria, ella soñaba que este lugar algún día fuera un café cultural”, comenta Laura Ferreira, actriz y narradora.

Amba Café ofrece, además de su servicio gastronómico y de bebidas varias, también espacio de lectura con una variedad de textos de diversos estilos. También el disfrute de la música gracias a una colección de discos de vinilo. En el patio interno se realizan las actividades culturales generalmente en horas de la noche. Una nueva opción con una atractiva propuesta, para quien quiera un momento de relax con sabor a cultura. Los números de contacto del local son: 0981-455369 y 0985-340220.

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