Luis “Pa’i” Ramírez, fundador del Centro para el Desarrollo de la Inteligencia (CDI), asegura que es necesario reinventar la educación paraguaya y que para ello hay dos elementos simples y prácticos: apostar por el factor humano y hacer que los estudiantes aprendan a pensar. En esta amplia charla con Augusto Dos Santos para el programa Expresso, del Canal GEN, Ramírez, miembro de varias organizaciones que trabajan en el campo educativo, afirma que el futuro para lograr un salto en la calidad de la educación de la actual generación de jóvenes se tiene que trabajar desde ahora. Cambiando todo el paradigma del sistema educacional, al que considera arbitrario, y apostando por una educación democrática y participativa, desde la propia escuela.

Fotos Nadia Monges

–Augusto Dos Santos (ADS): La cosa no parece muy senci­lla definir, aunque nosotros los medios buscamos cons­tantemente definiciones. ¿Cómo ves el futuro?

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–Voy a decir primero en qué creo. El futuro no es algo que viene espontáneamente, sino que lo construimos. El futuro va a estar determinado por la calidad de interacción que ten­gamos hoy, y si creemos en eso, es preocupante. Porque hoy la calidad de interacción que tene­mos como ciudadano, en el ejer­cicio educativo, es muy pobre. Es decir, desarrolla poco al ser humano como tal. No desarro­lla las capacidades, no maxi­miza las potencialidades, sino trata de hacer un paquetito que responda a cierto modelo y que pueda desarrollar ciertas accio­nes, entonces en ese contexto el futuro es casi terrorífico.

–ADS: Cuando lo que se busca visibilizar con más fuerza y orgullo desde los gobiernos es la entrega de 40 sillas o 20 computadoras, ¿qué ideas te asaltan?

–Que todavía no entendimos de qué se trata la educación. Que todavía no entendimos de qué se trata la fuerza que hace que un país se desarrolle. Seguimos en la parte de insumos, que está bien, pero lo que no está bien es que creamos que es el todo y que le demos una pondera­ción tan extraordinaria a un condimento que es necesario. Entonces yo digo que no enten­dimos nada, cuando nuestra máxima expresión es que esta­mos entregando los soportes. Todavía nos falta hablar de lo verdadero, de lo importante.

–ADS: Si tuvieras que citar tres cuestiones importantes, verdaderas, estructurales, ¿cuáles serían?

–Para mí una de las peores cues­tiones que estamos sufriendo es la partidización de la educación. Es decir, que el único mérito que sirva a alguien para estar en una función educativa sea si pertenece a una facción polí­tica. Ese para mí es el peor de los males. Porque en la escuela y en la educación y en el proceso educativo tienen que estar las personas que son las mejores para estar en esos puestos. Y lo que me aterra también es que la sociedad piense así que eso está bien, que haya una escuela de un color y a 100 metros otra escuela de otro color. Lo segundo es que si sacamos eso, vamos a poder llegar por fin a una buena ges­tión. Porque la gestión es la que tiene que ser transformada en Paraguay, la gestión educativa. Y, por último, ahí llegar al aula, hasta ahora por culpa de la par­tidización y la gestión es que no se puede llegar al aula. Estamos muy lejos de hacer intervencio­nes pedagógicas. La estructura que se creó es para otra cosa y es eso lo que nos está atrasando muchísimo en educación.

–ADS: De cualquier manera, ¿cómo es posible que sigan surgiendo líderes, jóvenes incluso, que sigan replicando las mismas bestialidades?

–Sí, porque yo siempre digo que la educación en las escue­las es un porcentaje mínimo dentro de lo que es la cultura. La cultura es lo que se tiene en comunidad, la cultura es la sociedad y nosotros nomás tenemos la ilusión de que la educación se hace desde un lugar para todos. Cuando vos llegás a la escuela de una comunidad donde se vive toda­vía el caudillismo, la profesora va a ser igual, la directora va a ser igual. O sea, es la réplica de un modelo cultural y social que va a escalando. Por eso yo digo que si con esta nueva ges­tión nosotros no llegamos a las comunidades, no rompemos estructuralmente esa gestión autoritaria, imaginate que los que lideran la educación tie­nen el nombre de supervisión, es decir, el que ve por encima de todos, imaginate, no es una persona que te va a ayudar.

