- Fotos: CHRISTIAN RIZZI
Lo que habitualmente son espectaculares saltos y cascadas por las que el agua fluye abundantemente hasta el punto de crear una “lluvia” que moja a quienes las visitan desde todas partes del mundo, ahora parecen haber detenido su marcha. Las Cataratas del Yguazú muestran su osamenta siempre oculta bajo un grueso manto de caudaloso torrente. Una postal triste y más propia de una “pausa” de la naturaleza que parece estar respetando la obligada cuarentena y hace silencio al igual que el río Paraná, que muestra la enorme bajante y ya no las alimenta como lo hace habitualmente. ¿La causa? La falta de lluvias y el cierre de compuertas de una represa de Brasil. ¿La consecuencia? Un triste paisaje en el que falta la canción que cantan las aguas caudalosas al bajar de las alturas.