Por Bea Bosio, beabosio@aol.com

La última vez que vi a Selva fue en una canoa en el Bañado Norte, en mayo del 2019. La inundación había hecho estragos en la zona y como directora de la Escuela Caacupemí de Fe y Alegría, estaba decidida a que ningún niño quedara excluido por la crecida. Entonces casi a diario montaba a una canoa para llevar los cuadernillos de tarea a las casas de aquellos que no podían llegar a la escuela.

Recuerdo el sonido de las aguas en la canoa, el recorrido compartido y la admiración profunda que sentí al comprobar el tamaño de su vocación inmensa: Selva de pies mojados y sonrisa resuelta, trascendiendo el espacio físico de la escuela, para volverse líder comunitaria. Una referente con todas las letras. Es difícil olvidar el abrazo de los niños y la alegría que sentían al verla. En la última frontera del olvido. En el último rincón de la pobreza.

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NO IBA A VENIR A DETENERLA AHORA UNA PANDEMIA

Por eso cuando empezó la cuarentena volvió a jurarse que ningún niño se quedaría afuera. En el bañado muy pronto se dieron cuenta que la educación virtual a distancia no funcionaría, y entre directores y coordinadores de la Red Fe y Alegría realizaron un análisis de contexto intentando resolver el desafío de la brecha tecnológica. Y de pronto surgió la idea de utilizar una herramienta que ya tenían: Frecuencia 1300 AM. Radio Fe y Alegría.

Con esa idea en mente, adaptaron las cartillas que ya eran utilizadas a través del PREBIR (Programa Rural de Educación Bilingüe Intercultural por Radio) dirigidas a jóvenes y adultos, y las aplicaron a un programa infanto juvenil. Desde entonces un engranaje silencioso hace que el milagro suceda: diversos grupos elaboran planes de estudio que son convertidos a guión radial, que luego se graban para ser transmitidos por la emisora o por el celular. El programador realiza los arreglos y comprime los audios para evitar que pesen demasiado y puedan llegar. Cuando no hay acceso a la radio les llega por audio de Whatsap.

Y así van venciendo el aislamiento en el cotidiano, luchando diariamente por continuar. Los lunes y miércoles están en la escuela, para que puedan acercarse los padres y hermanos mayores y aclarar ciertas dudas que pudieran surgir.

Tampoco han quedado afuera los que tienen un ritmo de aprendizaje diferente. En esos casos, la cartilla de grado se adapta, teniendo en cuenta a cada alumno en particular. Selva se llena de orgullo cuando me cuenta que en su escuela hasta el momento no se ha detectado deserción escolar. Al contrario, hay alumnos que por este sistema se han ido sumando a la institución.

"La distancia es física. No emocional. No de misión… -concluye Selva y cuando lo dice de nuevo vuelve la imagen de la canoa, y la dimensión heroica de su vocación.

La misión que mueve su mundo. La que combate silenciosa todos los días por el digno derecho a la educación.

Hoy en día, Fe y Alegría responde a alrededor de 9.600 estudiantes con un alcance de 7.000 familias, y 570 docentes y educadores involucrados en el proceso. En este esfuerzo mancomunado hay profesores, directores, enlaces de oficinas nacionales y gente de radio que trabaja hasta la madrugada para tener listos los audios y que no pare la rueda. Para que en esta pandemia nadie quede afuera.

Etiquetas: #1300 AM

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