“Para la próxima entrega vas a venir y vas a retirar (el kit de alimentos) solamente si tenés la tarea hecha”. Con esta frase, el ministro de Educación y Ciencia (MEC), Eduardo Petta, se convirtió en el protagonista de la semana que culminó. El titular de la cartera educativa ya venía con el antecedente de aquel: “Vamos a hacerle encontrar el error al alumno”, con el que trató de minimizar las fallas en unos libros distribuidos por el MEC. Si existían dudas sobre las estrategias de la cartera educativa para enfrentar lo que queda del año lectivo sin clases presenciales, Petta se encargó de dejar en claro que hay razones para estar preocupados, y bastante.

“Peka’u penderógape” (Emborráchense en sus casas). De esta forma el ministro del Interior, Euclides Acevedo, “adoctrinaba” a la población sobre cómo enfrentar la cuarentena total que había declarado el Gobierno en esos días. Si bien la frase del verborrágico político pasó como jocosa, la misma dejó de ser tan “simpática” cuando las estadísticas de violencia intrafamiliar comenzaron a crecer de forma sostenida en el contexto del confinamiento social.

“Ejupípy (subí a la patrullera), carajo”, que fue traducido hasta en lengua de señas, y “A los inadaptados se los garrotea” son otras importantes colaboraciones de Acevedo a este compilatorio.

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Euclides Acevedo.

“Las familias podrán comprar ingredientes para una rica chipa”. Días antes del inicio de la Semana Santa, el ministro de la secretaría de Emergencia Nacional, Joaquín Roa, justificaba así los 230 mil guaraníes mensuales (menos de 10 mil por día) que el Gobierno había previsto como ayuda alimentaria a familias de escasos recursos. La lluvia de críticas fue torrencial. Debido a la presión, el monto de la asistencia trepó finalmente a 500 mil guaraníes al mes. Las ollas populares hicieron otra buena parte de la misión de salvar del hambre a la población.

“El agua tónica tiene eso (hidroxicloroquina), entonces si vos tomabas el agua tónica tenías como una cierta inmunidad (al coronavirus)”. Patricia Samudio, ex presidenta de Petropar, se ahogó en un vaso de agua tratando de explicar una llamativa compra por parte del ente de unas 5 mil botellas de agua del tipo tónico. Según Samudio, ella solo buscaba “inmunizar” a sus funcionarios tras haber recibido asesoramiento de un médico (que negó el hecho). Ante la difícil misión de explicar lo inexplicable, la titular renunció a su cargo.

Patricia Samudio.

“En mi propio cuerpo no he sentido ningún síntoma de estar enferma”. La exsenadora liberal María Eugenia Bajac soltaba esta expresión durante su defensa en la histórica (y algo desordenada) sesión virtual de la Cámara Senadores del 15 de abril pasado, en la que finalmente fue destituida. Bajac había dado positivo al coronavirus tras un polémico viaje en el que, además, utilizó dinero público para asistir a un evento particular de carácter religioso. A su retorno se paseo por la ciudad como María por su casa e incluso asistió a una sesión legislativa. Resultado: un montón de gente en cuarentena e, incluso, “varios contactos” (con la senadora) que dieron positivo, según confirmaba días después el propio ministro de Salud, Julio Mazzoleni.

María Eugenia Bajac.

“Estaba con diarrea, me estaba haciendo”. Esta fue la explicación –quizás demasiado ilustrativa– que dio el legislador liberal Édgar Ortiz por haber atropellado con prepotencia una barrera de control sanitario sobre la ruta que une Encarnación con Capitán Miranda. El legislador, al enterarse que había sido escrachado en las redes sociales, volvió al lugar, pero no para pedir disculpas, sino para amenazar a los funcionarios de blanco. El Ministerio Público lo imputó por violación de la cuarentena sanitaria y resistencia. Esperemos que al menos haya llegado a tiempo a su hogar para evacuar su urgencia.

Édgar Ortiz.

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