Eran las 8:55 de la noche de un domingo 23 febrero, cuando en pleno lobby del Hotel Lincoln en La Habana, el pentacampeón mundial de la Fórmula Uno –Juan Manuel Fangio– sintió el frío del cañón de una pistola en la espalda.
–Disculpe, Juan, pero me va a tener que acompañar –dijo quien apuntaba el arma, con la formalidad de un caballero.
Si Fangio se asustó, no lo demostró en absoluto. Y con la misma sangre fría con que devoraba las pistas, siguió al hombre alto hasta un Plymouth verde que esperaba afuera. Subieron los dos, y el coche aceleró por la calle Virtudes perdiéndose en la penumbra de la noche. Corría el año 58 en tiempos del gobierno de Fulgencio Batista.
Juan Manuel Fangio era una celebridad internacional en aquel entonces: del 51 al 57 se había hecho de cinco títulos y dos subtítulos mundiales, y estaba en la Habana para competirenelGranPremiodeCuba, marcado para el día siguiente. Unas horas más tarde, el Movimiento 26 de Julio, que activaba en la Sierra Maestra, se atribuiría la autoría del secuestro. Según dijeron, el objetivo del crimen era publicitario – debido a la gran repercusión del caso– y una buena manera de ridiculizar el gobierno.
–Si nos descubren vamos muertos –se lamentó uno de ellos en el auto, y fue el propio Fangio quien sugirió que tal vez podía ponerse una gorra y unos anteojos, para no ser reconocido.
Pero no tenían nada de eso y el coche siguió su rumbo con la víctima a rostro descubierto. Hubo un cambio de vehículo y luego llegaron a un departamento. Accedieron a él por una escalera de incendios. Nuevas caras para Fangio en ese insólito momento: Una mujer y un niño en un cuarto. Un hombre herido en el otro. Y los revolucionarios conversándole de carreras y pidiéndole disculpas todo el tiempo. Luego otro auto y otra casa. Esta vez camuflada en el Vedado –corazón aristocrático de la Habana. El olor a frito en la cocina y unas papas fritas deliciosas “a caballo”. Una cama cómoda esa noche, donde pudo conciliar el sueño.
Oficialmente –y para no darle atención a los rebeldes– el gobierno decidió no dar noticias del secuestro. El evento marcado para el lunes 24 se mantuvo y cada piloto llegó al malecón a ocupar su puesto el día de la competencia, escoltado por un agente de la policía secreta.
Esa mañana le trajeron a Fangio los diarios. “Hoy es el gran día” –dijeron, pero el crack del volante prefirió no leer ni ver las noticias si no iba a estar corriendo–. Y resulta que esa carrera iba a dar que hablar de todas maneras, pues sucedió una tragedia en medio de la pista allá por la sexta vuelta: Un piloto de pronto perdió el mando embistiendo una tribuna y fueron ocho los muertos y 32 los heridos. Con semejante percance, el Gran Prix de Cuba quedó finalmente suspendido.
Desde ese momento quedó claro que era hora de liberar al campeón del mundo. El operativo se realizó a través de la Embajada de Argentina en Cuba, aprovechando que el embajador, almirante Raúl Lynch Guevara, era primo del mismísimo Ernesto Che Guevara.
Al despedirse, luego de 27 horas de cautiverio, los secuestradores –con autógrafos de por medio– le dijeron:
–”Fangio, usted será nuestro invitado de honor cuando triunfe la Revolución”.
Y lo cumplieron.
Un año más tarde, Batista sería derrocado por Castro, El Che Guevara y Camilo Cienfuegos, y Fangio mantendría la amistad con sus captores de por vida. Tanto que incluso durante los últimos meses de Batista, jamás los delató y hasta intentó interceder por Manuel Uziel (quien lo había encañonado en el hotel) tratando de evitar su fusilamiento.
En 1982, siendo Fangio presidente honorario de la Mercedes Benz de Argentina, volvió a Cuba y fueron ellos a recibirle al aeropuerto. Fangio también fue anfitrión de uno de ellos, años más tarde en Buenos Aires. El lazo afectivo nunca se cortó, al punto que desde Cuba le llegó un mensaje de sus “amigos secuestradores” al cumplir 80 años, y cuando el gran Fangio murió en 1995, en su sepelio hubo sendas coronas de flores sintiendo su muerte, a nombre del Movimiento 26 de Julio y otra a título personal, del legendario comandante Fidel Castro.
