Por Jimmy Peralta, carlos.gimenez@gruponacion.com.py

Cuenta con media sanción el proyecto de ley que obliga al Poder Ejecutivo a desembolsar el 25% del salario mínimo a los trabajadores de la cultura. 

La Cámara de Diputados pospuso el miércoles último el tratamiento del proyecto de ley que modifica los artículos 3, 13 y 22 de la Ley N° 6.524, que habilita la transferencia de fondos en concepto de apoyo financiero a los trabajadores del rubro del arte que hayan sido afectados por la pandemia. La propuesta ya cuenta con aprobación del Senado.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

En las últimas semanas, referentes de la escena artística dieron a conocer su apoyo a este proyecto de ley a través de las redes sociales, con un mensaje viral que abría diciendo: “Los artistas fuimos los primeros en parar y seremos los últimos en reactivar nuestra economía”, y concluía con el hashtag “SubsidioYa”.

De ser sancionada, la ley obligaría al Poder Ejecutivo a otorgar un subsidio del 25% del salario mínimo a quienes figuren dentro un padrón elaborado por la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) en el que se incluirán a artistas nacionales, naturalizados y extranjeros residentes, gestores culturales y personas cuya actividad laboral se encuentre directamente vinculada a las expresiones artísticas o culturales en sus diversas manifestaciones.

Podrán postularse al padrón quienes no coticen a la seguridad social, no sean trabajadores del Estado, no sean jubilados o pensionados, y no sean beneficiarios de algún programa de asistencia social del Estado.

El monto de 25% del salario mínimo es el techo que el Gobierno ha establecido como aporte a todos los sectores de trabajadores no formales, y 50% a los que aporten en el Instituto de Previsión Social. La valoración del monto ha levantado varias críticas, así como el universo específico al que abarcar.

La pregunta respecto a la intervención del Estado en la escena artística o la resolución de los problemas actuales dentro de las reglas del mercado, La Nación la transfirió a diversos referentes de la cultura.

PAOLA IRÚN

ACTRIZ, DRAMATURGA Y DIRECTORA DE TEATRO

–¿Por qué el Estado debe subsidiar las artes?

–Así como el Estado está ayudando a otros rubros, también las artes se merecen ese subsidio. Es uno de los sectores más golpeados porque la mayoría de las expresiones artísticas depende de aglomeración de público. Entonces fuimos quienes primero suspendimos todas las actividades y seremos los últimos en reanudar. Puedo referirme a lo que a mí me toca directamente, que es el teatro. El teatro se alimenta del público y su esencia primera es la comunión presencial entre artistas y público. Y el teatro en nuestro país es una de las expresiones más olvidadas; pero en realidad es de suma importancia mucho más allá del mero entretenimiento. El arte en sí nutre, energiza, educa, confronta, da voces a quienes no la tienen, toca temas de los cuales no se hablan, nos pone en contacto con nuestras emociones, las cuales en el día a día son dejadas de lado, y algo muy importante, contribuye a la creación de nuestra identidad. En este momento de crisis, necesitamos también ser tenidos en cuenta.

–¿Qué peligros se corren si toda la producción y creación quedan al arbitrio de este mercado en crisis?

–Hay problemas que van más allá de este subsidio que a final de cuentas es una solución temporal, inmediata, porque hay gente que está pasando muy mal, pero no va a ser una solución más allá de un par de meses. Constituye una manera de tapar varios agujeros con remiendos que no se van a sostener. Esos agujeros representan la falta de políticas culturales concretas para el sector. Y esto ya existía prepandemia, solo que ahora en crisis todo sale a la luz de una manera más directa. No tenemos leyes que nos amparen, no hay ley de teatro, un instituto nacional de teatro como ahora hay de cine; tampoco tenemos ley de mecenazgo, como en otros países. El sector privado poco o nada invierte en teatro porque no encuentra beneficios directos, entonces dependemos mucho de fondos públicos, los cuales no alcanzan o en algunos casos carecen de un planeamiento que facilite realmente la producción. Entonces el panorama ya estaba difícil y ahora en pandemia aún más. Por supuesto que más adelante puede quedar peor y vamos a tener que hacer magia (podemos, justamente nosotros podemos, pero necesitamos la infraestructura necesaria sobre la cual apoyarnos). Y al momento de abrir las salas nuevamente, tampoco va a ser fácil hacer ir al público. Poner una obra en escena supone un presupuesto altísimo que recuperamos o intentamos recuperar con el público y las entradas vendidas. Tenemos ahora las plataformas online, lo cual niega de entrada la primera esencia del teatro en vivo, pero es una manera de “aguantar” la espera. Solo que no sabemos hasta cuándo será sostenible tampoco. Ese teatro en vivo va a volver, el mismo viene sobreviviendo por cientos de años y ya varias pandemias encima, y debe volver con más fuerza, lo cual se hace muy difícil con todas estas cosas en contra. Debemos encontrar las enseñanzas que trae la crisis, de qué no seguir permitiendo, qué concretamente buscar y cómo llegar a los objetivos más a largo plazo. Espero podamos aprender todxs, tanto quienes están en el poder, como nosotrxs quienes creamos y producimos y el público para quienes finalmente lo hacemos. 

TICIO ESCOBAR

CURADOR, INVESTIGADOR Y EX MINISTRO DE CULTURA 

–¿Por qué el Estado debe subsidiar las artes? 