–ADS: Es una arpía...

–Fijate en la estructura y las palabras condicionan la acción. Entonces eso hay que cam­biarlo, hay que introducir otra gestión que apunte a una comu­nidad educativa.

–ADS: Es horrible esto de las supervisoras... es como la per­sistencia del comisariato polí­tico de la educación.

–Es que su origen es ese. El ori­gen era el control absoluto de lo que pasaba en cada escuela de la República. Y yo no digo que no hay que tener un control, hay que tenerlo, pero desde qué paradigma está estructurada esa oficina que maneja la educa­ción hoy en día. Es más, muchas veces tiene más fuerza que un ministro. Es un extrapoder. ¿Y esa estructura cómo puede permitir avances? Entonces yo creo que ahí hay que poner el acento, donde lo pedagógico sea lo central y no un accesorio. Hoy el tema central en el sistema es un montón de cosas, menos la educación.

–ADS: ¿Qué responsabili­dad le das a los procesos que tuvimos en democracia con respecto a lo que padecemos ahora?

–Hay muchas luces en el pro­ceso de la democracia, sola­mente que esas luces están por debajo de esta otra dinámica de la gestión que baja todo. Voy a darte un ejemplo, el Snepe (Sis­tema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo) surgió casi en el 2008 y es algo creado por los paraguayos, creado por el Ministerio. Hoy vos podés saber que el 80% que termina el noveno grado no entiende lo que lee. Y ese proceso es un trabajo hecho por los paragua­yos dentro del Ministerio. En este proceso democrático hay materiales. Hay construida una ruta técnica muy buena y muy valiosa, solo que atrapada por esta otra cultura autorita­ria. Y fijate este indicador: el ministro que menos dura en todos los gobiernos es siem­pre el de Educación. Dura un año y medio. Históricamente la que más duró fue Blanca (Ove­lar) y qué quiere decir eso, que nunca prima el criterio pedagó­gico, el ministro de Educación está tapado. Hay otros intere­ses o factores muy fuertes que no permiten que este proceso que sí trajo la democracia con­tinúe. Porque creo que la demo­cracia sí tuvo muchas luces. La reforma educativa tuvo la vir­tud de proyectar o de prospec­tar lo que debería de ser, pero se olvidó de los actores. Se hizo a espaldas de los docentes. Nunca entró al aula. Son muy buenos trabajos, en los libros, pero en la práctica pedagógica no se logró. Pero, además, creo que a veces se desconoce la fuerza y el impacto que tiene la industria de la educación.

–ADS: ¿Cómo es eso?

–Cuando vos vas hacer una reforma y vas cambiar libro, o como ahora que vas a hacer una reforma virtual, y no vas a com­prar más lápices, no vas a com­prar más cuadernos, borrado­res, estás tocando una industria muy grande que se va a resentir y que va hacer todo lo posible para que eso no pase. Entonces la Educación tiene demasiadas redes que no permiten la velo­cidad y el crecimiento. Y esa es una decisión de la sociedad. Si no hay un pacto social de enten­dimiento de qué educación que­remos y qué características tenemos que tener para hacer el salto, entonces se complejiza más el problema porque había sido no estaban solamente los políticos, sino también los empresarios y también están los padres, también la comu­nidad que dice así no. Enton­ces la Educación está atrapada en un esquema social, cultural e industrial.

–ADS: ¿Cómo hacés para enseñar democracia en las escuelas?

