Llegó al país hace 42 años y desde entonces se ha convertido en un gran investigador de la cultura indígena guaraní. El padre italiano salesiano José Zanardini explora lo que ha sido su vocación de servicio en todos estos años en esta charla con Augusto dos Santos para el programa “Expresso”, del canal GEN. Antropólogo, sociólogo y teólogo, el sacerdote, especializado en las costumbres originarias del Paraguay, afirma que el idioma guaraní seguirá vigente por muchos años y que el Estado debe garantizar a los pueblos indígenas la posibilidad de tener una vida más digna.

–Augusto dos San­tos (ADS): ¿Cómo empieza tu histo­ria en Paraguay?

–Yo llegué en 1978 por pri­mera vez. Una vida ya.

–ADS: Una vida real­mente...

–Y vine así, medio aventu­rero. Siempre me acuerdo de mi primera ida al Chaco. Mi primera ida al Chaco tomando un barco desde Montevideo, Uruguay, y lle­gué hasta donde está ahora la Costanera y ahí había un barco grande llamado “Cacique segundo”.

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–ADS: A propósito, justa­mente en estos días, que habrá sido uno de tus últi­mos artículos, escribías sobre la historia de un chamán y sus vaticinios en relación con el futuro y decías que coincide con la visión en general que tienen los científicos del mundo. ¿Esto es así? ¿Qué esperan los visionarios indígenas sobre el futuro?

–Los visionarios tienen una relación profunda con la naturaleza. Incluso, te puede parecer raro y a la gente que escucha también raro, pero el chamán habla con los animales, con las plantas. No son las palabras que usamos nosotros, pero tiene una comunicación. Recibe y da. Es una relación de reciprocidad. Y entonces frente a la destrucción de la naturaleza ellos tienen una visión muy clara. Que ellos creen que es el comienzo de una degeneración continen­tal y planetaria. Esa es una visión muy clara. Porque tie­nen esa comunicación con los animales, con las plan­tas, y ellos les transmiten ese sufrimiento, desde la tierra, el agua, el aire, de las plantas, de los anima­les, cosas que nosotros no percibimos.

–ADS: Hoy en día para los científicos que estudian en China la situación, queda absolutamente claro que todo empezó con un murciélago. Y todo empieza con la irrupción del hombre en lo que era exclusivamente hábitats de plantas y animales, que es el antiguo discurso de estas comunidades, ¿no?

–Coincide exactamente esa visión de los chamanes y esas previsiones si es que no se toman medidas rápi­das y eficaces a niveles glo­bales. Si es que no hay una iniciativa de los gobiernos, es un problema global esto. Coincide con lo que las gran­des instituciones científicas del mundo dicen, en tantos estudios hechos por cientí­ficos en diferentes ramas, desde la biología, la botá­nica, toda la ciencia posi­ble, todos coinciden en eso. Que estamos encauzados hacia un brete. Nos esta­mos embretando, con esto del calentamiento global, el aumento de las alturas de los océanos, deterioro de las tierras, entonces todo ese movimiento libera la pro­liferación de virus, que ese es otro tema, que recien­temente los biólogos han demostrado que no es una teoría.

–ADS: Qué sugestivo que eso suceda en el cora­zón de un momento en que existe una exacerbación de líderes negacio­nistas, justo en el mismo momento en el que el negacionismo del dete­rioro es máximo, ¿no?

–Sucede justo en estos dos países que niegan la rela­ción planeta y seres huma­nos. Niegan que las acciones humanas estén deterio­rando al planeta. Y los que más niegan eso son los que más están siendo afectados.

–ADS: ¿Quién es para el pueblo paraguayo en general el indígena?, ¿qué representa él?

–Hay una gama muy variada. Yo empezaría con decir que hay un grupo relativamente pequeño de personas, sobre todo en estos últimos 20 años en el mundo del campo inte­lectual, artístico, cultural, histórico, sociológico, que realmente tienen una visión precisa o bastante precisa del mundo indígena, de lo que significa la presencia del mundo indígena, histó­ricamente, culturalmente. Pero después hay una gama de personas de gente indife­rente, de otros que no saben ni quiénes son, y otro por­centaje bastante grande de gente que sigue con muchos prejuicios contra el mundo indígena, pensando que son gente ignorante, que no saben nada, que no tra­bajan.

–ADS: Que son haraganes.

–Sucios y que tienen que “civilizarse”, esa es la pala­bra.

–ADS: Aparte de lo que se lee en los libros, tan­tas naciones, tantos dia­lectos, ¿cuál es el estado de las naciones indígenas hoy?, ¿cómo se encuen­tran conformados?