El artista italiano Guillermo Da Re (1867-1910) representó la gesta en un cuadro que muestra una silla caída como símbolo de ruptura con la corona española.FOTO: GENTILEZA
Jóvenes de 20 y 28 años gestaron la revolución de la independencia
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Un grupo de jóvenes oficiales paraguayos que tenían entre 20 y 28 años de edad y que provenían del interior del país gestaron la revolución del 14 y 15 de mayo de 1811, que dio paso a la creación del Paraguay independiente. Aquella noche, los revolucionarios se apoderaron de los principales cuarteles de Asunción.
Entre aquellos oficiales estaban Vicente Ignacio Iturbe (1786), Antonio Tomás Yegros (1783), Pedro Juan Caballero (1786), Juan Bautista Rivarola (1789) y Mauricio José Troche (1790), según describe el portal del Gobierno dedicado a las Fiestas Patrias 2024: https://fiestaspatrias.gobiernodelparaguay.gov.py/resena-historica.
En la madrugada del 15 de mayo, los oficiales presentaron una nota al gobernador español Bernardo de Velasco para exigirle que les entregase las armas, el dinero y los documentos oficiales. Al principio, Velasco se resistió, pero después terminó entregando lo que se le exigía. De esta manera, Velasco perdió toda autoridad, aunque no se lo separó del Gobierno inmediatamente.
Casi ocho décadas después, el artista italiano Guillermo Da Re (1867-1910) representó la gesta en un cuadro que muestra una silla caída como símbolo de ruptura con la corona española. El óleo tiene cuestionamientos históricos, pero desde 1943 aparece en el reverso de los billetes de 10.000 guaraníes. Una versión de mayor tamaño se encuentra en los salones del Palacio de López y otro se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes.
PRIMEROS PASOS DE VIDA INDEPENDIENTE
El 16 de mayo se formó un triunvirato integrado por Velasco, José Gaspar de Francia y Juan Zeballos. Ese mismo día, el triunvirato juró fidelidad al rey de España, Fernando VII, que entonces se encontraba en Francia, prisionero del emperador francés Napoleón. Aunque los próceres querían la independencia, todavía no la declararon abiertamente, sino que se dijeron leales a España.
Esta fue una maniobra política utilizada en varias ciudades americanas que formaron juntas o gobiernos revolucionarios en aquellos años. En 1810 juraron lealtad a Fernando VII la Junta de Caracas (19 de abril), de Buenos Aires (25 de mayo), de Bogotá (20 de julio), de Quito (22 de setiembre) y de Santiago de Chile (18 de setiembre). Aquel 1810 fue un año de insurrecciones en las colonias españolas de América porque, en el mes de enero, las victorias de Napoleón en España hicieron pensar que Fernando VII jamás volvería a reinar en España, y que seguiría cautivo en Francia indefinidamente.
Por eso, los patriotas americanos decidieron formar sus propios gobiernos y el juramento de fidelidad a Fernando VII fue una simple formalidad. Por otra parte, ese juramento aseguraba a los revolucionarios la neutralidad de Inglaterra, que entonces dominaba los mares con su flota de guerra.
Inglaterra era aliada de España en la lucha contra Napoleón y no podía aceptar una rebelión abierta contra el rey Fernando VII. Con el juramento de fidelidad, Inglaterra podía considerar que se trataba de una cuestión interna de la política española, en la cual no debían intervenir.
En 1960, el pintor paraguayo Jaime Bestard también pintó un cuadro famoso que representa la intimación a Velasco.FOTO: GENTILEZA
CAMBIO DE PLANES
En el Paraguay existía otro motivo más para dejar a Velasco en el Gobierno. La revolución de mayo fue una conspiración de civiles y militares, con ramificaciones en varios puntos del país. De acuerdo con el plan inicial, Fulgencio Yegros debía armar un grupo de hombres en Itapúa, para marchar con ellos hasta las Cordilleras, donde se le sumaría Manuel A. Cabañas con otro grupo de patriotas, para seguir camino hasta Asunción. También marcharían hasta Asunción grupos procedentes de otros puntos del país.
