PorToni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Un paseo por la vieja calle Sicilia trae a la memoria a una de las profesionales que se destacaron en su larga trayectoria, quien ha cumplido nada menos que 100 años de edad.

Camino por la calle Sicilia (Tercera Proyectada) casi Alberdi y me detengo en la casa número 358, donde vive la Dra. Antonia López de Bonini, tal vez la odontóloga viviente más antigua de Asunción, a quien ya cité el año pasado en el artículo “Recuerdos de la calle Tercera”.

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Nacida hace 100 años, un 12 de junio de 1920 en un apacible barrio de Asunción, en las calles 15 de Agosto y París, en la época que era Pdte. de la República el médico Dr. José P. Montero.

Medalla de oro de la promoción 1938 del antiguo Colegio Nacional de Niñas, teniendo como profesores en aquella época a personalidades de la talla de Hérib Campos Cervera, Hipólito Sánchez Quell y Silvio González Jovellanos.

Ingresa a la Facultad de Odontología en 1939, siendo parte de una generación de mujeres que se preparaba para tomar espacios en la vida pública y que estudiaba odontología, entre ellas Elva Colunga, Élida Miquel, Rosa Sosa, Hortensia Cartes, Carmen Herrero, Sara Monello, mientras que otras lo hacían en el arte como Ofelia Echagüe Vera, Edith Jiménez, Olga Blinder, Leonor González Cecotto, y otras elegían el derecho como Mercedes Sandoval de Hempel, o en historia como Idalia Flores de Zarza.

UNA FACHADA “ART DECO PARAGUAYO”

La fachada del consultorio y vivienda de esta gran mujer paraguaya muestra una típica arquitectura de los años 30, una especie de “art deco paraguayo” que se conserva impecable. Tiene dos puertas sobre la calle que recibían al consultorio y sala de espera, un poético portoncito de madera que conduce a un patio y “corredor Paraguay” con muchas plantas que me hacen recordar al “Patio de mi madre”, una conocida obra del pintor Jaime Bestard, quien vivía a cuadras de su casa sobre la calle Alberdi.

UN PATRIÓTICO FESTEJO DE 15 AÑOS

Debido a este tiempo de pandemia, ella nos cuenta vía telefónica, con una lucidez admirable, historias de su larga y fructífera vida. Y un detalle muy particular, ella cumplió 15 años el 12 de junio de 1935, el mismo día del cese de hostilidades la guerra con Bolivia, y lo celebró de la manera más patriótica, dice ella: “Estando en clases llegó la noticia del cese de hostilidades, salimos de las aulas con alegría desbordante con la gente que recorría las calles y nos dirigimos a la Catedral con banderas en manos y fervor a pesar del sufrimiento por las pérdidas humanas en esos años de guerra”.

LA ODONTÓLOGA DEL BARRIO

Mujer de mucha dulzura, pero también de carácter firme, nos cuenta: “En el barrio atendía a muchos jóvenes, hijos de mis pacientes. En una ocasión, uno de ellos se comportó irresponsablemente, fallando varias veces con la hora pactada, y cuando venía no se dejaba atender, diciendo que tenía miedo. Le pregunté ‘¿no querés que te siga curando los dientes?’. Y de inmediato me respondió que no, y le dije: ‘No hay problema, no vuelvas más, pero avisale a tu mamá que tampoco seguiré atendiéndole’. Rápidamente el paciente decidió continuar el tratamiento, temiendo el castigo de su madre”.

También recuerda con cariño a su colega el Dr. Víctor Raúl Vera Vierci, quien siempre tuvo un especial reconocimiento con ella diciendo: “Ella me enseñó a quitar muelas”. La doctora Bonini fue una reconocida cirujana, ingresó al Ministerio de Salud por concurso de méritos siendo aún estudiante. Trabajó muchos años en el Hogar Santa Teresita sobre la Avda. Eusebio Ayala casi Choferes del Chaco y hasta jubilarse en 1974 utilizó el torno a pedal.

Me voy imaginariamente una vez más de Tercera Proyectada, una calle llena de historias, quedándome con los recuerdos de infancia de aquella dulce, pero firme señora que me atendió a mí y a muchos niños del barrio, que hoy ya es una joya viviente de la ciudad de Asunción y que cumple 100 años.

La Dra. Bonini y sus hijas en su patio. Asunción, enero de 1965
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