–Aproximadamente son 130 mil personas. De diversas culturas, lenguas y hábi­tats. Entonces ahí hay una diversidad que no se conoce. La gente cree que todos hablan guaraní, y eso no es así. Es un abanico cultural muy grande que representa una riqueza cultural muy importante.

–ADS: Hay comunidades que hablan alemán y no guaraní, ¿no?

–(Risas) Eso también sucede.

ADS: Digo, porque en el imaginario subyace el hecho de que todos hablan en guaraní.

–Y es bueno recordar esto al respecto que hay 20 pue­blos que tienen 5 familias lingüísticas, y de ellos, una sola es la familia lingüística guaraní. Y dentro de esta familia son seis diferentes pueblos y culturas que son guaraní y lengua también que se parecen al guaraní, pero que no son directa­mente.

–ADS: ¿Por qué se da nuestra histórica fusión mucho más próxima con la rama guaraniparlante?

–Y porque tenemos que irnos miles de años atrás. Lo primero, los guaraní de la Región Occidental, en el Chaco, estaba el grupo de indígena que nosotros llamamos los guaraní de neolítico y los otros más antiguos. Y entonces los guaraníes vinieron de la Amazonia, por la migración. Y en la Amazonia habían lle­gado desde el Pacífico, por vía marítima, decenas de miles de años atrás.

–ADS: No puedo dejar de preguntar, ¿eso refuerza la teoría sobre el origen oriental o asiático?

–Sí, totalmente. Y está 100 por ciento confirmado por científicos. Hubo hasta el momento confirmadas tres migraciones a este conti­nente. O sea, nadie es ori­ginario de este continente. Han venido del Norte, son los grupos de Mongolia, Siberia, que han venido por el estrecho de Bering, están los que han venido por la Antártida, que son los que después han llegado a nues­tro Chaco. Ahí le tenés a los guaicurús y otros grupos no guaraníticos que han venido por una migración sureña, y después están los guaraníes que han venido de la Ama­zonia, llegando a la Región Oriental del Paraguay y lle­garon vía marítima. Vos te imaginás, Augusto, lo que habrá sido cruzar el Pací­fico en esa época, con esos barquitos, habrá sido una aventura.

–ADS: Habrá sido increí­ble.

–Y usted sabe que todo fue por la búsqueda del Oriente. Eso de dónde está el Sol. El guaraní que se expresa el yvy marane’y (la tierra sin mal). Entonces llegaron a la costa del Perú, Ecuador y de ahí pasaron los Andes, llega­ron a la llanura y hasta lle­garon al mar.

–ADS: ¿Por qué es tan pobre la historia oficial sobre el origen?

–Eso debemos... debemos tener un programa de antro­pología.

–ADS: Pobre y aburrido. Porque estos componen­tes están casi ausentes del debate.

–Yo creo que todos los ciu­dadanos tienen que tener acceso a esto. Todo lo que los ciudadanos tienen que conocer no está en los libros de historia, de geografía, de antropología.

–ADS: De hecho, el tema indígena no forma parte de nuestros textos de his­toria, salvo aquellas esca­ramuzas de la fundación de Asunción, en donde los indígenas siempre eran los malos.

–Exactamente. Entonces es un gran tema, Augusto. Hay mucho desconoci­miento, hay mucho pre­juicio y entonces ahí nos quedamos nomás con la anécdota. El indígena que está por la calle, que anda por la esquina, las mujeres con sus hijos, el varón que no está. Estamos perdiendo de vista lo que es el grueso de los pueblos indígenas, sus valores, las cosas que ellos nos enseñan. Yo creo que si no respetamos sus valores, sus principios, nos vamos a la extinción.

–ADS: ¿Cuando vas a una comunidad indígena esos valores siguen tan pre­sentes?

–Gran pregunta. En la medida que entran en con­tacto se dan comunidades diferentes. Hay algunas que están tomando el camino de aculturarse y tomar los defectos de los pueblos de la sociedad circundante, me refiero a casos de corrup­ción por ejemplo. En donde el líder del pueblo otorga tala de árboles, o alquila parte de sus tierras para los sojeros, cosas así.

–ADS: Se replica la corrupción de la “civili­zación”.

