Por Arturo Peña arturo.pena@gruponacion.com.py

Fotos Archivo / Gentileza

La cuarentena sanitaria por el covid-19 obligó a la gente a quedarse en sus casas, lo que a su vez generó la necesidad de desarrollar tareas a distancia, de forma virtual, medida que, en el contexto de la crisis, ha mostrado luces y sombras. Para el ingeniero electrónico David Ocampos, ex ministro de la Senatics, una de las claves está en ver más allá de la coyuntura y entender que la digitalización de los procesos es un camino a seguir, con pandemia o sin ella.

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Al promediar los años 90, Paraguay iniciaba su integración mundial a través de la conexión a la red de internet. No solo implicaba una transformación tecnológica, sino también de la misma forma de vida de la sociedad. Con la llegada de los teléfonos celulares, la conectividad alcanza hoy casi todo el territorio, haciendo de internet una herramienta cotidiana, pero no explotada aún en toda su dimensión.

La cuarentena sanitaria por la pandemia de covid-19 ha puesto a prueba nuestra relación actual con lo virtual, mediante el trabajo a distancia o las clases por internet. Todavía hay grandes desafíos y muchas carencias también quedaron a la vista. Entonces, ¿cuál es la realidad del Paraguay en cuanto a conectividad? Es una de las preguntas que respondió el ingeniero David Ocampos, ex ministro de la Secretaría Nacional de Tecnologías de la Información y Comunicación (Senatics, actual Mitic), profesional con una amplia y reconocida trayectoria en el campo tecnológico en nuestro país.

FICHA PERSONAL David Ocampos es ingeniero electrónico por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil. Profesor de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción. Ex presidente de la Cámara Paraguaya de Internet y de la Cámara de la Industria del Software. Ex diputado nacional y exministro de la Secretaría Nacional de Tecnologías de la Información y Comunicación (Senatics, actual Mitic).

–En un posteo reciente en su red social, por el Día de Internet (17 de mayo), recordaba aquellos mediados de los 90 en que Paraguay se conectaba a la red mundial. ¿Cómo fue aquello?

–Los primeros accesos de la ciudadanía a internet se remontan a esos años, cuando un grupo de empresarios, en 1997, comenzamos a ofrecer el servicio de conexión a la red de internet. Eso implicaba montar una estación terrena satelital para transportar la señal de Paraguay hasta la red en EEUU. Todavía en esos años las fibras ópticas no estaban disponibles. El servicio de todos estos proveedores se mantuvo de esta manera por muchos años y los usuarios tenían que conectarse desde sus hogares o empresas a través de un modem telefónico. Prácticamente el producto más novedoso era la comunicación vía e-mail, así como ingresar a las pocas páginas web que comenzaban a aparecer.

–¿En qué momento se masificó?

–Un poco antes, el Centro Nacional de Computación de la Universidad Nacional de Asunción establece la primera conexión para gestionar el dominio raíz de Paraguay o el denominado “.py”. Con la oferta de los primeros proveedores (Parnet, Rieder, Infonet, Planet, Netvision, Uninet, Highway, Itacom) el servicio de acceso a internet queda disponible a un precio accesible a cualquier ciudadano que tenga una computadora personal. En esa época también creamos la Cámara Paraguaya de Internet y el NAP.PY, que era el punto de interconexión del tráfico nacional para los proveedores locales.

Recién en el 2008 y el 2009, cuando las operadoras celulares del país introducen la tecnología 3-G, junto a la llegada de los celulares inteligentes, se da el gran salto hacia la masificación, ya que las personas podían tener acceso a internet desde sus celulares. Con esto se da un hito importante, pero al mismo tiempo pasa a ser una competencia muy fuerte para muchos de los proveedores existentes iniciales, en donde muchos tuvieron que reapuntar hacia clientes con las denominadas conexiones fijas de banda ancha, destinadas a empresas y hogares, para mantenerse en el mercado. Las operadoras celulares tardaron algún tiempo en tener este producto.

–Con la cuarentena se comenzó a hablar mucho de teletrabajo y de tareas virtuales. Pero ¿cuál es la realidad de la conectividad en Paraguay?

–Actualmente, la cobertura y alcance del servicio celular a nivel país es muy alta a nivel 4-G, lo cual implica que la gente puede tener conectividad de datos desde su teléfono, salvo pocas excepciones, ya que en localidades alejadas o con baja población en principio no es rentable. Las operadoras han recibido subsidios a través de la Conatel para el despliegue de estas redes. Pero como el servicio no es gratis, habíamos trabajado en muchas iniciativas sociales buscando cubrir esta brecha digital para aquellos que no tienen ingresos suficientes, como internet gratuito en espacios públicos, infocentros comunitarios y ahora el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) dispone de suficientes fondos para conectar a todas las escuelas del país para el acceso de los alumnos y docentes.

También está vigente y hay que ampliar la gratuidad para acceder a sitios claves por parte de la población mediante la activación de sitios centralizados, como el Portal Paraguay, para trámites en línea, denuncias y acceso a la información pública, y también para el portal educativo del MEC, en todo lo que se refiera al aprendizaje para la comunidad estudiantil y docentes. Otra iniciativa para la ciudadanía podría y debería ser que las operadoras tengan un precio o plan diferencial muy bajo para el uso de internet local de contenidos alojados en Paraguay, sobre todo ahora que estamos en las puertas del inmenso ancho de banda que nos prometen las redes 5-G.