Blas Rojas de Aranda, quien se encontraba en Corrientes al mando de tropas paraguayas, se sumaría al movimiento. En Asunción, los oficiales sublevados (Caballero, Iturbe y otros) entregarían los cuarteles a los revolucionarios. Pero este plan inicial debió cambiarse porque Velasco se enteró de la conspiración, por lo que Caballero y sus compañeros decidieron dar el golpe sin esperar a Fulgencio Yegros y los demás dirigentes.Cuando Velasco cedió, los oficiales dirigidos por Caballero hicieron llamar a Fulgencio Yegros y al doctor José Gaspar de Francia. Este último, que se encontraba en su quinta de Trinidad, llegó a Asunción para integrar el triunvirato junto a Velasco y Zeballos. Yegros, desde Itapúa, viajó rápidamente a Asunción, donde fue recibido por una muchedumbre.
PRIMER CONGRESO PARAGUAYO
El triunvirato, que fue un gobierno provisorio, convocó a un Congreso para que los paraguayos eligieran un nuevo gobierno. El Congreso se reunió entre el 17 y el 20 de junio de 1811, y eligió una Junta de Gobierno integrada por cinco miembros: Yegros (presidente), Mora (secretario), Francia, Caballero y Bogarín. Esta fue la primera elección de autoridades del Paraguay independiente, si bien el sistema de elección fue indirecto.
En efecto, los pueblos y localidades nombraron sus representantes para el Congreso; estos representantes, a su vez, eligieron a la Junta presidida por Yegros. Pese a las limitaciones del sistema de elección indirecta, aquella elección de autoridades significó una superación del sistema anterior, en que los nombramientos venían de España sin ninguna participación paraguaya. Por otra parte, en aquel tiempo no existía en ningún país del mundo un sistema electoral democrático, tal como lo entendemos hoy.
El embajador de Cuba en Paraguay, Francisco Fernández Peña, fue el encargado de transmitir el interés del sector en adquirir semen y embriones de distintas especies. Foto: Gentileza
Cuba mostró interés en importar material genético paraguayo
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El sector pecuario de Cuba tiene intenciones de intercambiar material genético con Paraguay, teniendo en cuenta la calidad de la genética nacional y las similitudes climáticas entre ambos países. Es lo que manifestaron desde el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), tras un encuentro mantenido por las autoridades de la institución con el embajador de la República de Cuba en Paraguay, Francisco Fernández Peña.
Según lo conversado en dicha reunión, y expuesto por Fernández, los empresarios cubanos dedicados a la actividad pecuaria están interesados concretamente en importar semen y embriones de distintas razas y especies, como ser la bovina, ovina, caprina y bubalina.
Hay que mencionar que Paraguay ya es un exportador de material genético animal, tanto de embriones y semen, muy admirado en la región, que son destinados a mercados habilitados como Guatemala y Ecuador.
Del encuentro entre los representantes del servicio veterinario oficial con el embajador cubano participaron el presidente de la institución, José Carlos Martin, el director general de la Digesit, Víctor Maldonado y la directora de Relaciones Internacionales, Claudia Silvera.
Asimismo, fueron parte representantes del Ministerio de Agricultura y Ganadería, del Centro Nacional de Sanidad Animal, y por parte de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Darío Baumgarten, con el fin de iniciar las gestiones para la intercambio de material genético.
“Estrella roja”: el socialismo marciano de Bogdánov
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Por Gonzalo Cáceres
Aleksándr Alexandrovich Bogdánov (1873-1928) fue un revolucionario comunista bielorruso de múltiples talentos: escritor, médico, economista, científico y filósofo; también se formó en psiquiatría. Fundador del Partido Bolchevique y de influencia significativa en el desarrollo de la teoría marxista en Rusia ostentó una reconocida militancia política y el estrecho contacto con Vladimir Lenin, al tiempo de evidenciar su relación con los más radicales movimientos obreros.
Pese a sus grandes aportes filosóficos, científicos y a las letras, Bogdánov no tuvo la misma repercusión en Occidente como los monstruos de la literatura rusa como León Tolstói y Fiódor Dostoievski a razón –principalmente– de las escasas traducciones de sus novelas y otros escritos. Pero hablemos de “Estrella roja”, su principal y más conocido trabajo.
MARCIANOS COMUNISTAS
“Estrella roja” aborda una serie de cuestiones políticas que reflejan los debates de la convulsa época en que fue escrita. El libro abraza el socialismo como ideal utópico, la lucha de clases y la revolución como temas de fondo, y una crítica al capitalismo y al papel del individuo en la sociedad socialista.