–Exacto. Si vamos por ese camino con tu pregunta, entonces los grupos indí­genas como grupo cultural van camino a la extinción, no como personas. Lo que quizás le gusta a la sociedad local, porque se van “civili­zando”, ya que están apren­diendo el individualismo, la estafa, la corrupción. Y yo creo que la mayoría de las personas en las comunida­des están con esa preocu­pación, la de conservar los elementos fundamentales de su filosofía, que hacen al sentido de la comunidad. Somos solidarios, somos comunidad, nos ayudamos, compartimos. No somos consumistas, no explota­mos a los animales, la tie­rra, los peces, solamente lo necesario para una vida digna.

–ADS: Sobre las teorías existentes sobre el ámbito vital de las comunidades indígenas hay como dos polos. Por un lado, los que dicen que ellos tienen que definitivamente incorpo­rarse a este sitio, y los que dicen no, ellos tienen que vivir como vivieron siem­pre. ¿Hay un lugar inter­medio a esas posiciones?

–Yo creo que lugar interme­dio no existe. Lo que existe es que el Estado, o en gene­ral los Estados, deben dar libertad a los pueblos indí­genas de ser lo que quieren ser. Así dice la propia Cons­titución Nacional. El Estado debe otorgar gratuitamente a los pueblos indígenas can­tidad y calidad de tierra para su sistema tradicional de vida. Eso dice la Constitu­ción. Pero también hay un artículo dentro de la Consti­tución que dice que los indí­genas tienen derecho a acce­der a otro estilo de vida. Es decir, si un indígena quiere abandonar su terreno e ir a vivir a la ciudad, no tie­nen ningún impedimento. Entonces, esa es mi res­puesta. No hay que decir­les quédense o váyanse con este estilo de vida.

–ADS: ¿Hacia dónde lleva el proceso evolutivo?

–Hay un grupo en este momento en Asunción, cerca de 5.000 indígenas que llamamos urbanos. La mayoría son de la comuni­dad Mbya. De 130 mil hay 5.000 en Asunción, y son los que han optado por un estilo de vida urbano, o decir que fueron obligados porque dejaron sus lugares la mayo­ría por falta de tierra, por lo que han venido.

–ADS: Qué es lo que se los ve en las calles...

–Y la mayoría son de grupos de la Región Oriental, que están por las calles.

–ADS: ¿Cuál es el des­tino que ellos tienen como comunidad?

–Primero deben entrar en un proceso y ellos son cons­cientes de eso. Dentro de su territorio, que ya no es tan grande como antes, ya es un territorio reducido. Ya no hay tanta cacería como antes, entonces están abo­cados a un proceso de capa­citación de pasar a ser por ejemplo agricultores, cosa que históricamente nunca lo fueron. Sobre todo en los chaqueños. O criadores de pequeños animales, que tampoco lo han sido porque siempre fueron cazadores. Ese para mí es el punto más delicado. Ellos están cons­cientes de eso, pero les cuesta porque no es fácil.

–ADS: Y no se consigue con un taller de capaci­tación.

–No se consigue con eso. Hay un esfuerzo por parte también de instituciones públicas y privadas, pero hasta ahora los resultados son escasos, seamos since­ros.

–ADS: ¿Cuál es el destino de estos 5.000 que viven en Asunción?, aquellos que viven en los semá­foros, en las calles... que forman parte de la rea­lidad que escribe la his­toria, del que escribe las noticias en los diarios.

–Hay dos etapas. En la etapa actual, son 5.000 viviendo en grupos de 50 a 100 per­sonas, intentando vivir en esos grupos. Hay algunos en el Cerro Lambaré, en Villeta, en Luque.

–ADS: Ya metidos dentro de una vida de barrio.

–Crean una especie de barrio, o manzanas, o cua­dras, donde son solamente ellos. ¿Cuál es el futuro? Y yo creo que es fácil que uno de ellos se case con cualquiera que no sea de la comunidad y pasa lo que pasa en Buenos Aires o San­tiago de Chile. ¿Y qué fue lo que pasó? Que se han ido disolviendo en la manera de vivir, dejaron la comunidad y se fueron a vivir en depar­tamentos, y ahora esta­mos asistiendo a un fenó­meno interesante en donde esa familia esparcida está volviendo a encontrarse no físicamente, cultural­mente, para rever su histo­ria e incluso están haciendo cursos para aprender su len­gua de origen. Fijate qué interesante.

–El idioma. Hablamos del futuro. ¿Cómo ves la salud del guaraní en dos o tres décadas?

–Entonces hay que distin­guir el guaraní de los para­guayos, que es el jopara, que va a continuar, va a incorpo­rar más cosas del inglés, del español, es inevitable, toda lengua evoluciona.

–ADS: De hecho que en Nueva York ya están hablando la mezcla del guaraní, español o gua­raní.