–En el ámbito de las políticas públicas contemporáneas, la cultura ha dejado de ser considerada el aditamento de un cuerpo social ya configurado, “la guinda de la torta”; pasa entonces a ser asumida como una fuerza que participa de la construcción de la sociedad. Esta no constituye una mera trama de relaciones entre individuos: se articula y adquiere consistencia mediante la sensibilidad, los conceptos, los imaginarios, las representaciones, las creencias y los símbolos colectivos. Las identidades diversas, el juego del consenso y el disenso, tanto como la misma cohesión social, se juegan en los ámbitos de lo cultural. Así, el contrato social requiere fundamentos y argumentos culturales; es un asunto básicamente político, ético y cultural. Desde esta perspectiva, la cultura es la representación de la sociedad: los modos en que esta aparece en escena y asigna papeles diversos, dinámicos, a los distintos actores sociales. 

–¿Qué peligros se corre si toda la producción y creación quedan al arbitrio de este mercado en crisis? 

–Los quehaceres de la cultura, y del arte en particular, tienen dos resortes básicos: la producción y la creación. El mercado tiende a privilegiar el primero en detrimento del segundo. Por eso, diversas manifestaciones producidas en contexto nacional, tales como el teatro, la danza, las artes visuales y audiovisuales, así como la música independiente y otras expresiones (ritos y tradiciones populares), no resultan sustentables ante la avalancha de las industrias culturales.

Así, el Estado debe crear mecanismos reguladores para equilibrar la situación desfavorable de estas manifestaciones que, en gran parte, no resultan rentables: no se rigen por la lógica de la producción-beneficio. Liberados al puro juego especulativo del mercado, esas expresiones desaparecerían o, al menos, quedarían seriamente menguadas en su enorme potencial. En situaciones extremas, como las que origina la pandemia, el apoyo del Estado se vuelve indispensable: estamos corriendo el gravísimo riesgo de perder momentos constitutivos de la sensibilidad, la experiencia, los sueños y los deseos sociales. Una sociedad sin arte es un cuerpo endeble que avanza sin brújula, un rebaño desorientado. 

CRISTINO BOGADO 

ESCRITOR 

–¿Por qué el Estado debe subsidiar las artes? 

–El Estado subsidia a empresarios del transporte, a ganaderos, sojeros, ere eréape. Así, qué mal puede causar que las artes reciban subsidio si son otro rubro nativo que al Estado le conviene incentivar y favorecer en bien de su buena salud y nombradía. 

–¿Qué peligros se corren si toda la producción y creación quedan al arbitrio de este mercado en crisis? 

–El mercado y el Estado en realidad van más juntos de lo que se cree, están en feedback constante, el arte no mejora por arte de birlibirloque ya sea financiado privadamente o por el sector público, acá de lo que se trata es de una situación excepcional que exige intervenciones inmediatas, expeditivas y sin burocracias al uso, para que la pandemia no llegue a afectar tan drásticamente el futuro del gremio artístico más relegado. 

OSVALDO ORTIZ FAIMAN 

PRODUCTOR DE CINE 

–¿Por qué el Estado debe subsidiar las artes? 

–La cultura es lo que nos da una identidad en este mundo globalizado, el valor de esa identidad no se puede calcular, ponerle un numero a la creación de Roa Bastos, Asunción Flores o Mangore. Sin embargo, las obras de estos artistas que cité anteriormente le dieron una imagen a nuestro país, no tienen precio, pero solo para comparar hace unos años la marca país costó cerca de 10 millones de dólares. Los creadores artistas del Paraguay son un tesoro inagotable y es responsabilidad del Estado cuidar, promover, estimular y en un momento delicado como este tiene que ser auxiliado como se les da auxilio a los de la caña de azúcar, o los pescadores. La lógica es la misma, no veo por qué hacer distinciones. 

–¿Qué peligros se corren si toda la producción y creación quedan al arbitrio de este mercado en crisis? 

–El peligro real es que la economía en general está en crisis, sobre todo los rubros donde la esencia del mismo es la aglomeración, creo que debe ser prioridad del Gobierno ayudar a estos antes que a otros que no tienen ese punto diferencial, la creación no va a parar más o menos que el resto de las actividades, es al mismo tiempo una oportunidad de hacer puentes con otros rubros, otras áreas de la creación, para salir juntos adelante. Este virus no tiene partido político, ni clase social ni depende del gobierno de turno, depende de nuestra capacidad de organizarnos y entender que solo juntos podemos salir de esto en el menor tiempo posible. Ser solidarios y tener empatía con los más afectados puede marcar la diferencia, para sostener una mínima continuidad y cortar algo con la dependencia del sistema anterior al covid, tenemos ese gran trabajo de sobreponernos a este problema global. 

GLORIA MUÑOZ 

ESCRITORA

–¿Por qué el Estado debe subsidiar las artes? 

–Nuestra Constitución garantiza el derecho a la cultura de la ciudadanía. En ese sentido, el Estado está obligado a tomar los recaudos para que así sea. Uno de los instrumentos para lograr ese fin son los fondos y subsidios, como ocurre en otros ámbitos como la educación, la salud, la agricultura y otros. De no contar con apoyo, la cultura, tanto desde el protagonismo como el consumo, se vería muy restringida, su desarrollo establecería importantes brechas de discriminación social y económica. 

–¿Qué peligros se corren si toda la producción y creación quedan al arbitrio de este mercado en crisis? 

–(De ser así) La cultura favorecería un desequilibrio tanto en el planteo de los contenidos, que se ajustaría a los valores y preferencias de los que pueden pagar, distorsionándose su verdadero sentido, igualmente la participación y consumo. También entraría a pesar la profesionalización de los artistas. Naturalmente, el problema no es simple y la implementación de fondos y subsidios deben establecerse conforme a planes y políticas culturales diseñadas democráticamente, con responsabilidad y compromiso. 

Dejanos tu comentario