–Sin embargo, una parte de la realidad, la de la carencia, también quedó al desnudo con las clases virtuales del MEC.

–El problema menor como vimos es la conectividad en sí, la limitación para algunos puede venir por el lado de que no todos tienen un celular o una tableta y pagarle a todos sería un presupuesto muy alto para una obsolescencia muy rápida. Esto sí es un problema en las clases sociales más bajas de cualquier país, y en este caso hay que brindarles otro tipo de soluciones, como dotarle de dispositivos a la institución para uso exclusivo de este grupo.

La falencia principal de la crisis educativa actual se da porque no se puede pretender que los docentes dominen el nuevo contexto de la educación digital en poco tiempo, ya que estas habilidades requieren del manejo de las herramientas de clase, la generación de contenidos, la evaluación, pero por sobre todo pensar digitalmente y no querer reproducir las clases en forma magistral usando internet. El MEC hubiera aprovechado este tiempo de distanciamiento para concentrar sus acciones en la formación del docente más que en el alumno y poner en pausa al menos un semestre el sistema de enseñanza, de tal manera que cuando en algún momento se vuelva a clase, estos aprendizajes sirvan como una excelente herramienta de apoyo para mejorar la eficiencia del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por otro lado, el MEC no se ha dotado suficientemente aún, teniendo un gran presupuesto no ejecutado, que justamente ha sido proyectado hace años para invertir en la formación docente en habilidades digitales, infraestructura TIC adecuada, adquisición de plataformas de gestión educativas y contenidos, entre otros.

–La promoción del teletrabajo, ¿qué beneficios traería?

–Las herramientas TIC para trabajo a distancia existen hace años y las sociedades más competitivas ya las vienen incorporando en su día a día.

Por la coyuntura pandémica, muchos tuvieron que plegarse a ellas en términos laborales o incluso de reuniones sociales, casi por obligación o por necesidad, pero esto hizo que lo veamos con otra perspectiva, ya que los aportes y beneficios en términos de comodidad, ahorro de tiempo, dinero y esfuerzo están a la vista.

Entonces, apuntando a estos beneficios, es importante concientizarnos de las ventajas e incorporarlos definitivamente. La gestión a distancia también en el Gobierno contempla otras iniciativas en las cuales dejamos sentadas las bases tecnológicas, como los trámites en línea de las instituciones públicas, que también aportan el concepto “papel cero”, eficiencia y achicamiento del Estado. Estas iniciativas legislativas complementarias, como el teletrabajo y la de trámite orientado al papel cero, están actualmente en el proceso legislativo y requieren algunos ajustes finales, lo cual venimos trabajando con algunos gremios y el propio Ministerio de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Mitic).

–En Diputados se retomó un proyecto de ley presentado años atrás sobre regulación del teletrabajo. ¿Qué puntos se deben tener en cuenta para abordar este debate?

–Hay que entender que el teletrabajo no necesita necesariamente una ley que lo habilite, ya que su adopción es voluntaria entre las partes y ya están contemplados en algunas normativas vigentes. Más bien el sistema laboral tendría que considerarlo como un ahorro o mejoría salarial al evitar gastos en transporte y ahorro de tiempo por traslados.

Por otro lado, hay muchas empresas que cayeron en la cuenta de que no tienen que convocarle e incluso pueden prescindir pagar un alquiler para tenerle a todos sus funcionarios en un sitio determinado. La aparición de una ley debería en todo caso habilitar nuevos elementos que aporten al régimen laboral vigente.

–Usted fue uno de los iniciadores del proceso de la Agenda Digital y el gobierno electrónico en nuestro país. ¿Cómo ve el avance?

–En mi época de parlamentario pude desarrollar y aportar gran parte de la legislación vigente de todo lo vinculado a las nuevas tecnologías como la ley de firma digital, la ley de comercio electrónico, la de billetaje electrónico, ley de pagos entre entidades financieras SIP, la ley de Internet gratuito en espacios públicos, ley de becas y la propia creación de una cartera ministerial, como es hoy el Mitic. También hay otras que todavía están en etapa de reglamentación, como la ley de parques industriales, ley de software y la de ensamblaje de productos electrónicos.

Ya en el periodo del presidente Horacio Cartes me tocó consolidar el nacimiento de la Senatics, como ministro de la novel institución, así como la creación de todas sus dependencias misionales con sus respectivos productos, servicios y recursos humanos asociados. Gran parte del énfasis misional giró en torno a la utilización de las TIC en todo el Estado para transparentar ante la ciudadanía las informaciones, lo que nos valió subir varios puntos en el índice global de gobierno electrónico. En esa época aparecieron los portales de datos abiertos, el acceso a la información pública, el sitio único de gobierno Portal Paraguay, así como todo el soporte a las instituciones para lograr tal cometido. Muchas de las denuncias y fuentes de periodistas en los últimos tiempos se han dado mediante la utilización de estos recursos disponibles, dejando de ser información privilegiada de unos pocos. Otros proyectos claves de base han sido la nube nacional pública, el sistema de intercambio entre instituciones, la gestión de documentos públicos en línea, los lineamientos y soportes de ciberseguridad, los programas de aceleración para emprendedores de base tecnológica, entre otros.

Han sido tiempos de gestar e incubar una variedad de productos y proyectos dentro de lo que denominamos Agenda Digital, que una vez madurado, planteamos dar el siguiente salto elaborando un proyecto más ambicioso de US$ 100 millones a ser financiado por el BID, el cual le entregamos al actual gobierno para su continuidad.

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