–Y es que no hay otra que hacer. El purismo no tiene nada que hacer. El purismo no existe en la lengua, ya que es un ser viviente la lengua que va evolucionando, que se va transformando. Pero sí que el guaraní se va a con­servar, por una tendencia mundial. Todos los grupos lingüísticos se están for­taleciendo. Se está forta­leciendo y enriqueciendo con los préstamos de otros idiomas. Te doy un ejemplo, donde yo nací, en el norte de Italia, se hablaba el bre­chiano, y teníamos prohi­bido hablarlo en casa. Era una lengua solamente para los amigos, y en la escuela y dentro de la casa solamente italiano. Y aquí fue así tam­bién en algún momento. Y se sigue usando esa lengua, que estamos en el 2020. Quiero decirte que es fuerte la resis­tencia lingüística, aguanta pero con esas transforma­ciones. Lo mismo pasa con la lengua guaraní de los indí­genas, que tiene seis lenguas parecidas. Son seis lenguas que vienen del guaraní anti­guo que van incorporando nuevas cosas.

–ADS: En los textos de las escuelas nos enseñan que las comunidades indíge­nas tenían como virtu­des ser grandes cazado­res, nadadores y conocían las hierbas medicinales. Hasta ahí. ¿Qué más son para nuestra historia?

–Todo el tema del chama­nismo. Los chamanes, sus conocimientos, sus propie­dades terapéuticas. Eran como los sicólogos de hoy. Tenían formas de curacio­nes con las manos, técnicas orientales. Estudiando el chamanismo y las prácticas orientales tienen muchas semejanzas porque vienen de esa parte del mundo.

–ADS: ¿Quedan algo más en las comunidades indí­genas que ellos puedan aprovechar de los árbo­les o ya no hay nada?

–Desde mi punto de vista, la herboristería es el ele­mento más fuerte que ha pasado desde el mundo indí­gena a los paraguayos. Es el aporte más grande y quizás muchos paraguayos no se dan cuenta.

–ADS: Desde el tereré hasta el saquito del té.

–Todo. Es el elemento más fuerte que ha pasado a la cultura de los paraguayos, además de la lengua que es el guaraní. Y también ha pasado a la cultura para­guaya que ahora está como para desaparecer que es el jopói. Y que aún se conserva en el campo, entre los veci­nos, esa ley de la recipro­cidad, ese proceso de dar y recibir que es fundamental, y que se tiene que dar a nivel mundial de vuelta. La inte­gración de las economías, de los continentes.

–ADS: ¿Qué errores no tienen que seguir come­tiendo las políticas de Estado al respecto de los indígenas?

–Y aplicar fundamental­mente la Constitución Nacional. Es muy simple. Capítulo quinto. Ahí se da toda la pauta sobre el terri­torio, sobre su educación, su creencia, su sistema tradi­cional de vida, su derecho consuetudinario. Aplicar en lo posible las penas tra­dicionales y no el código penal paraguayo. Es decir, todos esos elementos son importantes. Hay muchas dificultades, pero se está en ese camino.

–ADS: Después de una vida de investigaciones, ensayos, vinculados al tema indígena, al tema étnico, decidiste publicar tu primera novela, entre la selva y el Vaticano. Comentanos un poco.

–(Risas) Como dicen, a la vejez, viruela. A mi edad se me ocurrió hacer esta fic­ción, que trata de un cura que viene de Canadá y que se mete en la selva y enta­bla una vida con el mundo indígena en el Paraguay. Y alrededor de eso se van des­cribiendo muchos elemen­tos del Paraguay no indí­gena también, del mundo rural, del mundo urbano, las situaciones, los grupos de violencia, el tema de la tortura, los casos amorosos, en fin. Y después este cura tiene un problema –de un tema que no voy a narrarlo ahora– pero que tiene que volver a su país. De ahí ya no saben qué hacer con él y lo mandan al Vaticano para tratar temas indígenas.

–ADS: Dentro de las deu­das que tenemos pendien­tes está lo de conocer más la narrativa indígena.

–Eso es fundamental.

–ADS: Tenemos leyendas que nos vienen justamente del mundo indígena, que se sostienen, pero nece­sitamos más. No tenemos creo tanta narrativa de las propias leyendas desde los indígenas.

–No hay. Tenemos un cuerpo mitológico muy impor­tante. Incluso, hablando en términos en creencias, como el antiguo testamento para darte una idea, todos los mitos de orígenes, que son bellísimos, que son una literatura importante que mucho se ha escrito, y esta­mos escribiendo ahí. En la Universidad Católica, en el Centro Antropológico y lo seguiremos haciendo.

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