–Vos sabés Augusto que esa reflexión siempre me encantó porque yo siempre digo que es enseñar democracia en el lugar más autoritario del mundo. ¿Por qué? Porque la maestra dice “se hace como yo digo”, pero también dice que no es su respuesta, sino lo ya esta­blecido. Entonces qué tipo de democracia les estuvimos ense­ñando cuando la respuesta es una sola y encima la de la maes­tra. Ojo con eso, que lo que esta­mos transmitiendo sin darnos cuenta es el autoritarismo en su máxima expresión. La escuela puede ser un canal democrá­tico, absolutamente, pero tiene que tener otros requisitos. Te voy a dar este ejemplo. La eva­luación determina si sos demo­crático o no. Si yo te pregunto y evalúo lo que vos sabés solo de la manera que yo sé. Y si vos sos una persona romántica, por ejemplo, para contarme la his­toria de la Guerra del Chaco, hiciste una música o un poema, y ahí te digo guau, Augusto, ¿vos escribiste esto? Primero por­que tenés que saber de historia y luego trasladar a otro ámbito, vale 5 tu calificación si es que tiene cierto complemento. Ahora, si yo creo que solamente es respondiendo a cuáles son las batallas y en qué época fue, entonces yo no estoy desarro­llando la idea de la democracia, sino estoy desarrollando que el saber es uno solo y único. Entonces, fijate todo lo que puede desarrollar una educa­ción liberadora, una educación democrática, en donde la eva­luación es democrática, porque yo recojo todo lo que vos hiciste en este semestre, tus pinturas, tus fotografías, tus comentarios y eso sos vos y esa es tu califica­ción. Y ese es el ejemplo de cómo la escuela puede transformarse en la mejor escuela de democra­cia del mundo.

–ADS: ¿Cómo te sentís en un país en el que su Senado puede debatir 24 horas la suerte de un ministro de Educación y probablemente no le dedicó una hora durante un año al debate sobre la estructura educativa?

–Podemos ver de dos maneras. Qué triste, pero automática­mente lo que me surge es qué puedo hacer. Y yo digo, yo quiero hacer algo. Y eso lo que de alguna manera salimos a hacer. Y voy a dar el ejemplo. Y yo puedo mos­trar que Paraguay puede ser tan líder o más líder que Finlandia. Y cuando se den cuenta, enton­ces les puedo decir que fue por­que ya hice. No porque me dije­ron ni me contaron. Entonces, yo creo que tenemos una labor fuerte. Este es un debate que tengo con mis hijas, con mi familia, me dicen, por qué lo que le dedicás tanto tiempo a hablar, a decir, y digo porque es nuestra función. Nuestra fun­ción es educar, compartir, no desde la posición del que sabe más, sino desde la posición del que tiene una mirada diferente y que siente la necesidad de dar a conocer esa mirada diferente y que choquen las miradas, en esto no hay otra manera de avanzar. Por eso nosotros tene­mos un imperativo que es com­partir. Nosotros tenemos que compartir esto porque o sino nunca permea, nunca entra y mientras tanto, los políticos creen que debatir 24 horas de nada es importante.

–ADS: Los periodistas deci­mos permanentemente que lo que hay que hacer es recrearse, reinventarse, pero aparente­mente no es algo sencillo, por eso quiero consultarte, des­pués de esta tormenta, ¿cómo se reinventa una escuela como la tuya?

–Mirá, nosotros estábamos pensando en el futuro y que esto era así. Nosotros vemos y te voy a contar una anécdota. Nosotros le traíamos a personas para que vengan a hablar con los chicos... y ellos se quedaban dor­midos, y dijimos que algo está­bamos fallando. Entonces gra­bamos. Hicimos 14 entrevistas grabadas de orientación voca­cional y pusimos a disposición 24 grabaciones en total, pero vos tenías que elegir cuatro nomás, que son los de medicina, los chi­cos vieron las 24 grabaciones. Y vos le decías, no es necesario y te respondían, pero yo quiero. Ese es el mundo de ellos ahora. Ellos ya están ahí. Participaron, sabían y compartían lo que dije­ron los 24 expositores. Cuando antes, con una asistencia pre­sencial, se dormían. Entonces, el mundo de ellos ya es virtual. Otro dato: la tarea se olvidaron, que no entregaban. Hicimos 100 virtual y todos entregaban. Ese es el mundo de ellos. Todos esos datos a nosotros nos empujaron a pensar que teníamos que cam­biar totalmente y nos empeza­mos a preparar para esta oferta. Nosotros estamos terminando una sala de grabación, un estu­dio de televisión, porque el maestro tiene que hacer eso. Tiene que estar en radio, tiene que tener su programa, tiene que tener su canal porque ahí el alumno le sigue. Entonces, es lo que nosotros considera­mos es el futuro y ya lo estamos viviendo. No necesitamos que venga el covid. Esta es la reali­dad, los alumnos ya están ahí. Y eso es reinventarse. Pero se requiere de tres niveles para lle­gar ahí. El primero es el cambio en el hacer. Los profesores cam­bian el hacer y es bueno, pero no funciona aún. El segundo nivel es un cambio paradigmático. Es decir, yo cambio mi paradigma, veo de otra manera. Y está el ter­cer nivel, que es el cambio del ser. Si no se llega a este nivel, los otros dos no funcionan. Por eso nosotros tenemos un pro­yecto de formación y capacita­ción de los maestros que tiene muchas horas dedicadas al ser. Igual que a los alumnos. Los alumnos meditan, hacen acti­vidad física todos los días, por­que la transformación viene del ser. La conectividad primera es humana. Nada de esta tecnolo­gía va a servir sin la conectivi­dad humana, si el humano no se desarrolla como tal. Y eso toda­vía no entendimos, creemos que la conectividad es llenar de com­putadoras.