Precursora de la ciencia ficción soviética, “Estrella roja” se erige como una suerte de ventana por donde observar el idealismo de la entonces incipiente era de las revoluciones industriales en la lúgubre Rusia de los zares que, tras la eclosión de las revueltas incitadas por los soviets, dio lugar a la redefinición de las clases sociales, lo que concibió una nueva relación con los medios de producción, la ciencia, la tecnología y la literatura.
El libro conjuga dos rasgos fundamentales y necesarios para la literatura de su época y de nuestros días: la imaginación y la utopía porque, además de fungir de testimonio político de su autor, también es considerada por los críticos como una de las primeras novelas sobre exploración espacial.
Bogdánov plasmó su visión de un futuro basado en la concepción de la igualdad social.
La trama se desarrolla en un futuro distante en el que la humanidad pegó el salto tecnológico y emprendió la colonización de Marte. La historia sigue el viaje del ingeniero Leonid, quien llega al planeta rojo y se sumerge en la sociedad marciana, que difiere significativamente de la que continúa en la Tierra.
La civilización humana en Marte alcanzó un estadio sin división de clases, donde todos sus miembros contribuyen según su capacidad y reciben según necesiten; un sistema de características propias como ser la economía planificada, el unipartidismo y la férrea dirección de las relaciones interplanetarias, lo que en la actualidad podemos interpretar como socialismo en la más exorbitante fase.
De forma intrínseca, Bogdánov reflexiona sobre la naturaleza de los humanos y el progreso social, y expone la forma –idealista– en la que el socialismo puede transformar las relaciones y crear un mundo sin abusos de las clases dominantes, a priori más justo y equitativo, sin la odiosa brecha económica.
A través de Leonid, el lector atestigua una civilización humana harta de innovaciones con repercusión en el transporte, la generación y suministro de energía (ya trata, por ejemplo, la idea de sustituir los combustibles fósiles por fuentes renovables) y las comunicaciones, y con una medicina tan avanzada que las enfermedades graves son de extrema rareza y la longevidad es moneda corriente con novedosos procedimientos quirúrgicos y de diagnóstico.
“Estrella roja” gozó de popularidad luego de la Revolución rusa y con la llegada de las generaciones soviéticas que vivieron los insistentes intentos de la URSS por desarrollarse como potencia mundial (la afamada carrera armamentista y espacial). A Bogdánov se le reconoce explotar ideas hasta exageradas para su contexto y de ahí su importancia para la literatura universal. “Estrella roja” permeó en menor o mayor medida en grandes novelas posteriores como “Marte rojo” (1992), de Kim Stanley Robinson: “Los desposeídos” (1974), de Ursula K. Le Guin; “El hombre de Marte” (1946), de Stanislaw Lem, y hasta hay quien asegura que el mismísimo Isaac Asimov se vio influenciado para la serie de la “Fundación” (1961-1993).
TRÁGICO FINAL
Después de la revolución, Bogdánov se centró en trabajar en biología y medicina. En 1926 encabezó el primer instituto en el mundo de transfusión de sangre, lo que terminó en su trágico y evitable final.
Bogdánov falleció el 7 de abril de 1928 a raíz de una infección que contrajo tras un fallido experimento médico con transfusiones de sangre (dicen que recibió volúmenes de diferentes jóvenes en un intento de dar pie a su teoría del colectivismo fisiológico), lo que generó interés y debate a lo largo del tiempo terminando como ejemplo en las grandes universidades.
Aunque su obra literaria y científica sigue siendo relevante, aquel experimento final y su resultado fatal marcaron su legado.
Sebastián Llano: “Hacer imitaciones es una virtud, un don que la vida me dio”
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En el ámbito humorístico Sebastián Llano (32) es hoy uno de los imitadores más talentosos por el extraordinario parecido que logra al caracterizar las voces de los famosos. Figura de Nación Media, del team “Arriba hoy”, del canal GEN y del programa radial “Animales de radio” de Montecarlo, el también actor y locutor nos abre las puertas de su hogar, de su historia y de sus emociones.
La Nación del Finde estuvo de visita en la casa del humorista, actor y comunicador Sebastián Llano, uno de los jóvenes referentes de la comunicación paraguaya en la actualidad. Paso a paso fue ganándose un lugar en los medios gracias a sus divertidas imitaciones y se ganó el corazón del público por su talento, el estilo humorístico particular que tiene, la energía y buena onda que lo caracterizan. Hizo la carrera de Periodismo y el año pasado también se recibió de actor en TIA (Taller Integral de Actuación) de la mano de Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia.
Padre de un niño de 10 años llamado Facundo, Sebastián contó que además de prestar su tiempo para la comunicación le gusta dedicarse a su familia, y en especial, pasar tiempo con sus abuelos. Asimismo, siempre está presto para compartir un asado con amigos o ser público de alguna obra de teatro local. Es un amante de las flores y de las buenas películas.
En Montecarlo FM hace “Animales de radio” con Romi González, Mazizo Torres y Carlos Turrini
En esta nota te revelamos cómo Llano crea a sus personajes, cuál es su favorito e incluso qué piensa el expresidente de la República Horacio Cartes, sobre la imitación que realiza de él en los programas de TV y radio en los que sale al aire.
–¿Te considerás humorista o comunicador?
–Yo me considero humorista, principalmente humorista. Hay muy pocas personas que hacen imitaciones acá en Paraguay, creo que es una virtud, un don que la vida me dio, por lo que me siento muy agradecido por poder hacer tantas imitaciones, creo que es una gran virtud. Entonces me considero humorista más que comunicador. Si bien hay veces que soy comunicador también porque trabajo en la tele y trabajo en la radio también doy información, también comunico noticias, me considero humorista más que comunicador.
–¿Cómo fueron tus primeras incursiones en la comunicación?
–La verdad que yo empecé haciendo radio en Rockero, un bar muy conocido de la zona céntrica de Asunción. Ahí había una radio y ahí fue la primera vez que me animé a hacer radio. Te estoy hablando de allá por el 2016, había una radio online y fue esa la primera vez. Después, en el 2017 tuve un programa de deportes en Radio Venus los fines de semana.
El comediante sostiene que si bien el humor no tiene límites, “uno tiene que ser responsable y saber qué decir”
Luego en el año 2018 ahí se da el boom donde empiezo a hacer radio en la Rock and Pop con Leti Medina y con Carlos Turrini en un programa que actualmente sigue. En ese momento lo hacían ellos y yo entraba haciendo imitaciones en “Rompiendo las horas”, un programa de 9:00 a 12:00, donde pasaron también otras compañeras, Gaby Sosa, la última parte del programa estuvo también Luchi García Rubin, en donde compartí realmente con gente muy preparada, muy talentosa.
Ahí estuve casi 4 años, de 2018 hasta el 2021, realmente ahí fue el disparador. Empecé haciendo un bloque donde hablaba de deportes raros y me acuerdo de que los oyentes me reputeaban y después empecé con el tema de las imitaciones.
–¿Cuándo te diste cuenta de que tenías el talento para imitar?
–Ya desde chiquitito yo hacía las imitaciones en el colegio, siempre imitaba a mis profesores, a mis compañeros (Colegio del Sol). Después empecé a relatar partidos de fútbol como Arturo Máximo Rubin. Y cuando terminé el colegio opté por seguir Derecho. Incursioné en la política también un tiempo, intenté ahí seguir los pasos de mi papá (Blas Llano), pero claramente no era lo mío y después de unos años dejé la carrera de Derecho.
“Tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos primero y después para reírnos de los demás. Me parece que nos falta mucho de eso todavía a los paraguayos”, opina Llano
–¿Tenés formación en comunicación también?
–Empecé a estudiar Periodismo en el 2018, coincidentemente cuando comencé a hacer radio también en la Rock and Pop. Y básicamente estoy en eso hace rato. Después de dejar la Rock and Pop, estuve en “Tercer tiempo”, en el Trece, con Malala y con Dani Rosa y con un gran equipo también ahí de humoristas. Estuve desde el 2021 hasta el 2023; fueron tres años de hacer televisión donde aprendí muchísimas cosas. Aprendí también el timing televisivo de un programa con un ritmo muy frenético, un programa que se ve muchísimo como “Tercer tiempo” y que me dio también muchísimo aprendizaje.