–ADS: Ese problema de la auto­formación de los maestros. Es algo trágico que hasta ahora no se pudo resolver. Están mediando entre la educación de nuestra educación y los hijos. ¿Cómo se puede resol­ver esta situación?

–Y ahí es donde yo digo bien­venida toda esta tecnología. Bienvenidas las plataformas y las apps. Te voy a poner un ejem­plo. Lo primero que yo tengo que hacer, lo primero es poner la ruta. Dejen de invertir en com­putadoras y pongan la ruta tec­nológica. Y después hablamos del fierro. Imaginate hoy una app de matemáticas, bajás a tu teléfono y hacés los ejercicios y la propia app te corrige. Eso existe, se puede hacer cuando quieras. Es como decir que la profesora particular llegó a vos, a tu teléfono. La profesora ya no te dice de qué está compuesto el sol, sino que te lanza ese desa­fío. Augusto, hoy vamos a ave­riguar de qué está compuesto el sol. Ustedes vayan y vean, acá tienen los sitios porque es lo que se necesita, porque la vida va a ser así. Pero fijate, el ego del docente dice “yo soy” mis alumnos, mis cátedras”. No, vos sos un facilitador, que hace que esa persona aprenda algo y progrese con eso y ese es el cambio que tenemos que dar. Pero ahí también surge otra cosa que parece simple, pero que requiere de otra habilidad. Hay que tener la habilidad de preguntar, la habilidad de desa­rrollar el pensamiento. Y esa es la nueva función del docente. Yo no tengo más que preocu­parme de lo que va a encontrar en Google, no tengo que preocu­parme del contenido, yo tengo que saber preguntar, yo tengo que saber dar actividades para que vos analices, investigues y busques las respuestas. Y aquí un detalle, vos maestros vas a tener la posibilidad de mirarme a los ojos y decirme: “Por qué estás triste hoy?”. La función más sublime del maestro. Lo más importante, por eso es que no van a desaparecer, no pue­den desaparecer.

–ADS: Hay un sueño dorado, que tiene que ver con las nuevas generaciones. ¿Cuándo creés que estas nuevas generaciones van a incidir en este país?

–Hablábamos del vínculo. Si el vínculo sigue siendo viejo, si sigue siendo autoritario, lo que tenemos es una genera­ción joven en edad, pero con una estructura a lo mejor del siglo 18, no por responsabili­dad de los jóvenes, sino de noso­tros, porque nuestras institu­ciones siguen siendo del siglo 18. Entonces, hoy no somos ni uno ni otro, ni estamos para desarrollar a esos jóvenes en el mundo en el que ellos están, le proponemos un mundo en el que ellos están, entonces ¿qué pasa? Hay una desconexión. No logramos conectarnos con ellos ni ellos con nosotros. Ni ellos con el saber y entonces realmente, al final de cuentas, se reproduce y sigue primando lo que hay en el contexto. Esa es la pena, esa es la tristeza. Tenemos que ser mucho más cuidadosos y tenemos que ser mucho más respetuosos de tra­bajar con las generaciones hoy, el futuro no es mañana, es hoy, esa convivencia, ese desarrollo. Y yo digo, es incluso más fácil para nosotros porque puedo dejar de lado las asignaturas, lo único que tengo que hacer es ayudar a pensar a la gente. Solo con eso logramos la transfor­mación educativa.

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