Actualmente estoy en el canal GEN de Nación Media, en un programa que se llama “Arriba hoy”, de 7:00 a 10:00, y había estado también en un programa que se llamaba “Duro de callar”. También estoy en la radio, en Montecarlo tengo participación en el programa “Animales de radio” con Carlos Turrini y Mazizo Torres.
–Sí, en la radio te escuchamos imitando a varias personalidades nacionales e internacionales, entre ellas al expresidente Horacio Cartes.
–El personaje de Horacio Cartes se dio en el año 2018, justamente cuando él deja la Presidencia, y nació en el programa en el que yo estaba en ese momento, en “Rompiendo las horas”. La verdad que no hay una poción mágica para la creación de los personajes. Evidentemente que hay un estudio donde yo miro mucho al personaje que voy a imitar, pero también tiene que salir la voz, porque hay personajes que capaz la voz no salga tan bien, pero de repente los gestos o la manera de hablar sí lo tengo bien estudiado. Lo de Cartes se dio coincidentemente que me salió también muy bien la voz.
–También te sale bien la imitación al presidente Santiago Peña ¿Con cuál de los dos te sentís más cómodo en el momento de la caracterización?
–Y yo creo que el personaje Horacio. No sé si prefiero hacer más que el personaje de Santi, pero me siento más cómodo en el sentido de que puedo jugar más. Siempre Horacio trata de que todos estemos unidos, de que no haya diferencias. En realidad una imitación un poco de lo que es él, ¿verdad? Pero es un Horacio muy abierto, muy, muy respetuoso de las opiniones de todos. Y eso es algo que valoro mucho, porque nunca, nunca el expresidente me dijo nada, nunca me llamó la atención.
Si hay algo que me gustaría puntualizar en esta entrevista es que en el grupo Nación Media hay una diversidad de pensamientos, hay una diversidad de ideologías donde acá se respeta y donde acá nadie baja una línea para decir tal o cual cosa. Por lo menos dentro del humor. El humor es un mundo donde prácticamente no hay límites porque justamente es humor. Que él, como dueño de la empresa o como cabeza de la empresa, nunca, nunca me hizo ningún llamado de atención, siempre me da la libertad de decir lo que yo quiera. De todas maneras, yo cuido también ciertas cosas.
Creo que si bien el humor no tiene límites, uno tiene que ser responsable y saber qué decir. Aunque hay veces que uno se puede ir de boca o decir algo que de repente se tome mal o se malinterprete, pero siempre dentro del rango del humor y la risa. Y eso tiene el personaje de HC, porque él siempre entra a conciliar y a decir que la familia paraguaya debe estar unida.
“Ya desde chiquitito yo hacía las imitaciones en el colegio, siempre imitaba a mis profesores, a mis compañeros...”, cuenta Sebastián Llano quien además estudió Periodismo y actuación
–El público paraguayo y el humor, ¿cómo lo ves?
–Es importante empezar a deconstruir un poco el humor y a entender que tenemos que reírnos de nosotros mismos. Es muy importante entender que primero tenemos que reírnos de nosotros para poder reírnos de los demás y poder aceptar también eso. Muchas veces nos equivocamos, muchas veces pasan cosas que hacen que uno se equivoque, y que no lo haga con mala intención, pero uno se equivoca. Es importante reconocer eso.
Y me parece que nos falta mucho de eso a los paraguayos. De poder reírnos también de nosotros mismos, para después poder reírnos todos juntos. Me parece clave eso. Entonces también, de alguna manera, me gustaría imponer una nueva forma de hacer humor, y no solamente reírnos de lo mismo siempre, el famoso nos reímos del travesti, del gay, del cornudo. Tenemos que aprender a reírnos también de otras cosas. Es muy importante esa deconstrucción del humor y de poder justamente explorar otras cuestiones.
–¿Hay algún proyecto de hacer teatro este año?
–Sí. En mayo presentamos de nuevo una obra que ya presentamos el año pasado con mis compañeros del TIA. Es teatro experimental, una obra que habla sobre el cuerpo humano, las cicatrices, las heridas…, todo lo que atraviesa el cuerpo humano en la vida en sí.
“Me gustaría imponer una nueva forma de hacer humor y no solamente reírnos de lo mismo siempre, el famoso nos reímos del travesti, del gay, del cornudo... Tenemos que aprender a reírnos también de otras cosas. Es muy importante esa deconstrucción del humor”.